Desde la convulsión que estalló hace 50 días ha disminuido drásticamente la magnitud de las protestas que, sin embargo, reviven todos los viernes. Muchos continúan marchando impulsados por el recuerdo de una histórica concentración de más de un millón de personas a fines de octubre.
La prensa rehuye informar que las explosión social se ha ido transformando en cientos de cabildos y asambleas vecinales donde en algunas los partidos promueven su forma de ver el estado y en otras la población desarrolla un proceso de autoorganización del barrio de forma tal que por abajo y por localidades se diseña unan nueva cartografía social.