02-01-2013
¿Estado de bienestar o socialismo?
Ramón A. Chirinos.
Rebelión
En estos momentos, Venezuela navega entre dos disyuntivas políticas completamente disimiles: la construcción de un modelo de vida Socialista o la reedición del Estado de bienestar. Para develar ambas posturas, es necesario ir a la raíz de los fenómenos, con la finalidad de explicar las causas fundamentales; y así hurgar en el trasfondo de los procesos y no quedar atrapado en un mundo de apariencias o medias tintas.
La expansión de capitalismo en Venezuela no habría sido posible sin el petróleo; incluso el mismo ha ayudado a los países industrializados extranjeros a tener mayor dominio sobre la economía venezolana, gracias al petróleo venezolano.
El petróleo venezolano ha urbanizado nuestro país y por ende todas las estructuras económicas, apuntalando a la población venezolana hacia un Estado de convivencia de democracia social. ¿esta este pueblo verdaderamente consciente del cambio que significa de una sociedad capitalista a una sociedad Socialista?
La distribución de la renta petrolera está en manos del partido militar i que en su visión jerárquica del trabajo, dibuja un escenario político donde el Estado de bienestar se torna como mejor vía ante la radicalización del Socialismo. Bien lejos están los militares de llevar a cabo la profundización del Socialismo.
La nueva Burguesía Bolivariana disfruta las prebendas de un petróleo en manos del Estado, lo cual les garantiza una mayor acumulación de capitales a costa de la explotación del trabajo asalariado: a mayor empleo; mayor serán los beneficios obtenidos por la nueva burguesía.
Mientras el Sistema Educativo venezolano en vez de profundizar el conocimiento como mecanismo liberador del trabajo explotador y del consumo, al contrario, ha entrado en simples reformismos del sistema de aprendizaje que más bien fragmentan el conocimiento y profundizan el consumo, la competencia y el individualismo. Con un Sistema Educativo de tal magnitud, como quebramos el viejo Estado burgués.
Ante tales planteamientos nada alentadores en la transición al Socialismo; se plantea con urgencia un cambio revolucionario que sustituya el capitalismo si es que la humanidad quiere tener un mañana. Es urgente la construcción de otra sociedad distinta al capitalismo que recupere nuestros valores ancestrales de justicia, igualdad, solidaridad y fraternidad que anteponga los valores de uso y rompa el culto al consumo, a la mercancía y al dinero como mecanismo de poder.
Por otro lado, se requiere de un fuerte movimiento anticapitalista que se plantee impulsar mejores condiciones de vida de la población pobre mediante una mejor redistribución nacional y mundial de la riqueza que permita quebrar las profundas desigualdades sociales.
Desde luego todo esto requiere de todo un reto ideológico que afronte con precisión las dos disyuntivas anteriormente planteadas en el caso venezolano. Como hacerle entender a la sociedad venezolana que una verdadera revolución se impulsa desde las bases profundas de nuestra sociedad y no desde el Estado como motor controlador.
El comandante Chávez llama a profundizar el Socialismo con la construcción de las comunas, pero a su vez habla de la eficiencia en las políticas del Estado; y hasta crea un nuevo ministerio que sirva de agente supervisor en los proyectos emprendidos por el Estado; es decir, el Estado controlando y supervisando. ¿y la contraloría social que?
Por último es necesario preguntarnos: ¿vamos hacia la construcción del Socialismo venezolano o hacia la edición del Estado de bienestar? Sin ser pesimista, creo que el Estado de bienestar se impondrá por encima de un Socialismo que por ahora, solo quedará en el pensamiento y el lenguaje cotidiano de nuestras discusiones y planteamientos. Se requiere de una izquierda unida por la conciencia revolucionaria que impulse el quiebre definitivo del Estado liberal burgués y que en colectivo construyamos verdaderamente unas relaciones de producción comunal al servicio de todos, sin divisionismos y donde prevalezca la horizontalibilidad del trabajo para el bien común.
i Trómpiz Humberto: “El partido militar”.