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Alternativas al trabajo. Poco empleo y mal pagado.
Convocatoria a un encuentro de propuestas y experiencias
La tasa de sindicalización en Chile sigue siendo una de las bajas del planeta. Sólo es posible hacerlo con cierta fortaleza en los funcionarios del estado y grandes empresas, como mineras, es decir, una mínima fracción. La mayoría del resto obtiene trabajos temporales y pocos acceden al mínimo salarial. La precariedad del trabajo y la inseguridad llevan a los trabajadores a evitar huelgas y confrontaciones. Las movilizaciones salariales que ha habido últimamente han conseguido instalarse aún de forma inicial en nuevas formas de trabajo, como empleados de cadenas de supermercados, telefonistas de call centers y empresas del transantiago, por poner algunos ejemplos. La subcontratación y el pago a empresas que aportan trabadores externos, se extienden como metodología para evitar el desarrollo de la lucha salarial.
Es falso que se trate de una herencia de la dictadura, ya que más de 20 años de gobierno civil han empeorado la situación, pues ambos han sido representaciones políticas del empresariado. Peor se avecinan los nuevos tiempos, pues la burocracia sindical, dirigida por el bloque neoliberal PS-DC-PR-PPD-PC, intenta reeditar el nefasto gobierno de Bachelet, con el pretexto de que el otro es bloque “de la derecha”, cuando en los efectos económicos ha sido exactamente igual. El bacheletismo quiere aparecer de izquierda, centro-izquierda o progresista, es decir, politización o ideologización para esconder el mal funcionamiento del trabajo y del mercado, por lo que le viene de perillas el romance con el Partido Comunista, cuyo objetivo es el “cambio social” por medio de la alianza con el capitalismo extractivista y desde allí distribuir algunos “beneficios” clientelares para asegurar base de sustentación electoral a costa del capital ensangrentado y depredador de la madre tierra.
Los partidos que pretenden ser alternativa de izquierda al PC insisten en que el sindicato hay que fortalecerlo con lo que llaman “conciencia de clases”, que no es más que aceptar la propuesta de que ellos están en lo cierto y deben hacerse cargo del estado algún día para administrar ellos el capitalismo extractivista. Por eso apoyan a Chávez, Morales, Lula-Dilma, Correa, Ortega y demás próceres del nacional-populismo que inventaron para instalar su burocracia con algunos regalos a los pobres (plan hambre cero con canastas a los miserables en Brasil, visitas gratuitas de médicos a barrios populares, en fin, lo que venga, con tal de que ellos sigan administrando el resultado de la explotación del hombre y de la naturaleza). La disputa es de quien maneja a los que operan procesos productivos, administrativos, circulantes, etc. para orientar el proceso de acumulación. Muy luego se va a acabar la bonanza, habrán mayores crisis sociales y los partidos estatistas siempre están preparados para arreglar las crisis a su favor junto al empresariado, que poco a poco se irá haciendo “socialista” con gusto, ya que la ganancia sigue siendo el eje. Tanto da financiar una burocracia que responde a un partido o al otro, a la derecha o a la izquierda. El socialismo estatista ya se ha agotado como modelo.
Así no vamos a ninguna parte.
Se presentan entonces tres problemas muy concretos: el primero es la alimentación, salud, educación y sostenimiento hoy día de las familias, barrios, comunidades y localidades; el segundo la construcción de otras formas de economía, producción, energía, servicios, etc. que resuelvan este primer problema en interacción con la madre tierra y el ambiente en general y al mismo tiempo permitan desarrollar autonomía, creatividad y autosuficiencia para ir desprendiéndose progresivamente de los lazos materiales e ideológicos del estado y del mercado, y como tercer problema, está el como hacerlo para que a la vez sea un proceso de autoformación de conciencia de sujetos empoderados, para que no se necesite una “conciencia” o acuerdo conceptual previo que “muestre el camino” ni la adscripción a un paradigma o ideología, por muy contestataria o rebelde que sea.
La idea es que cada experiencia o propuesta que participe de este encuentro, no lo haga para “derrotar” a las otras propuestas ni para demostrar que es la solución. Simplemente vamos a mostrar lo que hemos hecho, lo que estamos haciendo, lo que hacen otros en otras partes y lo que se puede hacer. La idea inicial es que cada uno pueda observar y preguntar detalles de los otros para extraer de allí elementos que le sirvan a sus prácticas. Puede solicitarse el texto metodológico para intercambios, que no es rígido ni regla obligatoria, sino simplemente anota algunas maneras de facilitar el diálogo horizontal. Es de cajón que habrá modos mejores de hacerlo, por lo que vamos a conversar al respecto.
La invitación es para todos los interesados, de modo que si usted es ecologista, venga. Si es espiritualista, venga. Si es originario, venga. Si es anarquista, venga. Si es Jipi, venga. Si es humanista, venga. Si es marxista, venga. Si es cristiano, venga. Si es rebelde, venga. Si es autónomo, venga. Si es budista, venga. Si es situacionista, venga. Si es zapatista, con mayor razón. Si es otra cosa, venga. Si es todas las anteriores, algunas o ninguna, venga. Hay mucha otras posibilidades y nadie va a preguntar cual es su paradigma ni su “meta”, ya que el marco propuesto para el encuentro es bastante concreto. En un segundo evento podríamos conocer, presentar y compartir ceremonias, cantos y actividades de la diversidad en un plano de respeto mutuo y horizontalidad.
Los interesados pueden escribir a la Red de Economía Popular y Ecología Social para conversar día, horario y lugar de una primera conversación, de donde podría salir una convocatoria más amplia.
Ha muerto Chávez, viene un nuevo Papa, la antipolítica crece en Italia, las cooperativas integrales crecen en España, estamos ya en un nuevo ciclo maya, la ETA y las FARC está ahora por el diálogo, los zapatistas han salido nuevamente a la luz cantando al sol como las cigarras.
Cantemos también, sigamos construyendo simultáneamente, horizontalmente, con autonomía, sin frentes ni estructuras, sólo intercambio, respeto, cooperación, apoyo mutuo y aprendizaje voluntario y diverso unos de los otros. No hay homogeneidad posible. Lo que nos hace iguales es que provenimos de las forma de vida comunitaria y tenemos el potencial para reconstruirlas con autonomía.
Reciban el abrazo fraternícola de
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Red de Economía Popular y Ecología Social
redecosocial@gmail.com