El primer semestre del año 2016 fue la mundialmente conocida revolución pingüina en que cientos de miles de estudiantes se tomaron las escuelas y liceos del país donde aprendieron a compartir, resistir, cocinar en común, dormir juntos en patota, cuidar la escuela y hacer turnos de vigilancia, analizar el país y acrecentar su mirada del mundo y las cosas, durante varios meses de protagonismo y autonomía, que finalmente fueron destruidos por los partidos políticos, los sistémicos del partido comunista, socialista, etc. que vendieron el movimientos en la mesas de negociación con el gobierno de la Concertación, donde se quemaron y sacrificaron los voceros en nombre de sus respectivos comités centrales cuyos intereses iban en dirección contraria al de los estudiantes secundarios.