Foro: Visiones y perspectivas de la autonomía

02.Jun.11    Autonomía comunitaria

La autonomía y la soberanía alimentaria
Ramón Vera Herrera
¿Por qué surge la idea de autonomía?
Vista desde cierta perspectiva, pareciera ser nada más un matiz en la
teoría del Estado, un reacomodo de los sujetos al interior del Estado
mismo. En los años ochenta y noventa, con esta visión, se llegó a
entender la autonomía como un federalismo disfrazado.
Hay muchísimas maneras de abordar la idea de la autonomía,
unas por arriba —que han sido muy claras como en el caso de
Bolivia— y otras cuyo objetivo es solamente dar espacio a grupos,
sean étnicos o sean organizaciones, lo que significa simplemente un
reacomodo dentro del Estado. Actualmente, lo que está en el centro
de la discusión es cómo oponerse de manera radical a una serie de
19. Encuentro por la Palabra, 3°Aniversario de Radio Ñomndaa-La Palabra del Agua,
Suljaa’, Guerrero, diciembre 2007.
Foto: Colectivo en Rebeldía Suljaa’230
Otras Geografías
mecanismos globales que, si no se logran remontar, nos tienen contra
la pared.
De todas las experiencias de autonomía que se están expresando,
surge una visión de integralidad, aunada a una propuesta diferente
para enfrentarse a la enormidad del sistema, que tiene decidido todo
en otro lugar y en otro momento, cuenta con mediaciones y procesos
que rebasan nuestro ámbito, y nos tienen totalmente avasallados.
Por tanto, lo que está en juego en la autonomía construida desde
abajo es recuperar la capacidad de decidir —en contextos a escala
humana— todo lo que compete a la gente que vive en determinados
territorios.
Por ejemplo, el tema de la soberanía alimentaria es algo que
va hacia el futuro y nos lleva a imaginar en cuáles otros ámbitos,
que no son campesinos indígenas, habrá que pensar en términos
autonómicos. De otra forma no habrá futuro. Si pensamos qué
significa para una comunidad sembrar sus propios alimentos nos
metemos al corazón del problema: por un lado, cuando uno siembra
sus propios alimentos lo que hace no es trabajo, sino creación. Por
otro lado, produciendo nuestro nutrimento no tenemos que pedirle
permiso a nadie para existir y esto lo han venido aprendiendo los
pueblos y las comunidades en cualquier lado del mundo.
Actualmente, a nivel mundial, hay un esfuerzo por remontar todos
los años de opresión originada por la Revolución Verde que hacía a
los campos drogadictos y estandarizaba las semillas. Parece existir
otra vez la posibilidad de sembrar nuestros propios alimentos según
técnicas sustentables, esto significaría no tener que pedirle permiso
a nadie para ejercer la autonomía más primera, o sea, la alimentaria.
Cuando en el futuro haya una carencia extrema de alimentos,
cuando su contaminación y el control corporativo sobre lo que
comemos sean extremos, los primeros en sufrir esto seremos quienes
no los producimos. Las comunidades campesinas, que hoy son
vistas como rezagos del pasado que hay que erradicar, que siguen
sembrando sus propios alimentos para no tener que pedirle permiso 231
eL controL desde arriba y La Práctica de La autonoMía desde abajo
a nadie para ser, y cuyas acciones se están ilegalizando, son las que
tendrán más posibilidades de sobrevivir.
Autonomía como resistencia al capital
Gilberto López y Rivas
La autonomía no es un concepto que puede aplicarse en cualquier
contexto. En las actuales condiciones de globalización capitalista,
la autonomía a la cual nos estamos refiriendo es una forma de
resistencia antitética al capital.
Es factible que las autonomías sean reconvertidas por el propio
capital. Esto es lo que se está manifestando en Bolivia, donde los
grupos oligárquicos copian el estatuto de Cataluña y declaran
lo que ellos consideran como autonomía, pero en realidad están
protegiendo sus intereses. Los empresarios y políticos del oriente
boliviano apuntan a la posible fractura del Estado en su beneficio,
ya que no están de acuerdo con el rumbo democrático que el actual
gobierno está impulsando.
Por otro lado, las autonomías pueden ser instrumentos de
liberación, como sugieren diferentes vertientes del pensamiento
socialista.
Rosa de Luxemburgo trabajó a profundidad el tema de la
autonomía: elaboró el concepto de los “gobiernos concejistas”, muy
parecidos a las Juntas de Buen Gobierno que actualmente gobiernan el
territorio zapatista en Chiapas. En estas instituciones, las autoridades
no serían líderes o dirigentes profesionales, sino personas que
podrían ser, en cualquier momento, destituidas. Esta autora indicaba
también la necesidad de analizar las formas de gobierno indígena,
que definían sistemas de organización colectivista, para retomar de
ellas algún tipo de experiencia y ejemplo.
Siguiendo esta línea de pensamiento, entre las ideas libertarias del
socialismo universal —que fracasaron en expresiones concretas— 232
Otras Geografías
hay que salvar aquellas reflexiones que se acercan a las experiencias
que actualmente desarrollan los pueblos indígenas.
Esto quiere decir que la reflexión sobre las autonomías debe ser
receptiva a cualquier proceso o discurso que se vaya planteando en
términos autonómicos.
En el “Llamamiento a la Nación Mexicana”, el grupo Paz con
Democracia plantea que hay que autoorganizarse y autogobernarse,
que hay que crear entidades autonómicas en cualquier espacio. De
esta forma, afirma que no hay que delegar nuestra autoridad, que
no necesitamos a alguien que permanentemente nos represente. El
grupo expresa que no podemos esperar nada de un sistema político
caduco y de un sistema económico que condena a la humanidad a la
extinción.
Las autonomías deben tener esta perspectiva antitética al
capitalismo como forma de autoorganización de las sociedades
humanas, y como respuesta a la amenaza para la sobrevivencia de la
humanidad. Podrían ser una forma de rescatar y unificar el afán de
humanismo colectivista que ha caracterizado las formas más puras
del socialismo. El afán de construir consejos de trabajadores y de la
gente que produce lo que la humanidad consume y trabaja, como
respuesta al capitalismo.
La autonomía tiene que ser, en este sentido, una alternativa —de
gobierno, de economía, de sociedad, de cultura— al capitalismo.
La autonomía es una forma de vida
David Valtierra Arango y Romelia Ibarra, colaboradores de la Radio
Ñomndaa, La Palabra del Agua
La autonomía es una palabra muy grande, es una verdadera forma de
vida que implica muchas cosas.
Con respecto al derecho que tenemos los pueblos para
autogobernarnos, en el municipio de Suljaa’ en 2002 se nombraron
autoridades tradicionales, según nuestra propia forma de nombrar 233
eL controL desde arriba y La Práctica de La autonoMía desde abajo
autoridades, pero esta decisión nos llevó a enfrentar retos muy
grandes, como los que enfrentan los compañeros triquis. Uno de
estos retos es el de la unidad: cuando un pueblo se asume como un
pueblo que puede tomar decisiones, también se enfrenta a que no
toda la gente participa en este proceso.
Por ejemplo, en algunas comunidades del municipio de
Xochistlahuaca hay escuelas paralelas, dos escuelas en cada pueblo;
hay dos comisarios o delegados municipales en cada pueblo; los
hermanos, los compadres, los padres y los hijos a veces no están ya
del mismo lado, esto es no están políticamente de acuerdo.
También hay quienes enfrentan a la comunidad con el gobierno.
Todo esto se vive en una comunidad. En Suljaa’ no se podían inscribir
los niños en las escuelas oficiales, ya que no podíamos sacar las actas
de nacimiento. Hasta la fecha hay muchos niños grandes que no
tienen actas de nacimiento, ya que el gobierno no reconoce la validez
de los documentos expedidos por las autoridades tradicionales.
De esta situación, común seguramente a muchos pueblos, deriva
que la autonomía debe pensarse en términos amplios, como una
forma de vida: tenemos que organizar nuestra propia educación,
nuestra comunicación, nuestro sistema de salud: toda la vida es lo
que hay que replantear