En Bolivia los indígenas siempre buscaron el autogobierno

Historiador norteamericano antimperialista analiza la contingencia indígena en Bolivia y Colombia



Forrest Hylton: En Bolivia, los indígenas siempre buscaron el ‘autogobierno’

La Razón (Edición Impresa) / Iván Bustillos / La Paz
08 de diciembre de 2013

Nunca está de más la mirada de otros sobre nuestra historia. Forrest Hylton, un historiador “gringo” ligado al país desde hace al menos 14 años, propone nuevas lecturas de la Guerra Federal de 1899, de la insurgencia indígena, en general, incluso de la de hoy. Para bien o para mal, según quién vea, lo que hace diferente a lo indígena boliviano, afirma, es su inveterada aspiración al autogobierno; ser indígena, en últimas, sobre todo es un impulso político antes que cultural, insiste.

— Un tema fuerte en la historiografía boliviana es la autonomía indígena, sobre todo hoy día.

— Ha habido un proceso político desde los años 70, de concientización y formación de la identidad indígena, es decir, que muchas personas que en el pasado no hubieran querido asociarse con lo indígena, hoy en día lo hacen con mucho orgullo. Además, los derechos de los indígenas ahora están plasmados en una nueva Constitución; eso cambia el escenario de manera dramática. Yo comencé estudiando el levantamiento de 1927 en Chayanta. Lo que me llamó la atención de esto fue cómo ciertas comunidades indígenas del sur, alrededor de Chuquisaca y Potosí, en el propio levantamiento conformaron sus propios gobiernos en el ámbito local; y en eso consistía el levantamiento, el autogobierno indígena, un tema que va ligado siempre a la tenencia de la tierra.

— Una cosa que sin duda encontramos hoy mismo.

— Para entender a este nuevo Estado Plurinacional, que incluye a las poblaciones indígenas, pienso yo, habría que entender ese otro Estado, que los excluyó; porque esa demanda de autogobierno indígena, histórica en el siglo XXI, por fin llega a los niveles de poder estatal. Claro, no podemos hablar de un matrimonio enteramente feliz entre este nuevo Estado y la demanda histórica de autogobierno indígena, pero es el primer Estado boliviano en reconocer ese tipo de demanda.

— En la relación Estado-indígenas usted habla de ciertos paternalismos también.

— En la Guerra Federal de 1899, los mismos indígenas hablaban del “Tata Pando”. José Manuel Pando era el criollo que terminó siendo presidente y él los excluyó por completo; pero (los indígenas) tenían la esperanza de que con el “Tata Pando” iban a tener su propio gobierno, iban a recuperar sus tierras usurpadas. Hoy, en el nuevo Estado Plurinacional de Bolivia, sería ingenuo, pienso yo, llegar a la conclusión de que ese paternalismo del pasado se ha acabado por completo, porque el Estado es producto de la historia, y por más que uno quiera comenzar desde cero, siempre comienza con lo que hay…

— Es la inevitable herencia por ambos lados, digamos…

— Es la herencia y por supuesto que ha habido cambios muy importantes en cuanto a los derechos de los ciudadanos, pero también se ve actitudes paternalistas de parte del Estado frente a los movimientos indígenas en distintas coyunturas; podemos hablar de cambios dentro de cierta continuidad y seguramente acabar con ese paternalismo estatista va a ser un proceso largo.

— Pero estamos en los tiempos del MAS, del “gobierno de los movimientos sociales”, de los indígenas.

— Es algo que no termino de entender desde la distancia de EEUU; es un tema complejo, pasa por las autonomías (indígenas), pero también pasa por la representación política. ¿Va a haber representación política que no sea la representación del partido o el partido va a lograr más o menos monopolizar la representación política? Creo que esa es la pregunta. Cuando hablamos del MAS y los movimientos indígenas creo que estamos hablando de una articulación difícil, no exenta de tensiones; pero la actitud del nuevo Estado masista ha sido muy distinta a lo que eran las actitudes del Estado boliviano frente a los pueblos indígenas.

— No sé si se enteró de la sorpresa del Censo 2011: si los indígenas en 2001 eran el 62%, ahora son el 41%.

— Yo no sabría explicar ese cambio, es algo que habría que estudiar. Lo que se me ocurre es que como en el nuevo Estado Plurinacional, a la vez que le da cierto espacio a temas indígenas que antes no existían, precisamente por ser mucho más incluyente el Estado, puede ser que esa identificación indígena no sea tan fuerte como antes, frente a ese Estado neoliberal netamente excluyente. Pero es una hipótesis inicial.

— En todo caso, esto de la identificación parece nomás un tema político, no de color de piel y eso…

— Eso es lo que habría que destacar. Precisamente, cuando hablamos de identidad indígena no estamos hablando de una cosa biológica o incluso sólo de una cosa cultural, estamos hablando de una cosa en primer lugar política. Yo creo que para explicar la diferencia entre el censo de principios de siglo XXI y el último habría que estudiar realmente todos esos procesos políticos con relación a la formación de la identidad.

— Usted ha estudiado también la realidad colombiana.

— He estudiado Colombia por muchos años, y para mí Bolivia y Colombia han sido como luna y sol hasta cierto punto; Bolivia es un país de esperanza, de los países en el mundo donde la participación de la gente en la política ayuda a pensar que el cambio sí es posible. Otro caso muy distinto es Colombia, donde el modelo norteamericano ni se cuestiona, es un país sometido a las prioridades geoestratégicas y militares de EEUU. Es un país que lleva 60 años en guerra; ahora estamos en una nueva coyuntura, donde por primera vez en mucho tiempo se vislumbra la posibilidad de la paz entre las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el Gobierno. El problema es que incluso con una paz sólida, duradera con las FARC, la guerra en Colombia no termina con eso, porque la guerra allí en realidad se traduce en muchas guerras, por territorio, por rutas del narcotráfico, por negocios ilícitos de toda clase. Lo que yo veo es que en Colombia el pueblo nunca ha logrado ejercer control social sobre sus élites o sobre el Estado, mientras que en Bolivia, en distintas coyunturas ha logrado, aunque sea brevemente, cierto control de parte de la población sobre sus gobernantes y eso para mí viene precisamente de la fortaleza de la comunidad indígena y esas demandas de autogobierno.

— ¿Y los indígenas en Colombia?

— Están muy aislados porque son menos del 2% de la población. Sin embargo, su movilización tiene una importancia “desproporcionada”, porque en Colombia, como en EEUU, no hay mucha movilización social, y si hay, generalmente viene del campo. Cualquier movimiento social importante desde abajo en Colombia va a tener a los grupos indígenas como vanguardia, porque son los únicos grupos capaces de articular realmente una visión distinta de lo que podría ser el país, yo diría mucho más avanzados que las FARC en su concepto de lo que podría ser una nación, por ejemplo.

— “Estado Plurinacional”, por lo que usted conoce, ¿qué de novedoso trae?

— Creo que es demasiado pronto para saber porque todo es tan novedoso que todavía no sabemos hasta dónde va a llegar y cuáles van a ser las respuestas de la población frente a las limitaciones que podría tener. En Ecuador el tema de lo plurinacional también es algo muy importante.

— Aquí casi es una consigna: Bolivia nunca más sin los indígenas.

— Creo que es imposible imaginar un retorno a lo que era la exclusión de antes porque los derechos de los ciudadanos, independientemente de su etnicidad, color o género, están más bien consolidándose dentro de este Estado Plurinacional; sí podemos hablar de derechos cívicos que antes no existían y que van a ser difíciles de revertir, quienes los han adquirido no creo que vayan a dejar que alguien venga a quitárselos.

— ¿Algún proyecto?

— Sí, estamos pensando en la posibilidad de hacer algún documental sobre la memoria histórica de la Guerra Federal en la tradición oral de los pueblos que vivieron esa historia.

— ¿Se puede hacer? La Guerra Federal ha sido en 1899…

— ¿Será que la gente se acuerda todavía? No sabemos de antemano, pero en el caso de la Guajira en Colombia, territorio wayúu, donde los wuayús ejercen su soberanía y su ley, hemos hecho un documental sobre la memoria histórica de las luchas indígenas contra los españoles en el siglo XVIII y salió porque se guarda esa memoria dentro lo que son los clanes wuayúu como un patrimonio; entonces tal vez no sea tan diferente aquí.

Perfil

Nombre: Forrest Hylton

Nació: 12-01-1971

Profesión: Doctor en Historia Latinoamericana

Cargo: Docente en la Universidad de Harvard

Carrera

Enseña Historia y Literatura Latinoamericana en Harvard; fue profesor asociado de Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia). Su tesis de maestría sobre el levantamiento de Chayanta de 1927 fue publicada en “Ya es otro tiempo el presente: Cuatro momentos de insurgencia indígena” (Muela del Diablo, 2003).