“Visitamos lo más hermosísimo de lo hermoso de la vida”, Doña Fili, 80 años, pionera de la fundación de Santo Domingo, Coyoacán.
Ya en el camino un niño nos dio una bolsa con limas. En las noches silenciosas, los hermanos le están dando vida a otro mundo.
María de los Ángeles Castillo
Desinformémonos
A mí me toco ir al Caracol IV Morelia, Torbellino de Nuestras Palabras, comunidad Puebla Nueva. Ya en la madrugada nos dieron la bienvenida hombres, mujeres y niñas, fue un torbellino de palabras. Fueron muchos pensamientos que recordé en ese momento. Recordé a todos los que lucharon, para que en estos momentos y en ese lugar se lograra una sociedad nueva, con mejores condiciones de vida.
A los torturados en las cárceles clandestinas del campo militar número uno, las bayonetas marcando el pecho de los campesinos de Guerrero, los caídos en Chihuahua. Son muchos los que caminan con nosotros.
El cielo en la mañana en Morelia era limpio y se alternaba con la lluvia, nosotros en el desayuno. Después pozol, estudio y trabajo colectivo en el frijolar. Al regresar la comida y por las tardes conocer y palpar la autonomía.
En la microclínica que lleva el nombre Compañero Eligio y Compañero Horacio, se dan cursos a los promotores y promotoras de yerbas, para parteras, y hueseras. Visitamos la tiendita colectiva.
Visitamos lo más hermosísimo de lo hermoso de la vida, La Escuelita Autónoma Rubén Jaramillo, donde niños se presentaron para darnos la bienvenida, después fuimos al manantial donde nace el agua pero también nace la vida.
Ya en el camino un niño nos dio una bolsa con limas. En las noches silenciosas, los hermanos le están dando vida a otro mundo.
Yo siendo pequeña llegué a Coyoacán, después a Los Pedregales, a nuestro querido Santo Domingo, herencia que nos dejó el volcán Xitle, donde formamos nuestra colonia, donde trabajamos, así como le llaman los hermanos zapatistas el trabajo colectivo, todo fue hecho por hombres, mujeres y niños.
Recuerdo mucho al ir a La Escuelita, que fue volver a vivir el trabajo en la colonia cuando la construimos. Nuestra colonia recibió a los hermanos zapatistas cuando ellos vinieron, en la consulta hubo mucha participación. De alguna manera estamos muy cercanos a ellos. Y el ir allá a las escuelitas, sí nos recordó nuestro trabajo colectivo en la colonia.
Un compañero base de apoyo nos platicó de las ciudades rurales, que son programas del mal gobierno. En nuestra colonia también hace mucho quisieron hacernos casitas, en ese tiempo se llamaba el programa FIDEURVE, unas casitas muy pequeñas, y donde los colonos dijeron que no querían “pichoneras”, no querían “palomares”, uno más de los proyectos para acaparar la tierra y hacernos una casa como caja de zapatos.
Aprendimos una solidaridad diferente, y sobre todo del trabajo autónomo. Fuimos a un frijolar, otros a las milpas y así cada quien le dio opción a su experiencia de trabajo. Lo que tenemos que borrarnos de la cabeza es que somos analfabetas, aprendimos mucho. Fueron hermanos estudiantes e intelectuales y también agarraron el azadón y acarrearon leña. Nos dimos cuenta que todos tenemos un compromiso y que hay que bajarle a la soberbia y caminar entre todos a la autonomía en nuestro país.
Gracias a la comisión Sexta del EZLN, a la coordinación de la Escuelita Zapatista por la libertad. Gracias a las mujeres, hombres y niños y ancianos del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. Gracias por ir a cada uno de nuestros lugares nacionales e internacionales para hacer el camino y que nosotros pudiéramos llegar como estudiantes en el curso del primer nivel de la “La libertad según los y las zapatistas en el año 2013. Gracias a las juntas de buen gobierno, a los hermanos bases de apoyo zapatistas. Gracias a nuestros guardianes, Votanes que nos abrigaron, cuidaron y alimentaron y gracias a los compañeros del CIDECI.