Chile: burocracia sindical asesta doloroso golpe contra trabajadores públicos


24-12-2010

Tración y castigo

Manuel Cabieses Donoso
Punto Final
Publicado en Rebelión rebelion.org

La oscura maniobra que personeros de gobierno y oposición utilizaron para imponer un modesto reajuste salarial de 4,2% a los funcionarios del Estado, merece una profunda reflexión y, sobre todo, la toma de posición de las organizaciones sociales y políticas que aspiran a un país diferente. La artimaña para derrotar a los trabajadores -que se movilizaron con una fuerza y entusiasmo admirables en pos de un reajuste digno y del término de los despidos en la administración pública-, consistió en un acuerdo secreto entre el gobierno, la dirigencia de la CUT y el presidente del Partido Socialista, diputado Osvaldo Andrade. Entre esos actores -no está descartado que haya otros nombres además de los que han salido a relucir- fraguaron otra de las tantas traiciones que han sufrido los trabajadores chilenos a manos de las cúpulas del poder político y sindical, lamentablemente sin sacar lecciones de esas derrotas.

El esfuerzo organizativo de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (Anef) y otros gremios del sector público, fue notable. Hacía años que en Santiago, Valparaíso, Concepción y otras ciudades, no se veían marchas tan numerosas. Decenas de miles de trabajadores encabezados por la Anef paralizaron sus labores y salieron a las calles a reclamar un salario digno y el término de los despidos arbitrarios en la administración pública. Sin embargo, más allá de las exhibiciones discursivas de la Concertación -hoy convertida en remedo de oposición a un gobierno de derecha que hace exactamente lo mismo que esos partidos hicieron durante 20 años-, comenzaban a tejerse las redes de la traición. En el momento culminante de la discusión del proyecto en la Cámara de Diputados, cuando era necesario demostrar lealtad a los trabajadores para no clavarles un puñal en la espalda, una camarilla política asociada a la burocracia sindical consumó la traición previamente pactada con los ministros encargados de negociar el reajuste salarial.

La cúpula político-sindical impuso una vez más sus condiciones al movimiento social. El desaliento y repulsión que esto produce en los trabajadores, saltan a la vista. El daño moral es enorme y el deterioro de la credibilidad en la organización y sus dirigentes, es incalculable. Queda en evidencia que para algunos dirigentes sindicales y políticos las normas democráticas y éticas no tienen ningún valor al momento de las decisiones. Lamentablemente los dirigentes más respetados por su combatividad y comprobada lealtad a los trabajadores, han preferido callar o emplear un lenguaje críptico para referirse a la traición y a los traidores. El caso reclamaba una actitud clara y enérgica. Lo ocurrido exigía emplazar al presidente de la CUT, Arturo Martínez, y obligarlo a renunciar. Sin embargo, las reglas de hierro que protegen en la CUT el reinado de la camarilla dirigente, desa-lientan a los elementos críticos de la actual conducción. Les parece imposible desarticular las “máquinas” que se arman en vísperas de cada elección de la CUT y que permiten manejar sin sobresaltos una organización que debería ser paradigma de democracia y participación de las bases. Por otra parte, el control superior de la CUT está asegurado en virtud de un pacto político entre los partidos Socialista, Comunista y Demócrata Cristiano. Los dirigentes sindicales más combativos también pertenecen a esos partidos y esto los amarra de pies y manos. En el caso actual, el actor más relevante, Arturo Martínez, pertenece al Partido Socialista. De modo que es muy difícil que otro socialista como Raúl de la Puente, presidente de la Anef, decida desafiar el doble sistema de seguridad que protege a la cúpula burocrática. La disidencia en la CUT está condenada al ostracismo y se aborta de antemano cualquier nuevo liderazgo.

No obstante la magnitud de lo ocurrido induce a pensar que el dominio de la burocracia sindical no durará demasiado tiempo. El entusiasmo, excelente organización y bulliciosa combatividad que mostraron los funcionarios públicos en su lucha por un reajuste digno y por estabilidad en sus puestos, no se perderá. En algún momento buscará otras formas -y si es necesario otros liderazgos- para dar la batalla por la autonomía de las organizaciones de trabajadores y castigar la traición en forma ejemplar

(Editorial de “Punto Final”, edición Nº 725, 23 de diciembre, 2010)

www.puntofinal.cl

Nota de Clajadep:
Si bien el análisis de la diferencia y distancia entre burocracias partidarias y sindicales es pertinente. Cavieses pretende liberar al Partido Comunista del acuerdo alcanzado, como que no hubiese estado al tanto o como que hubiese estado neutro. Además los llama sectores “combativos”. Hace creer a la opinión pública que el acuerdo cupular en la CUT fue simplemente obra del Partido socialista, cosa que todos saben es imposible por los acuerdos internos y aparatos compartidos entre el PS, PC y DC dentro de la CUT, a nivel parlamentario y de estrategia de acción conjunta electoral, fuerzas además que comparten la dirección de la Anef.

Finalmente Cavieses se refiere a la “autonomía” de los trabajadores, cuando constantemente él en persona está dedicado a reunir dirigentes políticos de diferentes partidos para alcanzar la dirección política por sobre las organizaciones sociales. Sabido es que una parte de sindicatos o partidos llamados autónomos está dirigida por organizaciones estalinistas, que no son capaces de dialogar ni realizar actividades conjuntas con sindicatos u organizaciones que tienen una mirada más abierta.

Por la acción dirigista de Cavieses y otros dirigentes de línea tradicional en pos del la clásica y manida toma del poder (electoral o antielectoral), es que hoy día se ha practicamente aniquilado la autonomía en el universo del trabajo en Chile, o sea, se pide autonomía en la relación con los patrones, pero al mismo tiempo se aseguran la subordinación de trabajadores por medio de sus partidos para la machacante “lucha por el poder”.

La autonomía de los patrones y la subordinación a los partidos es la que permite que sean las cúpulas las que puedan engañar y traicionar. Cavieses juega a charlatán cuando sostiene que fueron los malos de la cúpula los que hicieron la virada, o sea, que si estuvieran los buenos, entre otros su persona y sus amigos, es claro, otro gallo cantaría.

Ese tiene otro nombre. Oportunismo, tanto para el autor del escrito, como para los dirigentes de sindicatos y partidos que se denominan a si mismos “autónomos”.

En la misma tónica escribe una organización troskista, vea al final como esta estructura política utiliza varias veces la frase “autónomos”, lo que resulta risible proveniendo de grupos que tienen el paradigma hecho, la receta y la guía para la acción en su mesita de noche, o sea, autónomos del patrón y subordinados al partido, como diciendo “el partido de los otros es el malo, el nuestro es el bueno”. Veamos:

CHILE: Gobierno entrega miserable reajuste al sector público.

Los trabajadores fueron traicionados abiertamente en las negociaciones.

Después de una larga y dura negociación los trabajadores públicos prácticamente no lograron nada, solo un miserable 4,2% que fue lo que inicialmente ofreció el gobierno de los empresarios encabezado por Piñera. Los trabajadores finalmente pagaron de una forma muy dura el haber confiado en los dirigentes de la Concertación que encabezaron las negociaciones.

La traición de los dirigentes del Partido Socialista.

Nunca había quedado tan evidente el verdadero rol que juegan los dirigentes del PS, pero esta vez ni siquiera se cuidaron de guardar las apariencias. De acuerdo a la información que ha aparecido en la prensa (La Tercera), el acuerdo para este reajuste ratón se habría comenzado a gestar entre Osvaldo Andrade (presidente del PS), Camilo Escalona (Senador PS) y los Ministros de Hacienda, Felipe Larrain y de la Segpres, Cristian Larroulet en una cena realizada en un restaurante capitalino ¿Que es lo que realmente se negocio a cambio del apoyo del PS a la propuesta del gobierno? ¿El financiamiento de la CUT? Porque parte del acuerdo contemplaba la participación del presidente de la CUT, Arturo Martínez (que también es dirigente del PS) para sellar el acuerdo, ha raíz del rol jugado por Martínez, Andrade y Escalona, tuvieron el descaro decir que ellos estaban “defendiendo el mandato de los trabajadores”.

Todos los partidos de la Concertación fueron parte del acuerdo con el gobierno.

Estos dirigentes del PS son definidos por algunos como los “progresistas” de la Concertación, los que supuestamente defienden los intereses de los trabajadores, pero para ser justos hay que decir que no fueron solo los socialistas, sino que fue la Concertación en su conjunto la que sello el acuerdo con el gobierno, según información de prensa (La Tercera), el lunes 13 de diciembre hubo una reunión (en Teatinos 120) entre el equipo económico del gobierno con parlamentarios de la oposición y la Alianza, según la información a esta reunión asistieron los senadores Ricardo Lagos Weber (PPD), Camilo Escalona (PS), Andrés Zaldivar (DC) y los diputados Osvaldo Andrade (PS) y Patricio Vallespin (DC), según esta misma información de prensa fue en esta reunión donde prácticamente se termino de sellar el acuerdo para el miserable reajuste que se les entregara a los trabajadores públicos.

Los ataques contra los trabajadores públicos continúan.

Desde la llegada del empresario Sebastián Piñera al gobierno, los trabajadores públicos han estado bajo fuerte ataque y ahora no contentos con entregar un reajuste miserable, el gobierno de los empresarios a dado la orden de no pagar los días en que los trabajadores estuvieron movilizados, si finalmente esto se llega a concretar los trabajadores no solo no habrán ganado, sino que además terminaran perdiendo una parte importante de sus ingresos y todo esto gracias a los acuerdos que hicieron, los Andrade y Escalona dirigentes “progresistas” de la Concertación, a espaldas de los trabajadores.

Los despidos indiscriminados contra los trabajadores siguen en proceso en este momento y gracias a los acuerdos que tiene el gobierno con la Concertación estos se verán incrementados en el próximo periodo, incluso con la anuencia de los dirigentes de la CUT, como es el caso de Arturo Martínez, algo que les quedo muy claro a los trabajadores, que después de enterarse del acuerdo gritaron consignas (bastante duras) denunciando al presidente de la CUT.

Los trabajadores necesitamos un sindicalismo renovado y autónomo.

Algo que ha demostrado la lucha de los trabajadores públicos, es que hoy más que nunca los trabajadores necesitamos un sindicalismo autónomo, transparente, democrático y dispuesto a luchar sin claudicaciones por los intereses de los trabajadores.

Para lograr los objetivos mencionados, es necesario producir una renovación de los actuales dirigentes sindicales, que responden a los intereses de sus partidos, antes que a los trabajadores que dicen representar. El movimiento sindical necesita dirigentes dispuestos a luchar y actuar de forma autónoma de algunos personeros y de los partidos que hoy los están traicionando abiertamente.

Dirigentes sindicales realmente honestos y representativos de los trabajadores, no pueden aceptar que prácticamente la mitad de sus compañeros de trabajo, tengan un empleo precario y sin ningún derecho, como es el caso de los trabajadores a contrata que hoy existen en todas las reparticiones estatales.

Es necesario además dirigirse y buscar alianzas con las organizaciones sociales y de usuarios de los servicios que prestan las diferentes reparticiones públicas, buscar alianzas precisamente con los sectores de nuestra propia clase, que finalmente al igual que ellos también somos trabajadores, que sufrimos el mismo abuso patronal y que finalmente entienden que las demandas por un aumento salarial decente es totalmente justo.

Celso Calfullan

Socialismo Revolucionario.