03 de julio de 2013•17:23
Muxes realizan fiesta en la Ciudad de México
BERENICE BAUTISTA
Los indígenas zapotecos gays conocidos en sus comunidades como “muxes” celebraron una fiesta, o vela, el fin de semana para compartir sus tradiciones en la Ciudad de México.
Los preparativos comenzaron horas antes, en las que se hicieron elaborados peinados altos con trenzas, listones y flores, se maquillaron con sombras brillantes y se vistieron con trajes de tehuana de terciopelo y otras telas finas, bordados con llamativas flores de colores, como los que popularizó internacionalmente Frida Kahlo. Tampoco faltaron las cadenas doradas, los grandes aretes y sus anillos. Algunos, o algunas, como se definen a sí mismos, lucieron “resplandores”, velos almidonados que colocados alrededor de su rostro les crean una especie de halo.
Al llegar al Salón Ícaro una lluvia de papeles de colores los recibió sobre la pista, donde la música invitaba a bailar. Había comida y bebida por doquier, pero la fiesta, realizada el Día del Orgullo Gay en México, no era sólo diversión: era la oportunidad para refrendar su presencia en la capital y su importancia en la cultura del país.
“Queremos llevar la fiesta, pero a través de la fiesta queremos llevar un (mensaje) específico de ejercicio de derechos, de respeto, de dignidad, de cultura. Es un mensaje completo”, dijo el organizador, David Kelvin, en una entrevista reciente con The Associated Press previo a la celebración de la Vela Guuchachi Vinnii Gaxheé del sábado por la noche. “Nos encanta la fiesta, pero también queremos tener claro una línea de derechos”.
Los muxes han existido tradicionalmente en la cultura indígena Oaxaqueña y tienen roles definidos en sus comunidades, como el cuidar a sus familias.
“Los muxes son una bendición de Dios, ellos son más que una mujer porque cuando uno se enferma ellos nos ven. Más que una mujer, ellos ocupan un lugar muy importante en la vida”, dijo la madre de un muxe Vicenta Toledo, quien estaba disfrutando de la fiesta en la que bailaban parejas de todo tipo de orientación sexual.
Pero no fue sino hasta la década de 1970 cuando su imagen comenzó a difundirse en el resto de México y el mundo, y aún ahora sigue siendo desconocida para muchos.
“No se visibiliza… una cultura tan adentro desde la cultura, desde la historia prehispánica como es la identidad muxe es la primera vez que se muestra en el Distrito Federal”, dijo la muxe Binizia Carrillo sobre la vela en la que se coronó a la muxe Mariana de la Noche como reina y a la que asistieron como invitados especiales el flautista Horacio Franco y el actor Daniel Giménez Cacho.
A pesar de que los muxes son parte integral de sus comunidades, fuera de ellas enfrentan discriminación.
“Nuestras compañeras trans (transexuales) son quienes enfrentan triple, los muxes que vestimos de forma masculina a veces pasamos desapercibidos como pasa también con la gente gay, pero con las compañeras trans se enfrentan a la triple discriminación: ser indígena, ser sexualmente diversa y además ser trans, lo cual les genera más complicaciones”, dijo Kelvin.
Lo mismo ocurre con las mujeres gay, incluso dentro de las comunidades indígenas zapotecas donde se les conoce como ngui’u.
“Realmente entre las mujeres hay más estigma y más discriminación, es una cuestión de ejercicio de poder de la masculinidad”, señaló Kelvin.
Por ahora tampoco se ha iniciado el debate del matrimonio gay en las comunidades indígenas oaxaqueñas como en Juchitán, donde existe una gran población muxe.
“La forma de relacionarse es diferente… en la cultura homosexual se relacionan entre pares, en el caso de los muxes en Juchitán no se relaciona entre pares sino que la libertad sexual es bastante estimulada entonces no hay broncas (problemas) con el rol de si eres necesariamente heterosexual o no para estar con un muxe… está como lejos la idea del matrimonio”, dijo Kelvin.
El contacto con las comunidades transexuales y gay de la Ciudad de México también los ha llevado a un sincretismo entre la cultura urbana y la indígena.
“Por eso es importante hacer esta fiesta, porque es rescatar nuestra cultura, es rescatar lo que somos y es enseñarle al resto cómo vivimos nuestra sexualidad, cómo ejercemos nuestros derechos y también cómo en esta ciudad donde ya tenemos varios años de vivir también queremos que se nos reconozca como tal”, agregó Kelvin.