Piñera baja su aceptación, el gobierno más, Piñera aumenta el rechazo, el gobierno más, los partidos de oposición también caen en la simpatía ciudadana y aumenta el rechazo. Así como vamos, Piñera tendrá que irse y pedir que el último apague la luz de La Moneda. Lavín es el que más cae, en fin, cuesta abajo dice el tango. Los problemas se amontonan, los mapuche son reprimidos de manera ostensiva, los damnificados de Dichato protestan y también son reprimidos ante el repudio de todos, los 33 mineros a un año del show aún no reciben sus indemnizaciones, el gobierno se burla de los estudiantes, los partidos insisten en ponerse a la cabeza del nudo ciego, pero los secundarios y universitarios siguen las protestas, los ecologistas y población dieron un severo golpe a los planes de HidroAysén, los mineros del cobre protestan, sólo faltan los clubes de ancianos. La UDI intentó aprovechar la situación para hacer también su movilización contra el matrimonio homosexual convocando a algunas iglesias que se hicieron presentes, en especial conservadores. Grupos intentan desalojar estudiantes de colegios ocupados. La cosa está que arde.
La derecha y el gobierno dicen que podrán remontarlo, los partidos de la Concertación sostienen lo mismo. El PC dice que nosotros no fuimos, habrá que esperar para ver si la población también nos critica, dice su jefe Tellier. En fin que los partidos se lavan las manos, aquí no ha pasado nada y la población sigue aumentando el rechazo a los partidos. Los estudiantes de partidos deben esconder sus banderas, so pena de recibir pifias. El Partido Humanista para salvar la cara adhiere a la convocatoria a una protesta organizada por grupos alternativos.
Se trata de una situación sorprendente, ya que la Concertación había hecho tan mal sus gobiernos que al final muchos creyeron en la derecha y votaron Piñera, de los cuales una enorme cantidad ahora escapa por todos lados como explosión de gas que hace saltar las puertas y ventanas de una casa. El PC aspira a capitalizar el descontento, sin embargo su alianza con los partidos neoliberales de la Concertación le resulta un tiro por la culata y ya sabrá la población pasarles la cuenta. Para mitigar en parte esos resultados y mejorar la imagen, el gobierno y la oposición acuerdan conceder el voto a los chilenos en el exterior. La derecha decide cerrar la Alameda a la manifestación estudiantil, pero los secundarios optan por marchar por ahí mismo y mientras se escriben estas notas en medio de las actividades vecinales en Tiltil, los acontecimientos en el centro de la capital son de extrema gravedad, pero será motivo de otra nota.
Diversas agrupaciones y personas se reúnen acá y acullá para inventar programas y propuestas de todo tipo intentando atraer a la población insatisfecha, sin mayores resultados, como los de la Asamblea de Santiago que levantan la propuesta de la Constituyente consiguiendo evidentemente el apoyo del PC, ansioso por colocar sus caballos frente a cuanta carreta se le pone por delante, ya que a esta altura las dinámicas sociales escapan a la dirección centralizada de los partidos dándose en su interior una dura lucha entre militantes e independientes que desean que las movilizaciones, ocupaciones, asambleas y actividades desarrollen iniciativas de expansión de la protesta ciudadana. Los indignados españoles han dado una lección llevando las asambleas a los barrios invitando vecinos a incorporarse a actividades locales de todo tipo y eso es lo que está faltando ahora aquí en Chile, apersonarse grupos de estudiantes y ciudadanos en los barrios de Santiago, Valparaíso, Concepción, Antofagasta y demás ciudades. Hay que descentralizar la protesta para mayor incorporación ciudadana y convocar asambleas en las plazas de los barrios para instituir espacios y actividades de empoderamiento y control ciudadano sobre su propio territorio. De seguro una marcha de estudiantes desde la Usach hacia la población Santiago y la Villa Francia será recibida multitudinariamente por la gente, así como de otras universidades hacia otros barrios, avisando previamente a las organizaciones locales para que inviten a los vecinos a participar. Los partidos van a querer que los temas sean de orden macro, tales como la renacionalización del cobre y la asamblea constituyente, donde serán ellos los agentes activos, sin embargo es necesario ganarles el quien vive y levantar programas locales de solución de problemas y situaciones que aquejan a la población, como el transporte, la luz, la educación, la salud, los precios de los alimentos y necesidades inmediatas que puedan resolverse con la organización y potencia de los propios vecinos. Hay que recoger y fortalecer el programa del barrio para agrupar en torno a ello las capacidades de las propias personas, con grupos de trabajo, comisiones, llamados casa a casa, ocupación de espacios públicos y terrenos abandonados, etc.
Hay un notable vacío de conducción que no puede ser canalizado hacia los partidos y debe ser aprovechado por los vecinos para acrecentar las prácticas de autoorganización, construcción de huertas vecinales, creación de comités de salud para catastrar a los enfermos del barrio, instalación de aulas de calle abierta o en lugares techados para talleres de aplicación inmediata como aprovechamiento del material reciclable del barrio, confección de objetos de utilidad domestica, feria del trueque, en fin, las inciativas pueden ser muchas.
Habrá que dar una dura lucha con los partidos para que suelten nuestras manos y dejen de tironear a la gente detrás de sus estrategias, por eso basta con que algunos estudiantes comiencen a dar el ejemplo en colegios y universidades saliendo al barrio circundante o desde la escuela ocupada llamar a los apoderados y vecinos en general para discutir contenidos de una educación acorde con el barrio, sus tradiciones, identidad, historia, características, costumbres, etc. Hoy día es posible pasar del repudio a los partidos al repudio de las formas que manejan las instituciones, estableciendo modalidades alternativas mediante redes horizontales de actividades en algo así como municipios paralelos manejados desde las asambleas vecinales. Se trata de una escuela, de modo que hay que hacerlo gradualmente asegurando en primer lugar que haya participación, intercambio y se acuerden pequeñas medidas inicialmente para el aprendizaje necesario de una modalidad de democacia desconodida por la gente, la democracia directa.
Se puede, claro que se puede y estamos ante una ocasión inmejorable para levantar iniciativas desde abajo y desde los barrios para que la gente aprenda a administrar el mundo con sus manos empezando con su espacio inmediato, el barrio. Si un grupo quiere venir a Tiltil, es sólo coordinar y aquí los esperamos con vecinos en la cancha para escucharlos y apoyarlos.
Un saludo fraterno
Jaime Yovanovic (Profesor J)
profesor_j@yahoo.com