Notas sobre el artículo-entrevista de Rafael Agacino

28.May.12    Análisis y Noticias

Notas sobre el artículo-entrevista de Rafael Agacino

Por el Profesor J

Nos referimos esta vez al interesante artículo publicado por Agacino en Rebelión ayer viernes 25 de mayo: Puede verlo íntegro en rebelión.org ya que he retirado algunas partes para el análisis.

Artículo:
Movilizaciones sociales: Conversaciones sobre la coyuntura y las aperturas políticas del presente. Por Rafael Agacino. Publicado en Rebelión el 25-05-2012

Pregunta:
El año 2011 partió con las movilizaciones en contra de HidroAysén y luego con los estudiantes y su lucha por la gratuidad. ¿Este año se podrían sumarse a la movilización las demandas por salud y previsión?

Respuesta:
No soy tan optimista. La política y la sensación térmica que caracterizarán al país este año estarán fundamentalmente cruzadas por el problema de las elecciones. Hace rato empezó a moverse el tinglado de las alianzas, los pactos, y eso significa desplazar la política desde los movimientos sociales, las organizaciones de trabajadores, populares y estudiantiles, hacia la burocracia política. El mejor ejemplo es el comportamiento de la dirección del PC que ya está negociando con la Concertación, particularmente con la DC: el pacto por omisión en la comuna de Estación Central con Ballesteros y una serie de otras comunas que es una manera de incorporar al PC a esta alianza, a esta Concertación ampliada, extendida. El gobierno de Piñera también va a estar concentrado en lo mismo, tanto dentro de la Alianza como por fuera de ella, en la medida en que son las primeras elecciones bajo su gestión, y que sean elecciones directas, proporcionales y territoriales, son un momento de prueba y una oportunidad para reaccionar frente a la deslegitimación creciente de los partidos e instituciones políticas existentes. Para que decir en el caso de una Concertación fragmentada y a la saga de los acontecimientos. Y por último, no está demás considerar que otras fuerzas más díscolas, como Igualdad, también están apostando en el mismo terreno, por lo cual, todo sumado, la política y la sensación térmica pasarán por ahí, por el evento eleccionario.

Comentario:
Es de lógica comparar esta parte con las declaraciones de la Aces referidas a que en este año las elecciones municipales desviarán la atención, por lo que llaman a funarlas. Ambos tienen razón. El debate y la lucha política pasará (ya está sucediendo) por los acomodos, alianzas y pugnas electorales, en desmedro de lo social, como acaba de ocurrir en el barrio Yungay, donde el alcalde de Santiago mandó talar árboles centenarios y el PC avisó a su candidata a alcaldesa, Carolina Tohá, que se hizo presente para hacer campaña y los comunistas organizaron una movilización trucha de cuatro gatos intentando capitalizar inquietud ciudadana. Un pastel.

Sigue:
Y permítame un comentario sobre las demandas asociadas a la salud y la previsión. Hay una diferencia crucial respecto de la crisis educacional. En educación han sido los usuarios – estudiantes y padres y apoderados- los que han saltado como fuerza social principal y que, apoyados por otros sectores sociales, se movilizaron provocando una fisura en el modelo neoliberal. Pero en el caso de la salud, por ejemplo, no se trata de los usuarios del sistema sanitario nacional sino de los trabajadores de la salud, lo que no es lo mismo. Perfectamente se puede mejorar el salario de los trabajadores de la salud primaria sin que los beneficiarios del sistema mejoren sus condiciones de atención; no sólo sus demandas son diferentes sino incluso pueden ser hasta contradictorias. Ni que decir en el caso de la previsión. Otro gallo cantaría si movilizaran siquiera una parte de los casi 13 millones de beneficiarios de FONASA o de los 9 millones de afiliados a las AFP, especialmente considerando que en el caso de estos últimos, casi la mitad no cotiza o sus empleadores no han enterado las cotizaciones retenidas en las cuentas individuales respectivas.
Algo similar ha sucedido en el caso de los profesores agrupados en el Colegio: como trabajadores de la educación, sus demandas, precisamente, por no haber engarzado con las de los estudiantes y padres y apoderados, han cumplido más bien un papel menor en las movilizaciones de esta última década: desde “el mochilazo” secundario del 2001 a la explosión estudiantil del 2011, pasando por la “revolución de los “pingüinos” del 2006. Por ello mismo, han sido los estudiantes y los padres y apoderados, en tanto usuarios del sistema educacional, los que han logrado poner la crisis educacional como un problema nacional que ha trizado el sentido común dominante como no se pudo en años.
Solo un desarrollo mayor de la conciencia de clase de tales movimientos puede hacer converger las demandas de los trabajadores de los servicios con las de los usuarios y beneficiarios. Por ahora esto es muy embrionario; se trata de luchas aún muy “gremializadas” y parciales…

Comentario:
Aquí Agacino incurre en el viejo error de la centralidad de la lucha mediante la afinidad e identificación ideológica, lo que ya no ocurre en ninguna parte. En Bolivia convergieron diferentes movimientos para tumbar gobiernos y luego colocar un presidente popular. Los movimientos de Indignados europeos y occupy de Estados Unidos han sido una clara demostración de que es posible actuar juntos desde diferentes perspectivas. Lo que hace falta es el punto en común, el interés compartido, no una ideología común. La ideología común estuvo en la base del autoaniquilamiento de la experiencia de los estados socialistas y está en la base del capitalismo chino. Serán los cambios concretos producidos en las experiencias de organización y movilización social los que irán configurando un diseño de otra manera de vivir y de administrar los asuntos públicos, como está demostrando también la izquierda vasca, que después de abandonar ETA la lucha armada, el campo social adquiere un nuevo protagonismo que ha permitido ganar muchos municipios y regiones donde se están implementando medidas eficaces que están atrayendo más simpatía de la población, que consigue ver en qué consisten en la práctica aquellas propuestas ideológicas. La vieja idea de la hegemonía gramsciana se ha transformado en una gran bolsa de gatos de grupos, partidos y colectivos, cada uno de ellos poseedor de la línea y con escasa capacidad material de establecer alianzas locales para demostrar sus ideas en el terreno.

La CUT es dirigida por gente de una o más ideologías, mientras el resto de las agrupaciones ideológicas se esmeran por ganarle el quien vive y asumir puestos en renovadas elecciones internas, así la lucha por la hegemonía se ha transformado en la lucha por el control de aparatos. Lo mismo sucede en muchos “gremios”, que no pueden trabajar juntos en la diversidad por la insistencia de esa centralidad ideológica. No es la lucha reivindicativa la que impide la unidad, sino la pugna interna de las vanguardias.

Pregunta:
¿Entonces el movimiento estudiantil no es un síntoma de un proceso de movilizaciones sociales crecientes?

Respuesta:
El movimiento estudiantil puede anticipar el futuro en varios sentidos pero hasta ahora no es síntoma, o más bien dicho no es representación, de un robusto proceso de movilizaciones sociales de impronta rupturista con el modelo neoliberal ni menos con el capitalismo. Eso está muy lejos aún.

Comentario:
Muchas corrientes chilenas insisten en aquella “impronta” rupturista, la que va a tardar un buen tanto en surgir así como vamos. Años de esfuerzos no han avanzado mucho, más bien hay una disminución de la lucha en los barrios, ya que de tanto ir el cántaro al agua al final se rompe. La población se sumará a las propuestas que demuestren que es posible administrar el barrio y el municipio desde los propios vecinos, ahí debe estar la militancia, generando otra economía, otra salud, otra educación y demás, todo ello asentado en una creciente participación democrática local de la gente haciendo escuela de contrapoder. La lucha por “dirigir” las organizaciones sociales no puede ponerse como prioritaria ante la necesidad de la organización de las capacidades locales del empoderamiento comunitario.

Sigue:
Dejando de lado el vergonzoso papel de la dirigencia de la CUT y de los partidos que la controlan, no veo que el movimiento de trabajadores esté en un proceso acelerado de constitución como actor político-social gravitante ni tampoco que esté participando, activa y masivamente. Más bien se trata de iniciativas muy pequeñas - y por ello muy notables-, por ejemplo, de los trabajadores de SITECO, de los portuarios de San Vicente y de algunos segmentos de trabajadores de la minería privada del cobre como Collahuasi, que han apoyado a los estudiantes. Son excepciones, ni siquiera los partidos populares como el PC, que se supone tendrían alguna ascendencia sobre el movimiento de trabajadores, han sido capaces de mostrar ninguna capacidad para ampliar significativamente las movilizaciones estudiantiles al campo de los trabajadores. Tampoco en el campo de las franjas de pobladores organizados, pues, como ya mencionamos, están apostando a incorporarse al proceso electoral; allí están invirtiendo todos sus recursos económicos, sus mejores cuadros y sus relaciones para participar en el proceso.

Comentario:
He aquí una de las principales temáticas a discutir: ¿en los barrios están las franjas de pobladores? En la medida que avanza un proceso de autoorganización que vaya asumiendo el mundo de la vida en forma más compartida allí se va haciendo presente el mundo de la producción artesanal y autogestionaria, de nuevas relaciones económicas que se distancian de las reglas generales del mercado, cooperativas o comités de consumo, otra salud y otra educación, en fin, formas de vida comunitaria que van dando forma a lo que se puede llamar de nueva sociedad. La izquierda tradicional, incluyendo importantes sectores de la izquierda alternativa tiene el camino trazado: control de las organizaciones de trabajadores, alianza con otros sectores, la toma del poder y desde el estado irradiar educación, salud y servicios, cuando todos los modelos existentes en el mundo han sido presa fácil de las relaciones generales del capitalismo globalizado. Los estados y gobiernos forman parte de la red mundial del capital. Los gobiernos progresistas del continente se han puesto en contradicción con las comunidades y sectores mayoritarios de la población, pues para acumular y distribuir deben seguir las reglas del juego capitalista, no alcanzando satisfacción las campañas de alfabetización, de salud estatal y otras más que resuelven algunos problemas restringiendo necesariamente la capacidad protagonista de los de abajo, ya que el poder central resuelve. Es triste enumerar dos o tres experiencias pequeñas que “se salvan” mientras el sistema se asienta tranquilamente en los barrios populares estableciendo la burocracia municipal partidaria y la represión en los barrios populares. Se olvida que el pinochetismo echó a rodar el narcotráfico en los barrios para mantener constantemente un modelo contrainsurgente en los barrios, si bien es cierto que el PC y demás partidos lo utilizan solamente con fines electorales, pero no por eso hay que desconocer el potencial de autoorganización y contrpoder latente allí.

Sigue:
Incluso si se observa con detención al propio movimiento estudiantil, hay que considerar que una gran masa de estudiantes – los secundarios del sistema particular subvencionado (1,8 millones aproximadamente) y aquellos vinculados a las universidades fuera del Consejo de Rectores, de los Institutos Profesionales y de los Centros de Formación Técnica (casi 700 mil en total)-, no han participado de ninguna forma en las movilizaciones e incluso, la simpatía que manifiestan, más bien reproduce el sentido común neoliberal con demandas “gremialistas” e individualistas. Un compañero me contaba, por ejemplo, que de los más de 60 mil estudiantes del DUOC, ninguno de ellos ni de sus profesores, pararon siquiera una sola hora de clases; y se trata de estudiantes principalmente de extracción popular. Lo significativo, sin embargo, es que esta indiferencia no se explica por la represión institucional sino por la cooptación ideológica de la masa estudiantil que el mismo DUOC, controlado por el integrismo de derecha, se encarga de fortalecer y reproducir cotidianamente en las aulas.
Sin duda que las movilizaciones continuarán - aunque mediadas y amortiguadas por la coyuntura electoral- pues el malestar resulta del propio proceso de madures de la contra revolución neoliberal chilena, pero aún falta mucho para la emergencia de fuerzas de ruptura que converjan y abran paso a un proyecto emancipador mas allá de las demandas sectoriales inmediatas.

Comentario:
Efectivamente las demandas han sido sectoriales e inmediatas, pero no por la ausencia de aquella identidad ideológica que habla el autor, sino por la presencia de esa pugna de control ideológico y orgánico que hacen los colectivos y partidos. Se necesitan programas locales y sectoriales que potencien la dinámica social, pero que al mismo tiempo no sean sólo para pedir al estado o criticarlo porque están los “malos” y será mejor cuando estén los buenos, sino que es necesario coinstruir. Decía el manifiesto comunista que los comunistas se diferencian de los demás partidos socialistas porque tienen el comunismo en mente. El Che intentó contribuir levantando la idea del socialismo cotidiano, que tiene que ver con el mundo de la vida, que es un mundo práctico donde pueden desarrollarse las nuevas relaciones emancipatorias y emancipadas, ya que cambiar las relaciones capitalistas mediante el estado ha sido un rotundo fracaso, puesto que se mantiene en lo que se llama capitalismo de estado, reproduciendo las mismas viejas relaciones e insistiendo hasta el cansancio en la “conciencia” rectora, por eso cuando caen no queda nada, pues no han hecho nada nuevo en la dirección del cambio concreto de las relaciones de producción, que deben ser visibles y verificables no sólo para “adscribir” a ellas, sino como escuela de formación corporal y vivencial. De esa forma no se “instalan” los nuevos valores, sino que emergen como nueva subjetividad y conciencia del hecho material del cambio de las relaciones. De allí la importancia de las localidades y de que los movimientos no se desgasten en el petitorio, sino invertir esfuerzos en implementarlos sin depender de la respuesta institucional. La búsqueda de soluciones no sólo resuelve problemas, sino que despliega la iniciativa y el protagonismo, tomando distancia de Papá Noel. Eso significa que hay que superar la visión estatista del cambio, ya que poco obtenemos criticando el aparato que queremos administrar, ya nadie cree que existen los “buenos”, debemos administrar los asuntos públicos donde sea posible y demostrar de facto, no que tenemos razón, sino que es posible y se hace, así otro también lo hace. En la comuna de Tiltil lo vamos a demostrar y muchos podrán aprender de la experiencia.

Pregunta:
¿Cuál ha sido el papel jugado por el PC en las movilizaciones estudiantiles?
El PC se siente - y ya lo es- un partido del sistema político, una institución de la “república”. Reclamó y reclama un lugar en la constitución política de Chile, y la estrategia adoptada por su actual dirección política, es fortalecer su inclusión en ese sistema político, para desde ahí, según dice, intentar las reformas que resuelvan este conjunto de malestares. Hay muchos problemas con esta estrategia “confiada” en las posibilidades que actualmente otorga la participación en el estado burgués. Pero no podemos ahondar ahora en ello. En lo inmediato, el efecto más perverso de esta opción es que en lugar de fortalecer al movimiento de masas, lo debilita tal y como ya sucedió en el carbón a inicios de los noventa. En esa oportunidad, en medio de la gran crisis sectorial, transformaron a los dirigentes del carbón en candidatos a diputados y alcaldes, los sacaron del epicentro de la lucha para desplazarlos a la política institucional. Hoy hacen lo mismo con Ballesteros y Vallejos. En lugar de fortalecer la independencia del movimiento de masas, intentan domesticarlo; fuerzan a sus dirigentes a validar su rol en el orden institucional “republicano” y con ello fortalecer sus posiciones en el sistema político, como lo hace cualquier partido burgués. Esto se ha acentuado desde que fueron incluidos en las instituciones de la República como resultado del pacto electoral con la Concertación en las elecciones pasadas; una vez dentro, se acabaron las movilizaciones “contra la exclusión”, y lo mas reprobable, es que han intentando asumir un rol de mediadores entre las fuerzas movilizadas y el estado burgués, hecho que en buen romance significa renunciar a fortalecer al propio movimiento obrero y popular y su independencia. Se trata de una tradición perversa no solo presente en la práctica de la dirección del PC sino también en la de la izquierda revolucionaria: considerar los movimientos sociales como cantera de cuadros para la organización partidaria. ¿Cuánto más durará esta concepción megalómana de la política que a fin de cuentas lo que hace es sustituir al movimiento obrero y popular por el partido?
Y en una dimensión más general, la táctica seguida por casi todas las fuerzas de izquierda, ha terminado validando como síntesis de la situación actual la disyuntiva entre Mercado y Estado. Esto ha puesto una camisa de fuerza a las iniciativas y movilizaciones populares de este nuevo ciclo de luchas.

Comentario:
Cuando Agacino habla de la conciencia de clase en los movimientos para alcanzar la unidad, es lo mismo que sea con partido o sin partido, ya que el partido es el que como intelectual colectivo sistematiza esa conciencia y la expresa en prácticas que lleven al resultado. Lo otro sería la autonomía de los movimientos, lo que Agacino ha escrito en otros textos, pero ha eliminado de éste. La autonomía implica protagonismo y capacidad de decisiones de los sujetos sociales. Este autor siempre ha defendido al MST de Brasil como movimiento autónomo, cuando en la realidad es dirigido por el PT. Para entender la autonomía hay que entender la capacidad de producción de subjetividad, que al quedar aferrada al pasado o a ideologías predeterminadas, ya no es posible.

Pregunta
¿Y no existe una alternativa que pueda romper con esa forma de mirar las cosas?
Si pues. Primero hay que comprender que nuestro camino no se reduce a “más Estado y menos Mercado” para responder a un modelo neoliberal que operó en sentido inverso. Esta es una trampa de la socialdemocracia, del progresismo y del liberalismo burgués. Sea por la historia del propio socialismo real, o sea por nuestra propia historia, ya debería estar claro que nuestra opción no es ni mercado ni estado, sino más poder para la “gente”, más poder para los trabajadores y sectores populares y sociales, más poder, más soberanía popular. Esta perspectiva tiene una serie de implicancias para la política pues es evidente que una opción de este tipo exige otra manera de concebir lo político y la acción política.
Esta forma alternativa de ver el asunto –decir: no queremos más mercado, ni más Estado sino más Poder Popular, más fortalecimiento de las organizaciones sociales- se ha venido expresando de manera larvaria, espasmódica, con poca claridad dada la falta de experiencia histórica que, a diferencia de otros países, tiene el movimiento popular chileno a este respecto. Lo que queremos no es una línea divisoria entre lo político y lo social. Es cierto que “lo social” es responsabilidad de los gremios pero no que “lo social” deba ser un límite que reduce al movimiento popular a mero elector, a una masa episódicamente llamada a votar por representantes – definidos, además, por los propios partidos políticos - encargados de hacer “la política” supuestamente en su nombre y en el espacio institucional de “lo político”.
Hay que romper esa línea. La idea es politizar lo social, obligar a que la política salga del Parlamento y demás instituciones y se desplace al espacio social. Esta es en el fondo la estrategia que a tientas ha ido adoptando una izquierda desconfiada que no se fía del Estado y sus instituciones, que no cree que la solución a los problemas sea un capitalismo más regulado y un parlamento más democrático, sino que cree que las soluciones verdaderas se abrirán paso solo si los sujetos sociales colectivos mismos se constituyen en una fuerza político-social capaz de encarnar un proyecto alternativo. Y lo más importante, que cree que esta misma fuerza político-social -y no sus representantes burocratizados- es la condición definitoria del carácter de un proyecto genuinamente emancipador.
Lo que tiene que pensarse y ponerse en práctica es una táctica de desarrollo de construcción de fuerza popular y programática independiente, propia; estimular la convergencia de las fuerzas existentes y estimular la emergencia de las fuerzas latentes. El nuevo período –inaugurado definitivamente con el Gobierno de Piñera y las movilizaciones estudiantiles- plantea la necesidad de una referencia político-social que catalice sin negar las diversas potencialidades sociales y programáticas que poco a poco comienzan a visibilizarse. Hay que evitar que tales potencialidades sean domesticadas como gustan los funcionarios de la república. Lo fundamental es que la acción política se oriente por metas de construcción de poder popular y de fuerte presión sobre el Estado para negarlo como único lugar, como lugar monopólico, de la política; la soberanía reside en el pueblo y éste la puede ejercer también como acción política en los espacios vitales, en los lugares dónde los problemas son inmediatamente reales. Hay que pararle un poder paralelo al Estado. Si queremos educación, ¡arrebatémosle la educación!, formemos centros de Educación a partir de las necesidades vitales de los educandos, los educadores y la comunidad. La demanda de volver los colegios al MINEDUC no es suficiente; en la práctica significaba pasarle la educación a Lavín, después a Bulnes y ahora a Bayer, es decir pasarle la educación a un Estado ahora completamente controlado por el mismo neoliberalismo empresarial. Incluso tampoco la propia gratuidad es suficiente pues ésta puede transformarse en otro pingüe negocio de capitales privados tal y como ha pasado con el AUGE, la gran promesa de derechos de salud garantizados por el Estado, que ha sido fuente de mega negocios para el sistema privado de salud que ha aumentado sus ganancias a costa de las platas del Estado, platas que en el fondo no son sino de los explotados. El estatalismo no basta. Hay que desarrollar formas de control democrático que sean expresión de una fuerza social que a la par que se organiza también politiza lo social. En el caso de la educación, ésta podrá ser gratuita pero debe ser suministrada por el estado y no por los privados; y podrá ser suministrada por el Estado pero debe estar – y esto es crucial- bajo un control comunitario real.

Comentario:
Está muy buena la postura de construir un poder paralelo al estado, aunque puede expresarse en el control de los municipios, pues queda raro plantearlo solamente para el estado. El concepto de control comunitario es interesante, aunque es más adecuado hablar de dirección comunitaria. Es claro que la demanda de que la educación sea asumida por el estado en estos momentos parece contraproducente, sin embargo si hay ese control o dirección popular, ya sería posible. Ese es un tema a discutir con la Aces, que plantea la desmunicipalización y la vuelta de las escuelas al estado. La misma lógica que aplica Agacino a las escuelas respecto del estado debería aplicarse al cobre, ya que mientras siga el extractivismo depredador anti-natura, los relaves, el uso desmedido de energías y agua, etc. el daño es mayor que el beneficio, por lo que aquellos que sufren sus efectos no ven diferencias en lo haga el estado, un privado o un extranjero. La politización de lo social a mi entender sólo es posible en el campo de la administración pública, de allí uno de los argumentos a favor de la participación en las elecciones municipales mediante asambleas y candidatos que elaboran el programa del pueblo junto a los vecinos. La fuga y refugio de la gente en su vida privada sólo podrá ser quebrada por este proceso de politización en los hechos, sin ideologización ni concientización.

Sigue:
Sobre esta forma de concebir la política, no tenemos mucha experiencia debido, por una parte, a la matriz que traemos desde antiguo, y por otra, a que los procesos de construcción de poder popular que hemos experimentado han sido muy espasmódicos y han quedado entrampados en la gran tradición legalista y reformista de la clase obrera y la izquierda chilenas.

Comentario:
Eso no es cierto, hay que fijarse, tal como descubre el autor las mini experiencias anotadas más arriba como excepción al marasmo de los movimientos. En Chile ha habido y hay bastantes experiencias, opiniones y debates sobre el tema. Otra cosa es que el autor no las quiera incorporar en su respuesta para llegar a su conclusión forzada más adelante.

Sigue:
Por lo que hay que construir una izquierda de ruptura, una izquierda emancipadora, que confié en el potencial de las organizaciones sociales, que piense que el sujeto social emergente es un sujeto político en potencia con capacidad de resolución y que no está condenado, como lo quiere el liberalismo burgués, el progresismo, la socialdemocracia y la izquierda estatalista, a ceder su protagonismo a los burócratas de la política; muy por el contrario, que hay que estimularle, concebirlo y construirlo, para arrebatarle la política a los políticos.

Comentario:
Construir una izquierda, esa es la solución, otra más. Así no se arrebata la política a los políticos. El sujeto social autónomo se construye sin la presencia de izquierda organizada, de viejo o nuevo cuño. Si el sujeto tiene capacidad de resolución, ¿a santo de qué necesitamos a ese otro grupo de izquierda? ¿Para despertar al dormido? Bastará con implementar medidas efectivas de contrapoder y una nueva administración pública desde los vecinos. Esa es una escuela de empoderamiento y formación de autoconciencia

Pregunta:
¿Pero cómo surge este sujeto capaz de expropiar la política a los “burócratas”?

Respuesta:
Esto no es ni tan espontáneo ni un mero efecto de una voluntad pura. El talento de los constructores político-sociales estriba, precisamente, en captar las potencialidades del presente y creemos que hoy se han abierto condiciones favorables para impulsar un proceso de constitución político-social en esa dirección.

Comentario:
Plenamente de acuerdo. No era la ausencia de afinidad de conciencia de clase la que impide el desarrollo y la unidad de los movimientos. Digamos que, según este párrafo, es perder el tiempo en formar nuevos agrupamientos izquierdistas, pues ya hay demasiados y para todos los gustos, siendo la tarea de un militante autónomo, activista, constructor político-social, como se le llame, dedicarse a esa construcción concreta, ojala partiendo con sus vecinos. Un nuevo proceso de construcción político-social debe incorporar también lo económico alternativo en alianzas y redes horizontales desde y hacia el campo y las periferias de las ciudades, un nuevo territorio político-social-económico-cultural, un tejido alternativo un espacio que pueda desprenderse de los lazos materiales e ideológicos del estado y del mercado. Estamos plenamente de acuerdo con el autor en que hoy están las condiciones para impulsar un proceso de constitución político-social en esa dirección.

Sigue:
La tarea central del actual período es construir una referencia política a partir de formas de participación y deliberación populares, cuidosamente organizadas y masivamente impulsadas, y por esta vía instalar una práctica político-social que se constituya en una referencia que politice lo social, que regrese la soberanía a las clases dominadas y sectores subalternos y que permita ejercerla desde lo social, de la práctica vital inmediata de la gran masa que vive del trabajo propio. Que obligue a los profesionales de la política (funcionarios, por lo demás, pagados por nuestros impuestos) a abandonar el espacio formal y reconocer que hay otra fuerza política que vive en la sociedad y que es la única fuente de soberanía.

Comentario:
He ahí la madre del cordero: “instalar una práctica político-social (y económico-cultural, agrego) que se constituya en una referencia.”
¡Bravo!
No más el “referente”, sino ahora la referencia de lo vivido y experimentado por los propios cuerpos, la escuela de la vida, la “práctica vital inmediata”. He ahí el socialismo cotidiano del Che, con o sin estado.

Sigue:
Pero no se trata de cualquier referencia, de levantar un partido más para entrar a la carrera política formal cuyo espacio es precisamente aquél definido por tales burócratas, y que mas allá de las buenas intenciones, la lógica de esa institucionalidad terminará devorándolo, si es que ya no lo hizo desde el mismo momento en que comenzó su campaña por la inclusión o por la inscripción. La república burguesa no hace más que tragarse a sus propios hijos, los domestica, y de nuevo, los de abajo, a fojas cero.
En ese sentido, el ejercicio democrático de elaboración de política, de construcción de consensos en torno a las demandas populares, es una potente intuición que circula por todos lados: tanto en los adolescentes y jóvenes estudiantes como en los jóvenes y adultos trabajadores bajo condiciones de flexibilidad y precariedad. Se trata de abrir espacios para la política desde abajo, de estimular el más elemental acto de comunicar anhelos cara a cara, y de ahí avanzar al procesamiento social de los intereses diversos, congeniando inteligencias y aunando voluntades en torno a los derechos generales de todos los que vivimos del esfuerzo propio.

Comentario:
Más arriba Agacino plantea el control comunitario de las instituciones, sin embargo ello también debe darse hacia y con los cargos de elección popular, pues si no se aprende a dirigir los municipios desde los vecinos, nunca aprenderemos a dirigir desde abajo el estado y seremos nuevamente víctimas de la burocracia.

Pregunta:
Esto parece muy claro e incluso urgente… Se trata de hacer converger las demandas para dar paso a un nuevo modelo de desarrollo que responda a las necesidades y problemáticas de las grandes mayorías.

Respuesta:
Si, es cierto lo que usted plantea; todo parece muy claro. Sin embargo, desde el punto de vista práctico, el asunto es más complejo que un simple esfuerzo de convergencia de demandas. No hay que olvidar un punto clave del momento actual: las condiciones socioculturales en que esas “grandes mayorías” declaran sus necesidades y problemáticas.
Estará de acuerdo conmigo en que si no nos interrogamos sobre tales condiciones, sobretodo en la sociedad actual, reducimos el problema - por cierto, ya muy difícil- a la pura definición del modelo alternativo. Pero usted y yo sabemos que el capitalismo chileno bajo la forma neoliberal de acumulación y reproducción social, desestructuró profundamente a los sujetos sociales colectivos y a la propia sociedad, por lo cual es casi una obviedad afirmar que las “grandes mayorías” actuales son las “grandes mayorías del mercado”, las engendradas por la propia contrarrevolución neoliberal madura. Entonces, si hacemos abstracción de este hecho, corremos el riesgo de sufrir una miopía sociológica que puede conducirnos a una práctica social y/o política que en vez de acercarnos al camino de la emancipación puede contribuir a reproducir la fragmentación que el sistema ha naturalizado por múltiples mecanismos vitales: desde el trabajo al consumo y desde la educación a la política.
Por ejemplo, aunque pueda parecerle impropio el caso, la lucha por los aumentos salariales - una demanda explícita y justa de la inmensa mayoría de los trabajadores - bajo condiciones de baja conciencia política y ecológica, puede favorecer el consumismo, dañar la salud y deteriorar el ecosistema social y ambiental. En efecto, más salarios pueden implicar más alimentación basura, más educación basura, más diversión basura, etc., las que a la larga no solo desencadenan un ostensible deterioro estructural de la salud y del medio ambiente social y natural, sino también una degradación cultural masiva de los propios “beneficiados”, lo que facilita la dominación capitalista. Una mirada panorámica al Chile actual muestra a grandes segmentos de trabajadores y sectores medios integrados al consumo y a la cultura neoliberal, ejemplares del individualismo, del hedonismo, de la falta de solidaridad, de sujetos neuróticos y enfermos. La clave entonces es atravesar el velo del dinero y de la propia canasta de consumo, de las mercancías, para llegar al núcleo de la explotación capitalista actual: la manipulación de las necesidades y el control de las capacidades productivas del trabajo individual y colectivo. ¿Por qué necesitamos, como ya alguna vez escuché decir a Max-Neef, 30 tipos de shampoo, y agrego yo, 40 tipos de crema dental, 50 tipos de zapatillas o 60 modelos de celulares, etc.? Ya la Heller nos habló de un sistema que opera como “dictadura de necesidades”, pues, bien, entonces ¿qué es si no el capitalismo actual que, bajo la apariencia de la libertad de elegir, se revela como una verdadera dictadura de las necesidades, necesidades impuestas por el capital? Se nos dice qué comer, qué vestir, qué valorar, qué desear, en fin qué, cómo y para qué vivir. Tras esto, el mismo capital está usando a su antojo la capacidad productiva social, la capacidad productiva humana, el trabajo social e individual.
Así, un nuevo modelo de desarrollo, que a fin de cuentas no es sino un nuevo modo de vida, debe ocuparse de subvertir las condiciones bajo las cuales se definen las supuestas necesidades de las “mayorías”. Debe recuperar la soberanía de esas mayorías sobre sus propias necesidades y sus satisfactores, o lo que es lo mismo, recuperar la soberanía para decidir racionalmente y en función de los intereses de la humanidad y no del capital, cómo y en qué utilizar las capacidades productivas humanas, el trabajo individual y colectivo. Un modelo de desarrollo, emancipador, sostenible social y ecológicamente, supone pues, soberanía para definir qué, cómo y para quién producir, y ello no es sino la manifestación de la soberanía política en el espacio vital, inmediato a la vida social, y no una actividad monopolizada por los burócratas de la política.

Comentario:
Esto parece interesante, sin embargo no aparece claro el como se haría, siendo difícil para Agacino reconocer que ahí está el meollo de la Otra Economía, producción local, aprovechamiento de los recursos naturales, en fin una nueva red de producción y consumo que circula en ese nuevo espacio político-social que se habla más arriba. Es muy interesante cuando habla de como y para quien producir como manifestación de soberanía en el mundo de la vida, digamos, en el barrio y en el municipio. Sin nuevas relaciones de producción es imposible el cambio del modo de producción, menos cuando el estado no puede hacerlo.

Sigue:
En este sentido, por citar dos ejemplos recientes, el esfuerzo de elaborar una política educacional a través de un Congreso Social Educativo – iniciativa que se implementó con éxito en varias ciudades del país – así como la experiencia de los liceos auto gestionados durante los meses de movilización estudiantil, se constituyen en acciones políticas colectivas, itinerantes, multiformes y transversales que abren camino. Y lo abren en un doble sentido: construyen contenido, una visión del sistema educativo que queremos, es decir, el programa; y a la vez, el soporte social, el sujeto, la fuerza social misma que al descubrir sus anhelos se auto constituye como fuerza social organizada, y en potencia, en fuerza política emancipadora.

Comentario:
Plenamente de acuerdo con el segundo ejemplo, para nada de acuerdo con el Congreso Social Educativo, donde se reunieron más bien burócratas, partidos e intelectuales sistémicos.

Sigue:
Por cierto, el proceso recién comienza y es frágil. En Chile hay escasa tradición de este tipo de estrategia de construcción, y los esfuerzos por recuperar la otra historia, aquélla a la que podríamos apelar para dar más sustento a los esfuerzos de hoy, aún no se han masificado; predomina la historia oficial, sea republicana o estalinista, ambas tributarias de la matriz “sustitucionista” del poder popular, del poder de las masas conscientes y organizadas. Por ello, la vitalidad del movimiento en marcha está amenazada por la propia racionalidad republicana que, rayando una línea entre lo político y lo social, quiere obligarlo a adecuarse a las reglas de la política formal, al orden del estado.
Estas iniciativas y otras como las movilizaciones comunales de Aysén y Coyhaique, muestran que es posible la asunción de la política a partir de los espacios vitales y una modalidad de construcción que a la par que construye contenidos, construye los sujetos político-sociales capaces de llevarlos a cabo. Apostemos entonces, sin eludir las amenazas de las tendencias “sustitucionistas” liberales, socialdemócratas o “estatalistas” de izquierda, a que florezcan mil y un congreso y asambleas populares, mil y una mancomunales, mil y un colectivos, mil y un grupos de apoyo mutuo y acción directa… esos son el tejido del poder soberano, y también como ha señalado recientemente Salazar, el poder constituyente.

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[1] Se trata de las periodistas Paula Figari de “El Ciudadano” y María Alicia Salinas del medio electrónico “El Irreverente”. En el primer caso se nos envió preguntas por correo cuyas respuestas son de enero de 2012, mientras que en el segundo, se sostuvo una entrevista personal cuya transcripción corregida data de abril del mismo año. Naturalmente ambas periodistas y los medios citados están exentos de cualquier responsabilidad por los contenidos del presente artículo.

Comentario final:
Plenamente de acuerdo, menos mal que no colocó nuevamente el tema de unirlos bajo la bandera de la “conciencia de clase”, es decir, la ideología. Lo único es que no parece necesario dejar el espacio municipal al juego de manipulación institucional, ya que no se cuestiona elegir centros de estudiantes, que también son instituciones, por lo que esas asambleas en su potencial resolutivo indicado más arriba, pueden perfectamente decidir poner al municipio bajo su control y dirección, colocando allí gente de las asambleas vecinales con el programa local elaborado en dichas asambleas. Si Agacino está en contra de esa decisión asamblearia, se desmorona su argumentación. El que, según el autor, Salazar llama poder constituyente, es denominado por Toni Negri de potencia autoconstituyente, sin embargo el concepto de poder sigue haciendo de las suyas, por lo que lo estamos abordando en otro artículo.

La experiencia de dirección municipal desde las asambleas de vecinos será crucial para cualquier proyecto de expresión del poder constituyente.

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Pre candidato independiente vecinal a alcalde de Tiltil
munindep@yahoo.cl