Chile: Organizaciones convocan a la Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente

14.Nov.11    Análisis y Noticias

LLAMADO A LA VÍA POPULAR Y DE LOS
PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

(LIBRE Y SOBERANA)

CHILE 2011

El país enfrenta el agotamiento generalizado
del modelo imperante hasta ahora. El
capitalismo fracasa en todo el mundo, y sus
sostenedores chilenos, la derecha y la Concertación,
no lograrán controlar el desborde
de un nuevo movimiento social que emerge
para sepultar el viejo orden de la desigualdad
económica, la injusticia política y la opresión
cultural. Hoy los movimientos sociales tenemos
la tarea histórica de refundar Chile, y lo
haremos desde abajo y a la izquierda, donde
late el corazón.

El régimen de dominación que sufrimos fue
creado y es reproducido por una constitución
y un Estado impuesto en 1980 que, al igual
que el de 1833 y 1925, niega la deliberación
ciudadana y la decisión soberana de la gente
sobre su propio destino. Es por ello que no sirven
las soluciones que vengan desde adentro
del sistema. Las alternativas parlamentarias y
ejecutivas para resolver políticamente este
cuadro, y los maquillajes económicos que lo
reforman, no han tenido ni tendrán fruto alguno.
La solución de fondo estará siempre en
el pueblo y los trabajadores, cuando se decide
crear proyecto popular.

Y lo nuevo está en nosotros. De la unidad
de la ciudadanía y los pueblos se asoma un
bloque histórico para inaugurar el amanecer
del Nuevo Chile. Hoy reaparece en la
política chilena una alternativa. Una que ha
caminado los últimos 500 años por una ruta
paralela a la institucionalidad. Una que propone
un proceso marcado por el encuentro,

la construcción y el baile. El encuentro es la
asamblea como voluntad soberana. La construcción
está en las Constituyentes Sociales
como espacio deliberativo donde nacerá una
Nueva Constitución. El baile es y será todos
los días en la lucha y organización para crear
un poder popular constituyente que nos permita
implementar este proyecto de vida digna
para Chile y sus pueblos.

Es por esto que los movimientos sociales de
una sociedad en movimiento, recuperando
la confianza en nuestras propias fuerzas
y sin depender de una fuerza externa, nos
autoconvocamos a recorrer este camino de
unidad.

Porque todas y todos los que luchamos, organizamos
y pensamos desde abajo estamos en
una misma vía, aunque aún no nos conozcamos.
Ha llegado el momento de reconocernos
como iguales, de mirar al pasado y planificar
en conjunto la ruta, y anunciarlo a todo Chile.
El camino de la Vía se hace en el andar de las
fuerzas vivas, en su recorrido de construcción
de poder popular constituyente, desde las
mayorías en lucha, contra el poder instituido
y agotado de las minorías dominantes. La Vía
es un proceso, no un producto y por tanto
importa lo que produce su desarrollo: encontrarnos,
reconocernos, auto-educarnos.
La Vía no le pide nada a este Estado ya que,
como siempre, nuestros derechos deberemos
conquistarlos. El rostro de la Vía será la
organización asamblearia de la ciudadanía.
La Vía construye poder político, económico y

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

cultural. La Vía lucha por la democracia real,
hacia afuera y hacia dentro. La Vía habla de
nación(es) y defiende el carácter plurinacional
de esta tierra. La Vía es una alternativa de
transformación para Chile y sus pueblos. La
Vía es movilización, es asamblea, es deliberación,
es soberanía, es lucha, es diversidad. La
Vía es poder popular.

En el camino de liberación de nuestros pueblos
hemos encontrado en la autogestión,
la educación popular y las nuevas formas de
lucha las claves para construir con autonomía
un tramo de la historia social de Chile. Expresión
de nuestra capacidad de autogobierno
es nuestra voluntad de reunirnos y dar en
conjunto creación a este espacio de unidad
que hemos denominado La Vía Popular y de
los Pueblos a la Constituyente.

Por eso, nos autoconvocamos, a través de esta
acta solemne, al Congreso Popular Preparatorio
el 19 y 20 de noviembre en Valparaíso que
tiene por fin organizar, promover y programar
la realización de las distintas Constituyentes
Sociales que recorrerán el país abriendo un
cause rebelde que en su avance conquiste
el pan, la educación, la salud, el trabajo y la
casa, desembocando en la gran Asamblea
Plurinacional del Poder Constituyente. Elevamos
la invitación urgente a las mujeres y
hombres dignos, estudiantes universitarios,
secundarios, pescadores, mineros, obreros,
cesantes, campesinos, trabajadores independientes,
empleados públicos, profesionales,
pobladores y pueblos originarios, a darse cita
a este espacio libre y soberano.

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

La vía popular y de los pueblos a
la Constituyente

EL PROYECTO DE LOS
MOVIMIENTOS SOCIALES
Y DE UNA SOCIEDAD EN
MOVIMIENTO EN CHILE
(SIGLO XXI)

Documento propuesto por Henry Renna
del Movimiento de Pobladores en Lucha.

La Vía, nuestro encuentro, nuestra
construcción, nuestro baile

Para nuestro pueblo, trabajadores, pobladores,
estudiantes, mujeres y hombres del campo
y la ciudad, el camino hacia un esfuerzo
constituyente representa la tarea de los últimos
doscientos años. Para nuestros pueblos,
mapuches, aimaras, quechuas, pascuenses,
alacalufes, onas, diaguitas y atacameños, es
la tarea de los últimos quinientos. Para ambos
la Vía es un ejercicio de encuentro, construcción
y de baile.

Encuentro entre territorios, sexos, edades
y pueblos que se pensaban distintos, pero
que a la luz de la esperanza por una vida y
un mundo distinto no parecen distantes. Una
construcción, ya que Chile hay que refundarlo,
desde abajo, por cada damnificado por el
terremoto y por cada damnificado por estos
malos gobiernos y su mal desarrollo. Un baile,
por la alegría de la construcción colectiva
que recupera confianzas y teje vínculos.

El encuentro es la asamblea como voluntad
soberana de la ciudadanía y los pueblos,
la construcción está en las Constituyentes
Sociales como espacio deliberativo donde
nacerá una Nueva Constitución, el baile es y

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

será todos los días en la lucha y organización
para crear un poder popular constituyente
que nos permita implementar este proyecto
de vida digna para Chile y sus pueblos.

Chile, para los chilenos y sus
pueblos

El mundo ha cambiado y Chile también. En
cada una de nuestras comunas estos cambios
se vuelven evidentes. Estamos frente a
un sistema que dice estar bien, pero se vive
todos los días la desigualdad económica, la
injusticia política y la opresión cultural de las
grandes mayorías.

La dictadura y la Concertación nos dejaron
un sistema que debemos transformar; tenemos
muchos desafíos como pueblo. Una matriz
económica que produce una concentración
brutal de la riqueza y una socialización
acelerada del endeudamiento, creando día
a día pobreza y miseria; un esquema laboral
que genera trabajo penoso e inseguridad; un
régimen productivo depredador de la naturaleza
y que pone en jaque la supervivencia
de nuestros hijas e hijos; un aumento de la
segregación, guetización y de la inseguridad
en las ciudades; un sistema político cerrado a
la participación ciudadana y que pone el aparato
burocrático al servicio de intereses empresariales,
la exclusión de bastos sectores de
la población de la educación, la vivienda y la
salud; y un sistema de valores que exacerba
el individualismo consumista y que niega la
diversidad (sexual, etaria, étnica y religiosa)
del género humano. Tenemos la tarea histórica
de refundar Chile, y lo haremos desde abajo
y a la izquierda, donde late el corazón.

Este esquema fue creado y es reproducido por
un Estado parido en 1980 que, al igual que el
de 1833 y 1925, ha negado la deliberación
ciudadana y la decisión soberana de la gente
sobre su destino. Es por ello que las soluciones
que vengan desde adentro no sirven. Las

alternativas parlamentarias y ejecutivas para
resolver políticamente este cuadro y los maquillajes
económicos que lo reforman no han
tenido, ni tendrán fruto alguno.

Lo nuevo viene de abajo, estaba en nosotros.
Los procesos organizativos del movimiento
social; el terremoto del 27 de febrero que
mostró las enormes incompetencias del modelo;
las últimas movilizaciones del sector
estudiantil y su profundo arraigo en el sentir
de las mayorías, han instalado un creciente
cuestionamiento a las bases de nuestro
orden social. De este fenómeno se siembra
el desborde de los iguales, donde germina
-en la unidad de estudiant@s, poblador@s,
trabajador@s y los pueblos- el nuevo bloque
histórico. Un acercamiento de las diferentes
fuerzas que, gracias a una perspectiva de mayorías
desisten del vanguardismo, por una
mirada de transformación estructural dejan
atrás el sectarismo, y fruto de las diferentes
formas de autogobierno económico, político
y cultural de los últimos años ponen por delante
un proyecto país.

Hoy reaparece en la política chilena una alternativa.
Una que ha caminado los últimos
500 años por una ruta paralela a la institucionalidad.
Una que propone un proceso, una
Vía, no una salida. Una donde lo central es la
organización asamblearia de la ciudadanía.
Una que se ha hecho camino al andar en los
alrededores del Estado gracias a las experiencias
de autogobierno y autogestión del
movimiento social. Una que construye poder
político, también económico y cultural. Una
que lucha por la democracia real hacia afuera
y hacia dentro. Una que habla de nación(es).
Una que se propone redistribución económica,
participación política y reconocimiento
cultural.

Como movimiento hemos creído siempre
que lo fundamental está en el camino que
se abre con la lucha organizada y, por cual,

en la necesaria acumulación de fuerza para
la conquista de transformaciones vivencia-
les y estructurales. Por ello un plebiscito es
necesario, en tanto y en cuanto sea parte de
un proyecto, sino es nuevamente una vía de
escape organizada desde la institucionalidad
para su propia reproducción, nuevamente
de arriba hacia abajo como un pozo. En un
voto no hay deliberación, sin ésta no hay soberanía,
ergo no hay poder popular. Asimismo
una asamblea constituyente es crucial,
siempre y cuando sea un punto álgido y más
no el comienzo del proceso. Hoy convocar a
una sería caer en una repartija de cuotas de
privilegios, un trasvasije de poder del ejecutivo
a un legislativo social que no asegura representatividad,
participación, ni coherencia
con las necesidades populares. En definitiva
ambas políticas propuestas de modo aislado,
son un retroceso, y uno cuando el enemigo
está débil, proponen una solución parcial
cuando está la posibilidad histórica de una
transformación estructural, y mandan de
nuevo a la ciudadanía a sus casas cuando la
calle está siendo recuperada a manos de los
que luchan.

Así pues, somos los movimientos sociales de
una sociedad en movimiento que, recuperando
la confianza en sus propias fuerzas y
sin depender de una fuerza externa, avanzan
en la “Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente”.

FRUSTRACIÓN

Cómo podría escribir
una palabra alegre
si estoy triste.
triste de ver a mi pueblo
golpeado, engañado y frustrado.
Pero aun así,
tengo la esperanza,
el despertar de un joven,
de muchos jóvenes
de un colegio,
de los liceos y universidades.
Hoy están en las calles,

las calles se visten de flores

con todos sus colores,
danza, carteles y bailes
¡ellos son! nuestros estudiantes.
El clamor de un pueblo
es un grito de justicia
un sonoro de igualdad

Violeta Paz [Eugenia Huilcaleo]

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

LOS EJES DE LA VÍA
PARA LA CONSTRUCCIÓN
DE UN PODER POPULAR
CONSTITUYENTE EN CHILE
(SIGLO XXI)

Documento generado de las mesas
deliberantes sobre la Vía, donde
participaron movimientos tales como:
Andha Chile a Luchar Democrático,
Movimiento Asambleas del Pueblo,
Movimiento de Pobladores en Lucha,
Corriente Praxis, Partido Wallmapuwen,
Partido Igualdad, Movimiento Patriótico
Manuel Rodríguez, Nuevo Chile, Colectivo
de Educación Popular Paulo Freire y
compañeros y compañeras como Cristián
Candia, Cristián Dinamarca, Felipe
Berríos.

1.
La Vía es un proceso. La vía es un proceso
no un producto y, como tal, interesa
lo que produce su desarrollo: articular el
movimiento social, coordinar las fuerzas
ciudadanas en lucha, recuperar las confianzas,
autoeducarnos reconociéndonos
entre las y los de abajo, y deliberar libre
y soberanamente sobre una nueva sociedad.
En definitiva es acumulación de
fuerza de los pueblos.
2.
La Vía no pide, construye fuerza. Quienes
hacemos parte de la Vía no le estamos
pidiendo nada a este mal gobierno
o al mal desarrollo. Como siempre, deberemos
conquistarlo. Es con una acumulación
de fuerzas lo suficientemente fuerte
que seremos capaces de desmontar las
estructuras que producen dominación e
implementar este proyecto de vida digna
para Chile.
3.
El rostro de la Vía será la organización
asamblearia de la ciudadanía. La vía no
se piensa desde un hito, y menos uno
organizado por arriba y a espaldas de la
gente. Ésta necesariamente parte desde
abajo, por lo cual su rostro será, la organización
asamblearia de la ciudadanía. Este
es el espacio histórico de deliberación,
como lugar permanente de encuentro de
la comunidad. Desde aquí se problema-
tiza sobre lo local y al mismo tiempo se
empieza a repensar lo global. Nacen desde
la vivienda, la educación, la salud, el
trabajo y pasan a dirimir sobre las estructuras
que las producen y condicionan. En
estas se vive el mayor acto de libertad del
ser humano, el derecho a elegir sobre el
destino colectivo y decidir sobre el camino
emancipatorio para su conquista.
4.
La Vía construye poder político, económico
y cultural. La Vía se propone construir
un poder alternativo y esto exige
una mirada al campo político, económico
y cultural. En efecto este poder propio corresponde
al despliegue social y político
del bajo pueblo y la ciudadanía y a su poder-
hacer en el campo de la producción
material y simbólica.
5.
La Vía lucha por la democracia real. Por
más que ésta sea otra forma de las clases
dominantes por mantener su orden de
desigualdad, debe ser disputada para
radicalizarla y practicada para radicalizarnos.
Es una tarea de los movimientos
sociales constituyentes llevar la intensidad
de la democracia al punto máximo
de difuminar el Estado y dispersarlo en
cada espacio deliberante de la sociedad.
Asimismo llevarla al interior de las organizaciones
y a nuestras relaciones resulta
fundamental para dotar de mayor profundidad
y perspectiva revolucionaria

a nuestra lucha. La mayor garantía de la
deliberación libre y soberana es su organización
democrática.

6.
La Vía habla de nación(es). En nuestra
tierra llamada Chile, coexisten ocho naciones,
ocho pueblos. La nación chilena
puede ser vista como una totalidad, pero
es sólo una parte de una gran riqueza
civilizatoria. Somos una sociedad con sociedades
en su interior, y deben ser reconocidas
como tales, con sus identidades y
formas de autogobierno. Somos un país
plurinacional y el nuevo Chile debe defender
esta diferencia.
7.
La Vía es Poder Popular Constituyente.
En la Vía nos hacemos nuevamente personas
gracias a la organización y el ejercicio
de nuestra libertad. Así nos hacemos
iguales y nos constituimos como un todo.
La Vía representa el levantamiento de
este poder constituyente desde las mayorías
contra el poder instituido de las
minorías dominantes. La Vía es asamblea,
es deliberación, es soberanía, es lucha, es
diversidad. La Vía es poder popular constituyente.
ME DESCONOCÍ

Sometidas a sus barbaries
Decisiones me encontré
sometida asesinas mi propio cuerpo
mi propia sangre.
Sometida compañera
sometida me encontré
mientras ella revoloteaba
en mi barriga
pidiendo nacer
¿quién preguntó lo siento? ¿quién?
Mientras una lágrima cubría mi rostro
¿dónde está el amor a la vida…
que por un momento desconocí?
obedecer a la barbarie
sería enloquecer mi conciencia
que importan las malas lenguas
qué importa que la sociedad nos margine
si somos dos vidas
aquella presión vivida
fue el experimento más fuerte
más violento
pequeña mariposa, estando en mi barriga
nadie podrá dañar
aunque el pan nos han negado
pero mi amor jamás.

Violeta Paz [Eugenia Huilcaleo]

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

A REFUNDAR CHILE
DESDE ABAJO

Documento propuesto por Manuel
Hidalgo de Amerindia.

Las movilizaciones populares en Chile en el
último año han ido generando una nueva
conciencia: hemos llegado a un punto en que
la solución efectiva a los problemas que tenemos
no pasa ya por unos pesos más o una
pequeña reforma legal que siga “parchando”
un sistema que definitivamente sigue concentrando
la riqueza y los beneficios del crecimiento
en unos pocos y postergando a la
inmensa mayoría.

Este sistema no da para más. Tenemos que
cambiarlo, de raíz y por completo. Y no vamos
a delegar esa responsabilidad en otros
u otras. Queremos que el pueblo mande. Que
él sea el protagonista del cambio.

Hemos llegado a esta convicción porque hemos
vivido hasta el cansancio la experiencia
de que las autoridades ejercen sus atribuciones
y toman decisiones sin basarse en mandatos
recibidos del pueblo –no se consultan,
precisamente, como debieran las cuestiones
más importantes que nos afectan- ni persiguen
con ellas el bien común, el bienestar de
la mayoría social. Por el contrario, sus decisiones
se basan en sus particulares apreciaciones
de la realidad y buscan satisfacer prioritariamente
sus intereses particulares a nivel
personal y de grupos y camarillas de que se
rodean o a cuyo servicio están.

Estamos frente al desafío de construir una
capacidad comunitaria, social, de influir decisivamente,
en nuestra suerte como país, de
asumir un protagonismo histórico. De construir
un poder ciudadano, popular, comunitario,
desde abajo.

Esto requiere, en primer lugar, de que recuperemos
la vida en comunidad como horizonte
real de vida de las personas. No es fácil, ya
que por más de 30 años hemos sido empujados
violentamente –por la fuerza de la ley, de
las instituciones y aún de la violencia contra
los espacios de asociatividad popular- a vivir
unos a espaldas de los otros. Y muchas personas
ya se han acostumbrado a eso. Ya interiorizaron
como sentido común el vivir así, “cada
una pa’ su santo”, “cada quien mata su toro”.

Y así nos tienen, jodidos. Sólo reaccionamos
buscando a los demás cuando la tragedia y
el dolor nos rebasan y obligan a tener que
encontrarnos para juntar fuerzas que nos
permitan enfrentarlos. Sea las amenazas de
los desalojos o la fuerza destructora de un
terremoto-maremoto. Pero, menos mal, ya
nos hemos ido encontrando y reconociendo
como iguales, más allá de nuestra individualidad.
Como los niños y jóvenes, que han
puesto de pie al movimiento estudiantil de
estos años y que han empezado a reaccionar
contra el sistema discriminador, segregador
y explotador a favor de la banca que opera
en la Educación que se les viene dando. Y
que hasta acá habíamos permitido… Y como
ellos, es hora de decir: No más. Es hora de
construir otro país.

Este sistema de dominación, que nos ha destruido
como personas, como familias, como
pueblo, también está destruyendo la naturaleza,
el medio ambiente en que vivimos. Es
hora de romper con esta forma de vida, desde
nuestra propia vida cotidiana; no sometiéndonos
ni a su ritmo ni a sus exigencias.
Es hora de cuestionarse qué sentido tiene
seguir viviendo esclavizado del crédito, en
largas jornadas de trabajo, sin gozar siquiera
un momento de la compañía de las personas
que amamos y que nos rodean.

En segundo lugar, es necesario avanzar en la
refundación de nuestra vida como país, par

tiendo desde abajo. Eso es lo que nos proponemos
quienes estamos por una Vía Popular
y de los Pueblos hacia la Constituyente.

Se trata de que construyamos los espacios
y procesos de deliberación, de lucha y autonomía,
desde las comunidades territoriales,
locales, así como de otra comunidades de
carácter temático o sectorial, que se articulan
ya sean como movimientos o redes sociales,
algunas de las cuales incluso funcionan por
Internet. Se trata que en la dinámica de estas
comunidades vayamos combinando la lucha
contra el sistema de dominación actual,
con la prefiguración en nuestra práctica y en
nuestra reflexión de un sistema de vida distinto.
Eso es lo que entendemos como el proceso
de construcción de un poder ciudadano,
popular, comunitario, alternativo al que actualmente
impera en Chile.

Hay que abrir un ancho cauce para que en
cada localidad, en cada espacio de vida en
que nos desenvolvemos, entremos a participar
como vecinos, como compañeros de estudio,
de trabajo, de convicciones y motivaciones
ciudadanas, para construir entre todos
y todas los espacios y experiencias que hagan
a la refundación del país, desde abajo.

El mayor desafío teórico y práctico es que
seamos capaces de inventar y redefinamos
en los hechos la relación entre el espacio y
las atribuciones del mercado, las del estado
y las de la sociedad civil organizada comunitariamente.
A nivel del país, de cada región,
de cada localidad. Es un largo camino, pero
ya nos hemos puesto a andar con este horizonte.
Perseverar en él, sin abandonarlo por
los atajos o alternativas de quienes dominan

o no confían en el pueblo, es esencial. Como
también sumar a esta perspectiva a los más
amplios sectores organizados.
PUEblO PRESIONADO

No sé qué pensar
hoy mi pueblo veo sollozar
juventud de bienestar que hoy pide libertad.

Presionados ellos viven,
por buscar la verdad
paz y amor en cada ciudad
los días van pasando
policías baleando,
resentimiento va quedando
dentro del ser humano.

La represión continúa girando
a lo largo y ancho van quedando
manchas, frustraciones y desengaños
padre y hermanos quedan atormentados.

Aquellos que dicen velar
por la ciudad y el bienestar

es algo fingido que nos desconciertan,
y nos hacen desconfiar

de la cobardía que le llaman
fuerza policial…

Violeta Paz [Eugenia Huilcaleo]

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

LA VÍA COMO PODER
POPULAR CONSTITUYENTE

Documento propuesto por Leandro
Torchio, Centro de Estudios Francisco
Bilbao.

El tema de las vías es un debate antiguo de
aquellos que queremos cambios reales para
nuestra patria y nuestros pueblos. Hoy nuevamente
vuelve entre nosotros a estar presente
el término vía, es decir un camino, un
proceso, un transitar, un acumular fuerzas,
una apuesta política al fin de cuentas hacia
objetivos predefinidos.

El trasfondo de todo esto tiene una pregunta
inicial o que estimamos debería ser originaria:
¿Cómo se producirán los cambios revolucionarios
en nuestro país?

Es claro que no podemos responderla con
certeza (el intento de hacerlo de ante mano,
parece que corresponde a otra etapa, otro registro
que ya no calza con el espíritu de esta
época). Tenemos claro lo dicho hace muchos
años por el gran intelectual peruano y latinoamericano,
José Carlos Mariátegui. “Ni calco
ni copia, sino creación heroica”.

Cualquiera sea el escenario propicio para los
cambios estructurales que Chile necesita,
que implica en algún momento realizar una
asamblea constituyente, que pueda expresar
una real soberanía popular, y además logre
justicia social, libertad y el fin de la explotación
de los seres humanos y de la madre
tierra o que se encamine en esa dirección,
pasa por el protagonismo, decisiones y organización
de los explotados, especialmente de
los trabajadores, que son los pueblos de este
territorio.

No existe posibilidad alguna de cambios sustanciales
y de permanencia, sin la existencia
y protagonismo de estos poderes populares
reales, vivos, diversos, que son en definitiva
los que deben ejercer la soberanía de hecho y
ojalá en derecho. Pensamos que en este tema
no hay atajos posibles y hay que ser radicales
al máximo. Acuerdos palaciegos, ingeniería
política por arriba, preeminencia de aparatos
burocráticos, ya sean políticos, militares o
con sesgo social, sólo producirán más de lo
mismo, es decir un reacomodo del sistema.
Podrá cambiar el rey, pero los vasallos seguiremos
siendo los mismos.

Nótese, que como soberano estamos pensando
en poderes populares, que por definición
son organizaciones colectivas, democráticas,
deliberantes, con autonomía, en definitiva
comunidades con identidades construidas
desde sus vivencias, necesidades y auto-definiciones.
Es decir un poder popular colectivo
que está por el respeto irrestricto a la dignidad
y libertad del individuo, hombre o mujer,
pero que no se construye en torno al concepto
egoísta del individualismo.

Chile necesita ser refundado en un nuevo
pacto social, por supuesto.

Chile necesita una nueva institucionalidad,
por supuesto.

Chile necesita una asamblea constituyente,
por supuesto.

El tema está es que esa nueva institucionalidad,
no puede ser construida entre cuatro
paredes, como ha sido a lo largo de nuestra
historia. Ha llegado la hora, de que los pueblos,
las organizaciones sociales de base, los
plebeyos, los trabajadores, los marginados,
hombres y mujeres, niños, jóvenes o adultos,
tengan la palabra y las decisiones.

El camino a transitar es construir ese protagonismo
popular.

Para nosotros es claro que la institucionalidad
que resulte de una refundación del país,
va a ser la expresión de la correlación de
fuerzas de las clases sociales e intereses sectoriales
en disputa. Esa confrontación puede
tener múltiples variantes como conocemos
en nuestra historia y por tanto la creación,
recreación, agrupamiento de los poderes
populares tendrá que tener capacidades en
todos los terrenos posibles.

Por esto nosotros apostamos a que se tiene
que ir configurando desde la base social, poderes
populares constituyentes, construyendo
desde ahora un contra poder que le dispute
la hegemonía a las clases dominantes. Un
orden social de base en contradicción y lucha
con el orden social impuesto por las clases
dominantes. Esto ya sucede en muchos lugares
hoy en día: en la comunidad mapuche o
de otros pueblos originarios, en las tomas de
terreno, en algunos campamentos o poblaciones
populares, en los liceos o universidades
en tomas, donde los propios pobladores,
trabajadores o estudiantes, fijan sus reglas de
juego.

La creación o coordinación de los poderes
populares, debe ser desde abajo, desde la
base, debe ser deliberante, de propuestas,
creativo, que dé cuenta de la diversidad de
las democracias y de las soberanías, que a ve

ces de manera oculta practican diariamente
nuestros pueblos.

Tenemos que tener como horizonte la disputa
de espacios legales y la disputa del gobierno,
usando todas las formas de lucha, incluyendo
las formas electorales para conquistar
una asamblea constituyente real y efectiva,
de carácter popular.

En paralelo la vía popular a la constituyente
puede y debe convertirse en un poder popular
constituyente que influya en la vida cotidiana,
para lo cual tiene no sólo el voto como
una herramienta eficaz, también la movilización,
la desobediencia, el uso de la fuerza legítima,
como sucede en múltiples sucesos de
la vida real que esperamos multiplicar como
parte de la confrontación social que han vivido
y viven nuestros pueblos.

Es necesario que la vía popular, sea un polo
social popular en que los explotados puedan
encontrar un sostén, una ayuda para las luchas
cotidianas. Necesitamos un camino y
necesitamos una práctica que muestre un
horizonte de victoria tangible para los trabajadores
y los pueblos.

Para esta propuesta estamos invitando a todas
y todos a participar y trabajar por la Vía
Popular y de los Pueblos.

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

LA CONSTITUYENTE
SOCIAL: POR QUÉ, PARA
QUÉ Y CON QUIÉN(ES)

Carlos Torres, Estudiante Doctorado
U.Arcis y colaborador de OLCA

El tema de la Asamblea Constituyente (AC)
ha devenido un lugar común de debate en
los sectores sociales y políticos excluidos y/o
marginados del arreglo constitucional que
rige al país y que tiene como expresión electoral
el sistema binominal en la urnas. Hasta
hace poco tiempo tendencias partidarias de
dilatada existencia en la política nacional
también reclamaban ante tamaña injusticia.
Sin embargo, con el tiempo pareciera que las
magras plazas de participación concedidas
por el club de los distinguidos por el modelo
los hubieses encandilado. Y desde allí intentar
ahora posicionar sus propuestas para
avanzar, dicen, hacia los cambios del futuro
desbrozando camino en el parlamento o municipios.
La singular clarividencia de algunos
pareciera no causar mella en el aparato estatal
ni en los Olimpos de los partidos del modelo,
instancia que aunque venida a menos
siempre goza de cuotas nada despreciables
de poder sistémico. Lo concreto es con esas
intrascendentes migajas de poder no basta
para transformar una sociedad atrapada por
la camisa de fuerza neoliberal. Este país anhela
cambios profundos y no de caricaturas
de progresismo, de rabietas críticas u obsoletas
interpelaciones al poder constituido

o de los que transgreden las fronteras de la
política deseable. Es necesario ir más allá y
pero hacerlo se necesitan transformaciones
profundas.
Porqué es necesario un camino hacia
una Constituyente

Muchos de los políticos tradicionales de los
cuales hablamos, incluso balbucean, no muy
convencidos furibundos llamados a cuestionar
las políticas neoliberales y terminar con
el lucro. Mientras en sus espacios de control
ejercen censura sindical, subcontratan mano
de obra y sin mucho alarde utilizan el neoliberalismo
cuando les es ventajoso. Es más,
muchos incluso pontifican sobre la necesidad
de una nueva constitución, con la salvedad
claro está, que los partidos políticos, tal como
los conocemos, y las supuestas instituciones
vivas del país, sean las depositarias de la soberanía
otorgada por el caudal de votantes.
Aunque lo afirman con cierta sospecha pues
nadie sabe con certeza hacia donde se mueve
el péndulo electoral actual y por quienes

o qué votaran los que aun no se inscriben.
Por otro lado se ha ido conformando una
cierta insurgencia social que interpela a la
democracia neoliberal y la institucionalidad
vigente y que nos convoca a construir nuevos
sentidos comunes. Que nos a repensar y reinventar
el territorio geográfico que habitamos,
el país que ya no sabemos a quien pertenece
ni hacia donde orienta su rumbo pero que no
estamos dispuestos a entregar sin batalla.
Como sabemos, la constitución que nos rige
no es tan sólo antidemocrática por el contexto
en el que fue gestada sino que también
lo es por sus contenidos y restricciones que
impone a la participación y soberanía popular,
o de la gente, como igualmente se afirma.
No es casualidad que más de la mitad de la
población en edad de votar no lo haga ni
que el sistema electoral defina el rayado de
la cancha para que el duopolio electoral se
apropie de las poltronas parlamentarias. Se
apropie de los empleos estatales además de

embajadas, misiones internacionales, becas
de capacitación y becas internacionales de
estudio. Mientras la mayoría de la población
se debate entre deudas, altos aranceles educacionales,
viviendas indignas o de elevado
costo y con un sistema de salud prohibitivo
que no cura los cuerpos ni almas de personas
mal nutridas. Hablamos de una población expuesta
cruelmente a un medio ambiente de
alta contaminación del aire y a consumir las
pesadas aguas filtradas artificialmente por
químicos que corrompen el cuerpo humano.
Esa calidad de vida es pontificada a diestra y
siniestra por los defensores de las políticas
públicas del modelo, llámese la autoridad;
desde un paco raso o de las fuerzas especiales
pasando por los parlamentarios, sotanas,
ministros y tinterillos de tribunales.

Para qué es necesario el cambio

Para cambiar este orden de cosas se requiere
más que una reforma educacional o un cambio
al sistema binominal pues este orden jurídico
no permite la expresión popular, la de
los hombres y mujeres que cotidianamente
construyen el país desde el alba y hasta después
del oscurecer. Para ello es necesario,
pensar e imaginar otro país, otra constitución,
otro sistema de representación; soberano,
autónomo y popular, otra economía; solidaria,
comunitaria y nacional. Es necesario
romper con la lógica neoliberal, del mercado
invulnerable, y buscar los caminos de salida,
que liberen las capacidades de los pueblos y
naciones que habitan dentro de las fronteras
que se extienden desde Arica hasta Tierra
del Fuego. Chile es un territorio controlado y
usurpado por intereses que no representan
las necesidades de sus ciudadanos, por eso
es necesario transformarlo.

Sin embargo, para realmente liberar toda la
potencia contenida es necesario atreverse a
incursionar en cambios que por sus conteni

dos tengan características transformadoras
y revolucionarias, en el sentido profundo e
integral del concepto. Los cambios deben ser
democráticos por sus formas organizativas y
movilizadoras y por la germinación de nuevas
prácticas políticas, que reúnan a la indignación
con las propuestas. No obstante, ello
sólo es posible si sus actores y sujetos, hombres
y mujeres, asumen un rol protagónico
en su gestación, reflexión y ejecución, dicho
de otro modo el cambio al que debemos
postular debe emanar desde abajo, desde las
organizaciones y sectores oprimidos y discriminados
del país. De otro modo se corre el
riesgo que en el camino se pierda el rumbo
a pesar de las buenas intenciones de quienes
han servido de intermediaros de los intereses
populares, por muy buenas intenciones que
ellos tengan sea en su calidad de lideres o de
partidos tradicionales. En los laberintos del
poder institucional-estatal se confunden y
corrompen las ideas más revolucionarias, si
observamos América Latina, Chile incluido, lo
podremos constatar sin muchas dificultades.

Con Quién(nes) podemos avanzar en
este desafío

El largo camino de la transformación social
es incongruente y cubierto de obstáculos,
así lo demuestra la propia experiencia vivida
en Chile y se puede constatar ciertamente en
otros procesos derrotados y amenazados; la
lucha por la transformación social es y será
constantemente amenazada desde afuera y
en ocasiones desde el mismo campo popular.
Por lo tanto la construcción de amplias alianzas
y la unidad en la diversidad que nos toca
vivir y actuar debería ser el horizonte social no
sólo en términos tácticos sino que igualmente
estratégicos; aquí la máxima zapatista de
concebir un mundo donde quepamos todos y
todas, los oprimidos y quienes luchamos por
una mundo diferente, cobra gran relevancia.

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

Los procesos excluyentes están condenados
al fracaso, el dolor y la tragedia, travesía que
no queremos volver a transitar, puesto que
recobrarse de la derrota y de las heridas toma
un tiempo histórico indeterminado, con todos
los retrocesos que ello implica.

El futuro es incierto, la certidumbre de ayer
debe ser reformulada, lo evidente sin embargo
es que el capitalismo, tanto en su fase
fordista como neoliberal, ha llevado al planeta
a un camino sin salida si es que continuamos
por este rumbo. También es adecuado y
oportuno afirmar que el socialismo industrial
del este europeo, la otra cara del modelo de
desarrollo occidental tiene responsabilidad
compartida en la actual debacle humana.

El capital como fuerza dinamizadora de la
economía y el capitalismo como movimiento
de ideas ya no son capaces de avizorar
un camino de rectificación a sus diversas y
gastadas construcciones sociales; estado de
bienestar, capitalismo escandinavo, neoliberalismo
central o periférico. En otras palabras
el capitalismo ya no es capaz de ofrecer ni garantizar
servicios ni programas sociales básicos
para la población. La crisis actual del capitalismo
puede devenir en oportunidad para
profundizarla, ello es posible si cerramos las
fronteras de expansión del capital y si cuestionamos
desde las alternativas en construcción
lo nefasto de su modelo de sociedad.

Por lo tanto sólo podemos contar con la
fuerza innovadora propia e irrenunciable de
quienes ya no están dispuestos a tolerar un
sistema que explota, reprime y excluye a la
mayoría; el camino sale de nuestra propia
experiencia y capacidad innovadora. “Ni calco
ni copia, sino creación heroica” nos legaría
Mariátegui para orientar el camino.

De lo que se trata es de construir una vía a
la constituyente social capaz generar convergencias
sociales y políticas que apunte a

ampliar las agendas sociales de quienes se
oponen al duopolio neoliberal representado
tanto por el gobierno de Piñera como por la
Concertación. En este remedo de democracia
no se puede confiar, si fuese democracia plena
y participativa el actual gobierno habría
sido impugnado y desalojado de la moneda,
pues no sabe gobernar, no quiere ni puede.
Para que esta vía tenga sentido histórico y
trascendente debiera confluir con las reivindicaciones
de todos los hombres y mujeres
que luchan por la educación pública gratuita,
por la defensa del medio ambiente y los bienes
comunes y colectivos de la sociedad, por
la salud centrada en el ser humano y no en el
mercado, por empleos con salarios dignos y
seguros, por los derechos culturales y territoriales
de las naciones indígenas, por una política
agraria centrada en el campesinado sin
tierra y sin empleo, por los derechos anti-patriarcales
de la mujer, por viviendas decentes
al alcance de la población trabajadora, por el
fin a la violación de los derechos humanos, a
la represión, la criminalización social y a los
montajes policiales y judiciales.

Así se podrán ir construyendo espacios de
reflexión y acción mancomunada con quienes
luchan por una sociedad, plural, libre,
democrática y participativa. Será desde espacios
realmente democráticos y participativos,
cuestión que al capitalismo y a sus clases
aterra, que se podrá convocar a las asambleas
constituyentes sociales. Desde donde se podrá
nivelar el campo de acción para que todas
las organizaciones y movimientos sociales y
populares se transformen en los actores que
definan el rumbo histórico del país, se liberen
de ataduras ancestrales, ejerzan un rol transformador
y nos podamos encaminar hacia
la superación sistémica del capitalismo. La
Asamblea Constituyente se construye democráticamente
desde el pueblo, de lo contrario
no es ni Asamblea ni es Constituyente.

COMPAÑERA MAPUCHE

A ti compañera
a ti compañera mapuche
Fresia, Mirella, Huacolda, etc.
A ti compañera
encontrarme contigo quisiera
platicar en nuestra lengua
que un día y hoy en día
han tratado de exterminar
compañera mía
aquí estamos frente
a tiranos y tiranas
soportando sus palabras
grosera e insolentes
prepotentes mas que nada
a ti compañera de la soledad
mansa, silenciosa
levántate entre las serpientes
que contaminan nuestra sangre
nuestra mente

Violeta Paz [Eugenia Hilcaleo]

NOTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

EDUCACIÓN POPULAR: UN
NUEVO LENGUAJE PARA
UN NUEVO CHILE

Documento propuesto por Pilar
Santander del Colectivo de Educación
Popular Paulo Freire.

“Sueño con una sociedad reinventándose de
abajo hacia arriba, donde todos tengan derecho
a opinar y no apenas el deber de escuchar”.
Paulo Freire

Chile hoy más que nunca se encuentra en un
escenario convulsionado, donde se vuelve
a rearticular el tejido social que había sido
fragmentado como una de las condiciones
para poder tranzar esta seudo democracia,
los movimientos fueron invisibilizados e inmovilizados
por el Estado que los encadenó
a las lógicas peticionistas, donde el proyecto
se convirtió en una forma de sobrevivencia,
donde se combatía entre organizaciones y
artistas, por los recursos, más que una apuesta
de construcción colectiva.

En el marco de la crisis actual que vive la
educación chilena, que se consolidara a mediados
de los ‘90, caracterizándose por un
proceso de exclusión, donde la educación de
calidad parece ser sólo un derecho de las clases
acomodadas, se pone de manifiesto un
efecto segregador donde los establecimientos
que ocupan mecanismos de selección
pueden asegurar alumnos/as que obtienen
mejores resultados y así aseguraran mayores
aportes económicos.

Esta educación está hoy en jaque, las autoridades
con sus expertos no se han hecho
cargo de estas desigualdades que sólo se han
acrecentado, el sistema educacional chileno
ha procurado otorgar a todos los chilenos la
igualdad en las oportunidades de ingreso a la
enseñanza básica (aumento de la cobertura
educacional), no obstante, no da garantías de
una igualdad de oportunidades de resultado
(“calidad” de la educación), otro elemento
importante para mencionar es la resistencia
que generan los oprimidos1 frente a los dominantes,
es frente a esta resistencia y miedo
generado por las fronteras que se construirán
a partir de un lenguaje que les es ajeno y
complejo a los oprimidos, provocara el rechazo
que conlleva a la deserción y desencanto,
con los procesos educativos.

Aunque han tratado de doblegar el espíritu
de la gente éste está ebulliendo en su
interior, parece que el terremoto despertó
esa energía dormida, que ha reventado en
las calles, donde las organizaciones se presentan
con nuevas herramientas, donde se
reinventan antiguas prácticas para ser leídas
con nuevos lenguaje, “la Vía Popular y de los
Pueblos a la Constituyente” es un espacio de
convergencia donde no se busca imponer
sino construir en conjunto una nueva manera
de hacer política, donde las asambleas
reconstruyan el poder popular, ese que hace
temblar al Estado, donde se quiebre la fragmentación
y desconexión en que se encuentran
las organizaciones, este “poder popular”
no es un ejercicio de dominación es un acto
de liberación, de lucha y organización, aliñado
de un cambio interior de recuperación
de las confianzas, de los cariños y el respeto
hacia el otro. Entonces a partir de este esce

1

Concepto utilizado por Freire en “La alfabetización como elemento de la formación de la ciudadanía”

nario donde la educación emanada desde el
Estado está al servicio de los intereses de este
y es utilizada para colocar sus propios discursos
e intereses, ejerciendo una dominación
simbólica, donde el Estado ha hablado de
“educación popular” pero una educación de
dominación, control y neutralidad, donde
busca dejar las características individuales de
la puerta para afuera. Se volverá a convocar a
la “Educación Popular” la cual algo tiene que
decir, ésta responderá a las necesidades de
los sujetos y no a los interese de los poderosos,
es un enfoque de educación alternativa
que sembrará el cambio social utilizando la
organización, que lleva a los sujetos a la liberación
y la transformación.

“Es aquí donde adquieren sentido las prácticas
que se atribuyen a la Educación Popular.
Esa práctica, tal vez, podría haber sido expresado
con la palabra educación, recuperando
para esta expresión su verdadero sentido.
(Etimológicamente: extraer, sacar, exteriorizar
cada uno lo mejor de sí, expresarse en
espíritu de verdad y justicia). La necesidad de
agregarle el apellido de “popular” surgió del
hecho mismo que, en nuestra sociedad, el
conjunto de prácticas, estructuras y normas
que rigen y legitiman la institucionalidad
educativa han jugado generalmente al servicio
de una élite”2.

La Educación Popular, no es neutral, y menos
lo será frente al tema del cambio social,

buscará dejar atrás las lógicas “bancarias”3,
devolverles su voz a los excluidos, despertarlos
para empoderarse de su historia y su
capacidad transformadora y “para quebrar la
cultura del silencio es preciso que los sectores
populares recobren su palabra, aunque
en un primer momento esta palabra no sea
plenamente suya, sino en buena medida la
expresión de su dominación”4.

La educación popular como nos dice Freire
será una praxis, reflexión y es acción del
hombre sobre el mundo para transformarlo,
al vincularse con las organizaciones y los sujetos
y sujetas añadirá sus modelos culturales
y propiciara la reconstrucción de lo político,
la Educación Popular “como una práctica
educativa que se inscribe al interior de un
proceso más amplio, que busca que los sectores
populares se constituyan en un sujeto
político conciente y organizado5”.Es un elemento
fundamental dentro de este escenario
de reposicionamiento del poder popular, y
como dice el llamado a la constituyente se
forjara un camino para la liberación de nuestros
pueblos y ahí en ese camino la Educación
Popular permitirá los procesos de autoformación,
la reflexión desde las bases y orientara
los procesos educativos rescatando los saberes
de los excluidos, metodologías participativas
celebrando la diferencia y las diversas
visiones que se enrielan en el camino hacia
la liberación.

LA VÍA POPULAR Y DE LOS PUEBLOS A LA CONSTITUYENTE

2
Titus Bustos, Luís (2003). “Los Discursos y Prácticas de la Educación Popular: 1973-1990”. En: Revista de Historia Nº1,
Universidad Arcis.

3
Sobre la concepción “bancaria” de la educación, ver Freire, Paulo (2005). “Pedagogía del oprimido”, Capítulo II. Buenos
Aires: Siglo XXI.

4
García-Huidobro, Juan Eduardo y Martinic Sergio. (1980). Intento de Definición de Educación Popular. Cide, p. 7.

5
García-Huidobro, Juan Eduardo y Martinic Sergio. op.cit., p. 1.

PARA EMPEZAR A PENSAR EL NUEVO CHILE

NOTAS PARA LA DELIBERACIÓN

NOTAS PARA LA DELIBERACIÓN

BASES FUNDAMENTALES
PARA UNA NUEVA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA
EN CHILE (SIGLO XXI)

Documento propuesto por Gabriel
Salazar, Historiador.

1.
La nueva Constitución deberá garantizar,
en lo esencial, mecanismos efectivos de
participación ciudadana, y autonomía relativa
a las regiones del país en lo tocante
a la administración de los recursos que
generan.

2.
En función de lo anterior, la nueva Constitución
deberá estructurar un Estado que,
de un lado, represente orgánicamente las
asambleas locales (barriales, comunales
y regionales) y de otro, los intereses generales
de la Nación. Las primeras deberían
estructurar unidades de gobierno
barrial, éstas proyectarse directamente
en la asamblea de gobierno comunal y/o
regional, y ésta dentro de una Asamblea
Nacional (que para estos efectos deberá
ser el Senado) (ver Constitución de 1828).
Los segundos deberían estructurarse,
principalmente, en el Gobierno Central
(Presidente y Ministros) y en la Cámara
de Diputados. Para la aprobación de los
proyectos de ley, la cámara superior (determinante
en última instancia) sería el
Senado. Las intendencias deberían ser
propuestas en terna por las Asambleas
Regionales y elegidas por el Gobierno.
3.
Se promoverá tres formas de organización
ciudadana para los efectos de incidir en
el proceso político: las asambleas locales
(consejos ciudadanos), que rematarían su

PARA EMPEZAR A PENSAR EL NUEVO CHILE

incidencia a nivel del Senado; los partidos
políticos, con incidencia directa sólo en la
Cámara de Diputados y la Presidencia, y
las organizaciones sociales (incluye gremios
y sindicatos), con incidencia directa
en las asambleas comunales y regionales.
Se requiere un Código del Trabajo coherente
y relacionado con el código social
de la participación soberana de la ciudadanía
en las decisiones pertinentes.

4.
La participación ciudadana a través de
asambleas y consejos tendrá incidencia
directa en todos los asuntos y procesos con
impacto en la vida local y regional, sean
de tipo productivo, comercial, financiero,
educacional y/o laboral. Estos asuntos y
procesos serán determinantes en la configuración
de la política nacional, interna
y externa.
5.
El nuevo Estado deberá realizar dos tareas
históricas fundamentales: a) desarrollar la
producción (re-industrializando el país de
una manera racional, en armonía con la
naturaleza y sin desconectarse del todo
del mercado mundial) y nacionalizar racionalmente
la explotación de los recursos
naturales (la participación del capital
extranjero debe ser siempre minoritaria),
y b) establecer un sistema educacional
público gratuito orientado a potenciar la
recuperación de la capacidad productiva,
industrial y tecnológica del país y formar
ciudadanos participativos con conciencia
de soberanía.
6.
El nuevo sistema educativo público deberá
ser financiado y supervisado técnicamente
por el Estado (el cual no subvencionará,
a ningún nivel, la educación
particular y privada) pero definido y
supervisado por la comunidad local (la
cual controlará el desarrollo comunal).
La educación privada podrá existir y ser
reconocida como un sector coadyuvante
en la educación nacional, pero deberá financiarse
a sí misma en todo lo que sea
necesario. Quedará prohibida toda forma
de lucro que se base en la educación y
que haga de ésta un negocio.

7.
Deberá dictarse un nuevo Código del Trabajo,
que sea funcional a los nuevos planes
de desarrollo productivo-industrial
(contemplando el interés del empresario),
que garantice la formación tecnológica
del trabajador, un salario justo y
el desarrollo de una carrera profesional.
Las asambleas regionales evaluarán el
equilibrio, caso a caso, entre los intereses
(utilidades) de las empresas privadas (locales)
y los intereses profesionales del trabajador,
para garantizar, a la vez, la reinversión
productiva y el desarrollo social y
local.
8.
El nuevo Senado supervisará el funcionamiento
y desarrollo del proceso educativo,
y promoverá el control y supervisión del
sistema educativo específico de las Fuerzas
Armadas, que deberán educarse en el
servicio pleno, en todos los ámbitos, del
conjunto de la ciudadanía. Quedará expresamente
prohibido que ellas se auto-
eduquen de modo sectorial (la familia
militar), o en recintos extranjeros donde,
eventualmente, se entrenen en lo que se
ha denominado “guerra sucia”.
9.
Se implantarán, en todos los niveles de
representatividad, la exigencia de que las
asambleas ciudadanas constituyan sus
acuerdos como “mandatos”, y designen
a sus representantes como “mandatados”
para realizar expresamente esos acuerdos
y no otros, a cuyo efecto se aplicará, en casos
críticos, los mecanismos de revocación
y juicio de residencia. No se elegirá ningún
representante que no sea miembro reconocido
de la comunidad local/regional o
de la correspondiente asamblea de base.

Se evitará toda forma de profesionalización
de la representación ciudadana.

10. Toda
elección de representante, para
asamblea o cargo nacional, deberá ser
precedida por proceso de deliberación
ciudadana, tanto para acordar el “mandato”
respectivo, como para elegir la
persona adecuada. El voto individual, sin
deliberación colectiva, carece de valor soberano.
11. El
nuevo Estado deberá velar por el
desmantelamiento de las formas más
excesivas y monopolistas del modelo
neoliberal. A este efecto, entre otras medidas,
deberá procederse a regionalizar la
reinversión de las empresas locales que
operan como cadenas nacionales (por
ejemplo, Falabella, Jumbo, los bancos o
las Isapres, CODELCO, etc.), a cuyo efecto
las asambleas regionales impondrán a
las empresas respectivas las condiciones
que sean necesarias para mantener en la
región tasas de reinversión significativas,
evitando el centralismo y el volcamiento
de las ganancias al exterior del país.
12. El nuevo Estado deberá propender a re-
nacionalizar, total o parcialmente, las
empresas exportadoras que inciden en
el equilibrio comercial y financiero de la
economía nacional. En el mismo sentido
deberán revisarse uno a uno los tratados
de libre comercio que se han firmado durante
los gobiernos de la Concertación.
13. El Estado Central o las Asambleas Regionales
deberán hacerse cargo directamente
de la administración de las empresas o
servicios que se relacionan directamente
con la vida comunitaria: el transporte público
urbano, los ferrocarriles nacionales,
la construcción de viviendas baratas, teléfonos
y electricidad, evitando que se
instale en ella el lucro privado, etc.
14. El Estado Central
re-nacionalizará todos
los fondos de pensión (en particular las
AFPs y las ISAPRES), y procurará que los
trabajadores cotizantes participen de
modo decisivo en su administración, bajo
la supervisión técnica del Estado Central
y de las Asambleas Regionales.
15. Se mantendrá el Cuerpo de Carabineros
en tanto función preventiva y de acción
operativa en torno a delitos criminales. El
Cuerpo de Servicios Especiales disminuirá
su dotación y equipos y quedará sujeto
a las determinaciones de las asambleas
provinciales, no del Gobierno Central.
16. La Constitución garantizará, a todo nivel,
la absoluta igualdad de derechos entre el
hombre y la mujer, particularmente en el
plano laboral. Del mismo modo, se reconocerá
como legítimas las opciones personales
y privadas que se tomen respecto
a las prácticas sexuales y a las relaciones
de pareja.
17. El nuevo Estado chileno reconocerá a los
pueblos indígenas del país en su condición
de tal, y propenderá a restablecer su
dominio usufructuario, en la mayor medida
posible, del territorio original. Del
mismo modo se reconocerá, para todo
efecto, la validez de su cultura, economía
y modo de vida. Deberán organizarse en
asambleas comunales y regionales específicas
y participar, desde esas entidades,
en el Estado Nacional.
18. En política exterior se privilegiará, por sobre
toda otra convención, la relación fraternal
con los pueblos latinoamericanos,
en una línea de integración progresiva
(sobre todo en los planos económico y
cultural) y superación programada de las
fronteras rígidas heredadas del pasado.
Eso implica superar y anular los recuerdos
de guerras pasadas que constituyen
obstáculos para la integración de hoy.
NOTAS PARA LA DELIBERACIÓN

PARA EMPEZAR A PENSAR EL NUEVO CHILE

BASES FUNDAMENTALES
PARA UNA EDUCACIÓN
CRÍTICA Y EMANCIPADORA
EN CHILE (SIGLO XXI)

Documento propuesto por el Colegio
Paulo Freire del Elqui y profesores y
profesoras de la Escuela de Educación
de la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano.

1.
La pedagogía es la principal disciplina
llamada a reflexionar sistemáticamente
sobre la educación, capaz de articular las
distintas aportaciones científicas y filosóficas
existentes y de nutrir a la educación
de sentidos o de una razón de ser. El desarrollo
presente y futuro de la educación
chilena debe desprender de una discusión
pedagógica sobre la educación que
tenemos y la educación que deseamos.
2.
La educación que nuestro país requiere
es una educación liberadora y dialógica
cuyo propósito principal es el desarrollo
del pensamiento crítico y transformador
en las nuevas generaciones, con vistas
a construir una sociedad más justa, más
alegre, más incluyente, más solidaria. Se
necesita una educación que resignifique
y expanda todas las fronteras mentales,
morales y culturales de cada uno de los
habitantes de este país.
3.
La educación de calidad debe ser entendi