Marcha de indígenas pobres de la Amazonia hace ingreso triunfal en La Paz
27 de junio de 2012
Gritos, aplausos, abrazos, regalos… son las expresiones de apoyo de varios miles de pobladores de La Paz a indígenas pobres de la Amazonia que hicieron este miércoles su ingreso triunfal en la capital, tras dos meses de marcha en rechazo a una carretera en el centro de Bolivia.
Los pobladores reciben con un caluroso abrazo a los nativos que defienden el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) de una carretera que el gobierno del presidente Evo Morales pretende construir, pues temen la masiva invasión de cultivadores de coca.
“¡Tipnis somos todos!”, “¡Tipnis sí, coca no!”, “¡El Tipnis no se toca!”, gritan los capitalinos, apostados a los lados de calles y avenidas por donde pasaron unos 1.500 nativos, seguidos de otros 3.000 activistas sociales, políticos de izquierda y centro, ONG y simpatizantes.
Los aborígenes realizaron el último trecho de 12 km, desde el villorio de Urujara hasta la sede de Gobierno, de los 600 km que hicieron desde el 27 de abril, cuando comenzaron su caminata en la ciudad amazónica de Trinidad (noreste).
Entre ellos hay mujeres y niños, que junto a los varones han ascendido desde los 130 m de altura en Trinidad, por un paso de vía en la Cordillera Oriental de los Andes, a los 4.000 m, hasta llegar a La Paz, a unos 3.600 m de altitud.
En su ingreso a La Paz, son acogidos con aplausos y gritos de salutación, entre banderas bolivianas de color rojo, amarillo y verde y con insignias de la flor de Patujú, un símbolo típico de los llanos de Bolivia, con los mismos colores de los signos patrios.
Los pobladores les regalan además todo tipo de alimentos: golosinas, gaseosas, galletas, pan, leche e incluso ropa que distribuyen a los indígenas, que levantan la mano en señal de agradecimiento.
“Estamos dando la bienvenida a esta pobre gente que lucha por el aire libre y la humanidad entera”, dice efusiva a la AFP María Cárcamo, una anciana de 63 años que agita una bandera boliviana, cuando por su calle cruzan los indígenas.
“Los hermanos indígenas son bienvenidos, La Paz se conduele de estos hermanos que llegan, ellos también llegan con un corazón grande. Hemos salido con leche, panes y con mi familia entera”, acota en otro punto de La Paz, Verónica Ramos, de 32 años, junto a sus tres hijos pequeños.
En la cabeza de la marcha está Aydé Ortiz, una mujer de 51 años que sujeta un palo de unos 4 metros de altura con una bandera boliviana, tal como lo hizo en la anterior marcha, hace ocho meses, por la misma ruta.
Es una mujer que asemeja a las de las tierras bajas de Bolivia, tiene un sombrero de ala ancha de paja que le cubre del sol, con una gruesa chamarra para soportar el frío del altiplano y al hombro lleva su bolsa de dormir.
“Nuevamente estamos defendiendo los derechos como mujeres. Lo único que nos queda es defender nuestro territorio, nuestros derechos y la democracia boliviana”, dice la mujer a la AFP y señala que el esfuerzo debilitó su salud.
“De salud estoy delicada, pero con fuerzas y energía”, agrega la mujer de hablar pausado.
El líder de los nativos amazónicos, Adolfo Chávez, señaló: “Esperamos dialogar con el gobierno para que responda a nuestra demanda”, que se anule una consulta indígena que impulsa el gobierno para construir la carretera de un total de 300 km que partirá por la mitad el parque TIPNIS.
“Tampoco queremos la carretera, porque queremos (cuidar) el medioambiente”, agrega Chávez, quien dirigió las dos marchas hacia La Paz, en los últimos ocho meses.
El gobierno, en una carta enviada a los líderes de la marcha indígena, dijo que está de acuerdo en conversar, aunque considera que la caminata no representa a todos los indígenas del TIPNIS, pues estima que varios pueblos del lugar sí quieren la vía.
La construcción de la obra tiene hasta ahora un financiamiento de 332 millones de dólares, de un crédito de Brasil, más una contraparte de 85 millones de dólares de fondos propios.