La izquierda vasca y la forma diferente de hacer política


TRAS LAS ELECCIONES DEL 20N
«Rajoy debe afrontar el proceso por pura democracia y haremos fuerza para ello»

Iñaki Antigüedad (Bilbo, 1955) está llamado a ser el portavoz de Amaiur en los grandes debates del Congreso, el independentista de izquierda que se enfrentará dialécticamente a Mariano Rajoy y a los portavoces de PP y PSOE. Pero insiste en que eso no le va a apartar de la investigación y la docencia en la UPV. Dice que trabaja por su proyecto político y social tanto en la Cámara como en la Universidad y lo considera, además de algo muy sano, una seña de identidad.
Iñaki IRIONDO
«Muy satisfecho». Así está el ya diputado electo por Bizkaia Iñaki Antigüedad, porque los resultados de Amaiur han sido excelentes tanto por la cifra de es- caños -«el mayor de la historia»- como en número de votos -«detrás de cada voto hay una persona que está de acuerdo con tú programa»-, y también en el reparto territorial por los cuatro herrialdes. Pero además insiste, como lo hizo durante la campaña, en que cada elección «no es una foto fija», sino «parte de una secuencia». Admite que las elecciones no se pueden comparar, pero responde que «para los soberanistas de izquierdas es muy importante tener activada a nuestra base social, sea en unas elecciones o en otras». Y añade que desde los comicios de mayo a los de ahora «la secuencia es que hay un fortalecimiento de los sectores soberanistas de izquierdas».
333.628 votos, siete diputados y tres senadores. ¿A qué atribuyen este éxito?
El domingo en el Labrit ya dijimos que estos buenos resultados sólo se pueden entender desde el punto de vista de que un sector del electorado de Euskal Herria ha premiado un camino. La gente, cuando va a votar, se fija en la trayectoria, en la confianza que le merece tal o cual no por lo dicho en campaña, ni tampoco por el programa, sino atendiendo a de dónde viene y adónde va cada uno. De Amaiur lo que se ha premiado ha sido la acumulación de fuerzas, en una izquierda amplia -llegará el momento en el que habrá que discutir de muchas cosas-, y eso es lo que se valora.
¿Qué lleva a un catedrático de Hidrología de la UPV a meterse en este fregado?
Que te empujen. Ya estuve unos diez años en el Parlamento de Gasteiz y dos en JJGG de Bizkaia, pero nunca he dejado mi trabajo en la Universidad ni he cobrado de las instituciones. Pero tampoco en la Universidad he dejado mi compromiso con el proyecto político. Mi trabajo, sea en enseñanza, en investigación o en difusión, lo hago en clave de proyecto político, de cambio de modelo socioeconómico. He incidido en aspectos medioambientales y del agua desde el convencimiento político y desde el conocimiento científico. Cuando te consideras parte de un proyecto tienes que aportar. En unos momentos ese compromiso tiene una forma y en otros otra. Pero tampoco ahora dejaré la UPV.
¿El tipo de candidatura de Amaiur está condicionada por las ilegalizaciones?
En cierta medida sí, porque el hecho de que Sortu sea ilegal hace que mucha gente no pueda estar ahí. Pero la forma de entender la política de la izquierda soberanista también es acorde a esa no-profesionalización de la política. Hay algunos cargos de gestión que exigen una dedicación exclusiva, como los de Martin Garitano y Juan Karlos Izagirre, pero otros, como éste de estar en la oposición, sí permiten combinar…
Incluso puede ser bueno que lleguen a estos cargos personas que no están todo el tiempo en los despachos de un partido…
Es bueno, sí. Se trata de cómo uno entiende la izquierda. Yo quiero compaginar mi trabajo en la Universidad con este cargo para romper con la lógica de que cuando entras en política vas a ganar dinero y cuando dejes de ser diputado ya no vas a volver a tu trabajo sino que ya tendrás un puesto… Lo he visto con gente que coincidió conmigo en el Parlamento y ya vive de la política, vale lo mismo para un puesto que para otro, y está las 24 horas del día con gente del partido y en clave política. Seguir en el trabajo, en la calle, permite tener una visión de la realidad diferente de la de las ejecutivas.
¿Qué intervención tendrá Amaiur en el Congreso?
Habrá un equipo permanente allí para trabajar en el día a día, pero eso no significa estar para votar todos los puntos, sino para buscar sinergias, complicidades… Estaremos en los debates ideológicos, en función de los puntos. Habrá técnicos y parlamentarios que estén de forma más permanente y otros que irán y volverán. Pero seguro que a fin de año nuestra participación tendrá más horas metidas que las de otras señorías que aparecen de vez en cuando, y ellos no les han dicho eso a sus electores. Nosotros hemos explicado en campaña lo que vamos a hacer.
Hablando de la campaña, ¿qué tal en Anoeta?
Yo en campaña he estado muy a gusto, porque me he encontrado con algo que hacía años que no hacía. Pero siempre he pensado que Anoeta es especial. Cuando unos días antes, pocos, me dijeron que iba a intervenir, me acordé de las veces que había estado entre el público y pensé que hablar allí, ante trece o catorce mil personas… Pero enseguida dije que sí. Y me dijeron además que iba a ser el último y que había que conseguir que la gente saliera animada. No me pusieron guión. Igual es el mitin que menos tiempo me ha llevado preparar. Estaba tan convencido que Anoeta es un sitio más propicio para las emociones y los sentimientos que para la política fría que igual es el mitin más mágico que he dado, pero también el más fácil. Cuando estás en una plaza abierta, en el público hay de todo, pero el que entra en el santuario de Anoeta está ya convencido. Aquello llevaba siete años cerrado para los sentimientos y, siendo el último, no fue difícil poner a la gente de pie. Salí muy a gusto.
Así que, después de eso, el debate de investidura, pan comido…
Sí, sí, porque en el debate de investidura no vas con el objetivo de que se levanten todas sus señorías a aplaudirte al grito de «independientzia». Allí gritaré menos que en Anoeta, pero intentaré ser igual de pedagógico.
Amaiur ya está produciendo dolores de cabeza antes de ir a Madrid. Que si grupo parlamentario sí o no, que si Rajoy les recibe o no… ¿Cómo ven lo del grupo propio?
No está en nuestras manos. Lo de ser grupo te da una serie de ventajas, que quizá por eso mismo haya quien esté interesado en hacer una lectura rígida para limitárnoslas. Ante eso, lo primero es esperar, porque depende de la lectura del Reglamento que haga la Mesa. La letra no está clara. Los antecedentes, como el de ERC,son positivos. Si alguien va con un objetivo obstruccionista, lo puede hacer, pero eso sería una señal muy clara para la gente de Euskal Herria y también para Europa. Luego habría que hacer un uso político de ese primer obstáculo que ya pone la mayoría absoluta del PP, cuando está el contexto de la Declaración de Aiete, del nuevo tiempo… ¿Empezáis así el nuevo tiempo?
El PP tiene la mayoría…
Pero no es una cuestión que afecte sólo al PP y a nosotros, sino a la propia forma de entender la democracia y, por tanto, al resto de fuerzas políticas. Ahí están el PNV o el propio PSE, que han pedido a Rajoy que incluya a Amaiur en la ronda. Porque ésa es otra: 333.000 votos, una foto en Euskal Herria que no tiene nada que ver con el resto ¿y nos van a dejar fuera? Todo eso hay que tomarlo luego en una hoja de ruta.
Dice Iñigo Urkullu que esto le pasa a Amaiur por presentarse en los cuatro territorios con el mismo nombre para «superarle al PNV».
No sé cuáles son las prioridades de la reflexión de Iñigo Urkullu, pero yo, si fuese neutral, lo primero que haría no sería pensar que han ido con el mismo nombre en los cuatro territorios para fastidiar al PNV, cuando el PNV históricamente ha ido con su nombre en los cuatro territorios hasta que surgió Nafarroa Bai. Antes que eso, a mí se me hubiera ocurrido una reflexión más sana: aquí hay una gente que tiene un proyecto político y que habla de los cuatro territorios y que lleva unos meses tratando de medir el fortalecimiento de su posición tal como es. La apuesta era desde el principio ir con un mismo nombre, que la persona que vote a Amaiur en Nafarroa sepa que es el mismo Amaiur que está siendo votado en Gipuzkoa o en Araba. La reflexión de Urkullu nos parece demasiado retorcida. Hay que ser más serio. Yo puedo tener más o menos votos, pero voy con lo que soy.
¿Qué relación quiere tener Amaiur con el Gobierno español y el PP?
Lo primero es ir a una relación normalizada con el resto de agentes políticos. Aquí se está viendo que en algunas instituciones ya hay acuerdos puntuales entre Bildu y el PP. Todavía es algo excepcional, pero hay que hacerlo más permanente. Habrá que llegar a un momento en el que todos los agentes políticos de Euskal Herria hablen y acuerden, y le toca al Estado respetar lo que aquí se decida, teniendo en cuenta que aquí ya hay agentes de la España una, grande y libre. La relación principal se debería dar en Euskal Herria. Y en el ámbito del Estado deberíamos tener con el PP la misma relación que tiene con el resto de grupos. Como recoge la Declaración de Aiete, el Gobierno español es un agente fundamental, al que le corresponde hablar sobre presos, sobre víctimas, y respetar lo que se decida en Euskal Herria sobre su marco. Eso habrá que hacerlo en Madrid desde la tribuna de oradores, pero también en la parte del iceberg que no se ve.
¿Por qué un Mariano Rajoy con mayoría absoluta y el enorme problema de la crisis se va a meter a resolver las cuestiones del proceso?
Por pura democracia. Cualquier plan que cojas, sea hidrológico, sectorial, territorial parcial, cualquiera que va a ordenar algo, tiene un punto que dice que al cabo de un tiempo se revisará. La Constitución lleva desde 1978 y no hay dios que la revise, salvo que venga Ángela Merkel y lo pida, que entonces se hace una reforma exprés. ¿Cómo se puede mantener en el siglo XXI que España es in-di-so-lu-ble y que además la garantía son las Fuerzas Armadas? Rajoy no tendría ninguna necesidad de afrontar eso, pero si hay fuerza aquí y complicidades en el Estado entre fuerzas de izquierdas y soberanistas que van presionando y con una labor importante en la comunidad internacional… en una situación en la que en 2012 Escocia puede tomar su camino y cualquier día también los flamencos… con todo se le puede llevar a ello.
Pero dicen que hablar de esto en medio de semejante crisis son «obsesiones» de los nacionalistas…
Los abertzales, los euskaltzales necesitamos la soberanía por una cuestión de salud, de salud mental… Pero también hay que ir convenciendo de que ser un ámbito soberano, tan soberano como otros estados, es fundamental para cualquier vasco y vasca. En una situación de crisis, que además será larga, que tú puedas tener mecanismos cercanos para la toma de decisiones se convierte en una necesidad para cualquier ciudadano, independientemente de su apuesta identitaria o de su «obsesión». Las decisiones que tomará el PP y las que tomó el PSOE son para todo el Estado, cuando la situación socioeconómica es muy distinta en cada parte. Si aquí tuviéramos un ámbito de decisión y mecanismos para trabajar en un marco propio estaríamos en mejores condiciones para salir de la crisis. Porque tenemos unos sectores productivos, una fuerza de los sindicatos y una relación izquierda-derecha más favorable.
¿Qué papel atribuye Amaiur a Patxi López? ¿Tiene que anticipar elecciones? ¿Tiene que liderar la paz, como le pide Jesús Eguiguren?
Patxi López, como cabeza visible de PSOE en Euskadi, podría tener una responsabilidad en este nuevo tiempo. Lo que pasa es que después de dos golpes electorales, yo le veo demasiado enredado en sus cosas. Para el PSE cada vez es más difícil explicar ese encuentro con el PP. Antes era difícil e igual el que estaba más incómodo era el PP, pero ahora que tiene el poder absoluto en el Estado se lo van a recordar constantemente, como ya ha hecho Oyarzábal. ¿Eso quiere decir que hay que adelantar las elecciones? Razones hay desde hace mucho tiempo por el hecho de que el Parlamento para nada responde a la realidad sociopolítica del país, pero para nosotros la prioridad no es adelantar las elecciones, sino aprovechar el momento para desarrollar la Declaración de Aiete hacia la normalización, dando pasos a corto plazo en la política penitenciaria y en la legalización de Sortu. Las elecciones ya vendrán.
¿Las relaciones con el PNV tienen que ser de complementariedad o de competencia?
Hay dos ámbitos. Hace unos días hemos tendido la mano al PNV y a Geroa Bai porque de veintitrés escaños trece son de agentes que han dicho que van a defender a Euskal Herria como nación. Y, de hecho, el PNV hizo énfasis en los últimos días de campaña en reivindicar el sistema financiero vasco y el marco vasco de relaciones laborales, en lo que estamos de acuerdo, aunque nosotros le añadimos «y de protección social». Tenemos una posibilidad de acuerdo, de auzolan, sobre unos mínimos de reconocimiento de Euskal Herria como nación y de los derechos de sus ciudadanos y ciudadanas.
La respuesta del PNV ha sido que «podemos ponernos de acuerdo un día sobre el reconocimiento de Euskadi pero, ¿qué pasa con los otros 364 días del año?»
No es solamente acordar unos mínimos, es decir qué hoja de ruta planteas para llegar a esos mínimos. Si acuerdas plantear una propuesta en el Congreso sobre el reconocimiento de Euskal Herria como nación, y además se pueden buscar sinergias con catalanes y gallegos, vale. Lo llevas al pleno y te dicen que no. Ahí está la referencia de lo que ocurrió con el Plan Ibarretxe. No se trata de acordar unos mínimos de defensa allí, sino cómo articular toda esa hoja de ruta, cuántos «noes» de Madrid hacen falta para plantear otro tipo de estrategias. No estoy hablando de echarnos al monte, sino de ir a Europa u otras cosas que se puedan proponer. Y esos acuerdos no se hacen en un día ni probablemente en un año.
Luego hay otro ámbito, que es el de Euskal Herria. Sería absurdo que Amaiur llegara a acuerdos en Madrid con el PNV y Geroa Bai y que eso no tuviera un reflejo en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa. Si están por el sistema financiero vasco, hay cosas que están atadas desde Madrid, pero también desde aquí se puede avanzar. Lo que se acuerde para las instituciones del Estado tienen que tener un reflejo con lo que se haga en Euskal Herria. Eso no es ya cuestión de un día. Y si se aclara y llega a un acuerdo es un trabajo en común para largo, aunque luego haya discrepancias.
Hemos comenzado hablando de la victoria de Amaiur, ¿a quién se la dedica?
No se me había ocurrido eso como pregunta. Hemos comentado antes que de Amaiur se ha premiado su carácter aglutinador y su trayectoria. Además está el momento esperanzador que vivimos. ¿Y cómo has llegado a esa ilusión generalizada después de tanto túnel? Eso hay que agradecérselo a toda la gente que de una u otra forma ha posibilitado que se llegue a este escenario. Hay mucha gente. En el Labrit sí que hicimos mención a Josu y a Santi, porque era un día muy señalado, el aniversario de cuando los mataron. Lo mismo que yo en Anoeta mencioné al hijo de Juanita Gerrikabeitia [Jon Idigoras] o, evidentemente a Arnaldo y a Rafa, y me quedo incómodo si no menciono también a Sonia, a Arkaitz y a Miren. Y hay que agradecerselo a los que ponen los carteles, el tablado, los micros… que tú llegas, haces tu discurso y te vas, y otros se quedan allí desmontando. Hay que agradecérselo a esa militancia, y no sólo a la de ahora, sino a los que han trabajo en campañas anteriores para la izquierda abertzale, para Aralar y para EA.
Al final, de todas las meteduras de pata personales y colectivas, de los errores y de las cosas bien hechas, van confluyendo las condiciones para que esto ocurra. Hay que agradecérselo a toda la gente que ha tenido que ver con que Amaiur sea un puente y a la vez sea un río.