Gipuzkoa abre el camino al nuevo impuesto sobre las grandes fortunas

Política de la izquierda independentista vasca de trabajar desde abajo comienza a rendir frutos



POLÍTICA FISCAL EN GIPUZKOA

En un pleno que no dio lugar a sorpresas, las Juntas Generales de Gipuzkoa dieron su aprobación al Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas que entrará en vigor en 2013. Bildu, PSE y Aralar se unieron para dar su visto bueno, mientras que PNV y PP se mantuvieron en su postura contra el nuevo tributo. La diputada de Hacienda, Helena Franco, se felicitó por el nuevo paso hacia «una nueva Gipuzkoa».

Iraia OIARZABAL | DONOSTIA
Gara

A partir de enero de 2013 Gipuzkoa contará con un nuevo tributo para gravar la riqueza tras haber sido aprobado ayer en las Juntas Generales el Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas (IRGF). La norma foral contó con los votos a favor de Bildu, PSE y Aralar, mientras que PNV y PP no cedieron en su postura contraria. Así, y sin lugar a sorpresas, quedó materializada la decisión adoptada una semana antes en la Comisión de Hacienda.

Tras la votación, la diputada de Hacienda, Helena Franco, mostró su satisfacción por un nuevo paso para construir «una nueva Gipuzkoa basada en la justicia social». Defendió, asimismo, que la aprobación de la norma foral lleva al territorio a «tener verdaderamente un impuesto sobre la riqueza».
Dos son las principales novedades del IRGF. Por un lado, la inclusión de los bienes y derechos afectos a actividades económicas y participaciones en determinadas entidades. Por otro, la eliminación del «escudo fiscal», un límite por el que, sumando lo que los contribuyentes debían aportar por Patrimonio e IRPF, no se pagaba una cantidad superior al 60% del total de la renta declarada.
Un grupo selecto
Si bien el referéndum culminó con los resultados previstos, el debate anterior no estuvo exento de polémica. Ante las críticas de PNV y PP en torno a la afección que -en su opinión- el nuevo tributo puede tener sobre las empresas, Franco expuso una serie de datos sobre la incidencia del IRGF. En primer lugar, aclaró que su objetivo no es perjudicar a las clases medias, algo que en su opinión sí ocurría con el anterior Impuesto de Patrimonio. Al respecto, el juntero de Bildu Enrique Martínez apuntó que con ese tributo gravaban mucho más las clases medias-altas que las grandes fortunas.
Las estimaciones de la Hacienda foral apuntan a que en torno a 7.000 personas pagarán por el IRGF, es decir, el 1,7% de todos los contribuyentes. De ellos, 4.600 (67%) tienen por lo menos un patrimonio de dos millones y deberán pagar de media unos 1.000 euros.
El segundo tramo, el de aquellos que tienen un patrimonio mínimo de entre dos y tres millones, lo conforman unos 1.200 contribuyentes que pagarán de media 5.000 euros.
Por último, Franco destacó que las personas con un elevado patrimonio, superior a los diez millones de euros, lo conforman tan solo 105 personas, es decir el 0,03% de todos los contribuyentes. Estimó que teniendo en cuenta que en la tarifa se establecen tipos de un máximo del 1% y con una bonificación del 75% en las participaciones, el contribuyente que cuente con 40 millones de patrimonio, pagará unos 100.000 euros. Franco expresó que este círculo de personas «hasta ahora no pagaban casi nada» y consideró que «tendrán que hacer una pequeña aportación al territorio, a la sociedad y al desarrollo del sector público».
Descalificaciones
La exposición de la diputada de Hacienda no sirvió para convencer a PNV y PP, que mantuvieron su oposición al cambio de normativa. La juntera del PNV Itziar Agirre insistió en que el nuevo impuesto será «una puntada letal» para el tejido empresarial guipuzcoano y señaló que ahondará en la desarmonización. Juan Carlos Cano (PP) afirmó que supone «el mayor ataque que se puede dar contra la estructura económica de Gipuzkoa» y, por tanto, «una injusticia».
Ante estas críticas, Helena Franco lamentó las actitudes «maximalistas» que PNV y PP han mantenido durante el proceso de elaboración de la norma foral. Denunció que desde un principio «no han respetado» la propuesta, optando por la «descalificación» y tratando de «dejar en ridículo» el planteamiento. En su opinión, se han incorporado tarde al debate y no han aportado propuestas para mejorar la norma. «No habéis sido capaces de defender los intereses de los empresarios», sentenció. Concluyó que son los que «apuesta por una fiscalidad en términos progresivos y de izquierda los que siguen manteniendo esta apuesta».
Felicitación de López y Rubalcaba a Romero
El nuevo impuesto diseñado por la Diputación de Gipuzkoa contó con el apoyo de PSE y Aralar, que desde que comenzó el pleno hicieron patente su apuesta por el cambio. La portavoz del PSE en las Juntas Generales, Rafaela Romero, defendió la «coherencia» de su grupo en el apoyo al IRGF, que grava la riqueza «independientemente de dónde esté invertida, sin cargar a la clase media, dejando exenta la vivienda habitual y con beneficios para la pequeña empresa y la pyme» a las cuales, aseguró, «no afecta».
Romero negó tajantemente la acusación del portavoz del PP, Juan Carlos Cano, sobre las consecuencias del tributo e hizo hincapié en que afectará a «unos cuantos» con patrimonios de más de diez millones de euros y se mostró convencida de que este nuevo gravamen «generará empleo, impulsará las pymes y mejorará la economía».
Finalmente, la representante del PSE quiso resaltar que ha recibido felicitaciones tanto de Alfredo Pérez Rubalcaba como de Patxi López por contribuir a aumentar la «equidad fiscal en Euskadi y en Gipuzkoa».
La portavoz de Aralar, Rebeka Ubera, por su parte, valoró «muy positivamente» el «cambio de rumbo» del Gobierno de Bildu hacia una «verdadera progresividad» fiscal, al tiempo que opinó que el IRGF mejora el Impuesto de Patrimonio y permite «recuperar la competencia y autonomía fiscal perdida» con la «retrógrada» política fiscal que los gobiernos forales del PNV han llevado a cabo en los últimos años. I.O.

Nota de Clajadep:
Ante la crisis europea, las líneas de acción se están marcando en dos frentes, el primera y más importante es la construcción por abajo, como los Indignados, las cooperativas integrales y muchos otros ejemplos. El segunda es ocupar espacios institucionales apoyándose e interactuando con las experiencias autónomas, como el partido Siryza en Grecia, el movimiento Cinco Estrellas en Italia, las CUP en Catalunya y la izquierda independentista en Euskal Herria, por nombrar sólo algunos.
La fuerte caída electoral del Psoe, entre una institucionalidad cada vez más represiva y depredadora por una parte y las dinámicas sociales por la otra, les ha llevado a modificar algunos planteamientos para recuperar terreno, por eso no es extraño que se hayan asociado a sus tradicionales adversarios independentistas para instalar propuestas progresistas en Gipuzkoa.
Eso indica que hay un terreno de alianzas que es necesario profundizar, siempre y cuando no se suelten las manos del protagonismo de los de abajo, que se van perfilando como verdaderos agentes de cambio en muchas partes. En Bolivia Morales y el MAS han hecho exactamente lo contrario, distanciándose de los movimientos y aferrándose a las instituciones desde las cuales han dejado caer el poder encima de la población y en especial de las formas de vida comunitaria que dicen representar, pero los hechos demuestran que van detrás de su subordinación y sometimiento a la verticalidad autoritaria.
En estos últimos tiempos han ido surgiendo en todas partes nuevos partidos que provienen de las dinámicas de abajo, por lo que hay que saber distinguir la crítica a los partidos tradicionales del apoyo necesario a estos partidos de nuevo cuño.