La desobediencia como actitud vital para transformar el mundo

Enric Durán, el Robin Hood de los bancos



Sábado.18 de mayo de 2013
Marta Molina, Rebelión

Para hacer un acto de desobediencia civil, en primer lugar, hay que perder el miedo, conocer bien a tu enemigo y el poder que tiene, contar con una motivación que tenga una buena estrategia detrás y un grupo de apoyo que respalde tu acción. Pero lo que es más importante es que tu acción sirva para construir alternativas al poder y a las estructuras a las que te enfrentas.

Esto es lo que hizo Enric Duran, catalán, nacido hace 38 años en Vilanova i la Geltrú, a 50km de Barcelona. Su primera acción de desobediencia, realizada en 2008, fue expropiar medio millón de euros a los bancos españoles para denunciar la perversión del sistema capitalista y la mala praxis de los bancos y repartir ese dinero entre distintos movimientos sociales que construyen alternativas para una sociedad más justa. Con este dinero también se financió la publicación Crisis –a través de la cual dio a conocer su acción de insumisión bancaria el 17 de septiembre de 2008.

“Se trata de una acción ajena a cualquier tipo de violencia, que reivindico como una nueva forma de desobediencia civil, a la altura de los tiempos que corren. Cuando la financiación al consumo y la especulación son dominantes en nuestra sociedad, ¿qué mejor que robar a los que nos roban y repartir el dinero entre los grupos que denuncian esta situación y construyen alternativas?”

Su acción desobediente no ha dejado de dar frutos en forma de alternativas al capitalismo y la construcción de otro mundo. Enric y el movimiento que inspiró, las Cooperativas Integrales Catalanas, están llamando a la Revolución Integral como un proceso de transformación radical de la sociedad.

El pasado 8 de febrero, salió de donde se encontraba habitualmente en Barcelona -Catalunya- y se preparó para desobedecer el sistema judicial no presentándose a su juicio. Tiene una orden de búsqueda y captura –dese el pasado 23 de marzo de 2013- por parte de la justicia española por ser desobediente y por no creer en el sistema que pretende juzgarle. Enric se declara insumiso al sistema judicial y apela al derecho a rebelión. Ahora se encuentra en la clandestinidad. Según él, es más útil escondido “en algún lugar del mundo” que en la cárcel. Enric está escondido, pero conectado a Internet, herramienta que le permite “estar en todos lados”. Por eso podemos hablar con él tranquilamente durante más de una hora y oír su voz -sin saber en qué rincón de mundo se esconde- para poder explicar su acción desobediente y dar a conocer las propuestas alternativas que ya están dando frutos en Catalunya y parte de Europa.

Inspirado por las propuestas de lucha por la autonomía de los zapatistas desde su nacimiento en Chiapas –México- Enric recoge el sentido de “El Tiempo del Si” del que habla el EZLN en un comunicado publicado el pasado mes de enero. Para él, “el tiempo del si” significa el tiempo de construir, de poner el centro de atención en afirmar el mundo que queremos y en aprender de forma colectiva a llevarlo a la practica, comunicarlo y facilitar que se pueda extender.

Ser desobediente

En 2008, cuando se empieza a vislumbrar la crisis económica en España, Enric ya preparaba una estrategia para condenar la banca y su sistema de “dejar dinero que no poseen y, a través de potentes instrumentos de ingeniería financiera, crear dinero como deuda”. Esta estrategia comprendía una primera acción de desobediencia civil –que realizó solo- en la que expropió medio millón de euros para darlos a movimientos sociales y declaró que nunca iba a pagar su deuda.

¿Cómo lo hizo? Pues fue pidiendo créditos bancarios a todas las entidades que pudo, dando una apariencia de solvencia –de que tenía un trabajo estable, un movimiento de dinero, de que podría pagar esos créditos y también de que no tenía otro endeudamiento. Con ello fue aprendiendo qué tenía que hacer y cómo debía actuar para que un montón de bancos le dieran créditos. Durán consiguió que le hicieran 68 operaciones crediticias en 39 bancos, 492mil euros en total. Luego, cuando ya había llegado al punto definitivo, “pues dejé de pagar todos los créditos, saqué el dinero de las cuentas y lo hice público en setiembre de 2008. Durante todo ese proceso ya fui invirtiendo ese dinero en proyectos de alternativas al capitalismo hasta que se culminó en las ultimas publicaciones de los periódicos “Crisis” y “Podemos” que también se financiaron con ese dinero”.

Los medios comerciales le pusieron el apodo de “Robin Hood de los bancos” o “Robin Bank”, peor más bien su inspiración en la acción concreta de insumisión bancaria fueron gente como el anarquista vasco Lucio Urtubia quien llevó a cabo una multimillonaria estafa de cheques de viajes de Citibank en los años setenta y que llegó a desestabilizar el banco provocando su caída en la Bolsa hasta el límite de la quiebra. Por aquel entonces, Uturbia lograba dinero sin usar la violencia y a través de la estafa, para financiar organizaciones revolucionarias y anarquistas. A diferencia de Urtubia, quién actuó siempre de forma clandestina, Enric Durán hizo pública su acción precisamente para defender la legitimidad de sus acciones ante la sociedad. Si no explicaba lo que había hecho, el cómo y el porqué, su acción desobediente no tendría repercusión ni sentido.

Ahora Durán vuelve a ser desobediente, de hecho nunca dejó de serlo porque para él es una actitud vital, coherente y necesaria para construir otra sociedad. Esta vez decidió no reconocer la autoridad del sistema judicial del estado y a partir de ello, no colaborar en ser juzgado -en primera instancia por no presentarse al juicio por la acción de expropiación de los bancos y ante los 8 años de prisión que le piden, pero sobre todo por el tipo de juicio que se estaba planteando. Durán presentó 23 testimonios que justificaban y corroboraban el estado de necesidad, que es esa acción en la cual, para hacer un bien mayor se comete una ilegalidad y que, según reconoce el Código Penal, es un eximente de pena. El juzgado no aceptó los 23 testimonios y eso reafirma su decisión de no participar y no colaborar en su juicio.

“Si algún día, por voluntad propia o no, soy juzgado, aviso que el único veredicto que aceptaré será la absolución por consideración del tribunal de que mi acción no es constitutiva de delito, a causa de su motivación ética y solidaria en contra de los actores que más daño hacen a esta sociedad y en pro del bien común. Aparte de esto, no negociaré penas menores para evitar cumplir condena, ni pagaré una fianza, ni multa, ni negociaré la deuda. Si el estado es incapaz de salir de la presión de los poderes fácticos, que todo el mundo lo vea manteniendo a una persona como yo en prisión”

El pasado 14 de marzo su acción inspiró la campaña “La desobediencia no cabe en la prisión” con el objetivo de financiar una estructura organizativa de protección para que ninguna persona que haga una acción de desobediencia civil pueda ir a la cárcel y apoyar la investigación y desarrollo de estrategias integrales para crear alternativas al actual sistema judicial y en pro de la libertad de expresión. Lo hicieron a través del COOPFUNDING, impulsado por la Cooperativa de Autofinanciamiento Social en Red (CASX, en sus siglas en catalán) y la Cooperativa Integral Catalana (CIC). En 12 días han conseguido 4625 euros y casi 100 participantes.

En el marco del llamamiento a la Revolución Integral y ante los hechos acaecidos en Chipre -que han demostrado hasta que punto la Unión Europea es capaz de imponer medidas que perjudiquen los depósitos bancarios de una parte de la población- el pasado 1 de abril empezaron la campaña “Remueve tu dinero” para animar a la ciudadanía española a cancelar sus cuentas de ahorro, fondos de inversión y fondos de pensiones y vender sus acciones y trasladar su dinero y abrir nuevos depósitos en la banca ética y cooperativa. Tenemos el Derecho a Rebelión y el deber de transformar En diciembre de 2011, Durán escribió una Carta invitando a la desobediencia civil masiva a través de la insumisión bancaria y el Derecho a Rebelión.

“Los Derechos Humanos son una cuestión de mínimos innegociables que si no se cumplen sólo se pueden defender con un derecho, el derecho a rebelión”

Durán y los integrantes de las CIC se inspiran en un supuesto derecho que es reconocido desde hace más de dos siglos por el derecho internacional, a través, por ejemplo de la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano” de 1793. “Cuando el gobierno actúa en perjuicio de la mayoría y en beneficio de la pequeña minoría el gran derecho que tiene la gente es el de desobedecer y rebelarse ante esa injusticia. Dado lo que está ocurriendo desde hace años -pero especialmente estos últimos años- en relación a beneficiar al poder, beneficiar a los bancos y perjudicar a la mayoría de población, creímos que era oportuno defender la desobediencia recordando ese derecho”, comenta Enric.

Para ellos el desobedecer es una actitud vital en cuanto a todo lo que se van encontrando en su acción de ser coherentes con su forma de pensar y hablan ya desobediencia integral. Se trata, puesto que están construyendo otra sociedad y otro mundo, de no desobedecer simplemente a una ley porque quieren transformarla y mejorarla sino que desobedecen una ley u otra acción del sistema porque, según Enric, “no lo reconocemos como nuestro y por tanto, en nuestro devenir hacia otra sociedad no somos parte del sistema que nos tratan de imponer y lo desobedecemos”.

Hablando con Enric llegamos a la conclusión de que actuando de cara, en colectivo y de forma organizada, aunque el enemigo sea muy grande y muy poderoso, tiene sus limitaciones “y nosotros tenemos la fuerza de la legitimidad y del apoyo de mucha gente que no siempre puede actuar pero que piensa como nosotros”, comenta Enric . Según él, el poder está habituado a la autocensura, “a que nuestro miedo nos pare y a crecerse a través de esto, pero cuando actuamos con fuerza, con desparpajo y valentía, a veces no sabe cómo responder y hecha un paso atrás porque se reconoce su falta de legitimidad para atacar nuestro buen hacer. Por eso, esta parte de autoafirmación y de actuar en base a lo que queremos más allá de determinados riesgos pues es clave”.

Pero Durán reconoce que en cada contexto, los peligros pueden ser diversos y hay que tenerlos en cuenta. “Yo ahora mismo, por ejemplo, tengo que estar escondido y no es por miedo, si no por estrategia”. Enric es ahora más útil a la estrategia de transformación de la Revolución Integral desde la libertad, aunque sea a escondidas, que no desde la cárcel.

Desde hace años, para Durán y para muchos de los integrantes del movimiento, los zapatistas y todo lo que está a su alrededor han sido y son unos referentes por su lucha de autoorganización, autoafirmación y de llevar a la práctica aquello en lo que se cree hasta las ultimas consecuencias. Para Durán, es uno de los pocos movimientos que ha llevado a la practica el “no reconocer el poder y el no centrarse en defender algo ante los de arriba y ante el estado sino en llevarlo a la practica desde al autonomía”. También con ellos hay otros referentes en América Latina como el MST (Movimiento Sin Tierra en Brasil) o los Mapuches en Chile o diversos movimientos en Bolivia con los que desean poder trabajar cada vez más cercanamente y en red. En Europa, siguen haciendo red con muchos grupos como los que construyen los espacios liberados, que se han ido extendiendo desde el movimiento de ocupación, como por ejemplo la experiencia de las ZAD (Zona A Defender) en Notre Dame des Landes (La Bretaña) han creado sus espacios liberados para evitar la construcción de un Aeropuerto y al mismo tiempo están generando otra forma de auto-organización y de vida.

Para Durán, es, como dicen los zapatistas, “el tiempo del sí”, de construir, de poner el centro de atención en afirmar el mundo que queremos y en aprender de forma colectiva a llevarlo a la practica. Durán y las Cooperativas Integrales Catalanas están promoviendo este mensaje y quieren, no sólo seguir llevándolo a la práctica ellos mismos sino también comunicarlo y facilitar que se pueda extender.

Publicado originalmente en inglés por Waging non Violence