Impresionante aumento de la abstención en elecciones parlamentarias de Andalucía y Asturias


Elecciones en Asturias y Andalucía: Rotunda victoria de la abstención
Es la opción que gana y la que más crece en ambos casos. - Lunes.26 de marzo de 2012 - 293 visitas

Andalucía

- Participación en 2008: 72’67%
- Participación en 2012: 62’23%

Hay un aumento de la abstención de más de diez puntos.

Asturias

- Participación en 2007: 61’59%
- Participación en 2011: 66’89%
- Participación en 2012: 55’92

Hay un aumento de la abstención de de casi once puntos, la cual roza la “mayoría absoluta” sin leyes d’hont ni trucos contables similares.

A pesar del machaconeo televisivo que cada campaña parece que supera a la anterior. A pesar de los llamamientos de unos a frenar a la derecha y sus recortes. A pesar, en el caso de Andalucía, del llamamiento a desalojar del poder a un partido carcomido por la corrupción y el desgaste de llevar gobernando desde tiempos inmemoriales. A pesar de esas cosas, cada vez menos gente se cree los discursos de estos personajes y la puesta en escena de sus antagonismos de laboratorio. No hay partido político que se acerque remotamente a las cifras que alcanza la abstención, auténtica fuerza ganadora en todos los sentidos de estos dos comicios.

Últimamente muchas personas se están dando cuenta de la farsa que constituye el parlamentarismo y de que los gobiernos que de ahí resultan y pueden llegar a resultar distan mucho de ser algo que remotamente tenga que ver con la democracia. Quizá Wikileaks le quitó la venda de los ojos a mucha gente, mostrando a las claras que quienes pretenden dirigirnos desde los partidos políticos no distan mucho de ser una mafia organizada en defensa de sus propios intereses. La crisis y sus consecuencias para la economía de tantas personas ha sido no menos clarificadora. Por último las movilizaciones de este año del 15M e iniciativas en eclosión como el cooperativismo integral, nos han mostrado un buen camino a seguir para que las personas recuperemos algo tan sencillo como el poder decidir sobre las cosas que nos afectan, y poder gestionar nuestras vidas. Algo que por ahora tratan de seguir manteniendo secuestrado tanto los partidos políticos como los poderes económicos, a los que hay que comprender como una sola realidad.