Como Choquehuanca -el nuevo vice que sustituyó al odiado Álvaro García Linera- prometió que ahora toca a los indígenas, éstos le toman la palabra y se enfrentan directamente al extractivismo defendido por el anterior gobierno del MAS con Evo Morales.
Comienza un período como el de Allende en Chile, que las organizaciones y dinámicas sociales exigían más que el limitado programa capitalista de la Unidad Popular y el gobierno lanzó represión contra los trabajadores de los cordones industriales, pobladores de los campamentos de los sin casa y campesinos de los consejos comunales campesinos, tal como el actual gobierno mexicano militariza las regiones que se oponen al extractivismo de los odiados megaproyecto. En ambos casos se atacan las principales fuerzas organizadas del pueblo para debilitarlas y favorecer la expansión de la ganancia capitalista. Eso es lo que se llama perder apoyo popular y entregar los gobiernos en bandeja a las derechas. Y después las izquierdas lloran porque han perdido el poder. Eterna batalla de la que los pueblos están aprendiendo poco a poco a desprenderse y sacarse esa camisa de fuerza para dar libre expresión al protagonismo social creador y transformador.