Brigadas autónomas contra los incendios en Jalisco
Después de los incendios provocados, viene el cambio de uso de suelo de las áreas protegidas a unidades habitacionales. Los pobladores apuestan por la organización de brigadas para apagar los fuegos y reforestar el entorno.
Isaac Sánchez
Desinformémonos
Jalisco, México. Incendios provocados, disminución de la infiltración de agua, inundaciones, contaminación del aire y enfermedades respiratorias y cardiovasculares, son algunos de los daños causados por la complicidad de los tres niveles del gobierno y las empresas capitalistas, que ambicionan los bosques de Jalisco para desarrollos residenciales. Los pueblos y organizaciones sociales apuestan por la auto organización para detener las estrategias de despojo del territorio.
Diferentes colectivos y comunidades de Zapopan, Tlajomulco, el Salto, Juanacatlán, Guadalajara y Ciudad Guzmán, en Jalisco, denuncian y resisten la depredación de sus territorios a manos de diversos empresarios cuyos intereses se ven beneficiados con los incendios: los empresarios del desarrollo inmobiliario, de la industria maderera, de los monocultivos (aguacateros), los proyectos y la obra pública (carreteras, macro-libramientos) y la industria del turismo, señalaron en conferencia de prensa.
La complicidad del mal gobierno no solo se da a través de la impunidad y la incapacidad de impartir justicia, sino también desde el ámbito legislativo, con la llegada de las Áreas Naturales Protegidas y también, como denuncian colectivos de Jalisco, con la falta de respuesta de las autoridades a los incendios denunciados por los vecinos y habitantes de estos territorios. Un vecino señaló: “Algún agente del capital prende el fuego en lugares y horas premeditadas, y el gobierno (federal, estatal o municipal) no acude a tiempo, a pesar de las voces de alarma social. Y cuando lo hace, manda a sus brigadas contra incendios prácticamente con las manos vacías a combatir el fuego”.
En los registros realizados por los mismos habitantes de los territorios bajo asedio, se da cuenta de cómo los bosques deliberadamente incendiados durante este año son parte de cuatro Áreas Naturales Protegidas en el estado: el Parque Nacional Nevado de Colima, el Área de protección hidrológica Cerro Viejo, Chupinaya, los Sabios y el Área Natural Protegida de la Barranca del Río Santiago, además del Área de Protección Hidrológica del Bosque El Nixticuil, San Esteban y el Diente. Estas áreas, al mismo tiempo, tienen un alto valor en el mercado inmobiliario, y luego del incendio viene el cambio de uso de suelo.
En particular, el caso denunciado por el Comité Agua y Vida de Tlajomulco de Zuñiga aporta un ejemplo claro de la complicidad, por acción y omisión, del gobierno municipal, estatal y federal en Jalisco. Durante las casi cuatro semanas que duró el incendio en el cerro de Totoltepec en abril y mayo de 2013, señala un habitante, “nunca vimos ningún tipo de acciones de combate por parte de las dependencias responsables de su control, como son las brigadas de protección civil, dependientes del municipio y del nivel estatal; como tampoco, de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR)”.
Las áreas que fueron incendiadas en Tlajomulco y en el Bosque El Nixticuil en Zapopan, responden directamente al avance o intentos de invasión por el capital inmobiliario. El incendio en Totoltepec se dio en las inmediaciones del fraccionamiento “Sendero de Monteverde”, en construcción y constante ampliación desde 2008. En el caso del bosque zapopano, estos incendios provocados se pueden atribuir a los intereses de Consorcio GIG, GVA y Tierra y Armonía, quienes pretenden construir el fraccionamiento “Sendas Residencial”, antes llamado “Mirasierra de Zapopan”.
Mientras tanto, el macro-libramiento, un megaproyecto que pretende construir el grupo empresarial CARSO, asedia a los vecinos de El Salto, Juanacatlán y Tlajomulco de Zúñiga. Amenaza a las Áreas Naturales Protegidas. En Juanacatlán y El Salto, el bosque’El Papantón, el Cerro de El Filo, el Taray y el Cerro del Molino se encuentran amenazados por la deforestación, por los incendios, “por los avaros y corruptos”, como denuncia el Grupo Ecologista El Roble, de Juanacatlán.
La situación del despojo de los bosques mediante incendios no solamente atañe a los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara y no sólo se da por el interés inmobiliario. Por el contrario, los incendios como estrategia de despojo para los cambios de uso de suelo se dan en todo el estado de Jalisco.
En el sur, en el llamado bosque de niebla del Parque Nacional Nevado de Colima, y particularmente en las áreas de Fresnito y Huescalapa, se provocó un incendio que afectó a más de mil hectáreas. Se presume que este incendio fue causado para expandir el cultivo de aguacate en la región, cuya producción financia y es financiada con la deforestación.
Autonomía para detener el saqueo
“Ellos, los dueños del dinero y de la acumulación capitalista, en esta etapa, pretenden extraer la última gota de savia fecunda de la naturaleza que pone en riesgo la desaparición de pueblos y personas, mediante la explotación infame de su fuerza de trabajo”.
Comité Agua y Vida, Tlajomulco de Zuñiga.
Los colectivos organizados en la defensa de estos territorios de los incendios y la invasión del capital no tienen interés en presionar al gobierno para que cumpla sus tareas. Trasladan sus esfuerzos en luchar por la vida de los bosques, del territorio y de ellos mismos mediante la construcción de procesos de autonomía y autogestión.
En la Barranca del Río Santiago, los pueblos y comunidades defienden su territorio mediante la convivencia con él. En palabras de la comunidad indígena de Ixcatán, “nuestros pueblos practican de manera cotidiana la reforestación a través de la colocación de postes de árboles que se reproducen por estaca, como las seis variedades de copal, las seis variedades de ciruelo, el cuachalalate, la clavellina y el texcalame, entre otros. Se construyen barreras vivas con xocuixtle (cocuixtle) y nopal, se hacen cercos de piedra, se fabrican en laderas terrazas, renovamos nuestros huertos de ciruelo, guamúchil y guaje. No le prendemos súbita y descaradamente al monte, y si un accidente ocurre, nos empeñamos en apagar hasta la última brasa, porque sabemos que de ahí nos cobra la naturaleza y pone en vilo nuestra existencia”, declaró uno de sus pobladores.
Por otra parte, el Comité Salvabosque en Defensa del Nixticuil, celebra ya el sexto aniversario del inicio de la Brigada Comunitaria El Nixticuil, que año con año defiende el territorio combatiendo los incendios forestales. Esta labor involucró un proceso de auto-formación en la extinción de fuegos, así como el trabajo de reforestación y cuidado del entorno. Según los registros del colectivo, los incendios y su magnitud han disminuido en el transcurso de estos seis años debido a las acciones comunitarias.
Los colectivos y comunidades de la Zona Metropolitana de Guadalajara y sur de Jalisco apuestan su resistencia a la construcción de autonomía. ¿Cómo entender la defensa de la vida y los bosques de esta manera? Enrique Enciso, de Un Salto de Vida, lo explicó en su artículo Juanacatlán: ‘Sin nombre’, publicado en Desinformémonos, donde explica que “la conservación que se promueve desde las secretarías oculta la verdadera pesadilla de los estados, que son los bienes comunes y la auto organización. Poco podrán hacer biólogos, técnicos y los mejores profesionales, para recuperar el rostro perdido de una sociedad en paz con su entorno, si su método de conservación va separado de la vida social. Sólo nos queda contar con nosotros mismos frente a esta encrucijada, y aprovechar cualquier oportunidad para poner freno a esta cultura del desierto”.
El Estado tiene como respuesta la represión
Durante la conferencia de prensa, se denunció que la respuesta del Estado es la represión y el hostigamiento. Se mencionó el reciente caso de la detención y tortura de Gaudencio Mancilla, representante del Consejo de Mayores de la comunidad nahua de Ayotitlán, y la desaparición, el año pasado, de Celedonio Monroy, indígena nahua de la misma comunidad.
Desde el Comité Salvabosque pensamos que los incendios también son represión a nosotros y a nuestra brigada comunitaria. Decidimos estar alerta a los incendios. Los incendiarios no respetan fechas, horas y no tienen limitación al momento de prender fuego en el bosque; nosotros tenemos que resistir y defender el bosque sin importar. No esperemos a que nos pongan una golpiza o nos agredan directamente. Esto ya es represión, pues nos están despojando de nuestro territorio. Los colectivos registramos 6 mil hectáreas boscosas que han sido arrasadas para negocios capitalistas.
Publicado el 23 de septiembre de 2013.