14-05-2011
Joxe Iriarte, Bikila
Oiartzungo Hitza
Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
¿Por qué ejemplar? ¿Acaso no son ejemplares por sí mismas todas las luchas obreras? En cierto sentido, sí, puesto que sin lucha resulta imposible garantizar los derechos por mucho tiempo. La patronal lo sabe muy bien. En efecto, la patronal, además de la propiedad, tiene también de su lado la legalidad ─ y a quienes cuidan el orden, claro ─ ; la clase obrera, en cambio, tiene la solidaridad de clase y la firmeza y, cuando es necesario, la capacidad para parar la empresa.
Desafortunadamente, hace tiempo que, a causa de la política neoliberal ─ con la colaboración de un tipo de sindicalismo, pues eso también debe explicarse ─ , la clase obrera se ha debilitado mucho. No tiene la fuerza, la firmeza y la confianza en sí misma de antaño, gracias a las cuales conseguimos el bienestar que ahora nos están quitando. “Mientras el acoso patronal no me toque a mí, me da igual o ¡menos mal!” Muchos se han enfrentado a la crisis con pensamientos así. Por eso estamos como estamos: con la patronal crecida y la clase obrera acoquinada.
Con los primeros síntomas de la crisis han llegado los expedientes de regulación y los cierres de fábricas. Despidos de uno u otro tipo y aumento del paro, en general. Evidentemente, quienes no tenían empleo fijo han sido los primeros despedidos, en la mayoría de los casos sin resistencia y, a menudo, con la aprobación resignada de quienes sí lo tenían. Ante esa realidad, no es sorprendente que una miríada de jóvenes que se han quedado en paro pasen del sindicalismo, las huelgas, etc.
La lucha de los trabajadores de Catelsa(1) va contra esa lógica. La empresa Catelsa no está en crisis y, si la dirección ha tomado el camino de despedir a un grupo de trabajadores, no es porque no haya trabajo, sino porque quiere amansar a los trabajadores y afianzar el recurso a la contratación temporal. Un sector del Comité de Empresa ─ formado por LAB y ESK ─ ha entendido bastante bien la estrategia de la dirección y se ha opuesto, organizando la solidaridad con los despedidos. Como muestra de solidaridad, un grupo lleva casi un mes plantado en la entrada de la empresa ─ al principio, un miembro del Comité inició una huelga de hambre y una semana después le sustituyó otro ─ . Y desde hace diez días, la mayoría de trabajadores de la fábrica han iniciado una huelga de solidaridad y persisten en ella. Es decir, los trabajadores de Catelsa, además de contra el despido de los temporales, están movilizándose para que conviertan a éstos también en fijos. Y, desafortunadamente, ése es un tipo de lucha que vemos con muy escasa frecuencia. De ahí su ejemplaridad. Toda la clase trabajadora y el pueblo de Oarsoaldea [comarca a la que pertenece Oiartzun] debería hacerla suya. ¿Cómo? Pues, para empezar, uniéndose a los que están delante de la fábrica, acudiendo a darles ánimos. Y, después, difundiendo a los cuatro vientos los procedimientos de esta lucha… y acudiendo a las manifestaciones si se organizan.
Nota:
(1) Empresa dedicada a la producción de piezas de caucho para vehículos ubicada en Oiartzun (Guipúzcoa). El 90 % de la plantilla de la empresa, que pertenece a la transnacional francesa Hutchinson Worldwide, es de carácter temporal. El 13 de abril, dos de los trabajadores a los que se acababa el contrato se declararon en huelga de hambre ante las puertas de la empresa. (N. del t.)
Fuente: Oiartzungo Hitza, 12 de mayo de 2011. http://oiartzun.hitza.info/2011/05/12/joxe-iriarte-bikila-catelsako-langileen-borroka-eredugarria/