Las élites reconvertidas del régimen de Gadafi se apropiaron formalmente de la dirección de la revolución. Mientras la insurrección se había desatado en la base, con movilizaciones locales y autónomas, los tránsfugas del régimen y algunos exiliados organizaron paralelamente y con total precipitación el Consejo Nacional de Transición (CNT).
Eso ha ocurrido siempre: la partidocracia del patriarcado se monta encima de la explosión social para llevar a los máximos sectores sociales a la pelea izquierda-derecha que viven disputando el poder del estado, mientras los de abajo siguen construyendo sus lazos naturales que aseguran que las comunidades, clanes, tribus y pueblos sigan sobreviviendo y resistiendo por milenios.