Uno de los más importantes premios internacionales de cine que obtuvo Nicaragua en su época dorada de la cinematografía en los años ochenta es la Paloma de Oro al mejor largometraje documental para Los hijos del río (16 milímetros, color, 86 minutos) de Fernando Somarriba de Valery, entregado en Leipzig, Alemania el 1 de noviembre de 1987. Este documental fue filmado en el fuego cruzado de la guerra en la Costa Caribe nicaragüense entre 1985 y 1986, editado en Canadá en 1987 y ese mismo año estrenado en la Cinemateca de Nicaragua con lleno total en todas sus funciones, considerándosele así uno de los mejores documentales creados por el Instituto Nicaragüense de Cine.
Muchos años después Los hijos del río ha seguido creando impacto, por lo que en octubre de 2008 fue el único filme nicaragüense escogido por el Ministerio de Cultura de España para participar en representación de nuestro país en el I Congreso Iberoamericano de Cultura dedicado al audiovisual, que se celebró en el Palacio de Bellas Artes de México, volviéndose el evento un hervidero, con la presencia de más de cien personalidades del mundo del cine de toda Iberoamérica y participando en la inauguración el príncipe de Asturias Felipe de Borbón.
Para ese evento se publicó el libro Historias en común . 40 años/50 películas del cine iberoamericano, editado por el Ministerio de Cultura español, con críticas a las cincuenta películas más representativas de la región realizadas desde hacía cuarenta años. En esta selección Los hijos del río ha sido ubicado junto a filmes de cineastas como Pedro Almodóvar, Luis Buñuel, Carlos Saura, Felipe Cazals, Humberto Solás, Fernando Solanas, Oscar Castillo, Diego de la Texera, entre otros. Se proyectó en la Cineteca de México durante el evento con un cineforo dirigido por Fernando Somarriba, y luego formó parte de una exhibición itinerante que duró tres meses en los cines de España y México.
Los hijos del río narra la historia de las adversidades que vivieron los indígenas miskitos en los años ochenta tras abandonar las riberas del río Coco, donde estaban asentados, porque las urgencias de la guerra así lo requerían. Veinte mil miskitos fueron movilizados por imposición gubernamental, conducidos a otras comunidades o a los campos de refugiados en Honduras; pero el traslado trajo muerte y violencia además del rechazo de parte de ellos a seguir las reglas que se les imponían. La peregrinación había ocurrido entre 1981 y 1982 y en 1985 el equipo de filmación de Somarriba documenta con sus cámaras de cine y fotográficas el regreso a las orillas del río y las dificultades que se van encontrando en el camino hasta llegar a su lugar de origen, desolado y destruido por la guerra.
Con las impresionantes imágenes logradas in situ durante aquellos acontecimientos históricos, el filme busca explicar el conflicto étnico desde la perspectiva de los propios miskitos, que vivieron el éxodo en primera persona. Este largometraje documental pasó así a la historia del cine en Nicaragua, sobresaliendo entre decenas de obras y logrando ganar la Paloma de Oro, tal como escribe en el libro del evento el crítico argentino Fernando Martín Peña: “Hacia la misma época, Incine hizo el esfuerzo de realizar algunos largometrajes de ficción pero, en perspectiva, ninguno de ellos logró la esperada trascendencia y, sobre todo, transmitir una representación convincente de los diversos componentes en conflicto que integran la identidad nicaragüense. Es justamente eso lo que consigue Somarriba, tomando lo ocurrido con los miskitos como caso testigo”.
La autora es periodista e historiadora del cine en Nicaragua