Misquitos nicaragüenses expulsan a balazos a militares hondureños
Nacionales 5 abril, 2013 - 12:30 AM
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Indígenas nicaragüenses de las comunidades de Saupuka y Bilwaskarma, jurisdicción del municipio de Waspam, Región Autónoma del Atlántico Norte, expulsaron a balazos al hondureño Luis Castillo y a tres efectivos militares del Ejército de Honduras, de un islote que era ocupado como zona ganadera por el hondureño, y que los indígenas reclaman como lugar de cultivo de sus alimentos.
Los hondureños, que habitan en la zona de La Mosquitia hondureña, ahora piden resguardo militar para evitar conflictos con los indígenas nicaragüenses.
Los hondureños, que habitan en la zona de La Mosquitia hondureña, ahora piden resguardo militar para evitar conflictos con los indígenas nicaragüenses.
Los indígenas denunciaron que los militares hondureños mantenían restringido el acceso a sus áreas de cultivo.
El mayor Norman Manuel Martínez, jefe del Destacamento Fronterizo del Ejército de Nicaragua, acantonado en Waspam, dijo que el conflicto se agudizó desde hace una semana, ya que el hondureño, que pidió el apoyo de las Fuerzas Armadas de su país, realizaba disparos al aire cada vez que los comunitarios intentaban cruzar a las zonas donde tradicionalmente han realizado sus labores agrícolas.
“Ante esta situación los comunitarios se organizaron y en una madrugada atacaron con armas de cacería al hondureño y lo obligaron a replegarse junto a los tres militares, en este enfrentamiento resultó herido, en la parte frontal de la cabeza, el señor Castillo”, precisó.
Los comunitarios incendiaron la vivienda del hondureño, más de cien cabezas de ganado fueron distribuidas entre los indígenas como indemnización por los daños ocasionados a las siembras agrícolas de los comunitarios, por el ganado del hondureño.
El pasado Sábado Santo se reunieron los principales líderes de las comunidades afectadas, el acalde de Waspam, Alex Fernández, la Policía, el Ejército, con una comisión en representación del hondureño, acompañado del teniente coronel Manuel Colindres, del Ejército de Honduras, donde acordaron un cese a las hostilidades, y esperar la resolución de las cancillerías de ambos países.
El hondureño reclama además del ganado, cuatro motosierras, un televisor, una computadora, una panga, un motor fuera de borda de 60 caballos de fuerza, que según fueron ocupados por los comunitarios indígenas, por lo que presentó una lista de pérdidas que suma 160,000 dólares.
El jefe castrense dijo que entre los acuerdos está darle persecución y búsqueda a las pertenencias que reclama el hondureño. Los líderes se comprometieron a devolverlas, pero demandaron que retiren las tropas hondureñas, y que los comunitarios puedan incursionar al territorio donde tienen sus siembras agrícolas.
Por su parte, los hondureños se comprometieron a no afectar el desarrollo de las actividades agrícolas de los comunitarios nicaragüenses, mientras se revisa la situación entre la Cancillería de Nicaragua y Honduras.
DESPLAZAMIENTO MILITAR
Los indígenas nicaragüenses realizan vigilancia para evitar que los militares hondureños se mantengan cercanos a ellos.
Los indígenas nicaragüenses realizan vigilancia para evitar que los militares hondureños se mantengan cercanos a ellos.
A raíz del enfrentamiento, el Ejército de Honduras reforzó su presencia en la zona, donde unos 17 efectivos fuertemente armados al mando del teniente coronel Manuel Colindres, resguardan la zona en conflicto.
Mientras, miembros del Destacamento Fronterizo, del Ejército de Nicaragua, mantienen también vigilada la frontera.
“Nosotros mantenemos un sistema de patrullaje con nuestras tropas permanentes en el sector, estamos atendiendo como actividad primordial ese conflicto tratando de persuadir a la población a no dejarse llevar por provocaciones, en todo momento llamando a la calma y a las negociación pacífica”, dijo el jefe militar.
El islote en disputa es de una extensión de 1,151 hectáreas. La disputa se origina porque el río se ha desviado a territorio nicaragüense, por llenas provocadas por fenómenos naturales como el huracán “Mitch”, por lo que familias de Olancho han introducido ganadería extensiva en la zona, que antes era usada por los misquitos como tierras para fines exclusivamente agrícolas.
Esta área anteriormente era compartida por misquitos, hondureños y nicaragüenses, quienes nunca habían tenido conflictos por el uso de las tierras, pero estos han sido desplazados por hacendados de Olancho.
“El problema que esas tierras son de uso agrícola para ellos, de ahí depende la producción agrícola para el sustento de sus familias, porque del otro lado no hay productividad”, aseguró el jefe militar. Las familias afectadas ascienden a más de 3,000. (Tomado del diario Confidencial, de Nicaragua).
Nota de Clajadep:
3 mil familias no es poca cosa. Viven de la agricultura y desde el otro lado empujan el ganado protegidos por militares. Eso suena raro. Huele a provocación y recuerda el actual conflicto que se saldó con varios muertos en la amazonia ecuatoriana.