Galdeano y Rodero piden pasos hacia la reconciliación y dan el suyo propio
Dos mujeres que han padecido en primera persona todo el dolor del conflicto armado se sentaron ayer juntas en una misma mesa para pedir pasos hacia la reconciliación de la sociedad vasca, una dinámica que alimentan con su propio testimonio común. Rosa Rodero, viuda de una víctima de ETA, y Carmen Galdeano, hija de una víctima del GAL, pidieron a los diferentes agentes que reconozcan el daño causado. No ven necesario reclamar perdón.
Ion SALGADO | GASTEIZ
Gara
Una víctima del GAL y una victima de ETA pudieron compartir ayer una mesa en Gasteiz en un acto público. Carmen Galdeano, hija del periodista Xabier Galdeano, y Rosa Rodero, viuda del ertzaina Joseba Goikoetxea, compartieron sentimientos -tam- bién sonrisas- en la Casa de Cultura Ignacio Aldekoa gracias a un coloquio organizado por Hala Bedi Irratia. Un encuentro inédito donde narrar el golpe propinado por la violencia para después mirar al futuro con un objetivo común: la reconciliación de la sociedad vasca.
Este objetivo, que ha ido tomando fuerza desde que ETA anunciara hace ya siete meses el cese definitivo de su actividad armada, contrasta con las exigencias planteadas por dirigentes políticos unionistas, que están planteando elementos como la exigencia de perdón a una parte para obstaculizar avances, sin preguntar siquiera si los afectados lo necesitan. Personas como Rodero y Galdeano, que coincidieron ayer en que ansían poner fin a una confrontación que se ha llevado por delante la vida de un esposo y de un padre respectivamente.
Como ellas mismas destacaron, el punto y final no llegará con una petición de perdón, sino en todo caso con el reconocimiento del daño causado, tanto por parte de ETA como por parte de los estados implicados. A este respecto, Galdeano apuntó que su familia no necesita ver a Felipe González en la cárcel, pero sí desea que el expresidente del Gobierno español reconozca su vinculación con el GAL y admita los crimenes cometidos por sus miembros.
Tal como explicó la hija de Xabier Galdeano, miembro de la nueva fundación Egiari Zor, las víctimas de la violencia originada por los estados español y francés buscan un punto y final donde cada parte reconozca los crímenes cometidos. Lo estima como una necesidad para poder abrir la puerta a la convivencia. «Si no se reconocen los dos relatos no se podrá cerrar el conflicto, ya que ninguno de nosotros tiene la verdad absoluta. Queremos un final sin odio y sin venganza, basado en el respeto mutuo», señaló.
Que todos quepan
Esta idea fue compartida por Rodero, que aprovechó su intervención para criticar las peticiones de perdón defendidas desde ciertos sectores. A su parecer, esta concepción, que según explicó nunca se puede presentar como un requisito para avanzar en la consecución de la paz, resulta «absurda».
Al igual que Carmen Galdeano, Rosa Rodero apostó por iniciar un proceso de reconciliación en el que quepan todos los ciudadanos, también aquellos que han participado de manera activa en la confrontación armada, incluidos lógicamente quienes han vuelto a la calle tras cumplir penas de prisión.
La viuda de Joseba Goikoetxea explicó que su deseo pasa por que las futuras generaciones no vivan de primera mano lo que han padecido ella y sus tres hijos. «Quiero que la perspectiva del conflicto que puedan tener mis nietos sea más imparcial que la nuestra», subrayó ante la atenta mirada de Galdeano.
Junto a ellas, los presentes en la Casa de Cultura de Gasteiz pudieron escuchar la opinión de otras dos voces muy autorizadas sobre este tema. Jesús Mari Mujika, director de la Fundación Jose Mari Korta, y Joxean Agirre, que compareció en representación de Euskal Memoria, analizaron la situación abierta tras la declaración histórica de ETA.
Los dos, que se sentaron en los extremos de la mesa sin restar protagonismo a Rodero y Galdeano, emitieron sus propios diagnósticos sobre la realidad del conflicto armado y aportaron datos sobre las diferentes violencias.
Unir los relatos
Ya en el turno de preguntas por parte del público, Joxean Agirre remarcó que la convivencia no vendrá de la imposición de un relato sobre otro, sino de su convergencia. Una idea en sintonía con las palabras pronunciadas con anterioridad por Galdeano, que rechazó la prevalencia de cualquier historia de parte que haya sido redactada de manera subjetiva.
Por su parte, Jesús Mari Mujika hizo hincapié en que la futura «convivencia» no pasa por ser amigo de aquellas personas que han acabado con la vida de un pariente o un amigo cercano, pero sí por respetar y por vivir en paz.