Nacimiento de una “Comunidad Sostenible” en Iquitos
Por Jorge Pérez Rubio*
17 de marzo, 2013.- Pensar en una “Comunidad Sostenible” dentro del seno urbano de la ciudad de Iquitos, conformado mayoritariamente por jóvenes indígenas estudiantes de nivel superior, guiados por la práctica de los valores propios e interculturales y el sueño de triunfar para los demás, constituye un serio y nuevo desafío.
Desde hace tres años, los estudiantes indígenas que viven en el predio de la Salle bajo la administración de la Red Ambiental Loretana, han venido construyendo las bases sistémicas de una “Comunidad Sostenible” en correspondencia con las necesidades de bienestar común y liderazgo brillante.
Los miembros de la comunidad tienen procedencia en 7 pueblos indígenas (Achuar, Kichwa, Murui, Tikuna, Matsés, Shawi y Awajún), tendrá una población inicial de 35 habitantes, entre ellos, 3 mujeres, 1 anciano sabedor, 2 jóvenes mestizos y 1 extranjero. La organización social está siendo dirigida por 5 líderes y 6 consultores miembros de la comunidad emergente; los líderes y consultores han sido capacitados en relaciones grupales desde un enfoque holístico que recoge lo mejor de la cultura occidental y propicia el desarrollo de lo sublime de la sabiduría ancestral, dentro del predominio de la cultura de responsabilidad, imaginación y autoaprendizaje.
Cosecha del biohuerto
La “Comunidad Sostenible” tendrá 4 grandes pilares: tiempo y recurso, financiamiento y espíritu. Estos elementos han sido identificados en la última conferencia realizado del 21 de febrero al 1 de marzo del 2013, realizado en el territorio donde la Comunidad habrá de florecer.
Actualmente la Comunidad está siendo diseñada por sus miembros. Pues, se plantea que una comunidad dinámica e intercultural logre formar personas con capacidades generadoras del progreso humano y de la naturaleza, como el mismo afán y con la misma brillantez del talento. Se piensa crear una comunidad donde se alcance observar la vigencia de la cultura ancestral y su articulación con la ciencia saludable, donde el futuro tenga un esbozo y el pasado se presente como un legado moral, heroico, profuso y aleccionadora; y el presente tendría que explicar la importancia de la conclusión de metas y sueños en la lógica del “aquí y ahora”.
Los miembros de la “Comunidad Sostenible” habrán de regirse a las normas originarias de su pertenencia étnica y desde su adecuada funcionalidad, han de confluir en ocasiones indispensables que atañe al comportamiento de la colectividad (comunidad). Por ejemplo, el LLétarafue – código de convivencia del pueblo Murui que contiene enseñanzas morales orientadas a encontrar la armonía entre el prójimo mismo y la naturaleza – guiará la conducta de los miembros Murui; y en los espacios de evaluación y toma de decisiones se ha de privilegiar algún otro mecanismo vinculante, asociado a la búsqueda permanente de la unidad y comprensión mutua.
La esencia del modo de democracia y participación activa de los miembros de la “Comunidad Sostenible” se podrá ver en la alternancia de roles relacionados con la responsabilidad de dirigir, por un tiempo determinado, la agenda común; por ejemplo, en el fuero del grupo de consultores – cuya función es de analizar con profundidad los componentes sociales de la comunidad y sugerir propuestas de trabajo al grupo de líderes – inició con el liderazgo de un estudiante Matsés, cuya permanencia en el rotativo sitial tendrá la duración necesaria como para comprender y emprender calidad en el quehacer propio del sistema.
El pilar de la espiritualidad se ubica en el centro de la comunidad. Está en el mismo lugar que ocupa en la vida de cada ser. Los estudiantes que devienen de 7 pueblos indígenas amazónicos habrán de intercambiar sesiones espirituales propias; por ejemplo, los Matsés compartirán su experiencia espiritual mediante la inoculación dérmica del veneno del sapo “akate”, los Awajún y Achuar a través de la ayahuasca, los Murui harán rituales haciendo uso de la fuerza mágica de la coca y el tabaco.
Cada sesión espiritual cumplirá con los propósitos que la legendaria bondad cultivó en la esencia de cada individuo, durante miles años el bosque y el hombre se han ayudado mutuamente, sin connotación de jerarquía y con abundante reciprocidad. La humildad y la sencillez que el bosque oculta detrás de su grandeza y la grandeza del hombre que se oculta detrás de su trivialidad pasa por el fortalecimiento del espíritu en busca de un equilibrio.
La “Comunidad Sostenible” está en proceso de construcción sobre un territorio conocido por sus miembros. Ellos quieren lograr metas académicas y a la vez aumentar su amor por el progreso de sus raíces.
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*Jorge Pérez Rubio es indígena del pueblo Huitoto y ex dirigente regional de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP). El presente artículo fue publicado el 13 de marzo en el blog: Manguaré Milenario: http://irapay.blogspot.com