Balance del movimiento Ocupa Wall Street

25.Dic.11    Análisis y Noticias

Occupy Wall Street, en inglés, cumplió tres meses el sábado 17. Y desde hace un mes, Zuccotti Park, el parque privado que el movimiento ocupó para empezar la protesta, está cubierto por barricadas policiales. El grupo fue desalojado, pero si alguien pensó que eso sería suficiente para parar la manifestación, se equivocó. Occupy Wall Street (OWS), el movimiento neoyorquino que encendió la mecha de las protestas en Estados Unidos, ahora está disperso por Nueva York, pero trabajando más que en los dos meses que ocupó Zuccotti. OWS tiene la mira en las elecciones primarias de primavera, en las cuales empiezan a aparecer los candidatos presidenciales, senadores y gobernadores. Preparan una gran manifestación nacional y pulen sus áreas de acción.

El movimiento no tiene líderes visibles. Aunque en el origen de OWS están el antropólogo David Graeber, activista graduado en Goldsmiths, y los editores de Adbusters, una revista canadiense dedicada al activismo político, que organizaron la toma de Zuccotti Park el 17 de septiembre, quienes están a cargo hoy de OWS no son ellos, sino líderes que han ido surgiendo en las mesas de trabajo. No hay un vocero oficial, la Asamblea General de Nueva York, que agrupa a todas las mesas de trabajo de la ciudad, se reúne casi todas las noches y durante el día hay cientos de grupos que, dispersos, coordinan actividades.

En asambleas de estudiantes, por ejemplo, uno de los temas recurrentes son los créditos educativos a los que deben recurrir para financiar su educación superior. Terminan por ser impagables y se arrastran por décadas. Las mesas de trabajo no tienen un nombre concreto, pero las que reúnen a ciudadanos de orígenes diversos luchan por activar un sentido de participación ciudadana que en Estados Unidos no es recurrente. Quizá por eso es normal encontrar alrededor de una mesa a punkies, afroamericanos, judíos ortodoxos, ancianos, empresarios o estudiantes.

Todos comparten el espacio, esperan su turno para hablar –aunque puede tardar horas en llegar– y, aunque no estén de acuerdo, escuchan a los demás. Las reuniones a veces son tensas. Hay debates que la sociedad arrastra, como el racismo, y es difícil cerrar heridas. Lisa Fith es una de las activistas que conducen ese tipo de conversaciones. Ella sabe que la tarea es compleja y que es difícil moderar las pasiones, los afectos.

Aunque al terminar la sesión cada uno agarra su camino, a veces hay alguien que, presa de la tensión, rompe en llanto. Un llanto mezcla de frustración, por no llegar a soluciones, y alivio, por haber tenido el espacio para hablar. Otras mesas están más vinculadas a temas de vida contemporánea, como talleres para aprender a manejar la recaudación de impuestos.

También hay espacio para el arte contemporáneo. El Comité de Arte y Cultura se encarga de organizar exposiciones al aire libre e, incluso, negociar la entrada de artistas en galerías privadas de Chelsea y Brooklyn.

En Zuccotti Park se formó una comunidad tan heterogénea que costaba pensar que se mantendría junta luego del violento desalojo policial del 15 de noviembre, sobre todo porque durante esos dos meses no llegó a una idea concreta por la cual trabajar; hasta ahora no lo ha hecho, son varios los frentes abiertos, como las deudas del gobierno estadounidense con la sociedad. Barack Obama fue una inyección de esperanza, sus electores votaron por un cambio que no ocurrió.

En su nueva plaza, ubicada en el edificio 60 de Wall Street, es común ver mesas de trabajo formadas por judíos con kipa, punkies, negros, ancianos, mendigos, empresarios, estudiantes, todos se escuchan, aunque no estén de acuerdo. Esperan su turno para hablar, así demore horas en llegar. Para unos es importante volver a ocupar Zuccotti Park, para otros es un peso que resta energías.

Aunque el sistema en que funciona OWS es democrático, es claro que hay mesas donde se toman las decisiones más importantes. Eso ocurre en las asambleas de las universidades, por ejemplo. O en las reuniones de la Asamblea General de Nueva York, que trabaja en coordinación con las asambleas generales de los otros estados.

En apenas tres meses hay resultados. En New Hampshire, uno de los estados más conservadores y llevados hacia el libre mercado, se vetó una ley que limitaba el acceso de los trabajadores a los sindicatos. En Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo se negó a extender la exoneración del impuesto a los millonarios.

Para Stuart Schrader, de la Asamblea de Estudiantes de NYU, estas acciones muestran cómo OWS tuvo influencia sin seguir el sistema de lobbies que se maneja en la toma de decisiones en EE.UU.. Pero no solo hay acciones a favor, el Senado aprobó el acta de Autorización de la Defensa Nacional que permite a los militares arrestar a los ciudadanos sin ningún cargo y retenerlos sin límite de tiempo. Eso ocurría ya, pero ahora está avalado por la ley.
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Christy Thornton: ‘El movimiento va más allá de la ocupación de los espacios públicos’
De la Asamblea de Estudiantes de la Universidad de Nueva York (Ocupemos Wall Street)

Occupy Wall Street cumplió tres meses, ¿cómo ha sido su evolución? ¿Qué logros han obtenido como grupo en este tiempo?
Este último mes, desde el desalojo del Parque Zuccotti, han ocurrido muchos cambios. El movimiento dejó de girar en torno a tareas que tienen más que ver con la ocupación de un espacio, ahora la dinámica es diferente. La Asamblea General de Nueva York se reúne todas las noches y hay grupos de trabajo diarios, a todas horas, en toda la ciudad. Las elecciones están en camino y esa es una oportunidad real de tener incidencia en el proceso. El Parque Zuccotti nos hizo visibles, pero ahora somos más fuertes.

En cuanto a acciones a corto plazo, ¿ven cambios?
Sí. El hecho de tener una conversación nacional sobre si el capitalismo es bueno para nosotros o sobre cuáles son los problemas que tenemos por el modo en que el capitalismo ha organizado este país, es ya un cambio. En los medios de comunicación los políticos empezaron a hablar de estos temas y hay un reconocimiento de la inequidad de ingresos. Es algo de lo cual no se hablaba en EE.UU. desde hace 30 años.

La gente dentro de Occupy Wall Street tiene distintos intereses. En las reuniones a veces hay tensión y decepción porque no ven cambios tangibles. ¿Cómo mantenerlos juntos?
Es difícil, la construcción del movimiento tiene como base la confianza. Nuestra sociedad está organizada para que la gente no confíe en los otros, entonces establecer relaciones de confianza es difícil. Pero la gente se sostiene con fuerza. Antes, si estabas en una organización y no te gustaba lo que otra hacía, tú solamente te hacías a un lado, pero ahora hay cohesión y la voluntad de trabajar juntos.

Y en ese proceso de establecer cadenas de confianza, ¿cómo influye el hecho de no tener líderes visibles?
En el trabajo diario, la gente se siente involucrada en el proceso porque todo es abierto y transparente, los horarios y lugares de las mesas de trabajo son abiertos para que quienquiera entre. Así no necesitamos solo una persona diciendo qué pasa o qué hacer, la transparencia política es el corazón.

¿Cuál es su reto hasta la llegada de la primavera?
El principal reto es mantener a la gente activa, que no piensen que esto es cosa de un día. En todos los grupos se están preparando las acciones para la movilización en primavera. Otro reto grande es desafiar la cultura de seguridad. El estado piensa que es importante invertir recursos para tener a la gente fuera de los parques… El movimiento va más allá de eso, pueden tener cerrado Parque Zuccotti el tiempo que quieran, pero nosotros seguiremos.
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