Tristemente un sector de la izquierda revolucionaria sigue aferrado a los viejos esquemas de lucha organizando partidos y disputando espacios institucionales con lo cual general falsas esperanzas en la población dejando de lado el despliegue de la potencia aupoiética y autoconstituyente de la gente para atraerla y educarla en el camino viciado de las instituciones del capital y del poder, al que critican pero se meten de lleno en su interior. Muchos no han aprendido que el abandono del centro de las ciudades para adentrarse a los barrios en las movilizaciones de los indignados, era en realidad el abandono de la maraña institucional y el regreso al mundo de la vida cotidiana desde el cual proyectar y desplegar la potencia autónoma del protagonismo social.