Todos los capitalistas, de derecha o izquierda, amiguitos para el extractivismo y contra las comunidades en la Cumbre

Entre toros no hay cornadas, sólo marcar presencia y divulgar posturas de imagen. La Santa alianza contra las comunidades y contra la madre tierra de los gobiernos duros y “progres”



Marcar presencia y cercanía con la región en medio de los problemas vecinales que enfrenta Chile y mostrar que un gobierno de centroderecha puede entenderse y llegar a acuerdos con otros de ideología distinta, son algunos de los objetivos que se ha fijado el Presidente Piñera en su política exterior.

A MEDIADOS de la semana pasada, el canciller Alfredo Moreno recibió en su despacho un estudio que había encargado a la Dirección Jurídica del ministerio sobre los escenarios judiciales que podría enfrentar el Presidente cubano, Raúl Castro, durante su paso por Chile con motivo de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

La minuta dejaba claro que el mandatario gozaba no sólo de inmunidad diplomática, sino también jurisdiccional, lo que impedía a los jueces tomar acciones de cualquier naturaleza sobre Castro. La información fue transmitida de inmediato a los delegados cubanos, quienes habían manifestado en los días previos su preocupación sobre los escenarios que podría enfrentar en Chile.

Esta semana, tras la ofensiva política y diplomática lanzada por la UDI contra el régimen castrista, para que entregue información sobre el paradero de los frentistas involucrados en el asesinato del senador Jaime Guzmán, sobre los cuales acusan que estuvieron o están refugiados en Cuba, la Cancillería volvió a enviar mensajes tranquilizados a La Habana: no habrá inconvenientes que empañen este fin de semana la asunción de Castro en la presidencia pro témpore de la recién creada Celac, a través de la cual Cuba apuesta potenciar su reinserción internacional. Se trata de un grupo de 33 países de toda América, con excepción de EE.UU. y Canadá.

Los recados fueron transmitidos al director de asuntos multilaterales de la Cancillería cubana, Abelardo Moreno, quien se encuentra en Santiago desde el lunes, trabajando en la coordinación de la cumbre junto al embajador chileno Adolfo Carafí. El tema también fue tratado informalmente el miércoles, durante una reunión de representantes de Venezuela, Chile y Cuba, la llamada “troika de la Celac”, destinada a analizar la situación de Haití.

En la Cancillería tenían claro que la UDI lanzaría una ofensiva contra el régimen cubano por el caso Guzmán y habían manifestado su disponibilidad para plantear a La Habana los antecedentes que existen en el proceso que sustancia el juez Mario Carroza, solicitando una mayor colaboración de la isla. Pero de igual manera, el diseño de RR.EE. apunta a que estas gestiones se encapsulen en el diálogo que sostendrá el Presidente Sebastián Piñera y Castro y no empañen la importancia que tiene para Piñera y la diplomacia chilena la mayor cumbre de jefes de Estado que se ha realizado en la historia de Chile.

De ahí los recados tranquilizadores a Cuba. Y de ahí, también, que en la diplomacia chilena no exista interés por “raulizar” esta cita internacional, en la que vienen trabajando desde hace más de un año y medio y en la que han gastado cerca de US$ 13 millones para asegurar su éxito. Los organizadores plantean que la cifra es austera, si se toma en cuenta que vienen delegaciones de 61 naciones y que se realizarán dos cumbres en una: el encuentro de jefes de Estado de América Latina y el Caribe con la Unión Europea e inmediatamente después, la de los mandatarios de la Celac. En paralelo se realizarán reuniones de empresarios, parlamentarios y de poderes judiciales.

El éxito de la Cumbre de la Celac-UE es prioritario para Piñera. Los beneficios van mucho más allá de la visibilidad y el prestigio internacional que tiene para Chile ser el anfitrión de 43 jefes de Estado y de Gobierno de América y Europa, en un momento en que el Viejo Continente atraviesa por una crisis económicas y busca acuerdos que den garantías de sustentabilidad jurídica, social y medioambiental a sus inversiones en la región. Europa, aunque ya no es el principal destino de las exportaciones de América Latina (superadas por China y otras naciones asiáticas), sigue siendo por lejos el mayor inversor de la región. Y el que la cumbre se realice en Chile supone una buena plataforma para la llegada de capitales y un espaldarazo a un país que es visto como uno de los que respeta las reglas del juego y da garantías a los capitales extranjeros, lo que se complementa con un momento de buenos índices económicos.

Además, en La Moneda estiman que el prestigio de los gobiernos de turno terminan beneficiándose al ser anfitriones de cumbres de alto nivel, como ocurrió con el ex Presidente Ricardo Lagos, en el Apec de 2004.

En medio del complejo panorama vecinal, donde se enfrenta un escenario de incertidumbres con Perú y Bolivia, reforzar los mecanismos de integración multilateral también tiene un valor geoestratégico y permite estrechar vínculos y ganar aliados. Por años, la Cancillería puso la mirada de su política exterior en Asia, Estados Unidos y Europa y llegó a convertirse en el país de América Latina con la mayor cantidad de tratados de libre comercio, pero continuó con un alto grado de conflictividad vecinal. Chile se retiró del Pacto Andino y ha mantenido sólo una relación política con el Mercosur, lo que ha buscado revertir con un trabajo activo en Unasur y la naciente Celac.

Piñera presidió el Grupo de Río -organismo antecesor de la Celac-, luego que Hugo Chávez encabezara el organismo de transición que se convirtió, en diciembre de 2011, en la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. Todo este año le ha correspondido, desde la presidencia pro témpore, echar a andar la naciente Celac. En Cancillería señalan que ha trabajado en forma estrecha con Venezuela y Cuba, los otros dos países de la troika ejecutiva del organismo, pese a sus diferencias ideológicas. Para el gobierno, este factor ayuda a derrumbar estereotipos respecto del manejo de las relaciones internacionales de un gobierno de centroderecha, en una región donde predominan regímenes de izquierda.

Con Chávez, Piñera mantiene una relación cordial desde mayo de 2010, cuando ambos, durante un encuentro en el marco de una cumbre de Unasur en Argentina, acordaron “respetar las diferencias”. Ahora, en la inauguración de la Celac, le rendirá un breve homenaje al jefe de Estado venezolano, al ex Presidente brasileño Lula da Silva y al ex jefe de Estado mexicano Felipe Calderón, por haber impulsado la creación del organismo.

La relación del gobierno de Piñera con Cuba fue en un comienzo mucho más tensa. En enero de 2012, tras la muerte del opositor Wilmar Villa en una huelga de hambre, Piñera criticó al régimen castrista por los DD.HH. en la isla y le ordenó al embajador de Chile en La Habana, Rolando Drago, manifestar la preocupación por “el respeto que se da en ese país a las libertades civiles”. La declaración del gobierno chileno fue respondida en duros términos, pero el incidente no escaló por mucho tiempo. Poco después, Chile y Cuba, junto a Venezuela, comenzarían, como miembros de la troika de la Celac, el trabajo para consolidar al nuevo organismo regional. Una tarea que no concluye este fin de semana, cuando Piñera le ceda a Castro la presidencia del ente regional. El canciller Alfredo Moreno ya tiene previsto viajar a La Habana en febrero, para la primera reunión de la nueva troika de la Celac bajo el mando cubano.