Impresionante multitudinaria manifestación del pueblo vasco en apoyo al nuevo partido independentista Sortu

20.Feb.11    Análisis y Noticias

LEGALIZACIÓN DE LA IZQUIERDA ABERTZALE

La exigencia de legalización de Sortu abarrota de nuevo las calles de Bilbo

Unas 40.000 personas marcharon ayer en Bilbo para dejar claro que «no aceptan un no» ni «cuarentenas» a la legalización de Sortu. Una manifestación marcadamente plural que caminó bajo el lema «Bakerantz, legalizazioa».

Joseba VIVANCO | BILBO
Gara

«Que el grito silencioso y plural de hoy estalle en un efecto multiplicador», fueron las palabras finales de los oradores al término de la multitudinaria manifestación que caminó, sin gritos ni cánticos ni lemas, por la principal arteria de la capital bilbaina. Estas palabras pronunciadas desde las escalinatas consistoriales pusieron tan sólo el punto y seguido al «clamor social» que los convocantes quieren que se desencadene con el lema de su pancarta. Escueto, pero claro: “Bakerantz, legalizazioa'’.

La cita era a las 17.30 en la calle Autonomía, a la altura de La Casilla. Allí, minutos antes de la hora señalada, rostros conocidos del mundo de la política y la sociedad hacían corrillos o eran reclamados para algunas valoraciones por los medios de comunicación. Uno de ellos, Aitor Bezares, juntero alavés de ANV, quien defendió que «de una vez por todas se abra un escenario para defender todos los derechos», advirtiendo al Estado español de que «esta ola que se levanta hoy puede convertirse en la inundación de mañana».

Peio Urizar, secretario general de EA, o Iñigo Iturrate, parlamentario del PNV, fueron otros de los requeridos. Este último, acompañado de otros seis parlamentarios peneuvistas, de una integrante del GBB y del candidato jelkide a la alcaldía de Donostia, explicó que su asistencia tenía que ver con «la defensa de principios como la democracia, el derecho a la libertad de expresión y participación».

De igual forma, en esos prolegómenos se dejaron ver amenas charlas entre independentistas como Rufi Etxeberria, Jone Goirizelaia, Xanti Kiroga y Joseba Alvarez, o corrillos como los que cruzaban opiniones Tasio Erkizia, José María Arrate y Ramón Labayen. Hubo notoria presencia de representantes políticos como Jon Abril (Aralar), Oskar Matute (Alternatiba), Mikel Arana (EB), Pello Urizar y Maiorga Ramirez (EA), Mertxe Colina (AB) o el diputado de ERC en el Congreso Joan Ridao.

Lleno hasta Zabalburu

Con puntualidad exquisita, la pancarta echó a andar, flanqueada en sus extremos por el franciscano y meteorólogo Peio Zabala y el profesor universitario Pedro Ibarra. Junto a ellos, rostros conocidos o no tanto como los de Xabier Oleaga, Xabier Zubizarreta, Jesús Uzkudun, Anjeles Iztueta, Iñaki Zarraoa, Maixux Rekalde, César Arrondo o Antxon Lafont. Justo detrás de ellos, todos los representantes del nuevo partido Sortu. Tras unos minutos para facilitar el trabajo de las decenas de cámaras de televisión y fotógrafos de prensa, la marcha se encaminó hacia el Arenal, un trayecto que la cabecera de la misma tardó una hora exacta en cubrir.

En un silencio sólo roto por espontáneos irrintzis, la respuesta multitudinaria y plural a la convocatoria se constató sólo unos metros más adelante, justo al llegar a la confluencia con Gordoniz, desde donde se divisaba una calle Autonomía y sus aceras atestadas de manifestantes hasta Zabalburu, aguardando el paso de la pancarta. La cabeza era saludada por aplausos y que discurrió con paso cada vez más lento, en ocasiones bajo un débil sirimiri. Arribó a las 18.30 al Consistorio bilbaino.

«No truncar la esperanza»

Mientras los representantes de Sortu se situaron en las escalinatas, los portadores de la pancarta la desplegaron en uno de los laterales. Aún debieron aguardar diez minutos antes de introducir a los oradores, para dar cabida en la zona al máximo de gente que no dejaba de desaguar hacia el puente del Ayuntamiento, mientras la cola de la marcha llegaba bastante más allá de la plaza de Zabalburu.

Xabier Oleaga fue el encargado de dar voz a los oradores, en boca de la histórica andereño Kontxita Beitia, en euskera, y al vascoargentino César Arrondo, en castellano. Su agradecido «Eskerrik asko» a las decenas de miles de asistentes fue recibido con numerosos aplausos.

Esos ovaciones y los irrintzis fueron lo único que quebraron el «eco de nuestro silencio», como se refirieron a la manifestación. Un silencio, subrayaron, «plural y activo de las miles de personas que nos hemos dado cita aquí, el de las miles de conciencias más que sintonizan de pleno con el objetivo contenido de esta manifestación».

Ese «eco ensordecedor», reiteraron desde la tribuna los convocantes, «ha de retumbar allá donde corresponda. De momento, en el Gobierno de España, en su Fiscalía General, en el Tribunal Supremo». A todos ellos les recordaron que «no sólo no aceptamos un no por respuesta», sino que «especialmente, no son de recibo cuarentenas sobrevenidas o consideraciones antijurídicas influenciadas por intereses políticos».

Los oradores hicieron hincapié en la esperanza que «comienza a entrar de nuevo en la sociedad vasca». Esperanza, desgranaron, en que «el alto el fuego de ETA se convierta en definitivo, en el fin de cualquier actividad violenta, de cualquier imposición antidemocrática, de respeto a los derechos humanos, civiles y políticos, individuales y colectivos». Y esperanza, añadieron, en una «demo- cracia integradora que nunca antes hemos conocido en Euskal Herria». Y advirtieron: «No podemos tolerar que nadie vuelva a truncar esa esperanza».

Con ese objetivo con el que miles y miles de personas de distintas inquietudes políticas y sociales se citaron ayer, los convocantes instaron a que «esta conciencia crítica acumulada en esta movilización se abra paso cada día, se haga notar en nuestro ámbito social y personal».

El «eskerrik asko» final, casi media hora después, fue el epílogo del comunicado, mientras cientos y cientos de personas todavía seguían arribando al Arenal incluso pasadas las 19.00, muchos minutos después de acabado el acto. Otras optaron directamente por regresar a sus casos dado el colapso creciente de las calles. Pero, como se reiteró, «lo que defendemos hoy representa sólo un paso».