Las mujeres en La Montaña de Guerrero: el otro brazo de la justicia comunitaria

05.Oct.11    Autonomía comunitaria

En la Montaña y Costa Chica de Guerrero, hombres y mujeres han entendido que la lucha es imposible sin la otra mitad del cielo, sin la otra mitad de la resistencia: Ellas.

“Todo comenzó cuando escuchamos de la Comandanta Ramona, de la Comandanta Esther y de las mujeres zapatistas”

Guerrero, México. A los oídos de las mujeres de la Montaña y Costa Chica de Guerrero llegó la experiencia zapatista, la de las mujeres específicamente. Se enteraron que así como en sus comunidades había una policía comunitaria, una coordinadora con autoridades –coordinadores regionales, comandantes regionales y policías que resguardan sus territorios–, en Chiapas hay comunidades de base, juntas de buen gobierno y un ejército insurgente, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). A diferencia del EZLN, la CRAC-PC no es una organización insurgente, pero fue creada y apoyada por los pueblos, de acuerdo a sus sistemas normativos, donde las autoridades y demás miembros son elegidos en asambleas.

Las mujeres de Guerrero, escucharon con atención la experiencia de las mujeres zapatistas, quienes después de largas discusiones y reflexiones dieron vida a la Ley Revolucionaria de las Mujeres Zapatistas. Una mujer a quien llamaban la Comandante Ramona y otra a quien llamaban la Comandante Esther, eran quienes llevaban a todos lados la palabra de todas sus compañeras y no sólo eso, ¡eran comandantas!, ocupaban cargos importantísimo en las filas armadas, y sus palabras eran escuchadas y respetadas, pues no hablaba Ramona y Esther, sino que hablaban todas las mujeres zapatistas, y los hombres, sus compañeros, las escuchaban y respetaban.

Una de las mujeres guerrerenses se levantó y preguntó a las demás “y nosotras ¿cuándo hacemos nuestra ley de las mujeres?”

Las mujeres en la Policía Comunitaria

Son casi 16 años de justicia comunitaria en la Montaña y Costa Chica del estado de Guerrero, con resultados que ningún órgano de justicia estatal ha logrado en ningún lugar del país. Aquí, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias – Policía Comunitaria (CRAC-PC) es ejemplo de lucha, de resistencia, de constancia y de congruencia, pero también ha sido y es objeto de hostigamiento, de acusaciones infundadas y sus comunidades, además de ser marginadas, enfrentan un intento de despojo cada vez más voraz. Su territorio está en los ojos de uno de los peores monstruos del capitalismo: las mineras.

Es en este contexto donde se desarrolla y crece un sistema de justicia, es ahí donde los pueblos me´phaa, ñuu savi, mestizo y afromestizo viven y comulgan con la naturaleza y sus dioses. Es ahí donde los hombres están comprendiendo que no pueden luchar, resistir y avanzar sin la compañía, fortaleza y participación de sus compañeras, quienes están convencidas de que el proceso de justicia les dará un espacio igual de importante que a los hombres en las asambleas, en la toma de decisiones y en los cargos políticos de sus comunidades y de la CRAC-PC.

“Es importante que las mujeres tengamos voz y voto porque nosotras también tenemos derecho a ocupar cargos grandes y no solamente debemos estar en la cocina”, asegura Adelaida Cayetano Herrera, de la comunidad de Chilixtlahuaca.

No se podría consolidar completamente el proceso de justicia comunitaria, si no se contara con la participación activa de las mujeres, y existe la base para dar ese paso significativo porque se cuenta ya con un órgano de impartición de justicia que puede garantizar que se cumplan los puntos plasmados en la Carta de los Derechos de las Mujeres.

Todas las tardes el desfile de huipiles

De 2008 a inicios de 2010 se dieron largas y acaloradas discusiones. Las mujeres apuraban sus deberes desde muy temprano. Ellas, desde las cuatro o cinco de la madrugada, muelen el maíz para después prender el fogón, amasar en metate, cocer quelite, echar tortilla, poner café y dar de almorzar al marido, quien alrededor de las seis de la mañana sale a la milpa. El resto del día atienden a los hijos, a los animales de corral, y otra vez, muelen maíz, amasan, cuecen frijoles y esperan al marido para comer. En aquellos días, una vez que en casa todo estaba en orden, avisaban que estarían en la comisaria.

Esto comenzó a suceder todos los días, algunos hombres observaban sus reuniones a distancia, los menos se involucraban y algunos más se mantenían al margen. Ellas, en todo momento, los invitaban a participar.

La voz de algunos esposos y autoridades se hizo presente y, con palabras no muy alentadoras, se resistían al inicio de algo que hoy en día sigue creciendo. Sin embargo, había quienes defendían tal iniciativa, entre ellos, los consejos de ancianos de algunas comunidades, los hombres sabios, los tatas de todos y cada uno de los miembros de las comunidades constituyeron un importante brazo de apoyo. Las mujeres se apoyaban entre sí, se alentaban, explicaban a los hombres que ellas no querían mandar como varios decían, sino caminar juntos, y no ser iguales, porque iguales no habían nacido, cada uno es diferente en el cuerpo, y por ser hombre o mujer hacen cosas diferentes. “Pero los dos”, decían ellas, “tenemos pensamiento, ideas, y uno no es mejor que el otro, sino que los dos juntos son mejores para la familia, la comunidad y la CRAC-PC”.

Así, algunos días de la semana y en algunas épocas del año con más constancia, aproximadamente por dos años y medio, en las comunidades de Zitlaltepec, San Marcos, Santa Cruz Cafetal, Llano de las Flores, Llano de las Flores I, Nuu Savi Kani, y Chilixtlahuaca del municipio de Metlatónoc, y Llano Perdido del municipio de Cochoapa el Grande, en la Montaña del estado de Guerrero, todas las tardes se veían desfilar por las comunidades hermosos huipiles de colores adornados con figuras de flores y animales que se concentraban en las comisarías, en el único salón de clases de la escuela, en el pequeño dispensario médico caracterizado por medicinas caducas o en la casa de alguna de ellas, cuyo marido se encontraba desde hace años como jornalero agrícola en los campos de Sinaloa o quizá ya en los Estados Unidos.

Era en esos espacios donde se discutía la problemática de los pueblos indígenas, de la educación de los hijos y la situación de las mujeres. Fue en esos espacios donde decidieron formar comités de mujeres, encargados para ese entonces, de seguir organizando las pláticas y las discusiones.

Primer Encuentro de Mujeres de la Montaña. Presentación de la Carta de los Derechos de las Mujeres

En el 2010, en la comunidad de Zitlaltepec, Metlatónoc, Guerrero se realizó el Primer Encuentro de Mujeres Indígenas de la Región de la Montaña. Ahí, hombres y mujeres, niños y niñas de las comunidades de Zitlaltepec, San Marcos, Santa Cruz Cafetal, Llano de las Flores, Llano de las Flores I, Nuhu Savi Kani, Chilixtlahuaca y Llano Perdido, se reunieron para aprobar en asamblea la Carta de Derechos de las Mujeres.

Este fue el primer acto político donde las mujeres de la Montaña presentaron ante las autoridades comunitarias de la sede de Zitlaltepec el resultado de su trabajo organizativo a lo largo de casi tres años. Un trabajo que consistió en amplias discusiones en cada una de sus comunidades sobre la realidad de los pueblos indígenas y específicamente su situación como mujeres, reflexionado a lo largo de cinco temas, donde ellas proponían soluciones a sus problemáticas. Así fue como la revaloración y reconocimiento del trabajo de las mujeres, la violencia hacia las mujeres, la libertad para decidir sobre su vida y su cuerpo, la garantía de educación para las mujeres, y la garantía a la participación política en asuntos comunitarios, ocuparon un espacio importante en su vida cotidiana.

De cada comunidad resultó una propuesta de Carta de los Derechos de las Mujeres, las cuales fueron presentadas en reunión de Zitlaltepec, para que de ahí saliera una sola que tomara en cuenta todos y cada uno de los puntos de cada comunidad. Fue una reunión larga y muy discutida, donde las representantes de los comités y las autoridades comunitarias definieron los puntos definitivos de la carta y los términos en los que se llevaría a cabo la presentación formal ante las autoridades de la CRAC-PC. Se decidió que en el marco del Día Internacional de la Mujer, se presentaría la carta.

En sus comunidades los comités informaron lo sucedido en la reunión, y se dedicaron a recolectar firmas en apoyo a la carta, para “que se convirtiera en ley en nuestras comunidades”.

Semanas antes del evento, las mujeres hicieron invitaciones a todas las comunidades que abarca la sede, grabaron una serie de cápsulas que se transmitieron en la radio comunitaria “La voz de la Montaña” e iniciaron los preparativos no sólo de un acto político transcendental para la organización y las comunidades, sino de un triunfo de las mujeres, de los pueblos y de cada uno de sus miembros.

El día anterior al evento inició la intensa movilización en la sede. Las mujeres se encargaron de la comida para los asistentes y llevaron a cabo su evento con el apoyo de las autoridades comunitarias.

“Pensamos que esta carta ayudará a fortalecer el proyecto comunitario y si alguien viola estos derechos será sancionado ente las autoridades comunitarias. Sabemos que sólo trabajando juntos, hombres y mujeres, nuestras comunidades y nuestro proceso de justicia comunitario se fortalecerá. Respetando los derechos de las mujeres también serán respetados nuestros derechos como pueblos”, dijo Paula Gálvez originaria de la comunidad de Zitlaltepec, quien junto con Guillermo Vázquez Cayetano, entonces Coordinador Regional, presidió el evento en donde la Carta fue aprobada.

Voces de las mujeres de la Montaña

Nosotras las mujeres nos organizamos para defender nuestros derechos, pero algunos hombres no están de acuerdo, porque creen que la carta es para que haya pelea entre marido y mujer. Les queremos decir que eso no es verdad, la Carta de Derechos de las Mujeres, es para que ellos, los hombres, nos respeten y reconozcan nuestros derechos. Queremos decirles a los otros comités de mujeres que no se sientan solos, porque ahora todas estamos juntas y el comité de Zuitlaltepec está con ustedes.

Cándida Vázquez Penafort, presidenta del comité de mujeres de Zitlaltepec

En Diciembre de 2009 se realizaron los talleres en la comunidad de San Marcos, municipio de Metlatónoc y discutimos qué son los derechos de las mujeres. Ahí acordamos que no debe haber violencia hacia niños y mujeres ni entre las personas de la comunidad. Que la violencia es cuando se golpea o viola a una mujer. Pensamos que esta plática sirvió para que los hombres se den cuenta de lo que hacen y sepan que es malo maltratar a las mujeres. En la comunidad de San Marcos pensamos que es bueno que la gente reconozca estos derechos en todas las comunidades. Esta nueva ley va a proteger a todas cuando algo les pase. Y por eso presentamos las firmas que se juntaron de hombres y mujeres, quienes estamos de acuerdo de que la ley valga en todo el territorio de la Policía Comunitaria. También solicitamos a la Policía Comunitaria que a partir de este momento esta carta se vuelva ley en nuestras comunidades.

Leticia Ortiz Comonfort, integrante del comité de mujeres de San Marcos

Ahora se tiene que probar cuando un marido tiene a otra señora, los hombres van a tener que mantener a su familia. Ya no se van a vender a las hijas, para que ellas se casen con quien ellas quieran y así vivan bien con sus esposos. Se respetará a las mujeres cuando quieran entregar su cuerpo y los maridos no las obligarán. A los hombres que no cumplan estas cosas se les va a reeducar y la Policía Comunitaria va a vigilar que se cumpla la ley.

Estas son las cosas que tiene la Carta de los Derechos de las Mujeres y en esta comunidad estamos de acuerdo, pensamos que la carta está bien. Ahora hay nueva Ley y eso es importante porque van a cambiar las cosas para que no haya violencia contra las mujeres.

Rufina Reyes Ramírez, presidenta del comité de Santa Cruz Cafetal

Pedimos en esa carta que nos dejen salir a donde necesitamos y no es para dejar a los hombres, solamente es porque tenemos el derecho y así vivimos mejor. También que se prohíba la venta de mujeres porque cuando nos venden sufrimos mucho, pues los hombres dicen que somos de su pertenencia y nos pueden golpear y mandar como ellos quieran, ahora sabemos que no, que todos somos libres. Decimos también que es importante para tener una mejor vida y salud, que los maridos nos apoyen en el quehacer de la casa cuando estamos embarazadas, porque así debe ser.

Pedimos que el marido no gaste el dinero en alcohol porque se hace daño él mismo y le hace daño a sus hijos, a la esposa y a la comunidad.

Queremos decirles, qué bueno que hay Policía Comunitaria y Justicia Comunitaria en la montaña para que también defienda los derechos de nosotras las mujeres.

Lourdes Vázquez Evaristo, integrante del comité de mujeres de Llano de las Flores

Las mujeres son importantes en la comunidad porque hacemos la comida, molemos el maíz, lavamos, cuidamos a los hijos, barremos, limpiamos la casa. Los hombres no lo hacen, necesitan a las mujeres. Por eso toda la comunidad de Llano de las Flores I estamos de acuerdo con los puntos de la carta que tienen los Derechos de las Mujeres y juntamos firmas para pedirle a la Policía Comunitaria que vigile que la comunidad respete a las mujeres.

Entregamos estos papeles con firmas y solicitamos que esta Carta sea parte del Reglamento de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, CRAC y para que la Policía Comunitaria vigile que se cumplan los puntos de la Carta a partir de este momento.

Julia Julián Gálvez, integrante del comité de mujeres de Llano de las Flores I

En nuestra comunidad pensamos que la Carta es importante para que se respeten los Derechos de las Mujeres. La Carta trata sobre cosas buenas, como que los niños y las niñas tienen igual oportunidad de estudiar y trabajar y así poder salir adelante. Porque las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres y creemos que podemos tener los cargos de Comisarias y Comandantas. Es importante que la Carta se presente a las Autoridades de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias – Policía Comunitaria para que se haga justicia.

Los hombres y mujeres de la comunidad de Nuhu Savi Kani estamos de acuerdo con la carta; por eso presentamos estas firmas para que esta Carta se haga Ley y se aplique en nuestra comunidad a partir de este momento y para que se haga ley en todas las Comunidades que pertenezcan a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria.

Tomasa Moreno Martinez integrante del comité de mujeres de Nuu Savi Kani

Así como las mujeres respetan a los hombres, queremos que los hombres respeten a las mujeres. Esta carta dentro del Reglamento Interno de la Policía Comunitaria, le va a dar validez y se cuidará a las mujeres. También queremos decirles a los hombres, que la Carta de Derechos de las Mujeres solamente habla de igualdad entre hombres y mujeres pero que no se van a cambiar los papeles, sino que la queremos para que hombres y mujeres nos ayudemos.

También es importante que las mujeres tengamos voz y voto porque nosotras las mujeres también tenemos derecho a ocupar cargos grandes y no solamente debemos estar en la cocina. Queremos que el pueblo siga apoyando y respetando a la Policía Comunitaria para que no vuelvan a suceder las cosas que sucedían antes; por eso hago entrega de las firmas que se juntaron en mi comunidad.

Agradecemos a todos los que están presentes porque esta carta beneficia a nuestros hijos y seguiremos enseñándola.

Adelaida Cayetano Herrera, integrante de la comunidad de Chilixtlahuaca

Pensamos que esta carta es buena porque ya no se va a pelear la gente y se respetará a la mujer. Estamos de acuerdo en que ya no se venda a las mujeres porque no son cosas ni animales, y que si una mujer tiene novio y el hombre quiere a la mujer, la debe respetar y no obligarla a hacer cosas ni amenazarla.

Por eso creemos que la carta va a ayudar para mejorar la comunidad, así que dejamos estas firmas solicitando que la Carta de Derechos de las Mujeres sea parte del Reglamento Interno de la Policía Comunitaria y que se haga ley en nuestra comunidad a partir de este momento.

Florentina Esteban Aguilar, integrante de la comunidad de Llano Perdido

Cada comité entregó las firmas de su comunidad a las autoridades comunitarias, y en una votación general se aprobó la carta ante la asamblea. Todas las manos estaban levantadas, las de todos y todas, de todas las edades, por lo que, sin tener siquiera que hacer un conteo, la moderadora de la mesa grito en el micrófono “¡Ya ganamos!”. Ese triunfo declarado, no era el triunfo de las mujeres, era el triunfo de los pueblos de la Montaña y de la CRAC-PC.

Un año después

Ha pasado ya un año desde la presentación y aprobación de la Carta de los Derechos de la Mujeres a las autoridades comunitarias en Zitlaltepec, Guerrero. A lo largo de este año las mujeres no han quitado el dedo del renglón y siguen trabajando en sus comunidades. Algunos comités han cambiado, se han hecho más grandes, se han rolado las responsabilidades y se han nombrado a nuevas integrantes.

La organización de mujeres en la Montaña ha tenido impacto también en las otras regiones, y la CRAC sabe que es importante que en todas y cada una de sus comunidades el respeto y la participación de las mujeres sea garantizada y aceptada por sus miembros, quienes también están seguros que la lucha es imposible sin la otra mitad del cielo, sin la otra mitad del mundo, sin la otra mitad de la resistencia, de la lucha: las mujeres.

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Carta de los Derechos de las Mujeres en la Montaña de Guerrero

Para garantizar que en todo el territorio comunitario las mujeres vivan con dignidad y libres de violencia, que se reconozca el valor de su trabajo, que se respete su libertad para decidir sobre su vida y su cuerpo, así como el respeto a sus derechos a la salud y a la educación, a la participación política y a una vida plena como sujetos y constructoras del desarrollo y el futuro de sus pueblos, se acuerda

Que se respete el derecho de la mujer a un trabajo digno y bien pagado.
Que se reconozca por igual el derecho de mujeres y de hombres a heredar los bienes de la familia.
Que se prohíba cualquier tipo de violencia, sean golpes, insultos o en general el maltrato en contra de las mujeres y sus familias.
Que se prohíba que una persona obligue a una mujer a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad, aunque sea el propio marido.
Que se obligue a los hombres a mantener económicamente a su familia.
Que cuando un marido cele a su esposa y la culpe de tener relaciones amorosas con otro hombre, está obligado a comprobarlo. Así también, cuando una mujer cele a su marido y lo culpe de la misma falta, tiene la obligación de comprobarlo.
Que toda mujer en caso de embarazo y/o enfermedad tiene derecho a ser atendida y ayudada por el marido para garantizar su salud.
Que se reconozca la libertad de las mujeres para decidir sobre su vida y su cuerpo.
Que se prohíba la venta de mujeres.
Que se reconozca el derecho de las mujeres a salir donde ellas tengan y quieran ir y cuando ellas quieran hacerlo.
Que se garantice que las mujeres y los hombres, las niñas y los niños, tengan el mismo derecho y las mismas oportunidades de estudiar en todos los niveles.
Que se establezca la obligación de los padres de encargarse económicamente de los gastos ocasionados por la educación de sus hijos.
Que se fomente y se respete la organización y participación de las mujeres en los asuntos de la comunidad.
Que se garantice la participación de las mujeres en las Asambleas respetando su derecho a voz y voto.
Que se garantice a las mujeres el derecho a ser elegidas y a ejercer cualquier cargo de representación como coordinadoras, comisarias, comandantas y otros, y que se les respete en el ejercicio de su cargo.
Para garantizar que estos 15 puntos de la Carta de los Derechos de las Mujeres se cumplan y se hagan valer a cabalidad, las ocho comunidades que la elaboran mandatan a la Policía Comunitaria nombrada por nuestros pueblos, y a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias que sometan a proceso de reeducación a todos los que cometan alguna falta y no respeten alguno de los 15 puntos señalados.

Esta es la Carta que recoge las propuestas de ocho comunidades en las cuales se han realizado los Talleres de Derechos de las Mujeres y las Asambleas de reflexión y discusión en torno al tema de los derechos de las Mujeres: Zitlaltepec, San Marcos, Santa Cruz Cafetal, Llano de las Flores, Llano de las Flores I, Nuhu Savi Kani, Chilixtlahuaca y Llano Perdido, mismas que participan en la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC) y forman parte de la sede de Zitlaltepec, en el municipio de Metlatónoc, estado de Guerrero.