Por Francisco López Bárcenas
La Jornada
Numéricamente son pequeños, pero se mantienen firmes en la defensa de sus derechos. A pesar que históricamente las acciones del Estado mexicano buscan su exterminio, ellos siguen resistiendo, como lo han hecho por siglos. Son los miembros del pueblo cucapá, asentados en la ribera y el delta del río Colorado, en el norte de Baja California, uno de los pocos pueblos originarios de ese estado, relacionados culturalmente con los cocopah de Arizona, Estados Unidos, y parte integrante del grupo yumano. Una de sus más recientes acciones de resistencia la comenzaron el pasado 9 de abril, ocupando las instalaciones de la delegación de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en el estado, porque en plena Semana Santa les decomisaron 140 toneladas de corvina, producto de su trabajo.
El problema viene de muy lejos. Siendo pueblos cuya vida se había desarrollado entre el desierto y los ríos, su principal actividad de subsistencia fue por muchos años la caza y la pesca, pero la colonización española y las políticas estatales implementadas después de la Independencia, que los desplazaron de sus espacios vitales, los fueron orillando a depender de la pesca. Así lo hicieron por decenios, hasta que en la década de los 90 el gobierno mexicano comenzó a implementar medidas que los restringían y dificultaban realizarla. Una de ellas fue la creación de la Reserva de la Biosfera de la Región del Alto Golfo de California y Delta de Río Colorado, decretada el 10 de junio de 1993, cuya zona núcleo quedó justamente en el área de pesca de los cucapá.
Inconformes con esa determinación, que los desconocía como pueblo y violaba sus derechos, interpusieron una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la que en la recomendación 8/2002 concluyó que no sólo es viable continuar explotando la pesca de la corvina, sino que el porcentaje que capturan los cucapá es aproximadamente 10 por ciento de la cuota recomendada, lo que acredita que la pesca realizada por dicha comunidad indígena, aun cuando la realizaran en la zona núcleo de la reserva, no rompe el equilibrio ecológico ni amenaza la extinción de la especie, sino por el contrario, la trascendencia que guarda la pesca para ese grupo étnico no sólo deriva del aspecto económico, al ser su medio de subsistencia, sino por formar parte de sus costumbres y tradiciones.
Tanto la Sagarpa como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales aceptaron la recomendación, pero no hicieron nada por cumplirla. Para agravar el conflicto, el 20 de julio de 2006 la primera institución citada expidió la norma oficial mexicana NOM-063-PESC-2005, prohibiendo la pesca de corvina golfina dentro de la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. Como entre las instituciones mexicanas no encontraran solución a sus problemas, el 22 de octubre de 2008 acudieron a una audiencia pública ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a presentar su caso, pero tampoco encontraron eco. En esa situación, siguieron trabajando y el gobierno siguió acosándolos, criminalizando su actividad, por lo que han tenido que vivir entre amparos y comparecencias judiciales.
La más reciente acción en su contra se cometió el 25 de octubre del año pasado, cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo del titular de Sagarpa que redujo a 2 mil 300 toneladas en peso vivo la cuota de pesca para la temporada 2011-2012. De acuerdo con las autoridades esta cuota fue violada, y por eso en plena Semana Santa les decomisaron el producto de días de trabajo, lo que motivó la toma de las instalaciones de Sagarpa en Mexicali. Visto así el problema, no se trata únicamente de un decomiso de pesca, sino de una constante agresión del Estado mexicano a un pueblo indígena, violando su derecho a la existencia, a su autonomía, al control de su territorio y a decidir su futuro, según los derechos reconocidos por el propio gobierno mexicano.
Pero los pueblos también persisten en la resistencia, y lo hacen de muchas maneras. Al fin y al cabo, si en algo tienen experiencia es en eso.