Nueva fase del capitalismo extractivista

Varios son los síntomas que apuntan a un duro viraje de timón en el modelo de dominación capitalista extractivista por parte del nacional populismo en nuestro continente



Nueva fase del capitalismo extractivista

Por el Profesor J

Varios son los síntomas que apuntan a un duro viraje de timón en el modelo de dominación capitalista extractivista por parte del nacional populismo en nuestro continente, destacando en primer lugar las declaraciones simultáneas de los vicepresidentes de Bolivia y Ecuador. En Bolivia, casi en los mismos instantes que asumía su nuevo mandato el presidente Correa en Ecuador rodeado de la flor y nata del progresismo continental y de otros no tan progresistas, el vicepresidente de Evo Morales, el fogueado Álvaro García Linera, lanzaba su nueva propuesta de «desarrollo», la segunda fase del modelo instaurado que sirvió para poner a prueba las capacidades reales de los movimientos sociales para movilizarse de forma autónoma y de negociar con el gobierno, la política de la domesticación destinada a subordinar al conjunto de la sociedad tras el aparato del estado y el que no se somete simplemente es penetrado, dividido, perseguido, reprimido, encarcelado.

Esa segunda fase implica la revisión y modificación de la legislación que protege determinados territorios, sea por razones ambientales o comunitarias, que en Bolivia son alrededor de 40 grandes extensiones de tierras, bosques y selvas de gran riqueza de diversidad para los afanes de explotación destructiva de la madre tierra, que hasta ahora han sido prácticamente intocables, salvo 10 de ellas que con uno u otro pretexto han sido invadidas por las grandes empresas extractivas y grupos de colonos organizados detrás del MAS a los que se legaliza rápidamente las tierras que han ido ocupando en reservas tradicionales, en ocasiones empujando comunidades existentes allí, lo que no ha dejado de producir fuertes choques en los últimos años, también de mineros contra comuneros tradicionales que resisten la nueva colonización de sus territorios.

Los colonos que habían llegado al Chapare a plantar coca, hoy día avanzan hacia tierras del oriente boliviano ocupando extensas regiones de uso tradicional comunitario y apoyando al gobierno para construir la carretera que cortará la reserva del Tipnis, lo que ha puesto a toda la región en contra del proyecto del gobierno masista, hecho que fue capitalizado por la derecha ganando las elecciones locales a la gobernación propinando una derrota estrepitosa al partido de Morales y García Linera, que no corre peligro debido a que las comunidades locales son autónomas y no formarán parte de aparatos o estrategias de la derecha como hicieron los miskitos nicaragüenses empujados por los sandinistas que al ser agredidos se unieron a la contra. Es lo mismo que sucede en Guatemala donde la mayor parte de las comunidades rechazan al Partido Guatemalteco del Trabajo, estalinistas línea dura, hoy debidamente camuflados dentro de la URNG y que llevaron a Rigoberta Menchú, hija de un dirigente del partido que tuvo un comportamiento utilitario y criminal hacia las comunidades como las Farc en Colombia y el Sendero en Perú, de candidata presidencial, obteniendo el ridículo porcentaje de 3% de los votos en el país con mayor porcentaje de indígenas del continente y del mundo. De esa misma manera los comuneros del Tipnis no apoyan al MAS ni a la derecha. Es muy importante anotar para conocimiento y debate que esos dos bloques: derecha e izquierda, y en menor medida el partido populista pequeño burgués del MSM (Movimiento Sin Miedo), que es la primera fuerza política urbana en La Paz y otras regiones y que aspira a una alianza con el movimiento indígena, despliegan enormes esfuerzos para captación y reclutamiento de comuneros, llevando regalos (artefactos domésticos, alimentos en conserva, etc), consiguiendo algunos resultados que rápidamente son divulgados y aprovechados para reforzar la ofensiva de penetración. Es impresionante constatar como llegan los tentáculos de la neo colonización en que la derecha, la izquierda y el centro están de acuerdo en que hay que eliminar la resistencia territorial, así como es también impresionante verificar el grado de conciencia y cohesión de los dirigentes tradicionales de la Cidob (Confederación Indígena del Oriente Boliviano), que no se han dejado seducir por estos cantos de sirena. En ese territorio funcionaban decenas y decenas de ONGs de todo el mundo, que «ayudan» a las comunidades y hacen talleres o seminarios para neutralizar su pensamiento propio y penetrar con nuevas argucias, sin embargo poco consiguieron y sólo sirvieron para que la izquierda acusara a las comunidades de trabajar con la Usaid (US Aid. Aid significa ayuda y US es United States, Estados Unidos), órgano de la red de la CIA y de la DEA, el departamento yanqui «antidrogas», que se paseaban como Pedro por su casa en esos lados sin conseguir hacer mella en la orientación autónoma de la Cidob. Cada dos o tres semanas, por un motivo u otro, el gobierno del MAS acusa a esas comunidades de trabajar con los gringos, lo que de inmediato es repetido y aplaudido por las izquierdas del continente, también interesadas en aplastar el movimiento autónomo de las comunidades en sus respectivos territorios.

Por el Tipnis, territorio de las comunidades de la Cidob, quieren pasar la carretera brasileña que acelerará la integración extractivista y que representa una gigantesca inversión para la empresa del cemento que apoya al PT, la misma que apoyó a los militares golpistas que construyeron Brasilia en el corazón de la selva, que pagará el gobierno boliviano, inflando más los bolsillos de esa empresa, con dinero prestado del Banco Nacional de Desarrollo, de Brasil, por supuesto, que también toca su parte de la torta. Las denuncias de corrupción en los últimos meses en diferentes niveles del gobierno boliviano, así como los ministros corruptos que cayeron en Brasil, indican que el dinero circulante de los lobbies, para conseguir legislación y decretos a favor de estos emprendimientos, son la savia del nuevo modelo económico que sustituye al neoliberalismo y que ha sido adoptado alegremente por las izquierdas del continente, el neoinstitucionalismo, propuesto por Joseph Stiglitz, ex director y asesor del Banco Mundial, asesor económico de Carter y ganador del Premio Nóbel de Economía, que sostiene que debe haber una relación interactiva entre estado y mercado. No al estado propietario o dirigente, tampoco el libre mercado que aparta al estado, sino un estado activo haciendo leyes a favor, una especie de socio. No es de extrañar que Stiglitz haya estado presente en la toma del mando presidencial del primer gobierno de Evo Morales. Es por ahí que consigue más resultados la CIA, no en las comunidades.

Las comunidades salieron por miles a manifestar su rechazo a que la carretera cortara el Tipnis, que por favor diese la vuelta, lo que llevaría a nuevos trámites y cálculos para los actores financieros y empresariales envueltos en el ajo, por lo que han preferido insistir con Evo, quien mandó las tropas a reprimir a los que marchaban en defensa del territorio y al final inventó una consulta «bruja» para darle legitimidad al machetazo, pero la iglesia católica, los comités de derechos humanos y aún organismos internacionales, han rechazado esa «consulta». El gobierno insiste, los comuneros se preparan para defender el territorio con sus cuerpos, las tropas están siendo alertadas para salir a defender el estado de derecho e imponer la ley, es decir, ceder a las presiones del capital.

Mucho se discute en Bolivia y en todas partes, especialmente en Perú, donde la situación es bastante compleja para el gobierno debido a la capacidad de resistencia autónoma de las comunidades frente a la ofensiva minera de Humala, sobre los mecanismos, procedimientos y legislación de la consulta a los pueblos que habitan los territorios codiciados por el extractivismo y sus socios gubernamentales. El MAS decidió no discutir más y pasar simplemente a la ofensiva con fuerza y el momento para lanzar la proclama de los nuevos tiempos fue la reunión de Linera con cientos de ejecutivos de empresas extractivas de Estados Unidos, Canadá, España, China y Brasil, que al escuchar la buena nueva, la sorprendente e inesperada buena noticia de que podrán entrar a los territorios que estaban absolutamente fuera del alcance de sus tentáculos, estallaron en aplausos y se abrazaban unos a los otros como que fuese año nuevo (Bueno, no exageremos, no fueron todos, sólo algunos de ellos se abrazaron). Sólo faltó soltar globos y serpentinas. No sabemos si en el coctel hubo champaña, pero no nos sorprendería. Los notebook, celulares, blackberries y androids no paraban de funcionar lanzando las albricias al mundo empresarial del capitalismo globalizado. Para el público que hay que domesticar por la izquierda, Evo Morales tiene la máscara de paladín por las causas del pueblo, para el capital tiene las mejores propuestas concretas. Se escucha desde lejos el golpe rítmico de las botas en los cuarteles donde los que asesinaron al Che esperan ansiosos que se abran las compuertas para salir a matar indios.

En los mismos instantes, lo que no es casualidad, pues ya la nomenklatura continental tras la muerte de Chávez decidió pasar a la ofensiva contra los que defienden la tierra, Correa es ungido presidente por enésima vez declarando casi entre lágrimas (de cocodrilo) que ya no iba más a la reelección, todo lo contrario de Evo Morales, que ha obligado a cambiar la Constitución para aspirar a otro mandato. El nacional populismo se sostiene con figuras unipersonales, eso es claro. Ni locos hoy día para mostrar algo que se parezca a lo comunitario asambleario. La sorpresa fue la presentación del nuevo vicepresidente, un tecnócrata joven, sólido y con una formación académica a toda prueba, como un García Linera cualquiera, quien al dirigir la palabra a los gobernantes y representantes de gobernantes del mundo (calcule usted unos 90 países representados), dice casi exactamente las mismas palabras que decía su homólogo boliviano a miles de kilómetros de distancia: Es la hora del salto cualitativo, reforzamiento y expansión del modelo, esta vez con clara intención de superar el subdesarrollo tecnológico, aumentar los ingresos del extractivismo y reorientar recursos al crecimiento. Faltó decir que ello necesita que las comunidades se dejen de interferir y permitan de una vez que las empresas se arrojen en picada contra selvas, montañas, bosques, ríos y tierra en general. También se escuchaba como telón de fondo el ruido rítmico de botas golpeando ansiosas el piso de cemento.

Esa es la misma tónica con que se ha cerrado el primer ciclo de las conversaciones de «paz» entre el gobierno Santos y las Farc referidas al campo y las tierras, a la agricultura y el campesinado, incluyendo allí obviamente a las comunidades indígenas. Baste señalar que la política económica de las Farc no difiere de la de Correa y Morales, que también están por el modelo extractivista y la subordinación de las tierras y territorios a la voracidad del capital. Los discursos farianos de justicia e igualdad no son diferentes de la lógica discursiva de Bachetel que habla detrás del disfraz de la «lucha contra la desigualdad». El Congreso de los Pueblos en Colombia se ha opuesto a que la paz, el fin del conflicto armado y los asuntos referidos a las tierras, sean definidos por dirigentes encerrados entre cuatro paredes, en especial si cada uno de ellos representa a quienes han estado constantemente arrasando sus tierras, expulsando comunidades y tomando prisioneros para reclutamiento de tropas entre los habitantes de los territorios ancestrales. Ellos propusieron de facto y convocaron a nivel nacional, el Congreso por la Paz, con participación, debates y propuestas de una multitud de actores del campo y relacionados. Se hicieron muchos diseños propositivos que fueron entregados al gobierno y enviados a La Habana, a la mesa elitista de negociaciones, sin embargo jamás un acuerdo por arriba va a considerar el protagonismo autónomo de los de abajo, no pudiendo llegar más allá de una reforma agraria tradicional que respete la penetración del monocultivo y la agroindustria en el campo, como la que hizo Lula y el PT en Brasil, que no ha considerado ni el 10% de la fuerza social organizada por el MST y que fue utilizada para obtener votos para el PT sin nada a cambio, salvo promesas que ya llevan 10 años en carpeta. No olvidamos que las Farc son aliados tradicionales del MST brasileño y ambos enemigos acérrimos de las autonomías que se extiendes por todos lados a nivel continental.

Para neutralizar la autonomía y la enorme influencia que tiene el Congreso de los Pueblos en toda Colombia, las Farc lanzaron lo que llamaron la Marcha Patriótica, consiguiendo recuperar algunas entidades y organizaciones que estaban romanceando con el Congreso de los Pueblos cuya predominancia interna la tienen las comunidades autónomas de indígenas, afrodescendientes, campesinas y barriales y que se encuentran en la fase de armar otra Constitución desde abajo, al igual que las comunidades lencas de Honduras aliadas a comunidades garífunas cuando dieron el golpe a Zelaya y se formó la Resistencia Nacional Popular, donde estos agrupamientos autónomos de base coordinaron acciones con los reformistas y liberales aliados del presidente depuesto, sin detener sus reuniones y actividades tendientes a elaborar otra constitución desde abajo y desde las comunidades. El nuevo partido de Zelaya, que lleva de candidata presidencial a su esposa, no ha conseguido envolver a las comunidades lenca, ni a las organizaciones que forman parte del Copinh (vea la página web del Copinh buscando en google, coloque sólo «copinh») ni a las fraternidades garífunas (descendientes de esclavos traídos en la Colonia desde África)
que hacen nata en las costas hondureñas.

Así las Farc representan hoy día a la izquierda de arriba, la burocracia que articula la distribución de espacios de poder institucional y que junto al Partido Comunista, del que son su brazo armado, buscan neutralizar la autonomía de los de abajo, al igual que los militantes del PC mexicano, que acaban de sufrir el fallecimiento de uno de sus principales ideólogos y que junto a otros agrupamientos constituyen el PRD, partido que ha hecho una de sus principales políticas la de ataque frontal a la experiencia autónoma zapatista de Chiapas, que pese a los esfuerzos del sistema y de esa izquierda capitalista, ha servido de ejemplo y estímulo para decenas y decenas de otras experiencias en todos los estados mexicanos.
Por último es necesario destacar la labor de los gobiernos de Bolivia y Ecuador de cooptación de las comunidades indígenas mediante el divisionismo ya comentado más atrás. El gobierno Morales-Linera levantó un a directiva paralela a la Cidob que se apropió de la sede, pero a los pocos días los autónomos ya recuperaban el haber. Correa reclutó un par de viejos dirigentes de la Conaie que muy luego quedaron aislados. Ambos llevan permanentemente regalos a los comuneros para atraerlos y conseguir que acepten la aplanadora extractivista.

Los próximos días serán testigos de nuevas medidas que deberán asumir otros gobiernos y agrupaciones, ya que las medidas tomadas en Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Brasil, Uruguay, Argentina (vea el artículo «Argentina, 10 años de extractivismo» en http://clajadep.lahaine.org) y otros, no responden al capricho de gobernantes y agrupaciones políticas, sino a readecuaciones necesarias para la continuidad de la ganancia. Entre las medidas fundamentales a tomar deberán estar las formas de aniquilar la autonomía, de modo que hay que estar preparados para un aumento de la cooptación, el diversionismo, el fraccionalismo y la represión en todas partes, pues el modelo no consigue avanzar ante las barreras de contención comunitaria y para ampliarse necesita derribarlas. Eso no es negociable para el capital que presiona fuertemente para abrir aún más el acceso a los territorios.

Para apoyar a la autonomía comunitaria, la defensa de la madre tierra y la multiplicación de la formas autónomas y comunitarias de vivir también en las periferias de las ciudades y barrios urbanos, hay que hacerlo saliendo de los espacios propios y ampliando la divulgación, por ejemplo, usted o ustedes pueden emitir una declaración en apoyo a la Cidob en Bolivia, al Congreso de los Pueblos en Colombia, La Conaie en Ecuador, la Copinh en Honduras, la autonomía zapatista en México, la Alianza Territorial Mapuche en el Wallmapu ocupado, las comunidades originarias brasileñas que resisten la invasión de la represa Belo Monte, la Coordinadora de Comunidades y Pueblos Mayas de Guatemala, las comunidades que resisten el proyecto Conga en Perú, las asambleas y comunidades que resisten la minería en Argentina, etc. Mande a otros lados y publique en diversas páginas.

Vamos a diferenciarnos de aquellas organizaciones, movimientos o entidades que forman parte de esta campaña de aniquilamiento de las autonomías. Vamos a aumentar las denuncias contra el extractivismo y el apoyo a las comunidades que ponen el cuerpo para la defensa de los territorios ancestrales y la naturaleza en general. Vamos a organizar exposiciones y charlas en las calles y centros de estudio sobre la ofensiva extractivista. Vamos a romper lazos y relaciones con aquellas dinámicas que dicen ser populares o sociales o emancipadoras cuando sólo van detrás del poder y cuando están arriba se vuelven contra nosotros.

La coexistencia con agrupaciones y movimientos estatistas está resultando en la legitimación de la represión a las comunidades. Vamos a solicitar a los más variados encuentros sociales que emitan declaraciones en contra del aumento del extractivismo. En algunas partes no van a dejar pasar la propuesta, entonces es necesario emitir una declaración sólo de algunas agrupaciones.

Ellos van a intentar neutralizar las acciones y dinámicas de apoyo a las comunidades que defienden la autonomía de los territorios, por lo que hay que estar atentos y quebrar ese esquema de subordinación donde ellos obtienen réditos y ganancias para sus políticas de desarrollo capitalista y gobiernos nacional populistas y nosotros somos arrastrados como carne de cañón ya que priorizamos por la relación horizontal entre todos los movimientos de base y los verticales aprovechan para legitimar sus posturas represivas contra las autonomías.

En definitiva, no sólo hay que apoyarnos mutuamente y defender la madre tierra, sino que estas actividades, posturas y movilizaciones deben germinar en formas concretas de construcción de nuevas relaciones humanas, sociales y económicas en las localidades, barrios y regiones donde actuamos, de otro modo, sin empoderamiento local ellos van a arrastrar a la gente a darles el voto y apoyar sus medidas que aparecen como populares cuando en el fondo son antipopulares.

Como conclusión, seríamos ingenuos si no nos ponemos las pilas ante esta nueva ofensiva capitalista.

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Abrazos
Jaime Yovanovic (Profesor J)
profesor_j@yahoo.com