Colombia: Las complejidades del Paro Nacional Agrario

Censat    22.Ago.13    Campo

Los pueblos originarios no van a participar en el Paro Nacional Agrario. Entre sus prioridades no está el tema de la producción y el mercado, no ven claro cómo podrían sacar adelante sus reivindicaciones relacionadas con la defensa de su autonomía y la construcción de vida digna en sus territorios.



Colombia: Las complejidades del Paro Nacional Agrario
Autor: Fernando Dorado
Sábado 17 de Agosto de 2013 00:00
Censat

Tres pliegos se han presentado como sustento del Paro Nacional Agrario
del próximo 19 de agosto de 2013. Uno es suscrito por las denominadas “dignidades”: cafetera,
arrocera, papera, cacaotera y organizaciones que están por la “defensa de la producción nacional”.
Otro pliego es firmado por el Coordinador Nacional Agrario CNA, y uno más es presentado por la Mesa
Nacional Agropecuaria de Interlocución y Acuerdos (MIA Nacional) (1).

Lo ideal habría sido que se presentara un pliego unificado y que se hubiera concertado la
movilización popular. Sin embargo, las concepciones políticas que existen detrás de cada pliego
no permitieron que ésta acción de masas fuera más coordinada y más contundente desde el
punto de vista reivindicativo y político.
Mientras las “dignidades” califican la jornada como una “Movilización Nacional Cafetera y
Agropecuaria”, los otros dos procesos organizativos convocantes le denominan “Paro
Nacional Agrario y Popular”.

Esta diversidad de propuestas nos permite elaborar un breve análisis de clase y regional de las
luchas agrarias y campesinas que están en pleno desarrollo en Colombia, y a la vez, tratar de
entender a la luz de esa variedad, las propuestas políticas que están en juego en el seno de la
izquierda.
Cada pliego representa el trabajo organizativo y la influencia de diferentes sectores políticos en
diversas regiones del país entre productores agropecuarios, campesinos y colonos que son, a su
vez, indígenas, afrodescendientes, mestizos y “blancos”, que tienen diversos desarrollos
regionales, históricos e intereses disímiles.

Las “dignidades” representan los intereses de productores de café, cacao, papa, arroz, panela,
algodoneros y ganaderos de diversas regiones. Su pliego se plantea la “defensa de la producción
nacional” y no involucra para nada el tema de la tierra. Otros intereses de los campesinos pobres –
que son la mayoría de los productores agropecuarios – no están plasmados en ese pliego.
Así mismo, en las negociaciones con el gobierno durante el pasado paro cafetero se le dio
prioridad al tema del precio, que en una primera instancia benefició más que todo a los medianos y
grandes productores de café.

En el proceso organizativo de las “dignidades” se expresa la táctica de “alianza con la burguesía
nacional”. Es por ello que desde que se fundó Unidad Cafetera y después el Movimiento de
Salvación Agropecuaria, el tema de la tierra ha sido desconocido en sus pliegos de lucha. De allí
que los dirigentes de las “dignidades” no hicieran ningún esfuerzo por coordinar el Paro y el Pliego
con los otros dos sectores que se van a movilizar a partir del próximo lunes 19 de agosto, que
tienen como punto principal el problema de la concentración y acaparamiento de la tierra.

Es evidente que el tema de la “soberanía nacional” es la prioridad dentro de esa estrategia política.
Se colocan los intereses de los empresarios del campo, de los campesinos ricos y medios en primer
lugar, lo que está plasmado concretamente en el pliego. De acuerdo a dicha visión, involucrar
temas como el de la concentración de la tierra y otros aspectos de la lucha agraria que interesan
al campesinado pobre y colonos, no es oportuno. Se trata de unir a todos los sectores que rechacen
las políticas de entrega de la soberanía nacional y de subordinación de los intereses nacionales a
intereses imperiales extranjeros.

Se debe tener en cuenta que los campesinos pobres que tienen un promedio de una (1) hectárea por
parcela o menos, también son productores agropecuarios. Sin embargo la mayoría de ellos son
semi-proletarios, viven principalmente del jornal, del “rebusque”, del comercio y de otras
actividades combinadas. Muchos de ellos envían a sus hijos en tiempos de no cosecha a zonas de
colonización a jornalear en zonas cocaleras o realizan actividades paralelas como el
moto-taxismo. Tienen los mismos problemas de los grandes y medianos productores, pero además sufren
otras contingencias relacionadas con el monopolio de la tierra, la falta de asistencia técnica y de
crédito, desventajas en la comercialización y transporte, y demás problemas relacionados con el
modelo productivo imperante.

Estos campesinos pobres han subsistido – y aún, se han ampliado y crecido – en zonas marginales del
Eje Cafetero y en nuevos departamentos cafeteros como el Huila, Caquetá, Cauca, Nariño, sur del
Tolima y Putumayo. Han podido hacerlo porque subsidian la producción cafetera y otros productos
como la panela y la pequeña ganadería, con mano de obra familiar, obteniendo otras entradas o
recursos del trabajo asalariado tanto en el campo como en la ciudad. Ésta clase de campesino tiene
ahora un pié en centros urbanos y otro en el campo. Muchos jóvenes subsisten con el trabajo de
construcción, el comercio informal y el moto-taxismo. Es una especie de semi-proletariado
de nuevo tipo.

Es importante anotar que la mayoría de los campesinos cafeteros pobres son el eje central de éste 2° paro.
La mayoría no están cedulados ante Federación Nacional de Cafeteros, no participan del comercio formal
del gremio y por ello no pudieron acceder al subsidio (PIC: Protección del Ingreso Cafetero) concertado
con el gobierno. Por ello, presionaron a sus dirigentes para realizar ésta nueva movilización que se
ha ampliado a otros sectores productivos que sufren los mismos problemas, tanto de incumplimientos
del gobierno como de efectos negativos de la implementación de políticas neoliberales como los TLCs.

Por otro lado el trabajo organizativo del Coordinador Nacional Agrario (CNA) y de la Mesa
Nacional de Interlocución y Acuerdo (MIA) se desarrolla principalmente en áreas que hasta hace
poco eran zonas de colonización. Allí los campesinos pequeños y medios que han podido
capitalizar recursos de la economía cocalera han logrado construir fincas que están en condiciones
de integrarse a la economía formal. Esos sectores campesinos se han desarrollado en regiones como el
occidente de Nariño y del Cauca, sur y oriente del Huila, Putumayo, Caquetá, Meta, Catatumbo, Arauca,
Guaviare y otros departamentos. Al lado del campesino cocalero trabaja una importante masa de
“raspachines” (jornaleros o proletarios del campo) que en gran medida, constituyen la avanzada
principal de las movilizaciones y protestas (como se pudo observar en el pasado paro del Catatumbo).

Estos campesinos medios (y algunos que ya son ricos) están interesados en legalizar sus fincas y
por ello, la consigna de las zonas de reserva campesina les es atractiva. Así, en primer lugar
esté el tema de la sustitución de los cultivos cocaleros, les interesa que el Estado llegue a
esas zonas con obras de infraestructura y de servicios públicos (vías carreteables,
electrificación, agua potable, educación, salud, etc.). Son regiones en donde tradicionalmente ha
hecho presencia la guerrilla, cumpliendo funciones de Estado, regulando las relaciones sociales y
garantizando el orden público.

Es evidente que el Pliego de la MIA está muy bien trabajado. Recoge en su contenido puntos que
interesan a los productores agropecuarios como la necesidad de precios de sustentación para sus
productos, pero representa ante todo los intereses de colonos y campesinos pobres. Está allí
representada otra visión sobre el desarrollo agrario basado en la producción parcelaria
del pequeño productor, que está en contravía al desarrollo agro-exportador que se ha impuesto en
el país. Ese modelo agro-exportador ubica al campesino pobre y medio no como cultivador de
productos alimentarios sino como “socio” subordinado a los grandes proyectos productivos
dirigidos a la exportación.

Por otro lado están las comunidades indígenas, que tienen sus propias reivindicaciones. En esta
ocasión parece que los pueblos originarios no van a participar en el Paro Nacional Agrario. A pesar
que el Estado y el gobierno no les ha cumplido los acuerdos, en ésta ocasión las organizaciones que
los representan no tienen claro los objetivos del Paro, y dado que entre sus prioridades no está el
tema de la producción, no ven claro cómo podrían sacar adelante sus reivindicaciones relacionadas
con la defensa de su autonomía y la construcción de vida digna en sus territorios.

La situación es bastante compleja. Se puede prever que la participación de productores de café del
tradicional Eje Cafetero no va a ser tan masiva. La presión se hará más efectiva en el
sur-occidente colombiano. Falta ver la capacidad tanto de las “dignidades” como de las otras
organizaciones campesinas y agrarias para movilizar sus fuerzas.
Al no haber coordinado los pliegos, ni las formas de lucha, se corren riesgos de que se generen
situaciones conflictivas. Se pueden dar luchas internas por imponer dinámicas contrarias, y lo
más grave, que esa división y falta de coordinación lleve a que el gobierno utilice esas
circunstancias en su favor. Se pueden presentar actos de violencia (quemas de vehículos y otros)
al estilo de lo que acaba de ocurrir con el paro de los pequeños mineros, lo cual da motivo para
desgastar la lucha entre la opinión de la gente de las ciudades.

El desarrollo económico desigual y combinado en las regiones colombianas crea condiciones para que
se presenten estos fenómenos. Es claro que la dinámica compleja de la lucha de clases va a
obligar a que el objetivo de “soberanía nacional” se alimente con reivindicaciones populares que
están en el centro de las preocupaciones actuales. Es bueno recordar que mientras el gobierno acuerda
en La Habana un paquete de políticas para el “desarrollo rural integral”, paralelamente
pretende aprobar una ley para legalizar el acaparamiento de tierras y la “extranjerización de
territorios”.

Por ello, sería muy importante que la dirigencia de estos procesos organizativos, en medio de la
lucha y sobre la marcha, realicen todos los esfuerzos por coordinarse y presentar un único
frente de lucha ante el gobierno. Sería un paso adelante de carácter histórico.
1) Ver los pliegos en los siguientes sitios web:
Pliego de las “dignidades”:
http://www.nasaacin.org/index.php/informativo-nasaacin/3-newsflash/5992-el-19-de-agosto-todos-a-la-movilizacion-nacional-cafetera-y-agropecuaria ;
Pliego del CNA:
http://congresodelospueblos.org/index.php/pueblo-en-lucha/ultimas-noticias/49-ultimas-noticias/346-el-cna-convoca-al-paro-nacional-agrario-del-19-de-agosto ;
Pliego de la Mesa Nacional de Interlocución y
Acuerdo MIA:
http://www.cut.org.co/index.php?option=com_content&view=article&id=5145:pliego-nacional-de-peticiones-agropecuarias-y-populares&catid=34:comunicados&Itemid=190