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El partido de Kafka (r)


Comunizar :: 24.02.22

La democracia construye su poder sobre una división introducida directamente en el cuerpo vivo de una población, pero, en última instancia, la define como un régimen político fundado en la ausencia originaria del pueblo y, al mismo tiempo, como la producción del mismo, ya que un pueblo, como cualquier sujeto, debe ser siempre producido como tal, pero también siempre carente de sí mismo, porque ya está dividido ab origine. La cuestión que plantea la insurrección destituyente es, por supuesto, la de cómo desquiciar y salir del sistema de las leyes, pero aún más la de cómo es posible hacerlo sin volver a entrar en él inmediatamente después —la cuestión de la irreversibilidad— o arriesgarse a convertirse en «nobles», es decir, cuando los propios insurrectos se convierten en un poder gubernamental —la cuestión de la revolución—.


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