El principal recurso de ingresos del país, el cobre, está manejado por la empresa estatal Codelco, algunas empresas privadas de familias chilenas como los Luksic o Farkas y algunas de otros países. Farkas ha comprado una extensión de terrenos para explotación minera en territorio mapuche justamente donde está uno de los principales centros de producción de hierbas y plantas medicinales, terreno sagrado de las comunidades. Todo sea por la aplanadora minera, el “sueldo” de Chile, el icono de las izquierdas chilenas teledirigidas por intereses estratégicos de otros estados que nos empujan a la lucha de liberación nacional sólo para instalarse las burocracias en los gobiernos para concentrar esfuerzos estatales en dirección del extractivismo capitalista depredador de la naturaleza y genocida respecto de las comunidades. Gran parte del ingreso en Argentina proviene de la exportación de soya transgénica. Parte de la economía uruguaya se está reconvirtiendo para el desarrollo de las pasteras que han obligado a movilizarse a miles de argentinos en Gualeguaychú. Brasil construye megaeléctricas y supercarreteras hacia los países vecinos con la oferta de migajas, como la poderosa central en Paraguay y la carretera que se extiende por territorios originarios en Bolivia que ha obligado a movilizarse a decenas de miles de comuneros que rechazan el paso de esa gigantesca serpiente de asfalto y cemento aniquilando kilómetros y kilómetros de selva, bosque y páramos donde estas comunidades tienen su hábitat. Por supuesto que Evo reacciona diciendo que son la CIA y la derecha las que mueven a esos comuneros, como que en Chile esos órganos influyeran en los lof mapuche. Correa en Ecuador engañó a todo el mundo y hoy día aparece como uno de los principales impulsores del mundo del modelo capitalista extractivista abriendo aún más el territorio a la explotación petrolera. En Colombia se calcula en casi un tercio del país el conjunto de los territorios donde se explota o se preparan proyectos de explotación minera, petrolera y otros. En venezuela las comunidades no se han cansado de protestar por la invasión de territorios sagrados y por la constante detención de dirigentes originarios perseguidos por el estado ya que no se subordinan al papá libertador.
En Perú hemos visto en los últimos meses como miles de comuneros de Puno y demás regiones andinas, paralizaron y bloquearon esos territorios para impedir la acción de las mineras que envenenan las aguas y modifican gravemente el medio ambiente. Humala ahora está encargado de domesticar a esas comunidades para dar libre paso a los ejércitos de armas tecnológicas que destruyen la madre tierra, como Correa, pero ambos se encuentran con la férrea oposición de las comunidades. No decimos que no haya que hacerlo, hay que sacar mineral y usarlo, pero no se puede hacer así como que allí no hubiera naturaleza ni personas, instalando los famosos relaves, que es donde se va a lavar el mineral después de ser procesado con ácidos y elementos químicos de lo más tóxicos para separarlo de la piedra de forma barata y masiva. Las empresas y los estados, encandilados por el brillo del oro, no realizan esfuerzos de investigación ni inversiones para modificar las metodologías y tecnologías de lavado y separación del mineral. Antiguamente se separaba el mineral de la piedra fundiéndolo, pero ante la masividad de la exigencia de más y más metales para la venta de más mercancías y expansión del mercado y satisfacción de la demanda fabricada a punta de propaganda más propaganda generadora del más banal consumismo, resulta más económico para las empresas simplemente bañar el mineral bruto en esos ácidos y de inmediato sumergir el metal en aguas limpias para que corra el ácido y demás menjurjes químicos hacia el lago artificial de relave. La inversión de agua que resulta dañada y que ya no sirve para consumo humano es tan grande, que en extensas regiones del norte chileno han habido movilizaciones por el agua y las autoridades han debido extender kilómetros de cañerías de lugares limpios hacia los envenenados, mientras las empresas ponen plata para hacer una plaza y juegos de niños para tapar su miserabilidad (de las empresas). Es necesario recordar y no permitir que sea borrado de la memoria el hecho histórico de Iquique hace unos seis años atrás donde multitudes de aymaras provenientes de decenas de pueblos y población local manifestaron por la ciudad sorprendiendo a sus habitantes de la real magnitud del fenómeno que no entra en sus análisis porque las autoridades y empresas se encargan de esconderlo. Lo mismo sucede con la población, los estudiantes y aún los militantes honestos de los partidos que dicen que luchan por el cambio, ya que sus dirigentes están bien informados de la situación y lo esconden para evitar obstáculos en su camino para llegar algún día a administrar esa riqueza, ellos, los “representantes” del pueblo. Nadie conoce la real magnitud del daño ambiental y humano que está causando la actual forma de extraer el cobre, que lo camuflan tanto las empresas privadas, chilenas o extranjeras, y en especial Codelco, la empresa estatal, tan dañina y miserable como las otras. Por ejemplo, Los Pelambres de Luksic, que han envenenado todo lo que se puede envenenar en Los Vilos, desde la cordillera a la costa, habiendo salido gente del poblado Caimanes desesperados a protestar para que “alguien” los escuche. Algunos ecologistas han apoyado, pero los partidos se escabullen, dan la espalda. ¿Diga usted si alguna vez vio a algún partido preocupado por HidroAysén? Sólo cuando el tema estalla, ahí corren a ponerse a la cabeza, los oportunistas. Como en Pascua Lama, donde desde sus inicios las comunidades diaguitas y gente de la región alertó y empezó a movilizar esfuerzos, pero cuando empezaron a moverse los partidos era cuando ya estaba todo cocinado. Recordamos que toda la actual oposición era firme partidaria de Hidroaysén cuando eran gobierno y ahora son todos ecologistas a morir. También está el ejemplo del ducto de Celco en Mehuín, que va a arrojar al mar el desecho de la papelera y que tiene pelos de punta y movilizadas a varias comunidades mientras Celco hace circular buen dinero para comprar conciencias, como hace Pelambres en Caimanes y Los Vilos y las mineras del norte por todos lados levantando tinglados y escenarios paa tapar la vista y dejar que corra la bola de nieve del envenenamiento tóxico del agua y el ambiente.
Como si eso fuera poco, la producción eléctrica de las mega-represas que se han instalado y se piensan seguir instalando en Aysén y decenas de puntos del país, tienen como su principal cliente a esas mismísimas empresas mineras, llegando algunas de ellas a destinar casi el 100% de sus megawats hacia la explotación mineral. La propaganda oficial nos dice que es para tener “más energía” y “más barata”, lo que no es cierto y resulta increible que aún haya gente que se lo cree, pues la energía no está más barata, muy por el contrario. Con esos cuentos instalan en la población la idea de “progreso” y de “crecimiento”, ideas que tienen sus trampitas como veremos a continuación: Así funciona el modelo. Enormes esfuerzos tecnológicos y financieros para envenera las aguas, generar relaves, modificar cruelmente el ambiente (después lloran por el calentamiento global y los cambios climáticos o telúricos), con electricidad proveniente de los grandes emprendimientos destructores, como en el Alto Biobío, tendidos eléctricos de grandes y extensas proporciones, carreteras y puentes faraónicos, muchos de los cuales se vinieron abajo con el terremoto. Ese es el progreso, desarrollo y crecimiento que nos prometen, haciendo creer que estamos en expansión. Increible, a pesar de que las cifras indican a nivel mundial un notable crecimiento de la pobreza y ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres y en Chile aumenta el desempleo, la precariedad del trabajo y las condiciones de marginalidad de las periferias de las ciudades. Los precios de la energía, los alimentos y la locomoción suben periódicamente como que si no se notara, en tanto los salarios y beneficios disminuyen progresivamente en forma proporcional. Un tema muy grave es la “conciencia del crecimiento” o “sicología del crecimiento”, que instala en parte de la población, en particular capas medias, una especie de triunfalismo, los titulares de los diarios, noticieros y actitudes de los líderes dicen que vamos bien, aunque no sea cierto, por lo que junto a la potente propaganda de miles de mercancías supérfluas que estimulan el consumismo desenfrenado que desemboca en un aumento de gastos, ha llevado a la gente a un nivel de endeudamiento extraordinario. El 60-80% de las familias chilenas se encuentra con deudas por pagar entre uno a 6 años y, por extraño que parezca, los menores índices se presentan en las familias de mayores ingresos y los mayores índices de endeudamiento se verifican en las familias de menores ingresos. La TV muestra gente pobre, una aguja en el pajar o una gota de agua en el desierto, haciendo un asado y el público circula que no estamos entonces tan mal. Vemos que la gente llena los supermercados o ferias callejeras y obligatoriamente hay que deducir que no estamos tan mal, sin recordar que muchas de esas adquisiciones se consiguen desviando parte de dinero contante y sonante de la alimentación en compras con tarjeta en los mercados y grandes tiendas. El consumismo y la psique del crecimiento llevan a la gente a sentir que verdaderamente estamos en jauja, sin embargo luego viene la fecha del pago de la deuda y hay que desvivirse para satisfacerla, lo que lleva a una parte de la población en la periferia a caer en actividades llamadas “ilícitas”, tales conmo tráfico, mercado negro, prostitución, choreo o pirateo, lo que permite paliar en parte las inquietudes y calmar aguas además de justificar la constante agresión represiva del estado hacia esos lugares.
El equilibrio mínimo del presupuesto familiar se ha ido desbalanceando, sin embargo ese tema no parece ser prioritario, a pesar del toque de clarín de La Polar, que hubo que salvar a toda costa manteniéndo una especie de imagen “crítica” de la autoridad, como una mano dura, mientras por abajo y detrás de bambalinas se les hacía respiración artificial para restablecer el orden de las cosas. Todo resultó a mil maravillas neutralizándose el peligro de un boicot de pagos por parte de la población, atemorizada por no poder seguir recibiendo los “beneficios del crecimiento”. Así esa “conciencia de crecimiento” permite al sistema mantener cierto equilibrio, cohesión y orden social.
El decrecimiento se ha ido extendiendo como teoría y práctica en dos grandes corrientes, la reformista del propio capitalismo para proteger y ralentizar su avance sostenido en torno a la ganancia, y la corriente del cambio, para modificar las características y formas estructurales de la economía desde abajo. Veamos como se ha ido desenvolviendo cada una de ellas:
La corriente reformista del propio capitalismo es sostenida por sectores del empresariado y por importantes sectores de izquierda que buscan el control de los gobiernos para centralizar la acumulación en torno al extractivismo con el cual cumplir algunas funciones de beneficios aparentes, por ejemplo en la educación centralizada como instrumento ideológico de cohesión y disciplinamiento de la población. La actual batalla de los estudiantes chilenos está siendo llevada en esa dirección por los partidos de izquierda aliados con partidos neoliberales de la Concertación, que no permiten tocar ningún aspecto estructural de lo económico, sino solamente la administración, estatal o privada, y la dirección de los ingresos: una parte para aumentar la acción estatal en la propia educación y la salud, no por otro motivo se insiste en la renacionalización del cobre y una asamblea constituyente, ya que en ambos casos pueden aliarse y negociar con los partidos neoliberales concertacionistas, siendo la educación y salud aspectos ambos mucho más presentes en los países llamados “desarrollados” como en Norteamérica y Europa, lugares donde la crisis ha reventado por otros lados, demostrando que los problemas de fondo en realidad no son el acceso a las escuelas ni a los policlínicos, que administrados o no por el estado, no son soluciones para la precariedad del trabajo, la ausencia de empleo, la falta de seguridad social, los precios, la inseguridad alimentaria, la depredación de la naturaleza y el medio ambiente y la ampliación de la brecha entre ricos y pobres. Por lo tanto se trata de una lucha interna capitalista donde sectores más conservadores intentan mantener sus cuotas de poder y sectores empresariales junto a grupos izquierdistas aspiran a negociar cuotas de poder y beneficios, lo que antes era el modelo keynesiano del estado de bienestar, que llegó a su tope y no es posible repetirlo, y hoy día es el modelo neoinstitucional levantado por el premio Nóbel de economía, Joseph Stiglitz, quien visitó Bolivia aplaudiendo el modelo, siendo un liberal de nítido perfil. Este modelo no acepta ni el estado de bienestar ni el libre mercado, sino una especie de intermediación entre ambos, mediante reglas, redes y subsidios estatales que articulen el funcionamiento estatal y el del mercado en una especie de retroalimentación. La idea de la izquierda en este caso es de controlar mediante los gobiernos la producción de materias primas, minerales, petróleo y agua, y con ello negociar con el mercado internacional del capitalismo globalizado, haciendo de puente burocrático entre ese mercado mundial y los recursos nacionales como población y materias primas. Así el socialismo del s.XXI se trata de un capitalismo de estado renovado y actualizado, lo que ha permitido que figuras tan siniestras como Correa en Ecuador y Zelaya en Honduras, aparezcan hoy día como de izquierdas sin serlo, aunque cuentan con todo el apoyo de esas izquierdas en el plano nacional y continental en la alianza que ayudó a fortalecer el neoliberalismo de Lula en Brasil y el neopopulismo kirchnerista en Argentina. En todos esos modelos “progresistas” latinoamericanos se combinan aspectos del crecimiento como el extractivismo desenfrenado y del decrecimiento “de maquillaje” con falsas medidas destinadas al medio ambiente, el reparto de canastas a los pobres y otras medidas demagógicas en las cuales se envolvió fuertemente, por ejemplo en Argentina, la presidenta de las madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, que apoyó al kirchnerismo empujada por el Partido Comunista de ese país, que forma parte de la estrategia continental de estados “progresistas” del neoinstitucionalismo y del extractivismo camuflado de “popular”, obteniendo esa dirigenta como resultado encontrarse finalmente en redes de corrupción impulsadas por su brazo derecho, el flamante abogado Choklender, sujeto de oscuro pasado.
Para no entrar en múltiples detalles de las experiencias y propuestas del decrecimiento impulsadas desde abajo por las comunidades originarias, comunidades afrodescendientes, colectivos urbanos, organizaciones autónomas, resistencia contra represas, grupos ambientalistas, organizaciones campesinas, comunidades contra las mineras, redes horizontales y alianzas de organizaciones por abajo en casi todos los países del continente, digamos que algunos de sus principios fundamentales son los siguientes:
Más que el control de los gobiernos, de los cuales mantienen cierta autonomía, sean de derecha o de izquierda, la propuesta es el control territorial sobre la base de las formas de vida comunitaria en defensa del territorio y el ambiente. Es decir más que un proceso de acumulación centralizado, apuntan a un proceso de cooperación y apoyo mutuo entre regiones, contemplando interna y externamente entre otros asuntos, la salud comunitaria, la educación propia, energía alternativa, otras formas de economía asentada en los Comprando Juntos, trueque, economía directa y cuidado de la naturaleza. El sujeto descentralizado constituyéndose como salvaguardia de su entorno, de su alimentación y de la solución de sus necesidades, sin depender de papá estado.
Desde los territorios articularse horizontalmente con otros.
Elaboración de propuestas constituyentes desde abajo, desde los intereses directos de las comunidades y regiones, no a través de “representantes” separados de la base.
Nuevo tratamiento de la explotación minera, hídrica, bosques, pesca, etc, donde el eje sea la salud y necesidades de la población y de la madre tierra. Una nueva manera de interactuar con la naturaleza, deteniendo el proceso destructivo de crecimiento basado en el mercado y el consumo, en la forma de un decrecimiento donde las energías y objetivos tengan como centro a la comunidad y su profunda relación con la tierra.
Respecto de las deudas se plantea que es necesario detener las compras con tarjeta, es decir parar ese “tipo” de crecimiento y ampliar las posibilidades de consumo por otras vías, de allí la importancia pedagógica y formadora de conciencia de la otra economía, que abre nuevos cauces y permite descongestionar la abultada deuda. Dentro de ello ocupa un espacio preferencial la producción propia de alimentos en formas tales como huertas barriales y emprendimientos productivos autogestionarios.
Respecto del uso de electricidad, se propone aprender y masificar el uso de formas de ahorro energético y producción de energía limpia en casas, barrios y localidades.
Respecto del agua se sugiere el ahorro de ese vital líquido, su reutilización mediante sistemas de filtros artesanales y semi-industriales, el cuidado de los ríos y demás fuentes acuíferas, la detección y neutralización de las formas existentes de robo de agua por parte de los grandes empresarios agrícolas y de envenenamiento por parte de otro tipo de empresas. No es posible hacer como Evo Morales, que se levanta como protector de las aguas mientras estimula el más feroz extractivismo minero y petrolero sin realizar estudios mínimos para disminuir el envenenamiento. Ese si que sería un buen ejemplo para los demás empresarios, no los discursos y congresos que sólo hacen demagogia para legitimar el modelo.
Y así por delante resolviendo tareas desde las comunidades rurales y de barrios periféricos de las ciudades mirándose y apoyándose mutuamente, abandonando el eje del centro de las ciudades como formador de conciencia dependiente.
De ese modo la renacionalización del cobre en Chile puede hacerse resolviendo los problemas tóxicos con intervención directa de las comunidades. Tristemente esa no es preocupación de los partidos que levantan esa consigna y la han colocado en el programa de los estudiantes, por lo que es difícil la credibilidad, pues al ocultar el problema se hacen cómplices. Ya verán las candidaturas independientes a los municipios como reunir a la población para enfrentar el problema. Por ejemplo en la comuna de Tiltil existe el relave de Minera Andina, por lo que es tema comunitario de la localidad que será encarado de tal manera que deben encontrarse soluciones. De ese modo transferimos una consigna general a una tarea local.
Invitamos a comunidades, personas y grupos organizados de cada comuna que tenga una explotación minera, a levantar candidaturas independientes al municipio que levanten como bandera el fin de los relaves, en todas las comunas esos candidatos dar el impulso y apoyo a la organización para abandonar las tarjetas de crédito y sustituir los gastos por formas de economía alternativa, a sumar población detrás de la defensa local del medio ambiente contra las represas y mega proyectos y la protección del agua, a impulsar decididamente experiencias de energía alternativa, a desarrollar la salud comunitaria y la educación propia de acuerdo con las características y necesidades de cada municipio y localidad.
No necesitamos al estado, es el estado que nos necesita a nosotros.
Reciban un saludo fraterno
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Desde la comuna de Tiltil
municipiosindependientes@yahoo.cl