Morales y las izquierdas autoritarias y burocráticas clamaron a los cuatro vientos que era un golpe y que era ilegal, cuando en realidad fue derribado y tuvo que huir por la explosión social. Es claro que la derecha metió su cuchara donde pudo, pero no determinó. El partido de Evo Morales sigue siendo el mayoritario y mientras su jefe azuza la guerra y el combate mortal contra el enemigo imperialista yanqui -los imperialistas chinos y rusos son sus amigos y son tanto o más capitalistas que los yanquis- los militantes y parlamentarios de su partido han aprobado la próxima elección sin las vacas sagradas. Haya paz y acepte la izquierda su derrota social. Esperamos que los movimientos sociales, pueblos originarios, juventudes y mujeres sigan su proceso de protagonismo y construcción de sus autogobiernos independientemente de que allá arriba gane la izquierda o la derecha.