“Solamente” 150 represas planea gobierno de India en territorio indígena. Se opone el Consejo del Pueblo Indígena Idu


Más de 100 presas ponen en peligro de extinción a los indígenas de la India
26/04/2012 07:00 | Jason Overdorf, Arunachal Pradesh (India) | GlobalPost

Promotores, urbanistas y políticos consideran Arunachal Pradesh un lugar idóneo para proyectos de centrales hidroeléctricas.

No hace mucho tiempo los indígenas del estado de Arunachal Pradesh, en el noreste de India, advirtieron a sus colegas de farra: “No os paséis, o el Gobierno vendrá y os colocará una central hidroeléctrica”.

Pero con los legisladores estatales cerrando acuerdos con los promotores a un ritmo trepidante, y aceptando millones de dólares como adelanto, la broma no tardó en hacerse realidad. Promotores, urbanistas y políticos consideran Arunachal Pradesh un lugar idóneo para proyectos de centrales hidroeléctricas, gracias a sus 10 grandes cuencas fluviales y a la escasa población del estado.

Si bien las más de 150 presas proyectadas no desplazarán a cientos de miles personas, el coste para las comunidades locales promete ser devastador.

En la zona viven 20 grupos indígenas tribales, el mayor de los cuales, los Nishi, tiene en torno a 300.000 miembros. Debido a su pequeño tamaño, grupos tribales por completo podrían acabar desapareciendo por culpa de las presas. Ya en este momento hay en torno a 80 sub tribus, con sus propias costumbres y unas 10.000 personas en conjunto, que están a punto de extinguirse.

“Toda esta zona es una mina”, asegura Mite Lingi, presidente de una organización de los Idu Mishmi llamada el Consejo del Pueblo Indígena Idu. “Esta montaña, este río, esta tierra. De repente, empiezan con todas estas cuestiones legales. Si eso no nos irrita ¿entonces qué?”.

Esas “cuestiones legales” recuerdan a los tratados que relegaron a los pueblos nativos americanos a las reservas, o a la doctrina de “terra nullius” (tierra de nadie) por la que la corona británica usurpó gran parte del continente a los indígenas australianos.

Desde antes de la independencia de Gran Bretaña en 1947 las tribus indígenas de Arunachal han sido protegidas de la inmigración masiva desde otras partes de la India por unas leyes que exigen un permiso especial para entrar en el estado y prohíben a los extranjeros instalarse allí.

Pero no hay protecciones para las fuerzas del estado en si mismas, que han traspasado miles de hectáreas de tierras tribales a los departamentos forestales bajo pretextos madereros y de conservación.

En cuanto se permita la entrada de gente de fuera será difícil que después se vayan, tal y como demuestran las experiencias con refugiados de Bangladesh y los inmigrantes ilegales de Nepal.

Y como las tribus indígenas son muy pequeñas, la llegada de mano de obra amenaza con arrinconarlos o acabar totalmente con sus comunidades, tal como ha ocurrido con las culturas de los pueblos nativos de América, Australia, Canadá y otras naciones devastadas por la apropiación de sus tierras ancestrales en nombre del desarrollo.

Pueblos vulnerables

En torno a una docena de grandes presas están actualmente en proyecto a lo largo de la cuenta del río Dibang, hogar de la tribu Idu Mishmi, en peligro de extinción.

El Gobierno y los habitantes de la zona que apoyan estas obras sostienen que beneficiarán al país al suministrar una fuente de energía barata, limpia y renovable, y se beneficiará también a los vecinos porque se minimizarán los efectos de las inundaciones y se ingresarán millones de dólares para la construcción de carreteras, escuelas y hospitales en el estado, además de electricidad gratuita.

Los detractores dicen, sin embargo, que este progreso está teñido de un deseo etnocéntrico decimonónico de “civilizar a los salvajes”. Aseguran que los urbanistas han subestimado el impacto social del desplazamiento de las comunidades locales y la llegada de trabajadores de fuera.

“Nuestra población es de casi 13.000 personas”, dice Tone Mickrow, secretario general del sindicato tribal All Idu Mishmi Students Union (AIMSU). “Una vez que estas presas se construyan, los empleados de una sola de esas constructoras serán más en número que toda nuestra comunidad”.

Debido a su escasa población, la tribu Idu Mishmi es la que se enfrenta a un riesgo más grave de desaparecer por las presas previstas en sus tierras. Sus acciones para evitar su desaparición les llevaron a tomar las calles 11 veces entre 2007 y 2011 para intentar paralizar el Dibang Multipurpose Project, una presa de 3.000 megavatios.

Activistas como Mickrow y Lingi dicen que el Gobierno les tacha de maoístas y los asocia con la latente guerra civil que se extiende por el este de la India, y que el primer ministro ha calificado reiteradamente del mayor peligro para la seguridad nacional. Acusan a las fuerzas gubernamentales de acosarles en represalia.

En un incidente que contribuyó a aumentar la tensión, nueve jóvenes sufrieron heridas de bala cuando la Policía de Roing abrió fuego contra un grupo de estudiantes durante unos disturbios en el festival de Durga Puja, el pasado octubre.

El Gobierno local insistió en que el brote de violencia no estaba relacionado con la polémica por la presa, y aseguró que la muchedumbre había atacado a los policías. Pero quienes se oponen a la presa rechazan esa versión.

“Sentimos que tratan de lanzar el mensaje de que no pueden hacer nada al respecto”, asegura Raju Mimi, un periodista-activista que escribe para el Arunachal Times.