A los partidos y corrientes de izquierda que se han sumado al fraude constituyente hay que sumar a una multiplicidad de organizaciones que se reivindican de izquierda revolucionaria como la fracción del MiR que dirige el grupo de pobladores Ukamau y una enorme cantidad de independientes, así como algunos representantes de los pueblos ocupados por el estado chileno, en tanto el pueblo que tras del estallido se ha orientado a los barrios para trabajar la democracia directa, la autogestión, producción de alimentos, administración de los barrios desde abajo, en fin la autonomía del sujeto social transformador cansado de disputar el poder del estado, debe convivir con los grupos que llaman permanentemente al combate sin participar en las formas propias de autoorganización popular, sino más bien practicando el entrismo hacia las organizaciones y dinámicas de los barrios para atraerlos a su eterna lucha por el poder estatal, o sea, entorpeciendo y boicoteando el protagonismo social con la vieja estrategia de la “vanguardia” que dirigirá el estado hacia el socialismo y la sociedad sin clases, teniendo como modelos las dictaduras de Ortega en Nicaragua y de Maduro en Venezuela. Tristes ejemplos!