Crítica práctica a la tecnología moderna


Vea nota del Profesor J al final.
Antes de traer el texto que provoca esta nota, veamos los titulares de algunas noticias relacionadas con la intervención biónica en el cuerpo humano mediante la labor conjunta y multidisciplinaria de investigaciones y experimentos cruzados entre cibernética, biotecnología, robótica, electrónica, nanotecnología, neurocirugía, ingeniería y otros en potentes laboratorios privados y de universidades:

Chip permite que pacientes ciegos puedan “leer” en braille sin necesidad de usar el tacto.
La Tercera. 23 noviembre 2013, lo que motiva esta nota.
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La lentilla “biónica” (lente de contacto)
El País Digital. 21/01/2008
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Desarrollan un «software» que mejora la visión del «ojo biónico»
ABC Periódico Electrónico S.A. 20/04/2007
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Un nuevo proyecto construirá el primer dedo sensorial
CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario 12/01/2007
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Presentan en Madrid la mano biónica ‘Michelangelo’
Agencia EFE 28/11/2008
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La lectura atenta de todas esas noticias anotadas, así como la visita a las páginas web de algunas empresas e instituciones vinculadas al tema, comenzó a despertar nuestro interés como Universidad Libre, donde algunos de sus componentes han conseguido desplegar en los últimos años algunas actividades, reflexiones y proyectos de software, redes, etc. así como maduración de los temas del General Intelect y de las máquinas trabajados por Marx, y estudios sobre filosofía y epistemología, entre otros.

De esa manera, esta breve introducción al tema del Profesor J, coordinador de la Universidad Libre, procura instigar mayores reflexiones sobre este delicado asunto, y que desarrolla con mayor profundidad en la nota final después del texto a continuación, que, hay que tener presente, es de seis años atrás:

La revolución del hombre biónico
Diario El País 12/02/2007

(Nota de Clajadep: hemos retirado la paja y las alusiones ideológicas de este diario reaccionario, aunque quien desee ver el texto completo, puede hacerlo en: http://elpais.com/diario/2007/02/11/domingo/1171169553_850215.html)

Hace un año que George Lucas, el director de La guerra de las galaxias, descolgó el teléfono y pidió que le pusieran con un laboratorio cercano a Pisa, en Italia. Había oído hablar de una mano que allí se estaba desarrollando parecida a la del héroe Luke Skywalker.

Quería saber cómo era esa mano. Y sí, la mano existe. Aunque, plantada sobre su tapete verde, y con sus cinco dedos apuntando al techo, la cyberhand recuerda más a la de C3PO, el cyborg despistado de la serie espacial. Esta prótesis en desarrollo es uno de los proyectos estelares de Neurobotics, programa vanguardista y multidisciplinar en el que la neurociencia se da cita con la robótica. Una iniciativa que ha convertido su sede, Polo de Sant’Anna, un antiguo almacén de Vespa, en vivero europeo del hombre biónico.

Hombre en parte máquina, en parte humano. Hasta hace poco, puro mito. Pero la ciencia avanza a ritmo galopante y ya acaricia soluciones que solían ser material para guiones de Robocop y Terminator. El ojo biónico para el ciego, el brazo biónico para el amputado, el chip que devuelve la operatividad al tetrapléjico: en los últimos meses se han sucedido los anuncios de nuevas conquistas en la capacidad del hombre para reconstruirse a sí mismo. Integrando la máquina en su propio cuerpo. Sustituyendo neuronas por chips, nervios por cables. El hombre biónico se abre paso en el escenario de la próxima gran revolución tras las computadoras e Internet: el advenimiento del universo robot.

Hay 600 millones de personas en el mundo que sufren algún tipo de discapacidad.

Jesse Sullivan, de 60 años, electricista. Electrocutado en accidente de trabajo en 2001. Pierde los dos brazos. Nunca pensó que podría volver a afeitarse por sí mismo. O ponerse los calcetines. El brazo biónico desarrollado por el Instituto de Rehabilitación de Chicago le ha devuelto esa posibilidad.

Le llaman el hombre biónico. Biónico porque con él se ha conseguido un hito: conectar sus nervios con electrodos. Permitir que su prótesis sea algo directamente controlado por su cerebro. Piensa en agarrar un vaso y lo agarra. El sueño de la integración total del hombre y la máquina.

Con una prótesis como las hoy disponibles en el mercado, el paciente debe pensar en contraer un músculo para que un brazo eléctrico acabe ejecutando su orden. No piensa en que tiene que agarrar el vaso. Piensa en que tiene que contraer el bíceps.

La clave de este salto, presentado al mundo el pasado mes de septiembre con la presencia del electricista Jesse Sullivan y la ex marine Claudia Mitchell, consiste en redirigir los nervios que antes controlaban el brazo a la zona del pecho. Allí entran en contacto con los electrodos del brazo biónico. Cuando Sullivan piensa en cerrar la mano, el nervio que le hacía cerrar la mano hace que los músculos de su pecho se contraigan. Los sensores allí situados dan la orden a la mano para que se mueva.

Ya lo han probado seis pacientes. Tan sólo uno lo rechazó.

Aún quedan obstáculos por vencer con estas tecnologías. La biocompatibilidad entre tejidos humanos y electrodos varía en función de cada sujeto. El material de los componentes puede deteriorase con el paso del tiempo. Pero la línea de investigación del doctor Todd Kuiken avanza. La semana pasada, la publicación científica The Lancet anunciaba que el brazo de Claudia Mitchell, la ex marine de 26 años, podrá incorporar el tacto. Un nuevo avance: la información no viaja sólo en una dirección, de la mente del paciente al objeto que agarra. También hace el viaje de vuelta. El objeto está frío, el paciente lo detecta. Un avance que ilumina el futuro de personas como Juan José Ureña.

¡Ñññññ! Suena el movimiento del brazo de un robot. Juan José, ex mecánico, de 30 años, explica cómo funciona su brazo mioeléctrico en una sala del madrileño centro Fisiortam, especializado en la rehabilitación de amputados. Su brazo es uno de los más modernos disponibles hoy por hoy en el mercado español. “Hago tríceps y abro la mano”. ¡Ññññññ! “Tensando el bíceps, la cierro. Moviendo el hombro, bloqueo y desbloqueo el codo”. ¡Ññññ! Lleva una prótesis híbrida: la parte del codo es mecánica, como las antiguas prótesis; la de la mano es mioeléctrica, es decir, lleva un motor y le permite hacer el movimiento de la pinza. O sea, agarrar un tenedor, un yogur. O llevar la bolsa de la compra y poder hablar a la vez por el móvil.

LA NUEVA COMUNIDAD

El sol de invierno golpea las paredes rosadas de Polo de Sant’Anna, el lugar donde se gesta la cyberhand, un islote de conocimiento en medio del polígono industrial de Pontedera, a 20 minutos en tren de Pisa. Un enorme depósito gris de agua con el logo de Piaggio preside este espacio, ubicado en pleno bastión de la mítica marca de motos italiana. Aquí acuden cada día más de cien profesionales de la informática, la robótica y la ingeniería a inventar. Quince de ellos, dedicados a los proyectos de Neurobotics, programa financiado por la Unión Europea con 5.640.000 euros.

La cyberhand pretende ser una mano que siente. Con control, en vez de fuerza. Capaz de detectar la temperatura. Con sus cinco dedos móviles, es capaz de agarrar un vaso de plástico con delicadeza y, según éste se va llenando de agua, la mano redistribuye la fuerza entre los dedos para adaptarse al nuevo peso. Con todo lo sofisticada y perfecta que parece, aún queda a años luz de una mano real: tendrá 53 sensores táctiles, frente a los 17.000 de que consta una de verdad.

Al frente de Neurobotics se encuentra uno de los grandes popes de lo biónico, el profesor Paolo Darío, un hombre a una maleta pegado, conferenciante ilustre y global; un visionario cuyo sueño es que el Polo de Sant’Anna acabe siendo un lugar poblado por humanos, animales y humanoides. No va por mal camino: 1. Las piscinas para lampreas y pulpos ya están en fase de montaje (el estudio del sistema neurológico de la lamprea, similar a la anguila, permitirá diseñar robots más flexibles, muy útiles para futuras piernas biónicas). 2. Hay tres humanoides en construcción, uno de ellos, Wabian, un robot que caminará como un humano.

A sus 55 años, Darío está desarrollando una nueva generación de robots que se podrán controlar con la mente. “El robot tiene que tener con el hombre una relación similar a la del perro: está entregado a su dueño, nunca le hace daño, le salva si es preciso. Y es inteligente, pero tampoco demasiado”, explica entre risas. Acaricia sus blancos cabellos hacia atrás y proclama que estamos en un momento clave: hay infraestructura y tecnología. La neurociencia, la nanotecnología y la robótica están maduras. “Los nuevos robots deben interactuar con nuestro cerebro, y tienen que ser diseñados gracias al encuentro de distintas comunidades de investigadores. En Neurobotics estamos poniendo los cimientos para el nacimiento de una nueva comunidad científica”.

LA PUERTA DEL CEREBRO

Al otro lado del charco, en la Universidad Brown, en Providence (Rhode Island, EE.UU.) se encuentra otro gran pope del universo biónico, John Donoghue. “El vicepresidente de Estados Unidos de América es un hombre biónico”, espeta, con un par, en conversación telefónica transatlántica. Es la manera que tiene este neurólogo norteamericano de expresar que lo biónico ya es una realidad. Más adelante nos lo explica.

Imaginemos por un momento lo que supone para una persona que no puede ni hablar, ni andar, ni mover un brazo, poder abrir su e-mail y comunicarse con el mundo. Pensar en accionar un brazo robótico y que éste se mueva. Poner en funcionamiento por sí solo la silla de ruedas. Pues eso ha podido hacer Matthew Naggle, de 26 años, de Massachusetts, tetrapléjico tras recibir una puñalada en el cuello en una pelea en la playa, en 2001. Su milagro es fruto de la visión de John Donoghue, cuyo proyecto, el Braingate (la puerta del cerebro) es tan revolucionario como polémico: se basa en la implantación de un chip en el cerebro. Un chip del tamaño de una aspirina. Un chip que, dicen sus críticos, abre la puerta para un futuro control de las voluntades del individuo.

El Braingate viene a ser “una especie de segunda espina dorsal”. Las señales cerebrales (las órdenes) se captan mediante el chip. De la cabeza salen unos cables conectados a la computadora, que procesa la información y devuelve la señal al músculo. Un dispositivo aparatoso, sí, pero que en el futuro será sin cables y se controlará con una caja del tamaño de un teléfono móvil, asegura Donoghue. Cuatro pacientes paralíticos han probado ya su Braingate. “Los cuatro han recuperado algún nivel de control”.

El vicepresidente Dick Cheney lleva un desfibrilador cardioversor implantable, un dispositivo que se implanta en el pecho y que permite detectar arritmias cardiacas y enviar una señal eléctrica para evitar un ataque al corazón. Es decir, al igual que el Braingate, explica Donoghue, se trata de un dispositivo que no sólo estimula, sino que además es lector: lee la arritmia, envía la señal. “El hombre biónico ya está aquí. Hay dispositivos para el corazón, para los implantes de cóclea [también llamado caracol, situado en el oído interno]; hay 30.000 personas enfermas de párkinson en Estados Unidos cuyos músculos han dejado de ser rígidos gracias a un electrodo de cuatro centímetros…”. Eso sí, su Braingate, al estar implantado en el cerebro, despierta ciertas reticencias, sobre todo en Europa. Paolo Darío, el experto italiano, dice que sólo es aceptable para casos de tetraplejia.

Todas estas líneas de investigación dispersas por el mundo son las que permiten que, al cabo de un tiempo, la tecnología llegue a los usuarios. El campo de las prótesis de piernas es uno de los que ya ofrecen hoy soluciones de vanguardia. Como la C Leg, una pierna futurista que incorpora un chip que se programa en función del peso y el paso del paciente y que se recarga cual teléfono móvil.

Gabriel se compró la primera pierna C Leg hace seis años. Este tipo de prótesis puede costar 21.000 euros (3,5 millones de pesetas). “Es increíble, en Alemania, a un amputado, esto se lo paga la Seguridad Social”, dice. En España sólo se cubre lo que Mari Luz del Río, ex jugadora de baloncesto y vicepresidenta de la asociación de amputados Adampi, describe como “una pata de palo”. Hay 37.296 personas amputadas en España: 30.730 son hombres, 6.566 son mujeres. Algo menos del 5% de la población entre los 6 y los 64 años tiene algún tipo de discapacidad.

Devolver la vista al ciego. ¿Pura magia? En septiembre, la Bionic Eye Foundation de Sidney presentó su ojo biónico: se implantan unos pequeños electrodos en la superficie del ojo; una minicámara de vídeo adaptada a unas gafas capta imágenes y las transmite a los electrodos vía ordenador; los electrodos estimulan la retina y mandan su señal a la zona del cerebro que controla la vista. ¿Eureka? Pues, más o menos. Porque el paciente de hecho no ve, sólo recibe flases. Eso sí, tiene una visión funcional que le permite sortear obstáculos en una habitación, dicen.

“Hacer un ojo es posible, pero no es suficiente. Lo importante es que el ojo pueda hablar con el cerebro”, dice Álvaro Pascual Leone, neurólogo valenciano, de 46 años y director del Centro de Estimulación Cerebral deHarvard. Las nuevas líneas de investigación se centran ahora no tanto en crear un ojo, sino en reeducar al cerebro. Que vea escuchando. Se convierte la imagen (captada por la minicámara de las gafas) en un sonido. La parte del cerebro destinada a la visión interpreta ese sonido visual de modo que el paciente ve gracias al sonido.

LA SEGUNDA VIAGRA

España no está al margen de todos estos avances. El Instituto Guttmann de Barcelona está implantando a día de hoy un dispositivo que permite paliar la incontinencia urinaria de parapléjicos: dos cables que, conectados a las salidas nerviosas de la médula, van a los músculos que contraen la vejiga. Y no sólo permiten al paciente elegir el momento de orinar en vez de hacérselo encima. Además, le devuelven la salud sexual y le permiten conseguir una erección. “Es una segunda Viagra”, proclama José María Tormos, coordinador de investigación del Instituto. El Sars, implantado por el doctor Borau en 150 pacientes, ha conseguido un 95% de éxitos. El Instituto Guttmann tiene dos programas más en marcha: unas fundas para las piernas, unos pantalones que andan solos para personas con lesión medular; y un dispositivo de estimulación magnética transcraneal, unos electrodos que estimulan zonas de la corteza cerebral y que tienen aplicaciones en la lucha contra la depresión.
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Nota del Profesor J:
¿Qué tal?
Siniestro, ¿no?

Al mismo tiempo que penetran las enormes maquinarias en la selva y campos destruyendo los árboles, la vida animal y vegetal, envenenando las aguas y aniquilando comunidades humanas, sea matándolos de mil formas, sea dividiéndolos, sea expulsándolos del territorio, con lo que la muerte está consumada, al mismo tiempo que penetran en montañas, mares y todo lo que es naturaleza depredando todo a su paso, al mismo tiempo que penetran en los vegetales inventando semillas de laboratorio mediante la biotecnología y la ingeniería genética, lo que trae consecuencias insospechadas en el equilibrio de relación e interacción de los componentes vivos del planeta tierra, lo que ya se está comenzando a ver con las abejas y otros seres vivos, sin entender que afectar una especie es a la vez afectar al conjunto, la ruptura del circuito vital no es sólo la ruptura de una parte, lo que podría ser si no hubiera esa interconexión esencial entre los componentes de la madre tierra que constituyen un todo indivisible, incluyendo obviamente a las comunidades, ya que los individuos separados en competencia agrediéndose unos a los otros no interactúan con el todo, sino que se transforman en entes foráneos nocivos y destructivos, aún aquellos que intentan salvar algunos árboles desde la comodidad de sus modos individualistas de vivir, ya que su cotidianeidad contribuye a la reproducción sistémica, por más que enuncien futuros mejores para envolver incautos. Al mismo tiempo ahora se proponen penetrar e intervenir en el cuerpo humano individual, sistema neural y en la mente, implantando inocentes chips que hacen salir y entrar formas de sensaciones y comportamientos que escapan a la psique, moldeándola de otro modo funcional, y aún distanciándose de la “vieja” construcción manipuladora de los reflejos condicionados, unos directos y otros subliminales.

Las emotivas historias de personas que recuperan algunos sentidos o funciones motoras mediante esa mezcla de ingeniería, neurocirugía y demás, forman parte del marketing empresarial e institucional al igual que la Teletón en Chile, que ofrece “milagros” para unos pocos de manera emblemática y propagandística. También es extraño que las vacunas de las grandes empresas encuentren sorpresivas “epidemias”, como hoy día en Chile, que les permiten realizar su mercancía. En Cuba se demostró que la epidemia del dengue hemorrágico había sido introducida simultáneamente en diferentes puntos de la isla. Los estudios militares de guerra biológica, química y bacteriológica son muy desarrollados en centros de investigación secretos protegidos por los estados, que para eso están, para promover y asegurar la mantención y aumento de la ganancia capitalista. De esa manera los primeros estudios científicos están en manos de los aparatos de fuerza, para luego llegar a las empresas para su utilización en el mercado, como sucedió con internet, que después de varios años de prueba y utilización con fines bélicos y de contrainsurgencia, fue compartido con las industrias “privadas”, digo entre comillas, porque en el ejercicio del poder ya es difícil encontrar las fronteras entre ambos, pues todas las empresas de producción de material “estratégico”, es decir que tiene que ver con la seguridad de la mantención del status quo, están bajo control militar, sin excepción, aún las universidades. Por ejemplo, si un campesino lleva muestras de agua que resultan estar contaminadas a un laboratorio privado, éste tiene la obligación de informar al respectivo órgano de poder, en este caso algún ministerio, que hará llegar esa muestra a donde podrán tomarse decisiones “políticas” y de “seguridad del estado”, antes de entregar el resultado al campesino.

De esa manera, las experiencias que se relatan en estas noticias, están hace tiempo siendo monitoreadas, si no dirigidas, por los centros militares respectivos, pues para nada van a dar rienda suelta al desarrollo investigativo tecnológico que puede amenazar la estabilidad instituida. Así, el carácter “foráneo” o invasor de la tecnología moderna en contra de la naturaleza a causa de las necesidades del poder, requiere un humano o humanoide o antropoide capaz de adaptarse a las circunstancias de aniquilamiento o deterioro agravado del medio ambiente, lo que ya se ha experimentado en múltiples ocasiones aprovechando los laboratorios de guerra en Afganistán e Irak, evolucionando los estudios nazis, japoneses y de la guerra de Vietnam. Los heridos de guerra en diferentes países, desde Estados Unidos a Israel, pasando por Inglaterra y Rusia, son tratados en hospitales militares, donde se cuenta con secciones o departamentos separados de la circulación de público y especializados en experimentar el injerto de miembros artificiales que hoy día han dejado de ser mecánicos para acoger la conexión al sistema nervioso. La idea del “viagra” biónico es claramente una instigación al hedonismo individualista que junto a los demás detalles de las crónicas, apuntan a justificar e instalar en la opinión pública la importancia de colocarse un chip en el cerebro. Podemos comparar esos chips cerebrales con el brazalete electrónico colocado en prisioneros y que aún se debate si también en los inmigrantes árabes en los Estados Unidos. Esos brazaletes contienen un mini o nano trasmisor de ondas electromagnéticas que son monitoreadas en centros de control militar.

La idea de estas notas no es instalar la opinión de que estamos ante una “confabulación” como aquella que recorre el mundo de que los judíos tienen el control de la economía mundial, pues aunque muchos de ellos lo sean, son las relaciones capitalistas las que determinan rumbos y no la voluntad de un grupo étnico o religioso del color que sea. Todos esos “grupos” o “mafias” son formas específicas o instrumentales de contribuir a la mantención del crecimiento sostenido de la ganancia. Muchas películas muestran un “malo” o un grupo de tales que quieren dominar el mundo desde su voluntad o ambición particular, lo que no es más que uno de los componentes del manto que intenta tapar y camuflar las relaciones capitalistas de producción, que son las que en realidad dominan el planeta en su forma actual de capital globalizado.

De modo que en este campo no se trata de levantar una “resistencia contra lo biónico” como otros lo hacen respecto de la ecología o de la libertad de expresión, batallas funcionales a la imagen de libertad y democracia del actual modo de articular los factores productivos. Tampoco se trata de levantar una lucha “ética”, pues el mercado no tiene moral, ya que si un empresario no golpea duramente a sus trabajadores y a la sociedad en general, se lo come la competencia, que es lo que sucede en China con la superexplotación de sus trabajadores, campesinos, mineros, etc. cuya riqueza ha permitido el florecimiento de una capa funcionaria y tecnocrática impresionante que ha sido capaz de levantar enormes ciudades que deslumbran por su elevada arquitectura y tecnología de componentes. De allí que no es posible un gobierno ético, ya que para administrar la acumulación capitalista en la actualidad hay que meterse en ese barro.

Nosotros simplemente proponemos, y estamos trabajando en ello, ya no más la lucha por el poder, sino la construcción desde abajo de otro mundo, con otra economía y formas de vida comunitaria, tanto en zonas rurales como en las periferias de las ciudades, ambos factores que se articulen entre si para tejer intercambios económicos y formas pedagógicas y culturales que expresen esas nuevas relaciones de producción autogestionaria. Que el mundo de la vida y la satisfacción de necesidades giren en torno a esas redes de la otra economía para desarrollar la salud natural, la energía alternativa, las huertas, la alimentación sana, todo ello en forma creciente y multiplicadora expandiéndose de forma horizontal.

Así, como los gobiernos progresistas del continente no están encarando adecuadamente la lucha contra el capital, sino la competencia de quienes lo administran mejor para repartir algunas migajas y aspirinas a la población manteniendo las estructuras de poder, siguiendo exactamente el mismo camino que llevó a la debacle a la URSS, aunque dando gritos al viento de que lo harán “mejor”, entonces la tarea de construir lo otro desde abajo no puede reducirse al apoyo de esos gobiernos, algunas de cuyas medidas pueden apoyarse, pero distinguiendo aquellas tendientes a hacer propaganda de aquellas que efectivamente permitan la construcción de la autonomía comunitaria y control territorial para instalar las bases de otra hegemonía, la de los de abajo.

En esos territorios, como los municipios autónomos zapatistas y aquellos otros municipios autónomos que sin ser zapatistas se extienden ya en casi todos los estados mexicanos, ya no es posible la intervención capitalista ni de sus instrumentos tecnológicos o biónicos de depredación de la vida, la naturaleza y los cuerpos.

Invitamos a los lectores a visitar nuestra página de Clajadep seguidamente, pues allí estamos colocando estas experiencias y propuestas que recorren horizontalmente el planeta por abajo, bien pegadas y apegadas a la tierra.

Abrazos
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Comunidad de Las Abejas
Munindep@yahoo.cl