Tentayape, cuando un pueblo dice “No”


«Ninguna empresa petrolera, ya sea de sísmica, de exploración y menos de explotación no podrá ingresar en Tentayape, esa es la resolución consensuada entre todas nuestras autoridades, porque eso sería un atentado en contra de los derechos de nuestro pueblo y vulnerar el Patrimonio Cultural Histórico de los Guaranís», así se manifestó Celso Padilla Mercado, presidente de la Asamblea del Pueblo Guaraní, en septiembre de 2010, en una reunión extraodinaria del pueblo guaraní de Bolivia. Sin embargo, la petrolera Repsol-YPF, concesionaria del Bloque Caipiendi, hizo oídos sordos a la voz de los pueblos locales, anunciando millonarias inversiones para construir nuevos campos al norte del Bloque. Dicho avance de la frontera petrolera comienza con la exploración de 500 kilómetros de Sísmica 3D en la región de Igüembe, en el interior del Territorio Comunitario de Orígen Tentayape.

Las posiciones del pueblo guaraní y de la transnacional, sinceras y polarmente opuestas, ejemplizan la profunda contradicción de un Estado pluri-nacional que, por un lado declara fortalecer los derechos de sus pueblos originarios, al mismo tiempo que profundiza un modelo extractivista y exportador. La resistencia de la comunidad Ava-Guaraní de Tentayape se convierte de esta manera en un emblema tanto para los pueblos indígenas de Bolivia, como para el resto del continente. Las compañías petroleras, en su desesperada búsqueda de nuevas reservas para no devaluarse económicamente, no quieren dejar precedentes que empoderen a las poblaciones afectadas por sus pasivos ambientales.

Caipipendi huele a gas

La superposición del Bloque Caipipendi con el Territorio Comunitario de Origen Itika Guasu (donde 7 comunidades guaranís se resignan a sobrevivir atrapados por un crucigrama de ductos, carreteras, pozos y campamentos), nos refleja sobre el terreno lo que en los informes anuales Repsol denominan ‘aumento de la producción upstream’. Si la anterior ley de Hidrocarburos (de caracterneoliberal de 1995), no daba espacio para que las y los pobladores defendieran sus derechos ante las corporaciones petroleras, la nueva ley (la del Decreto de Nacionalización de 2006), sí permite el derecho de veto a las poblaciones originarias afectadas.

En marzo de 2010, Repsol anuncia su intención de ampliar con campos petroleros el Bloque Caipipendi. Si bien los guaranís del territorio Itika Guasú sobreviven en un ambiente cada vez más contaminado, en la inaccesible sierra de Igüembé los guaraníes de la comunidad Tentayape nunca permitieron que Repsol introdujera un pie en su territorio.

Tentayape, el último refugio guaraní

No en vano, Tentayape es para los guaranís la última semilla de una cultura que silenciosamente desaparece en el continente. Esta comunidad de 400 habitantes, y un territorio saneado de 22.000 Ha, es reconocida como la que mejor ha preservado los valores, modo de vida, conocimientos y la espiritualidad guaraníes. Hoy resiste – firmemente y por segunda vez- a un proyecto de exploración sísmica de Repsol YPF.

En 2004 ya lo intentaron, amparados por un papel rubricado en el engaño y división de la comunidad, la cual alertada por el ingreso de la petrolera, consensuó una oposición frontal a cualquier manejo de la petrolera. En vano fueron las ofertas de ‘heladeras’ y otros electrodomésticos en una comunidad que rechaza cualquier intrusión tecnológica o cultural, ya sea una escuela, una iglesia o un generador.

El conflicto precipitó ser declarada por la ley ‘Patrimonio histórico cultural y natural de los Guaraníes Simbas’ en base a la preservación cultural intacta en relación a su origen y el trabajo de reafirmación de su cultura, su historia y la conservación de su idioma en forma autónoma.

Gas por un tubo

Repsol reporta diariamente millonarios beneficios de los mega-campos gasíferos ubicados en territorios guaranís, de entre éstos, San Alberto y Margarita son de los yacimientos más productivos del continente. Aprovechando las periódicas crisis energéticas de Argentina, consigue de los gobiernos de ambos países ventajosos contratos tanto por la compasión de Bolivia como por la necesidad Argentina. La apuesta exportadora argentina incluye la construcción de un nuevo ducto que recorrerá el nordeste argentino, con una capacidad de 27 millones de metros cúbicos de gas diario. Embriagados por los beneficios que reportaría esta acelerada exportación, Repsol y sus socias British Gas y Pan Américan, se comprometieron a invertir 1.500 millones de dólares. Estas noticias alegran a los diarios económicos de España y Estados Unidos, aupando la inflamada cotización bursátil. Sus previsiones, evidentemente, no contemplan la rotunda oposición de los dueños del territorio donde pretenden lucrarse.

Derecho a decir «NO»

«También podemos decir NO», dicen los Tentayapi, quienes conocedores del Derecho a decidir el tipo de desarrollo que quieren como pueblo, han negado legítimamente la entrada a su comunidad de las empresas petroleras. Consideran que es el momento de demostrar en la práctica, la vigencia del famoso convenio Nº 169 de la OIT, al que se han adherido países como Bolivia, Argentina y España, y que obliga a una consulta libre, previamente informada, a las poblaciones indígenas cuyos territorios puedan ser afectados por un proyecto extractivo.

En Bolivia, la decisión ‘tentayape’, ha sido aplaudida y respaldada por muchas organizaciones. En Barcelona, organizaciones y movimientos sociales arroparon a la delegación de Tentayapi apoyando su firme resistencia. El 17 de diciembre, en las oficinas de Repsol-YPF resonaron las voces de los “Iyambae”, hombres y mujeres libres, sin dueño. Todavía.