Zapata Vive: “¡Tierra y Libertad!”, ayer y hoy

25.Nov.10    Zapatismo

Zapata Vive: “¡Tierra y Libertad!”, ayer y hoy

LUTZ KERKELING
Diario Vanguardia, México, 18-Noviembre-2010

En el marco del centenario de la Revolución Mexicana, Francisco Pineda, antropólogo mexicano, autor de La irrupción zapatista y La revolución del sur, señala en entrevista que “mientras exista explotación, la revolución es una necesidad imperiosa”.

Francisco Pineda es investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), estudioso del zapatismo y autor de dos libros y varios ensayos sobre el tema. En esta entrevista habla del legado más importante del general revolucionario Emiliano zapata, de los problemas que enfrentó el Ejército del Sur, y de la actualidad del grito de Tierra y Libertad. El antropólogo se refiere también, desde una perspectiva histórica de larga duración, a las luchas de los pueblos zapatistas, ayer y hoy.

A continuación la entrevista:

¿Las demandas por “Tierra y Libertad” de Emiliano Zapata y su movimiento, son vigentes en el México de hoy?

Hay que tener en cuenta que en el caso de la revolución del sur TIERRA tuvo un sentido amplio, claramente expuesto en los manifiestos en náhuatl de Emiliano Zapata (1918): la lucha es por nuestra querida Madre Tierra, la que se dice Patria (to tlalticpac-nantzi mihtoa Patria). Esta noción está presente en diversos modos; por ejemplo, en la fotografía de la revolución del sur, en la canción, en los manifiestos, documentos del Cuartel General del Sur, testimonios orales zapatistas, etcétera. Es decir, Tierra y Libertad en este caso significa la lucha por la liberación social de todo el pueblo mexicano. Incluye, por lo tanto, la lucha de liberación nacional.

En países como México, no se puede pensar en la liberación social sin liberación nacional, pues la dominación imperialista es parte constituyente del sistema de explotación, despojo y humillación. Zapata lo resumió, en una ocasión en estos términos: la revolución representa la emancipación de un pueblo oprimido desde hace cuatro siglos (1912). En este sentido la causa de la liberación planteada por el Ejército Libertador encabezado por Emiliano Zapata es vigente.

¿Cuáles han sido los logros más importantes del movimiento de Emiliano Zapata?

Uno, la revolución del sur logró demoler el régimen colonial de propiedad agraria que implantó Hernán Cortés en Morelos, la hacienda. La zafra de 1912-1913 fue la última que se hizo en Morelos bajo ese régimen agrario colonial.

Dos, la revolución del sur y la revolución del norte (villismo) lograron demoler al ejército oligárquico. Ese ejército desapareció por completo en 1914, cuando fue derrotado por la revolución en los campos de batalla.

Además, hay que tener en cuenta que el zapatismo implantó, en la Convención Revolucionaria de México (1915), otras medidas: abolición del presidencialismo; una política sobre la tierra que incluía agricultura, minería y petróleo; reconocimiento del derecho obrero para organizar sindicatos, huelga, boicot y sabotaje; el reconocimiento del derecho a la emancipación de la mujer, empezando por reconocerle su derecho al divorcio.

¿Cuáles fueron sus errores más graves?

En mi opinión los problemas más serios se ubicaron en el plano de las alianzas. Los zapatistas fueron burlados por Francisco Madero (1911), Pascual Orozco (1913), los gobiernos convencionistas (1915) encabezados por villistas (Roque González Garza y Francisco Lagos Cházaro)… Finalmente, Emiliano Zapata fue asesinado al implementar una alianza tan amplia (1919), con carrancistas, que incluyó al operador del crimen, el coronel Jesús Guajardo. No hay que perder de vista que, en el seno de esas alianzas, desde 1911, se tramó el asesinato de Zapata.

Está claro que este problema general de la revolución, desde el inicio hasta el fin, rebaza lo que podría ser considerado como “error”. Es decir, en primer lugar, no se trata de un asunto unilateral; y, en segundo lugar, la voluntad de asesinar a Zapata involucra aliados tales como “el apóstol de la democracia”, Madero.

¿Quiénes, cuáles sectores de la población mexicana, exigen hoy “Tierra y Libertad”?

La revolución del sur, en el Plan de Ayala, planteó que los pueblos tomarían posesión de las tierras que les fueron despojadas y que las defenderían con las armas en la mano. Esta medida revolucionaria es una acción directa, sin la mediación del Estado. Ahí se puede apreciar coincidencia con prácticas zapatistas contemporáneas.

Pero no hay que perder de vista que hoy existe otro contexto. México no vive un periodo revolucionario y tampoco la situación internacional es semejante a la turbulencia mundial que se produjo desde la guerra de independencia de Cuba, 1898, hasta la insurgencia espartaquista alemana, 1919.

En la actualidad, ¿qué fuerzas plantean demoler el capitalismo?

¿Quién plantea, hoy, confiscar los monopolios? ¿quién plantea nacionalizar los bienes a los enemigos de la revolución? Estas dos medidas revolucionarias constituyen dos artículos del Plan de Ayala, 1911, y se pusieron en práctica, extensamente, cuando la revolución derrotó a la dictadura militar huertista.

Pienso que, para que las luchas avancen, en la época actual corresponde ser más autocríticos. Y, en este sentido, podemos confrontar planteamientos históricos de la experiencia revolucionaria —la confiscación zapatista de los monopolios, por ejemplo— con los planteamientos que se levantan hoy. Pudiera ser que los resultados de ese ejercicio nos sorprendieran y desencadenaran una actitud menos conformista con nosotros mismos. Me parece que hay una fascinación, en la actualidad, con frases del tipo “otro mundo es posible”. Creo que esto se debe a que cada quién puede darle contenido a tal enunciado y esta posibilidad virtual fascina. Pero al mismo tiempo, podemos considerar que si una frase así puede aceptar infinitas posibilidades de contenido, esto se debe a que es una frase vacía.

En otras palabras, el postulado de la Comuna de París “la tierra es del que la trabaja”, retomado por los zapatistas en la revolución mexicana, tiene un contenido específico, con mayores posibilidades para orientar la lucha en el terreno práctico. Fascina menos, pero orienta más.

Primera plana del periódico “Excelsior” 1919

¿Cuáles son las coincidencias o las similitudes entre el zapatismo de la Revolución Mexicana y el neo-zapatismo de hoy?

Desde una perspectiva histórica de larga duración, las luchas de los pueblos zapatistas, ayer y hoy, forman parte del mismo proceso de liberación. La colonialidad del poder que se implantó hace cinco siglos está presente en la actualidad. Por ejemplo, el Estado no reconoce los derechos y la cultura indígenas.

¿Cuáles son las diferencias más claras? ¿Es posible comparar a los dos movimientos?

Desde una perspectiva de corta duración, las diferencias son evidentes. No vivimos un contexto revolucionario, como ya se ha dicho. El Ejército Libertador enarboló el Plan de Ayala, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha levantado, hasta ahora, seis Declaraciones de la Selva Lacandona.

Creo que es posible compararlos en un sentido que es fundamental. En ambos casos, el sujeto colectivo no es principalmente el aparato armado, sino los pueblos insurgentes quienes luchan por la liberación y adoptan múltiples formas organizativas. Una de estas formas, en ambos casos, es fundamental: el pueblo armado.

Todos conocemos la frase “si Zapata viviera, con nosotros estuviera”. ¿Con quién estaría Zapata hoy?

El sentido de esa frase es colectivo, Zapata estaría en la lucha actual, con todos nosotros. Es decir, la frase nunca ha tenido un sentido semejante a “estaría conmigo, no contigo”. Por otro lado, creo que se puede considerar que esa frase —“Si Zapata viviera, con nosotros estuviera”— es una derivación de otra —“Zapata vive, la lucha sigue”— que tuvo un origen histórico preciso.

En 1919, cuando los carrancistas asesinaron a Emiliano Zapata, el Estado y los aparatos dominantes de propaganda trataron de imponer un sentido específico al acontecimiento histórico: “Murió Emiliano Zapata: el zapatismo ha muerto”. Por eso exhibieron su cadáver y difundieron las fotografías, tratando de hacer evidentes las dos cosas, la muerte de Zapata y del zapatismo.

Pero, desde aquella ocasión, en Cuautla, Morelos, el pueblo rebelde también negó las dos cosas: No es el cadáver de Zapata, ¡Zapata vive, la lucha sigue!

En mi opinión, aquél día, los rebeldes hallaron la salida a un callejón sin salida.

¿Es posible una nueva revolución en México? ¿O piensas que hay opciones más realistas“?

En estas cuestiones, generalmente, las opciones “más realistas” son conservadoras… Un ejemplo, el 11 de abril de 1919, habría sido “muy realista” aceptar la muerte de Zapata y poco “realista” sostener que “Zapata vive”, para lanzar el gran desafío de ese momento: la lucha sigue.

Es posible, a partir de esto, considerar que el “realismo” puro es una forma de aceptación de las condiciones vigentes (dominación), mientras que la “realidad” de un proceso revolucionario se inscribe, al mismo tiempo, dentro del sistema vigente y fuera de él.

Mientras exista explotación, la revolución es una necesidad imperiosa. La posibilidad de la revolución está en la fuerza que logren desplegar los explotados.

Obras de Francisco Pineda

Libros (ambos en Ediciones Era):
La irrupción zapatista, 1911.
La revolución del sur, 1912-1914.

Algunas publicaciones recientes:
“Operaciones de poder sobre la imagen de Zapata, 1921-1935”, Julieta Haidar (Coord.), La arquitectura del sentido II, ENAH, en prensa, 2010.

“La guerra zapatista, 1911-1915”, en Historia de Morelos. Tierra, gente, tiempos del Sur, tomo 7, Horacio Crespo (Dir.), 2010.

“Rebeldías sin fronteras: el zapatismo y Cuba, 1916-1920”, Dulce María Rebolledo y Francisco Pineda, en Historia de Morelos. cit.

“Chinameca: operaciones de Estado sobre la imagen de Zapata”, Memoria n. 247, octubre 2010. “Racist Discourse in Mexico”, Alicia Castellanos, Jorge Gómez y Francisco Pineda, en Racism and Discourse in Latin America, Teun A. van Dijk (Ed.); Lexington Books, Laham, Maryland, USA, 2009. “To tlalticpac-nantzi mihtoa Patria. Retórica nahua en la revolución del sur, 1918”, en Conceptos y objetos de la retórica ayer y hoy, Gerardo Ramírez Vidal (Ed.), UNAM, México, 2008.