Chile: Marco Enríquez y el cambio

Y una entrevista donde expone su programa



Chile: Marco Enríquez y el cambio

Por el Profesor J

En general la mirada hacia los candidatos presidenciales, regionales y parlamentarios se dirige hacia dos puntos: la identificación con el discurso o el programa de gobierno, aunque ninguno de los dos sirve para el cambio. Discursos, discursos son. Por esa vía el candidato o candidata aspira a encontrarse con el electorado, a identificarse ideológicamente o acorde con las necesidades de la población, sobre las cuales desarrolla la esperanza, expectativas o posibilidades reales de soluciones desde arriba. El discurso es portador de la crítica, de lo que está mal, lo que hay que cortar. En tanto el programa es la respuesta, lo que hay que hacer en vez de lo criticado.

La mayoría de la gente envuelta en política y el debate de los asuntos públicos, tiene la certeza de que no hay cambio posible allá arriba en las alturas, ya que hay la convicción de que el modelo capitalista extractivista es la única manera de tener dinero en caja, o sea, el cambio hay que orientarlo solamente hacia las relaciones de la población con las instituciones (instituciones mas abiertas y más creíbles) o desde los servicios (educación o salud gratuita, gratuidad del transporte) o desde el ingreso (mejores salarios y pensiones, fuera las AFPs). Ninguna de ellas portadoras de cambio alguno, sino sólo mejoras o remozamiento del sistema capitalista.

No es malo, al contrario, hace bien mejorar los salarios y siempre ha sido una importante bandera del movimiento obrero, o tener viviendas, o educación gratuita. Hay que ser bastante limitado para no ver la importancia que tiene para la población el mejoramiento de la situación, pero eso es el maquillaje del capitalismo, pues no es posible aumentar el salario para todos ni las pensiones, por más que lo intente un gobernante, lo que explica la retirada del modelo político-económico del neoliberalismo para abrir paso y dejar la cancha al actual modelo que se impone en todo el continente y está obligando a Colombia y Perú a asumirlo también, so pena de quedarse atrás. Se trata del modelo neoinstitucional, un modelo pos-neoliberalismo que permite a los capitalistas y sectores de izquierda integrada mantener la «batalla» contra el neoliberalismo, figura desprestigiada en el continente y a nivel mundial, para imponer el nuevo estilo con una cara de izquierda moderada y «transformadora». Algunos imaginan que hay una especie de retorno al keynesianismo del estado de bienestar y en parte tienen razón, pues hay una revalorización del papel del estado paternalista y asistencialista, pero la gran diferencia es el rol estatal respecto de la propiedad de los medios de producción y servicios, que en el welfare state podía llegar a dimensiones enormes, como ocurrió en Suecia o en el Chile de Allende, lo que fue desarticulado por la derecha, golpista o no golpista, para devolver esas pŕopiedades al libre mercado neoliberal del capital globalizado, tema que las llamadas izquierdas evitan tratar, pues ya no tienen como explicar el hecho de que los países del llamado modelo nacional-populista, que aplican el extractivismo depredador con todas sus fuerzas, aún en contra del campesinado, comunidades indígenas, localidades de afrodescendientes, regiones, periferia de las ciudades, pescadores artesanales, villas rurales y varios otros sectores que dependen de una mayor relación con la madre tierra, requieren tanta inversión para acrecentar las exploraciones y explotaciones mineras, así como la construcción de gigantescas represas para instalar poderosas centrales eléctricas para alcanzar el nivel de consumo exorbitante que requiere el extractivismo moderno.

Hay que ver como los países más avanzados del continente en términos políticos son justamente los que están recibiendo los principales flujos de capital contante y sonante, bastando con nacionalizar una o dos grandes empresas para excitar los sentimientos nacionales necesarios para atraer la simpatía de las fuerzas armadas y asegurar el libre desenvolvimiento de las otras empresas del capital globalizado, en una tela de araña que atrapa al conjunto de los países del planeta y articula capitales norteamericanos, europeos y asiáticos, a los que se han sumado en los últimos años los de Australia y Nueva Zelandia, así como poco a poco lo está haciendo Sudáfrica bajo el predominio de la potente burguesía negra que nunca tuvo problemas con el apartheid. Por eso se habla del capital globalizado y del Imperio como fase pos-imperialista, esto es la sustitución de los países poderosos por capitales poderosos que trascienden los países.

Tres ejemplos son emblemáticos por el ocultamiento y tergiversaciones que se realizan para evitar que su verdadero perfil intervenga en el imaginario social y en el debate público. En Ecuador el gobierno firmó un acuerdo con China para traer el más millonario proyecto de explotación minera que se recuerde en ese país, en una región de territorio indígena, lo que ocasionó una reacción de casi insurgencia de las comunidades, que convocaron a una marcha nacional. La manera de disfrazar la neo-colonización fue acusando a los dirigentes indígenas de trabajar con la CIA, lo que permite el disfraz izquierdista y nacionalista sin tocar la presencia de la base militar estadounidense de Manta. En ese mismo país la empresa transnacional Chevron, fue acusada en tribunales internacional por afectar gravemente el ambiente y con ello los derechos de las comunidades indígenas. Chevron perdió el caso y hubo de pagar indemnizaciones, sin embargo hace pocos días atrás el gobierno argentino firmó un acuerdo para instalar a la Chevron en región mapuche, lo que obligó a las comunidades a ocupar una planta petrolera de YPF, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, empresa con la cual Chevron hizo sociedad.

El segundo caso se refiere a la carretera que Evo Morales quiere instalar a toda costa en del territorio indígena protegido del Tipnis, vía que sólo puede hacerse con el préstamo aprobado por el Banco Nacional de Desarrollo do Brasil, Bandes. El tercer caso es la reacción de las comunidades indígenas de Venezuela ante la ofensiva minera y petrolera del gobierno hacia sus territorios.

Estos gobiernos han instalado el modelo capitalista neoinstitucional, el mismo de Brasil y Argentina, así como de Nicaragua y El Salvador, que ha querido seguir el poderoso empresario Zelaya en Honduras, el obispo Lugo en Paraguay y el militar ultra-nacionalista Ollanta Humala en Perú. No hay que perder de vista que Colombia aspira a aplicar ese modelo mediante la paz por arriba con las Farc, así como México y los dos conglomerados de la derecha electoral chilena , Alianza y Concertación.

Los militares chilenos han seguido con atención los requerimientos de la acumulación de capital y saben que su modernización constante depende del modelo extractivista del cobre, que para ellos da lo mismo que una parte importante esté en manos extranjeras. Uno de los principales encargados de desarrollar el programa estratégico del extractivismo es el economista militante del partido comunista, Orlando Caputo, presidente de Codelco durante el gobierno popular, que ha desplegado una imagen crítica de su partido similar a la de Cristian Cuevas, dirigente de los trabajadores del cobre y al cual presta permanente asesoría yendo con él a encuentros, reuniones, debates y actividades, sembrando su nueva imagen de crítico del partido en actos tales como dar clases de economía a los presos políticos de la llamada extrema izquierda chilena en la cárcel de alta seguridad.

Lo mismo sucede en los demás países, donde los militares son la principal defensa de los modelos aplicados por la izquierda, que ha tomado el socialismo del S.XXI como un retroceso del modelo leninista y un encuentro con el modelo económico neoinstitucional, el puente ideal para la época entre el pensamiento y propuestas de Keyness con el pensamiento y propuestas de Friedmann, esta vez el pensamiento y propuesta de Joseph Stiglitz, economista jefe y asesor principál del gobierno de Jimmy Carter, perfectamente adecuado para la época del capital globalizado. Ello explica la fusión del partido comunista chileno con el bloque capitalista de la Concertación, dando lugar ahora al pacto «Nueva Mayoría».

Ello deja claro que la alianza estratégica de los de abajo es requisito para asegurar el avance hacia la sociedad sin clases a condición de soltar las amarras e independizarse de los estados y gobiernos que les mantienen envueltos en la dorada capa del capital extractivo. No es posible dirigir los esfuerzos sociales hacia los procesos electorales, en especial si se verifica que todos dan en lo mismo y que las luchas populares, así como los movimientos sociales reivindicativos, todos desembocan en el estado, sea para exigirle, sea para criticarlo, sembrando la ilusión de que pueden haber respuestas por esa vía y que serán los candidatos tales o cuales los que podrán hacerlo. De modo que hay que sacarse de encima la ilusión y contribuir al desarrollo de la autonomía, las formas de vida comunitaria y la autogestión.

Dejando claro que ni Mathei ni Bachelet pueden ir al gobierno, pues ya los hemos probado y todo sigue igual o peor, el resto de candidatos se queda en el discurso y el saludo a la bandera, ya que ninguno puede conseguir más del 1-2% de los votos y tal vez entre todos los del discurso avanzado puedan sumar 4-5%, lo que les deja fuera de la carrera electoral y por lo tanto transformando a sus votantes en ineficaces, lo que es una doble pérdida de tiempo, energías y posibilidades.

El objetivo no puede ser entonces «poner un gobierno», sino «evitar que entren a la Moneda la Mathei y la Bachelet», lo que convierte en inocuo cual sea en nuevo presidente. Si hay que ganarles, debemos buscar entre los demás a uno que pase a la segunda vuelta y tenga posibilidades de ganarle a Bachelet, siendo Marco Enríquez el único posible, pues su programa, nada importante para los de abajo, pues nada viene de arriba salvo «beneficios” derivados del dinero sangrante del extractivismo, tiene transversalidad y consigue votos desde la izquierda hasta la derecha. Puede ganar. Ningún otro puede hacerlo.

Parisi, Velasco y Mathei representan a la derecha activa y van a reprimir toda expresión de autoorganización comunitaria que avance hacia la autogestión generalizada., El ecologista, la pobladora, el constituyente y el «izquierdista» están derrotados de antemano y no van a pasar a la segunda vuelta, favoreciendo su voto las pretensiones de Mathei, ya que la derecha requiere voto polarizado para dispersar a sus adversarios. Además la mayor parte de ellos, al verse derrotados, van a intentar apernarse con el nuevo gobierno y llamarán a votar Bachelet, lo que podría evitarse si dicen ahora abiertamente que no lo harán en la segunda vuelta, pero no hay que pedirle peras al olmo. La real politik dice que no hay que cerrar puertas.

Marco es el único de los que pueden ganar que no va a reprimir. Su declaración de que apoya lo que Miguel Enríquez hizo de luchar con las armas contra la dictadura y que Miguel hoy día haría lo que el hijo está haciendo, es muy potente, porque lo compromete públicamente con la ética del fundador del MIR, que no tiene nada que ver con sus intenciones, discurso y programa, que como vimos no podrán avanzar ni un paso sin poder salir del nudo capitalista por arriba. Todo el esfuerzo estará abajo en nosotros, su papel será ir aprendiendo de nosotros si somos capaces de hacer nuevas relaciones humanas, económicas, sociales y barriales entre los vecinos de las localidades.

Los izquierdistas no van a ganar, los derechistas no deben ganar y si lo hacen van a perseguir al movimiento social, en cambio Marco tiene la ventaja que fundó su propio partido desde sus actos díscolos y se alió ahora al Partido Liberal, que no tiene nada que ver con el golpe ni la represión, y al movimiento de Socialistas Allendistas, que defiende la ética y la política del presidente popular.

En el fondo sea cual sea el gobierno, los de abajo seguimos nuestro andar y no apoyaremos a ninguno, sin embargo no podemos abstraernos haciendo ganar a Bachelet. Si estamos a favor de un candidato, es difícil apoyarle porque ya sabemos que tendrá que administrar el capital, pero si estamos en contra de que salgan la fascista o la derechista disfrazada de cordero, entonces hay que votar por Marco haciendo saber que se hace para evitar repeticiones de gobiernos derechistas y concertacionistas. Ya sabemos que sea quien sea, sólo depende de como nos organicemos, si dependientes de algún partido o con autonomía en todas partes, o si sólo salimos a protestar y exigir o si cambiamos la economía, la salud, la educación y la alimentación en cada barrio y localidad, desatando los lazos ideológicos y materiales que nos atan al mercado y al estado para avanzar hacia la autogestión generalizada, aprendiendo a gobernarnos nosotros mismos en las localidades mediante el autogobierno y el mandar obedeciendo.

Efectivamente se trata de voto útil y de los males el menor, pero algo me dice que Marco no va a traicionar su sangre, pero no podrá hacer mucho desde las alturas y quizás deba soñar con que seamos nosotros, los muchos de abajo, los que vayamos asumiendo la conducción de los cambios y él sólo mover los hilos allá arriba para ayudar a madurar una interacción con la población empoderada progresivamente sin actitudes autoritarias.

Francamente estoy pensando entrar con todo en campaña de apoyo a Marco, pues odiaría tener que aguantar a la Mathei, fascista de tomo y lomo, o a la Bachelet, asesina del pueblo mapuche.

Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
http://clajadep.lahaine.org
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Entrevista a Marco
El Ciudadano

Marco Antonio Enríquez-Ominami. Licenciado en Filosofía, cineasta, tiene 39 años, fundador del Partido Progresista y presidente de la Fundación Progresa. Candidato presidencial del Movimiento Progresista y movimientos independientes.

-¿Cuál es a su juicio, la política más adecuada respecto de la explotación de nuestros recursos naturales en general y en particular, en relación al cobre y el litio?

-No creo en el Código Minero de 1982, hay que hacer un nuevo Código Minero que devuelva la tuición al Estado de los recursos naturales. No me inscribo en la discusión en que está gran parte de los críticos en que la propiedad garantiza la renta. Hay veces que lo que importa es que la renta sea la pública. El litio tiene un régimen totalmente distinto al cobre, pues es el litio de todos los chilenos, el cobre tiene concesiones indefinidas de un código minero impresentable. Nuevas reglas para los nuevos yacimientos, un mejor royalty más justo para todos los yacimientos ya existentes. No podemos llegar y cambiar las reglas del juego cada dos años. Yo quiero un cambio de reglas en serio y por eso creo que abusar de falsas reformas atenta contra un cambio de reglas.

-¿Qué política adoptaría respecto de la explotación forestal, y su proceso de expansión sobre los bosques?

-Aún no hemos formulado una política que anunciar. Este tema será central en nuestro programa, pero no es el momento. Un equipo comenzó hace pocos días a sintetizar las propuestas en torno a esta materia.

-¿Cuál es a su parecer, la política más adecuada respecto de la pesca industrial y la pesca artesanal?

-Competencia y sustentabilidad, en contra de la Ley de Pesca, pues no garantiza ninguno de estos dos grandes pilares. En contra de esta Ley que faculta, que privilegia a siete familias. Me llama la atención de que me acusen a mí de querer regalar el mar a Bolivia, si ya lo hicieron, de hecho, a estas familias.

-¿Cuál es a su juicio, la política más adecuada respecto del desarrollo de la agricultura, considerando además la circunstancia que debe ser abordado el tema de la Seguridad Alimentaria de nuestra población?

-Cuando hablamos de agricultura, hablamos de agua. Derechos consuntivos y no consuntivos. El agua no sólo puede ser de privilegio para la minería y la generación de energía. Nuestro diagnóstico es que hay dos agriculturas, la que está bancarizada y la que no. Para la segunda queremos más y mejor Indap, más procesos de acompañamiento a la mediana y pequeña agricultura, consideraciones distintas para los huérfanos de Indap y Corfo, la agricultura de subsistencia, la que no factura y una lógica distinta para el uso de suelo sobre el que hay una irracionalidad. Existe un uso irracional del suelo. A su vez debemos tratar seriamente el tema de los pesticidas. En Chile hay pesticidas prohibidos por la Unión Europea. Estoy por prohibir los pesticidas 1A y 1B. Lo presenté como ley. Está la hipocresía del SAG donde convive la agricultura transgénica con la orgánica. Debemos elegir un camino, si somos orgánicos, o transgénicos como los argentinos. Chile no puede sólo exportar cobre, si no también productos ligados a la agricultura como el potasio, un excelente fertilizante, un verdadero petróleo del futuro.

-¿Cuál es la política energética que debe desarrollar nuestro país, qué valor le da en ella a las llamadas energías alternativas?

-Creo que hay cuatro definiciones claves en materia energética. Cambiar el paradigma del más vendo más gano, al más ahorro más gano. Uso eficiente de la energía de las grandes mineras. En segundo lugar, avanzar al 2025 a un 30 % de energías renovables no convencionales. Eso significa una inyección dura del Estado en platas, no es sólo regulación. En tercer lugar, cuando digo No a Hidroaysen, es mucho más que simbólico, no es sólo por el valor futuro de la Patagonia, es porque además creo que es como comprar VHS en el 2013. Hay otras cuencas si se trata de hidroelectricidad. Mi problema no son las centrales de pasada, hay cuencas aptas para ello. Además, terminar con la concentración en la generación de electricidad en dos grupos. Finalmente, un tema muy ideológico, por el sistema de tarificación de costos marginales estamos pagando el agua a precio petróleo y eso es inaceptable.

-¿Cuál es el rol de decisión y el imperio que debe atribuirse a las organizaciones sociales, gremiales y sindicales?

-El sindicato es un bien, no un mal. Yo presenté la ley de sindicalización automática. Tenemos una tasa bajísima de sindicalización. No es normal que durante la dictadura haya habido más sindicatos que ahora. La democracia desorganizó a los trabajadores. Se debe ampliar la negociación colectiva. En ese sentido, suscribo todas las reformas laborales que solicitan los sindicatos. Quiero dejar en claro que la construcción de mi programa de gobierno será participativa. Este es sólo mi aporte en base a los tres pilares que rigen Nuevo Chile y que son libertad, igualdad y justicia. Quiero invitarlos a participar en su diseño.

-¿Cuál es a su juicio, la importancia y el rol que debe asignarse a la norma contenida en el art. 5° de la Constitución Política del Estado que autoriza para llamar a Plebiscito?

-Estoy a favor de un Plebiscito vinculante, abierto, nacional, por una vez en el mandato. Puede ser convocado de tres maneras: ciudadanía, parlamento, monarca. Creo en la democracia directa y participativa como complemento de la democracia representativa. Me parece que la Asamblea Constituyente, visto lo que está pasando con la cuarta urna, el voto marcado, sólo será posible con un plebiscito vinculante sobre la Asamblea Constituyente. Como ese plebiscito no puede convocarse hoy día, propongo una reforma constitucional el 11 de marzo para convocar, una vez en el mandato, a un plebiscito que puede ser convocado por tres vías. Si el presidente no lo convoca, el parlamento con mayoría simple podrá hacerlo, si no se trata de una reelección. Si no lo hace ninguno de los dos, el origen del plebiscito puede ser ciudadano con un porecentaje de firmas ante notario, entre otras sanas barreras de entradas.

-¿Cuáles son a su juicio, las principales modificaciones que debieran hacerse a la actual Constitución Política del Estado. ¿Mediante qué vía debiesen hacerse estas modificaciones?

-Yo estoy por la Asamblea Constituyente para la modificación de la Constitución, pero mi problema con los pro asamblea es que yo tengo una hipótesis concreta de la Constitución que quisiera para Chile. Considero que la Constitución debe garantizar una serie de derechos fundamentales como la educación pública gratuita y de calidad, la salud gratuita y de calidad y una vejez digna. Se requiere de una definición clara tanto de los recursos naturales como estratégicos, fin del Estado subsidiario, terminar con el excesivo presidencialismo y poner fin a los intendentes designados. Estoy a favor del federalismo atenuado, la Ley de partidos y por el fin al capítulo cuarto de la Constitución que Lagos no tocó y que es el corazón del Estado unitario controlador. Debemos decidir si es que el primer Plebiscito de Chile post 88 convendría convocarlo sobre la Asamblea Constituyente o sobre la Educación Publica Gratuita y de Calidad. Convocar sobre el primero será un enorme triunfo porque se generará una discusión sobre el pasado y se abrirán las puertas del futuro a un rechazo o aprobación del procedimiento. Si el plebiscito es sobre lo segundo, se valida el dispositivo de la democracia participativa en torno a un contenido que tiene consecuencias inmediatas. Lo anterior se transforma también en una acción constituyente y desde la ciudadanía.

-Respecto de nuestras Relaciones Exteriores y, especialmente, con los países latinoamericanos y nuestros vecinos Perú, Bolivia y Argentina. ¿Cuál es su política?

-Chile ha tenido un axioma que ha dictado la mayoría de nuestra política exterior de los últimos 25 años. Somos un país chico, Brasil no nos va a representar y la diplomacia al servicio de la lógica “Salvemos a Chile del barrio”. Es una especie de caricatura, pero se ve como que Chile se ha ido de Latinoamérica y yo quiero que regrese. Hay costos no sólo de principios diplomáticos, sino económicos y también en gasto militar. Debemos tener como prioridad la integración plena y eso no quiere decir que también podamos conectarnos con el Asia Pacífico. Estoy, también, a favor de la salida al mar de Bolivia.

-¿Cuál es su propuesta respecto al rol del Estado en la salud de las personas?

-Creo que las Isapres tienen que transformarse en aseguradoras. Necesitamos un gran Fonasa con criterios de solidaridad, en el cual el más sano ayude al más enfermo y que los que quieran un seguro adicional lo contraten. Se requiere mayor prevención en salud primaria, bajar el tramo de edad para las garantías Auge, prohibir la concentración vertical y terminar con tercerización de la salud hacia clínicas privadas por medio de más recursos y especialistas para la salud pública.

-¿Qué monto le parece el adecuado como sueldo mínimo en nuestro país y por qué?

-Estoy en rebeldía con el sueldo mínimo. Es una gran hipocresía, pues la pobreza está mal calculada por el concenso del 89 de la Cepal. En ese entonces se calculó una canasta básica con un tamaño de ciudad que no es el de hoy, con un precio de los combustibles que no es el de hoy. Considero que la línea de corte de la pobreza de 73 mil pesos está mal definida. La línea debe ser de 105 mil pesos, lo que impacta el sueldo mínimo. En síntesis, propongo un sueldo mínimo regional con un factor de equidad en el que se considere el PIB y la inflación que de un reajuste cada cuatro años, para que así se deselectoralice la discusión. Finalmente, 280 mil pesos que es el reajuste del sueldo mínimo propuesto por el obispo Goic de aquí a cuatro años.

-Respecto a la tributación. ¿Le parece que pague el mismo impuesto una gran cadena de supermercados que un pequeño almacén de barrio? ¿Qué propone para disminuir la creciente desigualdad en Chile?

-No me parece. Estoy por subirles los impuestos a los más ricos y bajárselo a los más pobres. Hay tres impuestos relevantes sobre los que discutir y alguno por crear. Primero, el IVA. Quiero un IVA diferenciado para la canasta básica, Internet y libros. De lo que recauda Chile, cerca del 40 % corresponde a IVA, siendo un impuesto regresivo. El Estado no sólo impone un IVA de 19% para todos los productos, sino que recauda gran parte del presupuesto vía ese impuesto. En Francia, el IVA representa el 20% de la recaudación fscal, aquí el 40%, lo cual es un exceso. En segundo lugar, proponemos tramos entre renta y sueldo. Tercero, eliminación gradual del FUT. Cuarto, impuestos nuevos como a las hidroeléctricas y a los vicios. En suma, impuestos justos, eficientes y que no rompan la dinámica de crecimiento económico sustentable.

-Respecto al fuerte centralismo que asfixia a las regiones de nuestro país ¿Cuál es su propuesta? ¿Estaría dispuesto a avanzar hacia un Chile federal?

-Lo dije y lo creo. Será uno de los primeros proyectos de ley al asumir en marzo. Estoy a favor del federalismo atenuado porque, por ejemplo, el federalismo argentino supone policías propias por región, y estoy en contra de eso. El federalismo pleno supone tributos propios y Chile es un país muy desigual entre territorios. Estoy a favor de la compensación para las regiones, como un derecho a la redistribución justa. Federalismo político sí, tributario conversémoslo.

-El narcotráfico sigue escalando en el país, frente a ello estaría dispuesto a avanzar hacia la legalización del uso personal de drogas ¿Cuáles y por qué?

-Despenalización sí. Para el autoconsumo, autocultivo, con un rol fuerte del Estado. Tenemos que hacer un control de daño, promoviendo la prevención. Es un tema más de salud pública que un tema de seguridad.

-Siendo honesto ¿Cuál es el objetivo real de su candidatura? ¿Por qué cree que puede ser un buen candidato y eventualmente un buen presidente, qué cualidades tiene para ello?

-Mi objetivo es terminar con el clasismo. Estoy en contra del clasismo de este país, apellido, barrio, dinero, pituto, algo que conozco desde las dos veredas, desde el discriminado y desde la élite. Ese es mi principal combate. Creo que estoy preparado, no tengo muertos en el closet, no tengo pasivos, no tengo conflictos de intereses y no tengo miedo. Estoy decido, creo en mis capacidades y estoy en política por convicción y no porque viva de esto. Mis cualidades son claras: mi libertad y mi coraje.

-Imaginamos que su candidatura cuenta con el apoyo de organizaciones sociales ¿Nos puede nombrar algunas de dichas organizaciones?

-Hacerlo es complicado porque cualquier organización que aparezca comprometida con un candidato pone en riesgo su ethos. Todas se declara independientes, no partidistas. Rolando Jiménez, presidente del Movilh, nos apoya, pero no es el Movilh el que adhiere.

-Atendiendo al alto grado de descontento, inconformidad y desprestigio de la política partidista en Chile ¿Cómo se explica el surgimiento de muchos candidatos fuera de las coaliciones? Y ¿qué le parece que siga operando el sistema binominal?

-Estoy en contra del sistema binominal. No soy de Harvard, pero me di cuenta que el Parlamento bajó la edad para ser presidente de 40 a 35 años, y considero que esta es la oportunidad de renovar la política, que es justamente lo que ellos venían discutiendo. Fui candidato con 35 años. Hemos levantado una opción con densidad programática y política para Chile.

-Siendo sincero, ¿Quién cree será el próximo presidente de Chile?

-Los progresistas, quien habla. En 2009 en esta fecha no teníamos partido, ni Fundación, ni 50 mil militantes. En esta entrevista de seguro hubo aciertos y lagunas, pero hoy existe una radicalización de mis posturas, me siento más preparado y más confiado. Hoy ésta ya no es una avioneta que pilotee yo solo, hoy no tengo tanta autonomía y no tenemos tiempo para perderlo en primarias truchas. Ofrecimos trabajar un programa común, no se quiso, otros no querían primarias para senadores y diputados y otros no tuvieron la más mínimas consideraciones de respeto. Por lo tanto, la primera vuelta será la gran primaria.

AGUA PÚBLICA O PRIVADA

-¿Qué política tomaría desde un eventual gobierno respecto del dominio y uso de las aguas?

-Derogar el Código de Aguas del 81, nacionalizar el agua, reasignar los derechos de aguas con racionalidad hídrica pues hay cuencas que están completamente agotadas. A su vez penalizar en serio, no como lo hace la actual ley, la concentración de los derechos de agua que no se usan.

EDUCACIÓN GRATUITA Y DE CALIDAD

-¿Cuáles son a su juicio, las reformas necesarias en el campo de la Educación? ¿Está de acuerdo con la demanda social de Educación Gratuita y de Calidad?

-Estoy a favor de la educación pública gratuita y de calidad. El hijo de rico no es rico, si no su padre, y por la vía de los impuestos es que se debe hacer la diferencia. La educación no sólo es aprender matemáticas sino también integración y construcción de identidad y sociedad. Creo que hay que hacer un esfuerzo grande en preescolar y que en secundaria se debe avanzar hacia la gratuidad. Considero que se debe prohibir el lucro indecente en los colegios particulares subvencionados, porque reciben fondos del Estado. Es inaceptable que instituciones lucren y discriminen con fondos del Estado. Para eso proponemos terminar con el financiamiento compartido y, a cambio, subir las subvenciones escolares para los alumnos que van a liceos fiscales y escuelas particulares subvencionadas. En Chile tenemos dos educaciones, la pública fiscal y la privada de forma regulada. El gran drama de la educación son el Simce, la PSU, los instrumentos de medición psicométrica, que desprofesionalizan al profesor. Para la universidad proponemos un nuevo sistema de acreditación, vinculante, según se trate de pregrado, post grado e investigación. Cada universidad deberá garantizar, en un plazo de 10 años, la realización de postgrado y, posteriormente, en un plazo adicional de 10 años, la realización de extensión. Sobre las universidades públicas estatales, gratuidad, sobre la educación técnica estatal, gratuidad. En cuanto a la deuda histórica de los profesores, propuse en 2009 pagar una parte de la deuda, pero ahora, siendo responsable, debo revisar con detalle cuánto recaudaría en régimen para dar una respuesta concreta sobre el monto que pagaremos.

PUEBLOS INDÍGENAS

-¿Qué solución daría a los pueblos originarios que reclaman por sus derechos ancestrales y autodeterminación?

-El Estado de Chile siempre ha tenido relaciones paternalistas y asistencialistas con los pueblos originarios. Mi idea es que hay que volver a dar horizontalidad a las relaciones entre el Estado y los pueblos originarios Y eso no es sola reforma constitucional para ser un país plurinacional o multicultural , no es solo aplicar el Convenio 169 de la OIT, lo es también disminuir la asimetría. Y yo propongo la entrada de parlamentarios de pueblos originarios al Congreso vía un padrón electoral exclusivo. Como entran, según manejo de la lengua, apellido. Hay algunos que lo encuentran un gran paso, otros quieren un parlamento propio, no me cierro a ello, pero debo estudiarlo.

Por Bruno Sommer Catalán

El Ciudadano Nº141, abril 2013