La Guelaguetza en Oaxaca o sobre el Culturicidio y el Genocidio hacia los Pueblos Indígenas

Actividad con tintes racistas, colonialistas, elitistas y que ahonda la desigualdad entre los pueblos que en el estado convergen



La Guelaguetza en Oaxaca o sobre el Culturicidio y el Genocidio hacia los Pueblos Indígenas

La Guelaguetza ha llegado, las fiestas anuales de los pueblos de Oaxaca por fin se hacen presentes, y como cada mes de Julio son muchas las fiestas que, a través de todas las calles y avenidas, ensordecen, iluminan, destellan y aturden a toda la ciudad.

Desde la década de los años 30 del siglo pasado(1), Oaxaca ha sido cuna de una de las expresiones folklóricas más conocidas a nivel mundial. Los últimos dos lunes del mes de julio da inicio la llamada “Guelaguetza”, que no es otra cosa sino una festividad en la que cada una de las delegaciones de las diferentes poblaciones indígenas bailan y regalan alguno que otro presente a los espectadores que, desde sus butacas, admiran cada uno de los versos, sones y jarabes que cada región comparte.

Pintado como una festividad propia de los oaxaqueños, en los últimos años hemos sido testigos de la falacia que la Guelaguetza representa. Muchas veces actúa como los juegos olímpicos, es decir, parece que hermana poblaciones, pero no hace otra cosa sino ocultar las rivalidades y la dominación.

Ya sea la Guelaguetza oficial o la Guelaguetza popular, esta actividad contiene en su esencia un común discriminador hacia las culturas autóctonas de Oaxaca. La Guelaguetza como festividad es per se una actividad con tintes racistas, colonialistas, elitistas y que ahonda la desigualdad entre los pueblos que en el estado convergen.

Más que una festividad de solidaridad, de cooperación y de hermandad es una simulación que no representa otra cosa sino el odio hacia los pueblos indígenas y hacia cada uno de sus integrantes y defensores. Para poder justificar estas palabras expondré tres principales elementos que tiñen a la Guelaguetza: su comité de autenticidad; el reclamo de las poblaciones indígenas hacia su libre autodeterminación y el ensordecimiento por parte del Gobierno; y la discriminación y homicidio generalizado hacia cualquier persona indígena, principalmente hacia sus defensores y activistas.

I.

Para los pocos enterados, cada Guelaguetza cuenta con todo un equipo de organización para que dicha actividad pueda realizarse según lo establecido. No pretendo detallar cada uno de ellos ni cada una de las actividades que les corresponde, pero si quisiera subrayar un grupo en especial que tiene gran relevancia para justificar lo que digo. Me refiero al “Comité de Autenticidad”. Dicho comité no tiene otra tarea sino la de “evaluar” a cada uno de los grupos de danza que representarán cada uno de los bailes en la Guelaguetza.

¿Y en qué consiste la evaluación del Comité de Autenticidad? Pues dicha evaluación no hace otra cosa que “certificar” que cada uno de los participantes sea y se comporten como indígena, visto claro desde una la posición de la cultura dominante. En dicha evaluación se contempla el fenotipo, la vestimenta, la danza, la música y el comportamiento, entre otras muchas cosas que consideran “auténticas” de una cultura en particular.

Como menciona un reciente reportaje sobre el Comité de Autenticidad, la “autoridad moral” que les respalda es “su experiencia y conocimiento empírica, respaldada por cursos y talleres recibidos, además de la investigación documental” (Bolaños Aquino, 2013). En otras palabras, dicho comité se integra por personas que se consideran expertas de una cultura específica en un momento determinado, más aun conocedoras que sus propios integrantes de la cultura a la estudian, lo que les ha valido no pocas acusaciones y cuestionamientos, “sin embargo señalan que los comentarios solamente reflejan el desconocimiento de las personas a cerca de su cultura y del esfuerzo que implica realizar la tarea de supervisar a cada delegación y la difícil tarea de decidir” (Bolaños Aquino, 2013).

¿Por qué decir que el Comité de Autenticidad evalúa desde una posición de dominación? Recordemos que la cultura no se encuentra al margen de las relaciones de poder y muchas veces se ve sumida por estas y como menciona Montes García (2013):

“Toda política es un ejercicio de poder por parte de los agentes sociales que encabezan al Estado. Ellos definen el rumbo que ha de seguir, en este caso la cultura, deciden lo que merecer ser apoyado, promovido y difundido entre la población e incluso lo que debe venderse al exterior con el fin de atraer turismo”

La Guelaguetza vista como mercancía cultural es subsumida por “agentes sociales” que con una “evaluación de autenticidad” producen una dominación sobre las poblaciones indígenas, con tal de hacerlas permanentemente estáticas, quietas, como si la cultura misma fuera una especie de anacronismo que no se desarrolla ni crece(2), y rechazan todo lo que se encuentra fuera de lo que consideran “auténtico”, así sea un reloj en la muñeca, alhajas, zapatos o hasta la misma dignidad(3).

Así pues, lo que en los comerciales, espectaculares y demás anuncios publicitarios es la máxima fiesta de los oaxaqueños y la más alta expresión cultural de la región, no es otra cosa que lo visible de la dominación cultural existente en Oaxaca, de la venta de folklor con patrocinio de grandes multinacionales y la garantía de continuar la perpetuidad de la sumisión de los pueblos indígenas.

II.

El pasado sábado 13 de julio tuvo cabida una de las expresiones culturales de las poblaciones y comunidades de Oaxaca. Con la participación de más de 20 organizaciones y pueblos se realizó una marcha/calenda/mitin que se le denominó “Calenda por La Vida”. Esta actividad tenía como objetivo principal denunciar los agravios sufridos por las poblaciones alrededor del estado: el constante ataque a las poblaciones del Istmo de Tehuantepec que se oponen al proyecto eólico; la denuncia hacia los responsables de la muerte de los opositores a la minería de Ocotlán de Morelos y en Capulalpam de Méndez; la denuncia del hostigamiento que sufren las organizaciones en defensa de los derechos humanos; el castigo hacia los responsables de los 210 casos de feminicidios; y la exigencia de justicia hacia los hechos ocurridos en Oaxaca en el 2006 (4).

En la Calenda por La Vida, poblaciones indígenas demandaban el respeto a su libre determinación, hacia su gobierno elegido según sus “usos y costumbres” y el respeto hacia su territorio. Más que una festividad y más que una marcha fue muestra clara de lo que ahora son los pueblos indígenas: comunidades conscientes de sus derechos y que no se dejarán pisotear ni un momento más.
No obstante la gran participación de la gente y la duración de esta actividad (la cual empezó alrededor del medio día y culminó cerca de las 7:00 p.m. aproximadamente), ni el Gobierno del Estado ni mucho menos el Federal respondieron satisfactoriamente a ninguna de las demandas. Así pues, el Gobierno utilizó su ya famosa frase de “ni los veo ni los oigo” una vez más.

Es de subrayar el contraste que esta manifestación de las poblaciones indígenas tiene con la Guelaguetza. Mientras que en la Calenda por la Vida los pueblos y las comunidades indígenas y mestizas alzan la voz en contra de las injusticias de las que son víctimas, mientras que con el puño arriba y la frente en alto demandaban Justicia, Libertad y Democracia, mientras paso a paso se gritaban consignas en contra de los megaproyectos y el despojo territorial, en pro al respeto a las costumbres y a la vida, mientras todo esto se refleja en la Calenda por La Vida, en la Guelaguetza las poblaciones indígenas son representadas como sumisas, como estáticas, nunca cambiantes, que no alzan la voz, que se callan y que acatan el son de la banda del Estado.

En este contraste entre la Calenda por La Vida y la Guelaguetza es donde podemos vislumbrar de mejor manera como se ve y se trata a los pueblos indígenas desde el Estado, desde la dominación política de la cultura y de la vida. Así pues, los pueblos indígenas sólo son “tolerados” y son “visibles” cuando con sus cantos no hacen más que alabar a la raza de bronce y al gobierno en turno, mientras no traspasen el son de la melodía, el Estado, el extranjero, el turista y hasta el ciudadano local los “respetará”.

¿Pero qué es lo que pasa cuando la melodía no la entona el Estado, sino los propios pueblos? ¿Cuáles es la consecuencia que las comunidades se hagan visibles por sus propios medios? ¿Cuál es la reacción del Gobierno ante los pueblos indígenas que son dinámicos, que crecen, que no son sumisos y que no encajan en su molde turístico?

III.

En Oaxaca las comunidades y poblaciones indígenas constituyen una parte importante dentro de la demografía del estado. Por cada 3 personas, 1 es indígena, es decir, en términos más exactos, las poblaciones indígenas representan el 33.76% de la población total de Oaxaca (INEGI, 2010).

Como poblaciones indígenas representan una de las tres raíces culturales que conforman nuestra diversidad como sociedad. Por ende, son parte muy importante de la conformación de la dinámica cultural que se produce y reproduce día a día en el sureste mexicano. Pero como ya vimos, son estas mismas poblaciones las que sufren vejaciones, dominación, explotación y
hasta exterminio.

El papel que les toca jugar dentro de la lógica del poder no es otro sino el de mercancía folklórica lista para llevar. Las comunidades indígenas quedan reducidas a una quietud y sometimiento permanente por medio de un discurso engañoso, que en vez de darle la importancia que merecen sólo se visibilizan por medio de un producto más, que vende, que llama a turistas, pero que no merece opinar ni razonar.

Entonces, respondiendo a la preguntas de arriba, ¿cuál es la respuesta del Gobierno ante los pueblos indígenas que dejan de encajar en el molde de mercancía turística? La respuesta, nada grata, es el asesinato, la desaparición forzada, el encarcelamiento y todo lo posible para apaciguar a las poblaciones y volverlas a encajar en el producto sumiso y callado.

Solamente en Julio, en el mes supuestamente de fiesta y de hermandad cultural, han sido asesinados un niño triqui de 2 años (Salvador Martínez Hernández), tres mujeres mixtecas (Benita Feria Ávila de 73 años, Estela María Lázaro Feria de 48 años y Elizabeth Cruz Feria de 18 años) y un indígena defensor de los derechos humanos (Herón Sixto López, indígena mixteco de 43 años de edad, representante del Centro de Orientación y Asesoría a Pueblos Indígenas). El diálogo y la hermandad del poder es claro, la Guelaguetza es el único medio institucional por el cual dan visibilidad a los pueblos indígenas, para entrar en este “diálogo institucionalizado de la Guelaguetza” es preciso no hablar, callar, someterse y perder toda muestra de dignidad (5).

Por si fuera poco, el “diálogo del poder” con las poblaciones indígenas no termina aquí. Desde hace 2 años que este tipo de “diálogo” se trata de imponer en comunidades del Istmo de Tehuantepec, las cuales al rechazar este tipo de relación vertical y de dominación han sido constantemente atacadas, intimidadas y divididas. Ahora, en un nuevo comunicado de la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco se da muestra clara de la presencia de sicarios al servicio del Gobierno y de las empresas (http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/63750-m%C3%A9xico-agreden…).

De igual manera, indígenas que desde tiempo atrás se han opuesto a ser reducidos a un baile folklorizado, resisten desde las celdas de diferentes penales. Después de 17 años en prisión y luego de los diferentes traslados de CEFERESOS, los presos Loxicha han reclamado su derecho la construcción de una vida digna, en donde las relaciones sociales como indígenas no se tenga que evaluar por medio de un comité. Son ya casi dos décadas desde que la injusticia hacia los presos indígenas de la región de los Loxicha ha perdurado, pero puesto que este caso traspasa el son de la banda del estado, el gobierno se hace de oídos sordos (6).

La Guelaguetza como medio de visibilizar a los pueblos indígenas tiene que quedar al desnudo y dar cuenta que contra el estereotipo racista, elitista y dominante que la Guelaguetza transmite se construye otra realidad rebelde que no encaja en el molde de mercancía turística, otros pueblos indígenas que no se someten y que alzan la voz. Contra la dominación cultural y el genocidio a los pueblos indígenas se apuesta por la vida, por la autonomía, por la interculturalidad con otros pueblos.

La activista indígena Bety Cariño dijo ya hace varios años, “es tiempo de nosotros los pueblos”, ahora La Calenda por La Vida le ha sumado “donde los pueblos proponemos, defendemos y resistimos”.

NOTAS

(1) El Oaxaca de los años 30 al mismo tiempo que se recuperaba del peor desastre natural registrado hasta la fecha (un terremoto ocurrido el 15 de enero de 1931 con una magnitud de 7.8 grados en escala de Richter que casi destruía la ciudad por completo y que generó una de las grandes migraciones del estado), se acercaba al 400 aniversario de la elevación de Oaxaca a Ciudad. Con la capital en ruinas, con pocos ingresos y pocos habitantes, el Gobierno en turno decidió festejar la IV Centuria de Oaxaca de Juárez con una actividad que llevaba como nombre “Homenaje Racial”. En esta festividad cada una de las entonces siete regiones ofreció sus principales productos característicos de su tierra acompañados con danzas y bailes de cada una de las regiones a la población capitalina del estado. Esta fue la primera Guelaguetza que se realizó y como se puede apreciar, desde sus inicios fue una actividad con tintes elitistas, con propósitos de acarrear un tipo de “ofrenda” o “tributo” de las regiones para con el poder central de la capital que se encontraba en ruinas.

(2) Más adelante Montes García (2013) nos precisa “La cultura no es algo inmóvil y para siempre, la cultura es dinámica, en constante movimiento que permite el intercambio de elementos culturales de una cultura a otra. Los rasgos culturales que hoy dan identidad a un grupo, mañana puede que sean otros, pero la identidad, el sentido de pertenencia del grupo continuará porque la cultura es un proceso histórico”. Es mediante este entendimiento de la cultura como se podrá dar cuenta de la gran falacia que como tarea evaluadora realiza el Comité de Autenticidad al sólo referir lo que en un momento histórico fueron los zapotecos, los mixes, los mazatecos, los chinantecos, los triquis, etc.

(3) Existen algunos bailes dentro de la Guelaguetza en los cuales la posición erguida de la mujer es una amonestación a lo “auténtico” de su cultura, así, por ejemplo, en no pocos bailables la mujer camina y/o baila con una posición agachada y sumisa, lo cual es certificado, claro está, por el Comité de Autenticidad.

(4) Para mayor información checar la “Invitación a la Calenda por la Vida” http://www.educaoaxaca.org/images/INVITACION_CALENDA.pdf y el “Pronunciamiento de la Calenda por la Vida” http://www.educaoaxaca.org/987-pronunciamiento-calenda-por-la-vida-los-p…

(5) Para el caso del niño triqui asesinado ver el comunicado del Consejo Comunitario del Municipio Autónomo de San Juan Copala: http://www.megafono.lunasexta.org/node/1962. En el caso del feminicidio a mujeres indígenas ver: http://www.proceso.com.mx/?p=347621. Y para el caso del defensor de derechos humanos ver la nota de su secuestro: http://www.tiempoenlinea.com.mx/index.php?option=com_content&view=articl… y la nota sobre la aparición de su cuerpo sin vida: http://www.proceso.com.mx/?p=348014.

(6) Para mayor información sobre el caso de los presos Loxicha el círculo de información y de apoyo zapatista “Veredas Autónomas”, junto con el colectivo “la Voz de los Xiches”, los portales de información “Subversiones AAC” y el “Centro de Medios Libres” han elaborado una serie de reportajes que se le ha denominado “Las 7 piezas del rompecabezas Loxicha” y que no tiene otro objetivo sino el de dar a conocer el caso de los compas presos y toda la maraña de poder político para retenerlos tras las rejas, a pesar de haber sido comprobada su inocencia. Para ver sobre esta serie visitar http://www.megafono.lunasexta.org y http://www.agenciasubversiones.org/

BIBLIOGRAFÍA

Bolaños Aquino, Mabeth. Del homenaje racial a la Guelaguetza Comité de Autenticidad; en EL IMPARCIAL, 15 de julio de 2013: http://www.imparcialenlinea.com/portal/?mod=nota&id=26386&cat=primera

INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010, INEGI, 2011.

Montes García, Olga. La política cultural para la ciudad de Oaxaca, reflexiones; en Códices Oaxaca, 21 de junio de 2013: http://codicesoaxaca.mx/?p=5399