2013-05-13
Venezuela
Afroautonomía y acción revolucionaria
Jesús Chucho García
Alai
Los recientes resultados electorales evidencian que la ineficiencia del mismo Estado, la corrupción, el surgimiento de reyezuelos “bolipartidos” que amputan iniciativas, entre tantos otros defectos, casi han castrado la esperanza que nació el 4 de febrero de 1992
El Movimiento Social Afrodescendiente, con la autonomía que lo caracteriza, al momento de su nacimiento elaboró unas líneas gruesas estratégicas de acción complementarias al Proceso Bolivariano para los tiempos de crisis que vive el país.
Por un lado se trata de condensar la autopercepción de las necesidades más sentidas del espíritu sobre las reparaciones históricas afrodescendientes, las cuales deben plasmarse en políticas públicas, participación política y desarrollo sociocultural y productivo, con la finalidad de salir por la izquierda ante la problemática que estamos viviendo.
Por otro lado, es urgente abordar el tema del decenio de los pueblos afrodescendientes en una estrategia continental vinculada al ALBA, Celac, Mercosur, Unasur, CAM y Petrocaribe, ante el peligro inminente implementando por el Departamento de Estado de EE. UU. para América Latina con su brazo blando llamado USAID.
¿Qué es la afroautonomía?
En varias oportunidades hemos abordado el tema de la relación Estado-Gobierno-Partido y Movimientos Sociales con un sentido crítico constructivo, tratando de darle a cada quien su puesto en el Proceso Bolivariano. Los movimientos sociales deben ser organizaciones autónomas con un perfil bastante claro donde la autonomía debe ser ejercida y no debe ser transferida ni absorbidas por el Gobierno-Estado ni por el partido.
La captación de líderes y lideresas naturales así como los movimientos sociales han conducido a una desmovilización y acriticidad hacia los errores e hipertrofia del proceso: los resultados electorales recientes así lo evidencian, la ineficiencia del mismo Estado, la corrupción, el surgimiento de reyezuelos “bolipartidos” que amputan iniciativas, entre tantos otros defectos que casi han castrado la esperanza que nació el 4 de febrero de 1992.
El papel de los movimientos sociales revolucionarios es denunciar y anunciar. Denunciar lo incorrecto del desprecio de la esperanza en la que todos creíamos y que seguimos creyendo. Anunciar las posibilidades de corrección así lo quiera o crea o no el Partido-Gobierno-Estado pero que es nuestra responsabilidad histórica de exigir, desmontar y proponer, al costo de la marginación. La Afroautonomía es eso, es la asunción de lo que decimos y practicamos cotidianamente, es eso y mucho más, es una afroética en la lucha contra los enemigos externos e internos, es asumir el riesgo aun poniendo por medio la exclusión como ha venido sucediendo, cuando se hacen las observaciones puntuales y de rigor.
Agenda del Movimiento Social Afrodescendiente
El Movimiento Social en líneas generales se suma con una agenda específica a defender las victorias logradas en estos 14 años de Proceso Bolivariano, aun con todos sus defectos logramos una sociedad más justa y donde la renta petrolera se ha distribuido a favor de los más excluidos.
Creemos que se debe pasar de una democracia participativa a una democracia directa del pueblo sin mediadores ni mediados, nadie tiene que decidir por mí en este proceso, yo decido y si es en colectivo mucho mejor. Nadie debe seguir hablando por mí, si hablamos en plural mejor… son las características esenciales del planteamiento del movimiento afroautónomo.
Durante los últimos años, un sector del movimiento se convirtió en una consigna telefónica y los medios modernos de las redes sociales denominada primero el 1×10, y después el 1×100… y móntate en el autobús… ¿qué vainas son esas? Después en un adorno “cultural” del partido… y eso le hizo daño tanto al Proceso Bolivariano como al mismo partido (PSUV) y esterilizó 14 años de lucha del movimiento. Creemos que estamos a tiempo para recuperar nuestra autonomía afrorevolucionaria como movimiento.
En varias discusiones realizadas durante el mes pasado en diferentes entidades del país como Yaracuy, Guárico, Miranda, Vargas, Distrito Capital, Carabobo, entre otras, para concretar la reorganización del movimiento, surgieron varios aspectos trascendentales: en lo jurídico, retomar la discusión de la Ley de Cultura, Ley de Cultos, la revisión de la Ley de Consejos Comunales, la revisión de la Ley de Patrimonio, en todas ellas debe incluirse el tema afro.
Por otro lado en la agenda en las políticas públicas, seguir impulsando el tema afroen ministerios muy específicos en el área social: Comunas, Salud, Cultura, Educación, Desarrollo Económico, Agricultura y Tierra, Comunicación, Mujer y Juventud, propuesta que ya el movimiento tiene plasmado en su plan de acción en el marco del Proyecto Socialista Simón Bolívar.
La participación política como forma de inclusión por nuestros circuitos electorales es impostergable, ya basta que impongan gente que nada tiene que ver con nuestras comunidades afro o escojan como en la época de la colonia a un “negro o negra bufa” para que haga el papel de representación “sin decisión”, como sucedió en el pasado proceso electoral regional y candidatos y candidatas a la Asamblea Nacional.
La agenda internacional está delineada por los acuerdos del IV Encuentro Afrodescendientes y transformaciones Revolucionarias en América Latina y el Caribe: creación del Fondo Afrodescendiente del Alba, Fondo en solidaridad con Haití, salirle al paso a la afroderecha liderada por la USAID desde EE. UU. y sus satélites con la afroderecha en varios países de la región, concretar la agenda del decenio de los pueblos afrodescendientes, colocar el tema afro en la Celac, Mercosur, Petrocaribe y Unasur.