Chile: Elecciones presidenciales. ¿Hay algo en juego?

Veremos al final del día de hoy



Por el Profesor J

Bachelet ya tuvo su gobierno y lo hizo aplicando la ley antiterrorista contra el pueblo mapuche. Su conglomerado, el bloque neoliberal de la Concertación, que hoy se llama Nueva Mayoría, o Nueva Pillería como lo han bautizado, ha gobernado el proceso de adaptación a la vida civil de un país destrozado por las balas y la tortura asegurando uno de los mayores índices de ganancia capitalista a nivel mundial, lo que valió la llegada de fuertes inversiones y el apoyo de algunos de los principales conglomerados familiares económico-industrial-financieros del país, casi todos con apellidos italianos o alemanes y con bases logísticas, infraestructurales y depredador-extractivista en territorio mapuche, además de un rígido entramado de empresas que van desde la minería en el norte, las forestales en el sur, las salmoneras más al sur, las pesqueras, grandes supermercados, en fin, llegando a la venta de condones y pastillas de menta en las salidas del metro. Una red que ahoga permitiendo pequeñas entradas de aire para hacer creer que vivimos.

El mismo modelo ha sido sabiamente aplicado en otros países por agrupaciones políticas, ya no más los viejos partidos, que están sumamente desprestigiados, que se definen del campo de la izquierda, como el kirchnerismo argentino, el petismo brasileño, el masismo boliviano, el correismo ecuatoriano, el orteguismo nicaragüense y otros más, lo que ha influido hacia Chile en la aproximación del Partido Comunista a la bolsa de gatos del bloque bacheletista, lo que ha permitido imagen izquierdista al bloque e imagen de traidor al PC, trayendo como consecuencia una serie de candidaturas que se reivindican de «izquierda», lo que parece bastante dudoso, ya que Marcel Claude había colaborado con la dictadura militar y toda su trayectoria ha sido de ONGs, es decir, de funcionario del asistencialismo y paternalismo del capital financiero internacional. Roxana Miranda viene del estalinismo y su experiencia política deviene de dirigente del movimiento de pobladores de un sector del Andha (deudores hipotecarios) que sufrió la penetración del partido fascista Udi, acostumbrada al estilo de burocracia autoritaria, efectivamente estuvo a la cabeza de importante movilizaciones negándose sistemáticamente a permitir el desarrollo de capacidades propias de los pobladores para instalar formas de vida comunitaria y autogestionaria en los barrios y localidades, persiguiendo o sometiendo a quienes lo proponían o comenzaban a hacerlo. Su alianza principal fue con el grupo proveniente de la Surda, los autonomistas, con q uienes los ex-PC formaron el Partido igualdad, y conocidos por ser los principales enemigos de la autonomía social, ya que adscriben al modelo Harnecker de supeditación de la «izquierda social» a la «izquierda política». La principal diferencia entre Miranda y Claude radica en que tras ella cierran filas grupos y personas de poblaciones y estudiantes menos acomodados, en tanto detrás de Claude se inscribe la pequeña burguesía iluminista vanguardista, como algunas agrupaciones troskistas, socialistas de izquierda, plataformistas de la Organización Comunista Libertaria, que se acaba de quebrar y dividir nuevamente, y estudiantes de la UNE, formados políticamente a la zaga de las ideas del historiador Gabriel Salazar, figura intelectual errática de la fauna política chilena que utiliza el discurso más avanzado posible para obtener los peores resultados en términos de desarrollo de capacidades reales de cambio.

No hablamos de la derecha representada por Mathei, Jocelyn-Holt, Israel y Parisi, que no merecen análisis, sino puramente palos, ya que su discurso, experiencias y propuestas se asientan solamente en reforzar los mecanismo dogmáticos y conservadores del modelo, sin aceptar la propuesta concertacionista de colocarse máscara de «popular» mediante la hoz y el martillo de la policía roja que atacó a golpes a la madre de un mapuche asesinado que arrojaba pintura a la manifestación de la candidata presidencial que mató a su hijo. Eso no se hace, dicen ellos, venir a cuestionar a nuestra líder, que defendemos a brazo partido, o diente partido, o partido.

Los únicos que valen la pena analizar son el candidato ecologista Pfer y el candidato progresista Marco Enríquez. El primero es un recién llegado, desconocido total, que ha ido ganando en imagen debido a su fuerte postura a favor de la naturaleza, la interacción con lo humano, el reciclaje, lo sustentable, etc. Cosas que nunca se habían escuchado y menos en debates a nivel presidencial. Escucharlo ha sido una notable escuela que sin duda contribuye fuertemente a la elevación de la conciencia del respeto e interacción con la madre tierra. Sólo que ninguna de sus propuestas pueden ser aplicadas por la población, ya que no consiguió ni pretendió hacerlo, relacionar esas reflexiones con el mundo de la vida y las localidades, con las formas de vida comunitaria y autogestión económica generalizada, incluyendo servicios, sino insistiendo en que para aplicar esas bondades, habría que votar él e instalarlo a la cabeza a administrar la superestructura estatal, esto es, sembrando la desconfianza a las fuerzas propias de la gente, de la potencia de los vecinos.

Por ello hay que extraer de ese candidato lo que sirve y traducirlo en lenguaje y actos de cotidianeidad, no de espera a que la normatividad estatal lo diga y lo imponga.

Lo mismo respecto de Marco, su eventual administración estatal no podrá superponerse por encima de las necesidades y decisiones de los de abajo en cada barrio y comuna de los territorios controlados por el estado chileno. Podrá hacer algunos buenos cambios por arriba y en las propuestas legislativas que serán torpedeadas por los parlamentarios y amenazadas por los militares. El éxito de su gobierno pasará por la distancia que tome la población de las estructuras estatales y se pueda avanzar horizontalmente en todas partes hacia la autonomía comunitaria de localidades y la autogestión generalizada y él verá si hace como Allende intentando poner camisa de fuerza a la dinámica social o si coloca la estructura institucional en apoyo al avance desde abajo, pero eso significa autonomía total en las poblaciones, centros de trabajo y campo, pues no faltará quien se vea tentado por escucharlo a él primero, cuando debe ser al contrario, él tendrá que escuchar las definiciones que se vayan haciendo desde la potencia social desplegada. Se metió en ese berenjenal, pues que apechugue y no empiece a poner ministros militares cuando las cosas aprieten. Ello significa que hay que poner el énfasis en la construcción de la autonomía comunitaria de localidades y barrios antes que en el voto.

De esa manera, los cuatro candidatos que disputan los dos primeros lugares, ya que el resto va a quedar demasiado atrás para hacerlo, son Mathei, Bachelet, Parisi y Marco. Bachelet pasa con toda seguridad a la segunda vuelta, de modo que la batalla electoral va a estar entre los otros tres para asegurar el segundo puesto.

De esos tres, ni Mathei ni Parisi pueden disputar con Bachelet en la recta final, por lo que se trataría de un juego de cartas marcadas. Eso es lo que espera el sistema, arrasar con esos dos y gobernar en pleno esplendor con la gran triunfadora. El miedo del sistema es que gane el segundo lugar Marcos, el díscolo, que no es amenaza para el capital, ya que tiene que utilizarlo, sino que es el único de los cuatro primeros que no va a tener la sed y el hambre de la represión cuando se movilice la gente y el año que viene habrá que movilizarse por todos lados, ya que los beneficios y derechos que faltan no van a depender de la presidencia, sino del capital. Mathei, Pariso y Bachelet ya tienen su opción en la lucha que viene, firmemente junto al capital contra la población. A Marco lo vamos a poner a prueba y tendrá que definirse en plazo corto.

Sólo Marco puede derrotar a Bachelet en la segunda vuelta, ya que tiene votación transversal, vendrán de todas partes a votarlo con la ilusión y la esperanza de que la gorda no estará por segunda vez de capitán del barco lo que no ocurre con el resto, de manera que habrá que prender velas y tocar madera para que alcance el segundo lugar.

Bachelet sabe que gana a Mathei y a Parisi, pero tiene serias dudas de que pueda ganarle a Marco, por eso no quiere segunda vuelta por nada en el mundo. Prefiere ir a la segura con los que ya están derrotados de antemano.

Por mi parte hoy no votaré, pero estaré atento para ver si Marco pasa al balotaje para ir a estampar mi voto contra el bacheletismo.

Abrazos
Profesor J