La cultura urbana, centralista por excelencia, tiene en su eje una iglesia y un palacio, no por casualidad, ya que se trata de los símbolos del poder terreno y divino a los cuales hay que someterse so pena del fuego del infierno o los palos policiales. La chusma a la periferia, el centro cívico para los señores, con una hermosa plaza donde pasear los nuevos vestidos y las mascotas. La plebe no existe, deben ser invisibles, ya que se trata de siervos y luego obreros o cesantes que no cortan ni pinchan, son patrimonio de los señores. Cuando la gente común aparece en el centro, así como disfrutando en algo los placeres del señorío, de Valparaíso los poderosos y sus familias se van a Viña y luego a Reñaca y más allá, mientras en Santiago se van a Providencia y posteriormente Tobalaba y más allá, dejando en el centro a los funcionarios que deben lidiar con la población. Pinochet dividió los municipios para controlar mejor a la gente e inauguró la época del narcotráfico para idiotizar a los ciudadanos y generar fuentes de empleo ilícito, de paso llenaba sus cuentas en bancos internacionales, el salvador de la patria. El gobierno de dictadura civil de la partidocracia instaló el Transantiago para evitar tanto viaje al centro y amplió la persecusión a los comerciantes ambulantes y artistas callejeros. Piñera quiere legalizar el soplonaje y la intervención de agentes encubiertos para perseguir a la “delincuencia” que ellos mismos han creado, por lo que no es más que un pretexto para militarizar y aislar aún más a los barrios.
La pirámide del poder divino es que cada persona se conecta con un dios por vía de sus representantes, curas y pastores, en tanto el poder civil conecta a cada ciudadano con las instituciones, esta vez con “representantes del pueblo”. Jajajaja (disculpen, se me escapó la risa). Los divinos crean sus partidos religiosos, las iglesias, para disputar la clientela unos contra los otros, de paso separando aún más a las personas, mientras los civiles crean los partidos políticos, también para disputar clientela y de paso dividir más a la población. Los primeros para llevar ovejas a su ganado detrás del poder divino, los segundo para llevar ovejas al redil de las instituciones del poder terrenal. El espacio urbano funciona también de esa manera. Todos siempre al centro, donde están las instituciones y símbolos del poder y existe la presencia de la TV, que luego hará llegar a la periferia lo que realmente sucede en el país. Jajajaja. La construcción de imagen-pais también es piramidal. En cada casa se instala la caja de la TV y además se puede ver en el celular. Se trata del llamado cuarto poder, que tiene en su centro al propietario y línea editorial a la que se subordinan los directores de programas, los funcionarios y periodistas, so pena ya no del infierno ni del palo policial, sino del fantasma de la cesantía, ya que hay otros mil esperando que se tropiece para caer como jauría detrás del puesto vacante.
Tanto se ha instalado en la conciencia de la gente la cultura urbana del centro, que ahora se lo creen todos. Las marchas son en el centro, ya que el objetivo de los líderes es algún día dominar el poder civil centralizado y así la TV muestra su presencia hacia los que no mueven un dedo en la periferia, esperando que cuando muevan ese dedo en las urnas puedan votar por ellos, pero que no muevan el cuerpo, que sean pasivos, ya que no son sujetos de cambio, los sujetos son ellos, los partidos, detrás de los cuales deben marchar los ejércitos de la chusma como conejos detrás del lazo donde han puesto la zanahoria futurista del “cambio”, igual que el cielo de los religiosos, que nunca llega, pero es la transmutación de la imagen de la esperanza, como Lula en Brasil, el candidato de la esperanza, que les metió el dedo a todos, en la boca. Así la urbe sigue cumpliendo su función de dominación orientando los comportamientos y las voluntades hacia el poder central.
Tal vez sea la hora de dejar de mirar hacia el centro y posar la mirada en la gente, no en números de votos o de manifestantes, sino personas cambiando su entorno como proceso educativo de que las capacidades de cambiar la situación están en todos y cada uno, pero no en la subordinación a los “representantes” que tironean a la gente hacia la centralidad. Desprenderse del centro y asentar las dinámicas transformadoras en los barrios, que los manifestantes de las calles principales marchen hacia la periferia, devolviendo el bastón de mando a la gente de a pie, los ciudadanos, las personas de carne y hueso, no más cifras en las estadísticas. Y desde allí realizar otro corte más con el centro, dirigiendo la mirada hacia las localidades periurbanas, semiurbanas, semirurales y rurales para regresar a la tierra y traer de allí el alimento a los hogares, aprendiendo a desprenderse también del dinero, que parece ser el representante único para el abuso del consumo. Muchos quieren adquirir cualquiera cosa, ya que el consumismo es alimentado por la excesiva propaganda desesperada de las empresas por vender y vender.
Ya hay diferentes experiencias en varios países de redes de economía alternativa, directa, justa o solidaria o como la quieran llamar, que se extienden de ida y vuelta hacia el campo, donde es posible contactar productores muy bien dispuestos a suministrar a menor precio su producción, ya que los intermediarios pagan poco para incorporar los alimentos a la red mercantil que irá aumentando el precio según avanza la cadena y llegar al consumidor a precios muy elevados. Es aburrido el campo dicen muchos y vacían las villas para irse detrás del canto de sirena de la urbe, pero eso se contrarresta generando condiciones de empleo, producción autogestionaria, elaboración de alimentos y bienes, artesanías, artículos de utilidad doméstica, en fin, mediante escuelas agroecológicas gratuitas que permitan a la juventud periurbana y rural desplegar su potencia transformadora extrayendo los bienes que comparte la madre tierra, articulando y utilizando los recursos humanos, naturales, ambientales y materiales existentes en cada localidad, lo que de paso contribuye al empoderamiento y autonomía de la población local. La Universidad Libre está concluyendo su primer proyecto de este tipo de escuelas que se instalará a fines del 2011 o comienzos del 2012 en la comuna de Tiltil. Es necesario que en los barrios se constituyan más comités de vecinos “Comprando Juntos” para poder acceder a productos de menor costo, los que sólo puede hacerse si se compran varios, así se benefician unos y otros. La lista de productos disponibles hasta ahora puede solicitarse en redecosocial@gmail.com
Respecto de la salud, es sabido que es muy insuficiente la atención pública por el interés del poder de desviar la atención hacia el área privada, donde la gran mayoría de médicos y demás personal sanitario orientan su vocación, siendo así fácil presa del mercado, transformando a la salud misma en un elemento secundario, priorizando por el “ingreso” monetario. Por eso es necesario formar comités de salud autónomos en los barrios, para acceder a los talleres sanitarios elaborados por la Universidad Libre ( unlibre@gmail.com ) y a la producción de yerbas medicinales a menor costo que el mercado tradicional. Por ejemplo, una familia puede consumir de dos a cuatro paquetes de yerbas mensuales, que al valor de 500-600 pesos cada uno, representan un mínimo de 1 a 2 mil pesos por mes, lo que es mucho más a cuenta y más sano que adquirir fármacos que siempre tienen consecuencias laterales y generan dependencia sin atacar nunca las causas de fondo, más bien calmando y haciendo requerir otro más y otro más, lo que es la fuente de ingresos de la poderosa industria químico-farmacéutica. Sin embargo adquirir todo tipo de yerbas y plantas medicinales en cantidad a través de los “Comprando Juntos” no sólo ayuda a generar conciencia respecto del daño de los fármacos, sino que reduce el gasto casi a la mitad. Los comités de salud hacen la lista de los enfermos del barrio y estudian los modos de sustitución de remedios químicos por medicina natural, se hace el cálculo de cuales y cuantos paquetes de esa yerba hacen falta y se propone a los vecinos su adquisición. La Red de Economía Popular y Ecología Social puede suministrar las yerbas y plantas medicinales a un valor de 350 pesos el paquete, ya que para eso se está capacitando gente para sembrar, cultivar, cosechar, seleccionar y empaquetar el producto. De ese modo estas personas tienen una fuente de ingreso de modo sano y educativo. También La Universidad Libre en Tiltil cuenta con la colaboración de un sanador tradicional, con quien se discuten los contenidos de los comités de salud, se puede atender gente a bajo costo, prácticamente mediante un regalo de trueque, y se ha preparado un curso de sanación para aquellos interesados en adentrarse en los secretos de la naturaleza.
Con relación al medio ambiente, hay tareas pendientes que no van a solucionar los gobiernos, ya que están atrapados por el capitalismo extractivista y depredador de la naturaleza, de modo que en las comunas de tradición agraria es posible iniciar una acción directa respecto de los relaves mineros, el envenenamiento y uso del agua, como están haciendo en Petorca y La Ligua, el tratamiento de la basura, el uso de la basura orgánica y los desechos reciclables y tantos otros en que la población urbana sólo es espectadora y puede únicamente protestar para intentar influir en las autoridades, sin muchos resultados hasta ahora, ya que las empresas y los jerarcas civiles siempre van encontrando puertas de salida, como muestra la experiencia en Chile y también en los demás países. De ese modo las eventuales acciones de los municipios agrarios o periurbanos tendrán que ser apoyadas firmemente por las organizaciones urbanas para soluciones eficaces.
Sobre la energía, las experiencias que hemos acumulado en Tiltil con el desarrollo de talleres y experiencias de producción de electricidad con medios naturales muestran un rico camino a explorar, así como ya hay bastante tradición de producción de biogás y se está empezando a discutir y diseñar medios eólicos. De esa manera ya no será necesario que nos vendan el cuento de las gigantescas obras faraónicas de la termo e hidroeléctrica. La lucha por la energía ha dejado de ser una lucha por quien controla el gobierno para dictar leyes energéticas, pasando ahora a ser una batalla de las comunidades por aprender e implementarla mediante recursos naturales que no afecten a la naturaleza ni se destinen hacia las grandes mineras, por lo que concitar el apoyo de las comunidades y organizaciones urbanas sera una tarea conjunta de corto plazo y nada cuesta imaginar redes eléctricas que lleguen del campo a la ciudad o metodologías de desarrollo conjunto, en especial si la población dirige desde abajo algún municipio en el norte y en el sur de Santiago, así como en otras ciudades, aunque en el sur tienen la ventaja de que pueden vincularse directamente con comunidades mapuche y el norte con las coimunidades aimara, lo que ya se está viendo también las regiones de comunidades diaguitas y atacameñas. No comentamos respecto de los rapanui, sin ambargo los sentimientos de autonomía e independencia ya son perceptibles. Una de las disciplinas del proyecto de nuestro Instituto Agroecológico es justamente desarrollar e implementar fuentes energéticas.
Respecto de la vivienda, los precandidatos independientes, democráticos y comunitarios al municipio de Tiltil se encuentrar elaborando un plan de construcción de casas ecológicas que podrán ser ofrecidas a familias locales dispuestas a vivir en comunidad y contar junto a las viviendas con emprendimientos productivos que permitan un ingreso familiar mediante su articulación en red con los Comprando Juntos y el tejido horizontal de dinámicas y emprendimientos vecinales de la comuna. También podrán acceder a este beneficio familias o núcleos afectivos de la ciudad, con el único requisito de tener al menos un niño menor de 9 años, no importando la cantidad y edades del resto, pues las casas serán modulares y factibles de ser aumentadas. Las casas serán construidas mediante diferentes metodologías apropiadas y amigables con el medio ambiente como superadobe, barro, etc. y serán asísmicas, protegidas del frío y adaptadas al calor. El requisito de los niños es porque esas comunidades ecológicas autónomas son una escuela de formas de vida comunitaria y de relación horizontal permanente con otras comunidades y barrios. Cada villa tendrá un mínimo de 50 y un máximo de 100 viviendas, con un emprendimiento productivo agroecológico y otro de elaboración o transformación, tales como aceite de oliva u otros, aprovechando los recursos locales.
Tejiendo la mirada que se retira del centro de la urbe y parte desde los barrios periféricos hacia el campo, es posible visualizar el cambio radical de eje de construcción y reproducción de las formas de vida. En Valparaíso ello es posible partiendo de los cerros, pasando por Placilla y llegando a Casablanca o aún hasta San Antonio, donde en estos dos últimos lugares existió una fuerte presencia de la reforma agraria independiente, es decir no hegemonizada por los partidos tradicionales. Lo mismo hacia el interior partiendo de los cerros de Viña y Reñaca Alto, pasando por Quillota y Limache hasta Petorca y La Ligua, donde también existió una fuerte reforma agraria que aún pervive en la memoria histórica de muchos campesinos y habitantes locales. En Santiago hacia el norte está la comuna agraria de Tiltil, que se conecta fácilmente con las mismas regiones de Petorca y la Ligua, así como también a las regiones de San Felipe y Los Andes. Hacia el sur de Santiago sería bastante importante que desde ya pudiesen levantarse candidaturas independientes en munipios de tradición campesina y tejer redes autónomas hacia las comunas del sur de la ciudad capital, ya que tienen conexión con las regiones agrarias de la VI Región de Rancagua y hacer de eje para un nuevo modelo de circulación. Tal vez la prudencia indique que sería pertinente concentrar esfuerzos en una comuna. Esa es tarea y decisión de los habitantes de allí, pues no es posible ni necesario establecer una especie de táctica o estrategia común, ya que es importante atender a las características locales, cultura, tradiciones, identidad, recursos, etc. de todos modos será muy contribuyente el intercambio horizontal y respetuoso entre las experiencias. Ello hace que sea necesario el debate interno en las experiencias de construcción autónoma de los barrios para organizar los Comprando Juntos y comunicar hacia esas comunas agrarias su disposición a adquirir directamente los productos de la tierra, lo que ampliará su potencial organizativo hacia los vecinos y estimulará los trabajos en las comunas de tradición agraria. Poco vamos a conseguir si se sigue la política de la futura toma del poder transfiriendo la resolución de necesidades y esperando que algún nuevo gobierno desarrolle otra “reforma agraria”. Es necesario hoy día implementar y aprovechar todos los medios y los espacios para la ejecución de tareas inmediatas de organización, por eso la acción de vecinos hacia el control del municipio resulta más eficaz que depositar las esperanzas en una hipotética “insurrección popular” desde las multitudinarias movilizaciones sociales, energía que resulta más productiva canalizarla también hacia el aumento de la organización y participación de vecinos en tareas a realizar con sus propias manos. Por eso las batallas campales en el centro sólo servirán para aislar más a muchos vecinos. Sin embargo hay que apoyar todo tipo de lucha contra la represión y prepararse desde hoy día mismo para aprovechar los vacíos de poder para instalar en los barrios capacidades inmediatas de control territorial democrático, es decir mediante asambleas de vecinos que decidan los pasos a seguir.
Ese nuevo entorno relacional económico, sanitario, habitacional, educativo, ecológico, energético y demás, que conecta los barrios periféricos de las ciudades con villas y regiones agrarias, sería generador de una cultura distinta al sempiterno atractivo del centro de la urbe, ya que resolvería de forma directa una serie de problemas y situaciones de la población, dejando de lado la constante convocatoria de luchar por el poder central y permitiendo el despliegue de la potencia y creatividad de las comunidades que ya verán como seguir enfrentando el futuro, pero esta vez tendrán su propia escuela de vida formadora de nuevos valores comunitarios.
Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
profesor_j@yahoo.com