Estudia él, tú y yo, o estudiamos todos nosotros


Si aceptamos que la sociedad está formada por individualismos (tal vez no queda otra, dicen algunos…) que se entrelazan unos a los otros mediantes acuerdos, contratos, matrículas, órdenes, jerarquías y etecétera, estamos aceptando entonces que cada estudiante se hace su carrera, aún a sabiendas de que muchos de sus compañeros van quedando en el camino y que la llegada a la cima de la montaña es un acto solitario, no solidario. Hoy día estudiar no es una acción solidaria, es decir, que presente frutos para los otros, ni puede serlo, ya que apenas alcanza para que uno se esfuerce, saque sus notas y cumpla sus deberes académicos o escolares. Un graduado universitario, gracias a la pirámide educativa, representa 900 o más que han quedado en el camino, y no por falta de esfuerzo o ganas del resto, sino que así está hecho “el camino”. Todo camino hecho está lleno de cadáveres y despojos y su meta es un cuello de botella por el que hay que pasar gateando y además pidiendo perdón inclinando la testa a los guardianes del templo. Por eso hay que hacer caminos, ya que se hace al andar, pero no con una multiplicidad de andares comptiendo unos contra los otros en el camino de los despojos, sino un andar conjunto construyendo un camino que nos vaya dando gusto y soluciones a los problemas inmediatos.

El reality show de Pelotón, espectáculo militarista sin camuflaje, corta cabezas a destajo, para mostrar como sólo uno llega al final y el resto va siendo obligado a abandonar, ya que no han podido “competir” con “los mejores”, la construcción de las figuras destacadas que luego se venden en el mercado social como ejemplos y modelos a seguir consiguiendo mantener atrapadas a las víctimas en el reality show para luego pasar a verlos en la farándula y los periódicos o asistir llorando a sus funerales, un negocio redondo, ovejas sumisas detrás del animal “Alfa”, que, dicho sea de paso, tiene hacienda, caballos, autos y demás placeres mundanos, también llegan al punto de introducirse entre los propios estudiantes mediante los estereotipos de belleza que más se asemejan a los europeos que a nuestra tierra y los ponen por delante para luego ofrecerlos en el mercado electoral, hasta lamentándose de que para ser presidente se requieran 40 años. Lo mismo hace Don Francisco burlándose de los que no consiguen llegar, demostrando asi su poder, o la hermana de la miss universo, que hace llegar con sus preguntas sólo hasta cierto punto, creando nervios y espectativas en el honorable público que en casa se come las uñas para ver si alguien “triunfa” o “hasta donde llega” y cuanto dinero se lleva. Y así vamos, hasta la farándula del fútbol, donde se baila la danza de los millones y de la coca cola, de entel, cristal y demás productos competitivos a los que “hay” que tener acceso y si no hay plata hay que salir a buscarla a costa de otros. Y como hay poca plata, hay que endeudarse para que la TV muestre a la población comprando y asando carne en honor a la “patria”.

Así, yo estudio, tú estudias, él estudia, pero nosotros no estudiamos. Ese nosotros es la mayoría de la población que ha ido quedando en el camino hecho y debe conformarse culpando a las propias víctimas. Tal vez los estudiantes podrían también pedir que las clases sean circulares, poner notas públicas a los profesores, elegir a los directores de colegio, liceo y facultad, que algunas mamás, padres y apoderados puedan asistir también a las salas de sillas en círculo, que junto a la teoría puedan hacer huertas en las escuelas y cocinas de barro, hacer funcionar las escuelas con energía alternativa pedaleando en grupo, juntar la basura del barrio para hacer compostaje y emprendimientos autogestionarios con el material reciclable, producir objetos de utilidad y hacer ferias del trueque para canjearlos por otras cosas un par de veces por mes, que la escuela sea abierta y el programa elaborado por comisiones de vecinos que determinen los contenidos que les interesan a ellos y no al partido político que gobierna y que instala un ministro como ministro de iglesia que reproduce hacia abajo los mandatos de la autoridad divina o terrena.

Estas escuelas, que podrían llamarse escuelas barriales, o liberadas, o vecinales, o comunitarias, en fin, el nombre es lo de menos, podrían financiarse o repararse en parte con fondos del cobre, pero antes debe dilucidarse el destino de los tóxicos de los relaves, ya que hoy día la tecnología para producir media tonelada de cobre que será vendido a las grandes empresas del capitalismo internacional, gastan cualquiera cantidad de agua, secan pozos y afluentes, envenenan el restante, deterioran el medio ambiente y al final sale demasiado oneroso y destructivo como para los dólares que vienen de vuelta del negocio, por lo que habrá que descubrir lo más pronto posible como lavar el mineral tratado con los compuestos químicos tóxicos, cambiar la metodología de uso tóxico, introducir variantes, disminuir el gasto exorbitante de energía que lleva a los empresarios, enceguecidos por el dinero y ganancia que les entra gracias al cobre, para evitar la destrucción de la naturaleza y de las comunidades levantando enormes hidroeléctricas destinadas a satisfacer el apetito desenfrenado empresarial.

Eso hay que estudiar. Esa debería ser una batalla estudiantil, ya que siendo el cobre estatal o privado, el envenenamiento y destrucción es el mismo. Se tapa los ojos de la población ocultando esas características tecnológicas destructivas de la extracción del “sueldo de Chile” para vender la pomada del estatismo, que sólo el estado resuelve las grandes necesidades sociales, casualmente en el mismo instante que se promueve la paralización y conformismo en los barrios y se fomenta la competencia en todo orden de cosas, aún para ascender en la pirámide elitista de la educación institucional. Es hora que pongamos fin a la partidocracia y avancemos desde cada barrio y localidad en la construcción de prácticas democráticas entre los vecinos, no sólo “escuchando” lo que dice el pueblo en cada lugar, sino decidiendo lo que se hace en los barrios, rescatando la soberanía popular con los cuerpos y las propias manos, generando prácticas educativas de nuevo tipo, aprendiendo en medio de procesos productivos y constructivos que permitan revitalizar la potencia cohibida.

Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto
municipiosindependientes@yahoo.cl