Chile: Integración, subversión o construcción

29.May.12    Análisis y Noticias

Chile: Integración, subversión o construcción

Carta a los compas Comandos Insurreccionalistas en respuesta a su texto “La subversión en Chile y su progresivo vaciamiento de contenido”.

Por el profesor J

Queridos compas.
Sólo se puede sentir cariño ante vuestra decisión, audacia y combatividad, componentes que hoy día hacen falta para emprender las tareas necesarias para el cambio social, El coraje es un atributo humano que estando presente es de sabios saber cuando y como utilizarlo. En su carta ustedes señalan, errores de aquellos que no han aprendido, pero también hay que señalar que eso es aplicable a todos y cada uno de los luchadores sociales, estén donde estén, adopten la “vía” que adopten, cada carta, nota o acción de compañeros no puede ser considerada como acabada, sino como parte de un proceso general de aprendizajes, avances y retrocesos, por lo que con el mismo espíritu con que ustedes señalan y apuntan errores en otros compañeros entro en el baile con mi propia música.

Traeré a colación algunos debates que se han dado en torno a la caída de gobiernos, como el de Argentina, donde la multitud tomó las calles como inundación obligando a caer al presidente. Sería demasiado infantil ponerse a discutir si era el estado o el gobierno y que en ambos es claramente diferente, por lo que pido comprensión de que sólo me refiero al gobierno, por lo que será un análisis comparativo, que se puede aplicar a uno y otro caso, salvando las diferencias. El gran debate fue que no había una propuesta para dar continuidad a una dinámica expansiva del movimiento de multitudes. Petras culpa a la ausencia de partidos, el referente orgánico, que hubiese “canalizado” las aguas sociales, diciendo en un artículo que estaban debajo de la cama, lo que era cierto, pero esa “ausencia” sólo la pueden sentir quienes hubieran querido “conducir” a la población al consabido y aburrido tema de la toma del poder. Pero sigamos, ya no estaban las vanguardias, las ovejas se quedaron sin perro guardián ni de un lado ni del otro, los vecinos regresaron a sus barrios entusiasmados por la autoidentificación de su poder, cosa que nunca antes había sucedido. No era comprensible inicialmente y se sentaron afuera de sus casas a tomar un mate y darle vueltas al asunto que no tenía pies ni cabeza, excepto los de siempre, que no faltaba el que llamara a asaltar cuarteles, o el que indujera a asaltar mercados o aún formar una especie de triunvirato popular. Las ideologías y las “propuestas” chocaban abiertamente con el nuevo espíritu. Una infinidad de corrientes ideológicas, vanguardias, colectivos de afinidad intentaron “conducir” su asamblea vecinal y la mayoría de esos oportunistas querían ir detrás de una nueva modalidad de estado o gobierno, otra pirámide de poder, obligando a la gente a despegar sus ojos y su corazón del entorno inmediato para salir de sus cuerpos como almas en pena y volar hacia el mundo de las estructuras, tinglados, macro economía y todo ese rosario de conceptos para enredar incautos en laberintos lógicos por los cuales se atraviesa como quien sube a gatas una montaña. Simplemente puede llamar lisa y llanamente “emborrachar la perdiz” instalando nuevas modalidades de autoritarismo de los inteligentes, astutos, macucos, pillastres, burócratas y revolucionarios de todos los pelajes felices cuando uno o dos parecía que seguían sus argumentos. Vaya ejercicio inútil que todavía en Chile se reproduce alegremente entre la militancia y las dinámicas sociales. Sin embargo, en medio del temporal de propuestas, pomadas y etcétera, inicialmente en cientos de barrios de casi todas las ciudades argentinas predominó lo que los partidos llamaron malignamente de “espontaneidad”, donde el instinto brotaba hasta por los poros, los espacios conquistados con el simple hecho de juntarse en las calles y veredas y resolver una infinidad de asuntos del barrio, no respondían al trazado experto de los estrategas del cambio, sino a la sensibilidad, sentido común e intercambio respetuoso, pedagógico, una meta-pedagogía se instalaba en todas partes, los grupos autónomos de salud, educación, cultura y demás surgían como callampas, la creatividad, iniciativa y despliegue de protagonismo de hormigas vecinales hacían nata por diferentes lugares. Se avanzaba hacia un modo de vivir libertario para el cual no existen antecedentes, salvo espacios muy circunscritos en la historia y la geografía, donde aparecerse con una bomba o una pistola habría dejado la hecatombe. Habría sido tan raro como esos comuneros de Lacandona que ven adentrarse a la selva a los guerrilleros vendiendo la pomada de la sociedad sin clases hasta percibir que estaba ante sus ojos, la sociedad sin clases, el comunismo o anarquía, como le queramos poner de nombre. Esos sencillos comuneros vivían la sociedad del futuro, perdón, la sociedad del pasado, que es lo mismo, ya que 8 millones de años viviendo en hordas y comunidades, bien que dejaron su huella en la genética humana y sólo hace 8 a 16 mil años surge la propiedad, el patriarcado y el poder, que hasta ahora sólo han podido instalar cadenas y referentes coyunturales que sólo operan por reproducción cultural sin tocar un pelo lo genético, salvo para entrar a paso de carga en la psique sacándole la cresta por vía sicosomática y generando monstruos, o seas, distorsiones de lo humano, mal que nos pese y por mucho que nos duela. Asumimos muy livianamente que somos personas individuales y sin percibirlo imitamos a los dioses, en vez de a las hormigas. La humildad y sencillez de los lacandones no tiene nada que ver con la arrogancia intelectual de los revolucionarios de folletín que hacen revoluciones en el papel para luego entregárselas de vuelta en bandeja al capitalismo concurrencial, pero estos guerrilleros tenían una gran ventaja, venían de la formación guevarista y no leninista-estalinista y aunque no lo hayan estudiado, es bastante evidente que habían comprendido el mensaje enti estatista del Che en lo que llamó el “socialismo cotidiano”. Si hubiesen sido estalinos o leninistas puros, habían masacrado a los comuneros o los habrían incorporado a la fuerza al “ejército del pueblo”, tal como hacen las FARC o hicieron en Kronstadt y Ukrania.

Esos dos ejemplos bastan por ahora para demostrar que empuñar las armas hoy día no se corresponde con la urgente tarea de preparar las condiciones de autoorganización en barrios y localidades para el empoderamiento de sujetos que digan cuales deben ser los pasos a seguir. Aunque caiga el estado en mil pedazos, vamos a tener encima la tracalada de misioneros, pastores, comandantes, bolches y un cuanto hay intentando re-levantar el estado y la población sin un referente práctico del mundo de la vida que aplicar, sólo grupos y más grupos unos poniendo bombas y otros poniendo votos en las urnas, vanguardias por aquí y vanguardias por allá, que ya parece mercado de las pulgas.

Les hago el llamado a abandonar la vía de las armas, así, derechamente. Los necesitamos a ustedes y a las nuevas generaciones en el día a día junto a los vecinos desarrollando protagonismo, autonomía, autogestión y demás.

Ya ha pasado la época de los conductores, vanguardias, recetas de cocina y estrategias preconcebidas. Hoy es la época del sujeto, Ya no más el sujeto “revolucionario”, que lee a Lenin, Mao, Trosky o Bakunin para comprender el mundo manteniendo los ojos cerrados a descubrirlo por su cuenta, es la época del reecuentro, de la reconstrucción de lazos comunitarios e identitarios instalados en la raíz, de juntarse a mirar el mundo desde la vida y no desde la telaraña tejida pacientemente por los intelectuales del poder y de las “oposiciones” o “críticas” dedicadas a disputar los sillones de la máquina de triturar cuerpos que son las instituciones. Ya producen risa los críticos que se suben a las vitrinas junto a las mercancías viejas a mostrar sus siliconas intelectuales y maquillajes discursivos intentando vender la misma pomada aderezada con harta “combatividad” para que vengan los pececitos.

La historia pasa, los hombres y mujeres siguen. Ni ustedes, nuevas generaciones, ni nosotros, las viejas, somos mejores o peores, pero cada uno debe asumir las consecuencias de sus actos y no pasarle la papa caliente al otro. No estamos esperando a ningún Miguel Enríquez, porque sus hijos y nietos están y estamos por todos lados intentando readecuaciones a los nuevos tiempos en barrios, escuelas y diferentes lados. Si hoy día hay un vacío en la subversión no es culpa más que de los propios subversivos, todos hemos cometido muchos errores, especialmente de concepción en torno al sujeto, Como viejo mirista asumo plenamente las consecuencias de mis actos en la época donde la acción directa era un imperativo y cuando había que enfrentar a la dictadura con las armas en la mano, así como muchos otros compañeros. Sin embargo hay un reacomodo tanto en las condiciones objetivas del capital como en sus relaciones internas que obligan a estudiar y modificar la vinculación con el sujeto social transformador. La tecnología moderna, como ya lo previera Marx en los Grundisse, expulsa al obrero de la máquina y vivimos una precariedad que hace imposible la solidaridad interna y se debilita el terreno sindical y político, no porque no ganan la pelea los “buenos” contra los “malos” en la CUT o donde sea, sino porque la unidad y fraternidad se obtiene equivocadamente sobre la base de la reivindicación común, en tanto la práctica de vida es seguir cada uno para su santo, disputando migajas en todas partes. Vivimos una sociedad cada vez más disociada y esquizofrénica, sin entender muchos que la política ya no se puede hacer sin ligarla directamente al mundo de la vida, donde lo público y lo privada pierden distancia uno del otro.

Por eso la gente no acompaña a las vanguardias, que siguen girando en un mundo aparte desde donde llaman como sirenas entre las rocas del mar a los que no participan. Ahora es al revés, no más vanguardias convocando, sino la población organizando sus formas de vida comunitaria desde donde saldrán sus hijos a cumplir las tareas que les encomiende la comunidad, como los hijos de las comunidades mapuche que durante 25 años fueron preparados para asumir la lucha por el territorio y la autodeterminación, de ahí viene la interesante recuperación de las formas tradicionales de articulación en el Pu Lof Trawun. Tanto que se enjuagan la boca muchos con los mapuche para acá y los mapuche para allá, sin percibir sus principales enseñanzas.

La gente ya no quiere más vanguardias, ni de votos ni de bombas, que es lo mismo, sólo cambia la vía, pero para muchos son los lúcidos los que definen los caminos, no la población, por que “no tienen conciencia”. ¿Nosotros tenemos que ser los iluminados que alumbramos el camino con la linterna de la verdad? Esa época ya ha pasado y hoy día muchos descubren que en la potencia de la gente está todo lo necesario para la autoorganización, el empoderamiento y la emancipación.

Por eso está vacía la subversión, porque no está la gente ni está la población, sólo algunos honestos combatientes del pueblo aislados, compañeros que al caer presos y ser reprimidos hay que apoyar con todas las posibilidades. Por eso he estado presente en diversas actividades por los presos, porque siguen siendo mis compañeros, aunque algunos de ellos me hayan apuntado con el dedo por mi declaratoria de pacifismo. No me parece para nada útil que ustedes hayan entendido que actuando de esa forma iban a llegar otros a hacerlo también, o sea, multiplicar la forma de lucha, pero de ahí a apuntarlos con el dedo como ha hecho el PC y otras agrupaciones en las manifestaciones, me parece infame. Por eso les pido una reflexión y hagan como los zapatistas y la ETA, abandonen la insurgencia armada y asuman la insurgencia pacífica subordinándose a los ritmos y anhelos de la población. Está claro que ustedes hicieron una insuficiente evaluación como para imaginar que los demás nos sumaríamos detrás de ustedes, algo falló en el análisis. Tal vez sea prudente revisar como fue que llegaron a esa conclusión. Es sano revisar las metodologías de interpretación y siempre bajar un punto al perfil descubierto, ya que sólo el entusiasmo, el voluntarismo y una que otra mano negra, han hecho enorme daño en toda la historia de la rebeldía.

Sin embargo es demasiado obvio que esta nota va también para aquellos otros destacamentos enunciados y criticados por ustedes. Esperemos que vuestra nota no sea el inicio de un cruzamiento de dimes y diretes de un lado al otro entre todos ustedes. Hay gente que dice que ustedes están infiltrados, yo digo que no, que no son ustedes, sino que todos. El sistema no puede permitirse otra situación casi pre revolucionaria como la acaecida durante el gobierno popular o la notable expansión de la resistencia en la primera mitad de los 80, lo que no fue un problema de vías, sino de participación, y tampoco fue un problema de vanguardia, sino de coyuntura y aprendizaje sobre los hechos progresivos. El sistema está esperando un tercer brote rupturista para seguir aprendiendo a mantener el status quo y nosotros aún estamos en la fase de la infancia peleando si son los votos o las bombas.

Mientras se pelean por ver quien atrae a quien, nosotros seguimos lentamente en la comuna de Tiltil desarrollando actividades de organización asamblearia y democrática autónoma del estado, del mercado y de todos ustedes, vanguardias y partidos, electorales o no, aquí es pura población. Hay algunos y no pocos ex militantes de diferentes partidos en esta dinámica de autoorganización por abajo, lo que demuestra que es posible trabajar sin ellos. Vamos a ganar la mayoría del concejo municipal y subordinar el municipio a las asambleas vecinales, que sólo son momentos de encuentro e intercambio entre quienes comparten el mundo de la vida.

Abrazos a ustedes y a los presos del sistema

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
profesor_j@yahoo.com
http://clajadep.lahaine.org