Educación alternativa: el modelo indígena
En medio del debate sobre lo que se requiere del sistema educativo mexicano, comunidades autónomas zapatistas y una escuela primaria de Guerrero implementan un modelo de educación alternativa que está rindiendo frutos.
agosto 23, 2013
Mientras los maestros protestan y los diputados discuten sobre las leyes de la reforma educativa, en las comunidades autónomas zapatistas y en una escuela primaria de Xochistlahuaca, Guerrero, se están desarrollando modelos de educación indígena alternativos.
Los zapatistas organizaron prácticamente desde el inicio de su movimiento un sistema propio de educación a nivel primaria y secundaria. La tesis de doctorado de Bruno Baronnet (El Colegio de México y Universidad de París Sorbonne Nouvelle), publicada como libro en 2012 por Ediciones Abya Yala en Quito, Ecuador, con el título Autonomía y educación indígena. Las escuelas zapatistas de la Selva Lacandona de Chiapas, México, relata con detalle y analiza esta experiencia.
Muy en síntesis, explica que dentro de las escuelas del sistema educativo zapatista los alumnos estudian en su idioma materno y aprenden el español como segunda lengua. Además de enseñarles a leer y escribir, operaciones aritméticas y demás conocimientos básicos que se imparten en la primaria, los maestros, llamados “promotores de educación”, enseñan también cosas útiles para la vida cotidiana de las comunidades, relacionadas por ejemplo con la crianza de animales o el cultivo de la milpa. Los niños aprenden también sobre su historia, sus derechos y su cultura, así como los conocimientos tradicionales de sus comunidades.
Los maestros o promotores de educación son personas de las comunidades elegidos y vigilados por las mismas, que además los mantienen y solventan los gastos de las escuelas con apoyo que reciben de simpatizantes de los zapatistas, básicamente de otros países, pues no aceptan recursos gubernamentales. Los primeros promotores fueron capacitados por pedagogos y organizaciones de la sociedad civil y ahora son ellos mismos los que capacitan a otros. Los temarios de estudio son elaborados por los promotores en conjunto con las autoridades y las asambleas comunitarias. Los integrantes de la comunidad son quienes deciden además el calendario escolar, de acuerdo con las necesidades y costumbres de cada lugar, considerando aspectos como el ciclo agrícola.
Según comenta Baronnet en un artículosobre el tema, se han construido más de 500 escuelas y hay alrededor de mil 500 promotores de educación y se estima que más de 45 mil niños y jóvenes han estudiado en las escuelas zapatistas.
En Xochistlahuaca, Guerrero, un grupo de maestros encabezado por el profesor Bartolomé López Guzmán -quien estudió la licenciatura en educación indígena en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN)- y con apoyo de Jani Jordá Hernández, investigadora jubilada de la misma universidad, está implementando una nueva propuesta de educación indígena en la escuela El Porvenir.
Se enseña el español como segunda lengua a partir de la oralidad, es decir, los niños aprenden primero a hablarlo y posteriormente a leerlo y escribirlo. Mientras tanto aprenden a leer y escribir en amuzgo, su idioma materno, pues, según me explicó Bartolomé López, como ya lo hablan entienden lo que leen y entonces aprenden más fácil y posteriormente les cuesta menos trabajo el proceso de lectoescritura en español.
Enseñan historia y geografía amuzga; hablan de los héroes locales, de la historia del pueblo y de la vida cotidiana, sin descuidar la historia y geografía nacionales. Para ello elaboraron materiales en amuzgo, que son los que utilizan en el aula además de los libros de texto oficiales. Este sistema permite además que los niños valoren su lengua, su cultura y su identidad. Según López Guzmán, otras escuelas de la zona están comenzando a implementar esta propuesta educativa, aunque todavía predomina el sistema tradicional de enseñar en español y traducir al amuzgo.
Ojalá la SEP y los maestros tomaran en cuenta este tipo de iniciativas.
Sobre la autora:
Margarita Warnholtz Locht (la tlacuila) es etnóloga egresada de la ENAH. Trabajó muchos años con organizaciones indígenas en cuestiones de comunicación, entre otras, coordinó un proyecto de incorporación de organizaciones indígenas a internet a finales de los 90, proyecto con el cual se convirtió en fellow de Ashoka (red internacional de emprendedores sociales). En los últimos años se ha dedicado a difundir información de los pueblos indígenas en la prensa escrita, colaborando con diarios como Excélsior en 2006 y Milenio de 2007 a 2010.