Carta a Rafael Correa

Esperanza Martínez es bióloga, crítica del modelo extractivista, fundadora de “Acción Ecológica”



Carta de Esperanza Martínez a Rafael Correa
Quito, a 27 de enero del 2010

Señor Economista Rafael Correa
Presidente de la República de Ecuador

En los últimos tiempos he conocido a través de los medios de comunicación y las cadenas radiales referencias explícitas a mi persona, haciendo apreciaciones sobre mi trabajo y mi dignidad que no son correctas en ningún caso, que no se merece nadie y muchos menos se pueden decir de alguien que, como usted mismo ha reconocido, jamás me conoció en persona. Usted, ha hablado de mi, señalándome como ‘ecologista infantil’, ‘fundamentalista’, ‘argolla’, ‘actuar por la tranquera’. Dado que dichas descalificaciones han tenido un carácter público, le respondo públicamente también.

Empiezo haciéndole notar que si algo ha caracterizado a Acción Ecológica y mi persona, ha sido el sostener posturas claras y directas y esas propuestas siempre, por transparentes, nos han generado confrontación, particularmente con poderes empresariales. Pertenezco a una organización predominantemente de mujeres, en la que reivindicamos la ética como forma de actuar, la valentía de hablar en alto por encima de la sumisión y de la subordinación. Puede revisar nuestra trayectoria de más de 20 años para comprobarlo.

En relación a la propuesta Yasuní, permítame recordarle que usted escogió a su equipo precisamente no entre los ‘ecologistas radicales’, sino entre personas que responden más a una lógica pragmática. En cuanto a mí, desde que se hiciera viable la opción de dejar el crudo bajo tierra, he trabajado para y desde la sociedad civil, coordinando la campaña Amazonía por la vida. He expresado mi posición en público y por escrito, usted puede entrar a la página web www.amazoníaporlavida.org y mirar la evolución de las propuestas, las sugerencias y las actividades realizadas a lo largo de estos 3 años.

Considero que el proyecto Yasuní, con la diversidad de actores que han intervenido, ha demostrado que sí es posible sostener acciones comunes a pesar de las diferencias. Pero tengo que aclarar, en honor a la verdad, -que no tuve intervención alguna en el fideicomiso. Jamás podría estar de acuerdo en que los fondos los maneje el FAN, dado que siempre hemos criticado la privatización del control ambiental. Sugerir que tengo que ver con la idea de incluir 100.000 Kms cuadrados para evitar con esto la minería, suena incluso fantasioso… (si esa fue la intención del equipo que usted designó, presento mis respetos, pues creo que la minería a gran escala sería nuestra perdición).

Me resulta extraña su indignación por la afirmación que le hicieran de que hay presiones de las petroleras. Estas son obvias, las han sufrido todos los gobiernos y las ejercen todas las petroleras, otra cosa es la cesión a esas presiones. En el caso del ITT no es desconocido como Petrobras quiso negociar con Lucio Gutiérrez la explotación de este campo. Después fue el consorcio Sinopec-Enap-Pretrobrás con el que Pareja Yanuzelli firmó el acuerdo y más recientemente PDVSA, pues se está estableciendo un vínculo con la refinería del Pacífico. Los intereses por la explotación petrolera, se hacen ahora manifiestos en lo que se puede calificarse con una campaña de Carlos Pareja Yanuzelli y Augusto Tandazo por sugerir que realmente los ingresos serían mucho más altos y que la única opción es la explotación del crudo.

Me ratifico en que es preocupante lo que ocurre en la zona adyacente al ITT, las actividades en Chiroisla y Pañacocha, van a condicionar la propuesta no solo por los impactos que ya se vislumbran, dado que se trata de áreas protegidas-y por lo tanto son ilegitimas-, sino porque esta sería la puerta de entrada al ITT.

Que usted me responsabilizara en el pasado de las críticas al decreto de las aletas de tiburón, evidencia que está usted desinformado pues es un tema que nunca trabajé. A partir de allí, de manera simplista, utiliza mi nombre y el de Acción Ecológica para descalificar, sin que medie diálogo o argumento, todas las acciones y propuestas que difieren de su pensamiento: la minera a gran escala, la necesidad de parar la frontera petrolera, el consentimiento como derecho de los pueblos, los transgénicos, entre otras cuestiones.

Esta usted en su derecho de criticar posiciones, como yo de seguir trabajando en coherencia con mis convicciones. Pero la descalificación para expresar discrepancias muestra una intolerancia que no es constructiva.

Parte de sus señalamientos en mi contra se deben a mi trabajo en la Asamblea Constituyente. Trabajé como asesora de Alberto Acosta, porque es una persona a quien respeto por sus acciones y pensamiento y en quien reconozco sus condiciones de integridad. Mi trabajo fue el de asesorar en temas que conozco, no tenía necesidad de actuar por la tranquera, fui contratada para esto y como tal impulsé temas ambientales.

Si salieron con fuerza los temas ambientales, no fue por mérito mío sino porque eran el sentir de mucha gente, incluyendo organizaciones sociales, asambleístas, asesores y por supuesto por el papel de Alberto Acosta. Gracias a todo ese esfuerzo colectivo hoy tenemos una Constitución de la cual podemos sentirnos orgullosos, que incorporó los derechos de la naturaleza, el derecho al agua, la soberanía alimentaria, el sumak kawsai.

Las descalificaciones no ayudan a discutir los problemas, solo los eluden. Es más, las descalificaciones y señalamientos en una relación tan asimétrica me preocupan, como me preocupa la integridad física de mi persona y la de mi familia. Usted sabe que siempre hay subordinados dispuestos a todo por querer complacer al poder y que creen que con formas bajas y arteras lo consiguen, y que también tiene enemigos que por querer hacerle daño pueda parecerle propicia la agresión de la gente que detesta.

El enigma, señor presidente, aún no está resuelto, ¿Para qué, quién, y con qué intereses se polarizan los temas ambientales y particularmente los relacionados con la iniciativa de dejar el crudo en el subsuelo? ¿Qué lleva a anunciar el absurdo de creer que los ecologistas son los peores enemigos del cambio? Algunos podrían interpretar como que la derecha ya no es enemiga, pero los ecologistas y los indígenas sí.

Hace muchos años los ecologistas fueron señalados por gobiernos reaccionarios, como enemigos del desarrollo, no vuelva a reproducir esos errores. Usted es el presidente de un país que ama la naturaleza, en donde sus pueblos promueven el sumak kawsai, no como hecho simbólico, sino como propuesta de convivencia real, un pueblo que reconoce y lucha por los cambios y para el que una parte importante de esos cambios es cuidar y respetar la naturaleza.

Esperanza Martínez
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